} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: REFLEXIONES Y MEDITACIONES III

martes, 30 de junio de 2015

REFLEXIONES Y MEDITACIONES III



La iglesia está compuesta por muchas personas con una variedad de dones y habilidades. Cristo y su Iglesia forman un cuerpo, como Cabeza y miembros. Los cristianos nacidos de nuevo somos los miembros de este cuerpo por el bautismo del Espíritu Santo y el testimonio publico por el bautismo en agua por inmersión. El rito externo es de institución divina; es signo del nuevo nacimiento y, por tanto, es llamado lavamiento de la regeneración. Pero es por el Espíritu, sólo por la renovación del Espíritu Santo, que somos hechos miembros del cuerpo de Cristo. Por la comunión con Cristo en la cena del Señor, somos fortalecidos, no por beber el vino, sino por beber un mismo Espíritu.
Cada miembro tiene su forma, lugar y uso. El de menos honra es parte del cuerpo. Debe haber diversidad de miembros en el cuerpo. Así, los miembros de Cristo tienen diferentes poderes y distintas posiciones. Debemos cumplir los deberes sin quejarnos ni pelear con los demás. Todos los miembros del cuerpo son útiles y necesarios unos para otros. Tampoco hay un miembro del cuerpo de Cristo que no deba ni pueda ser de provecho a sus miembros. Como en el cuerpo natural del hombre, los miembros deben estar estrechamente unidos por los lazos más fuertes del amor; el bien del todo debe ser el objetivo de todos. Todos los cristianos dependemos unos de otros; cada uno tiene que esperar y recibir la ayuda de los demás. Entonces, tengamos más del espíritu de unidad en nuestra fe.
Es muy fácil que esas diferencias dividan a las personas, como fue el caso en Corinto. Pero más allá de las diferencias, todos los creyentes tienen una cosa en común: fe en Cristo. En esta verdad esencial la iglesia halla su unidad. Todos los creyentes son bautizados por el Espíritu Santo, forman parte de un cuerpo de creyentes, la iglesia. No perdemos nuestra identidad personal sino que poseemos una unidad en Cristo a pesar de seguir siendo individuos. Cuando una persona se hace cristiana, el Espíritu Santo hace en ella su residencia y viene a nacer dentro de la familia de Dios. "A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" significa que el mismo Espíritu Santo llena completamente nuestro profundo ser. Como miembros de la familia de Dios, podemos tener intereses diversos así como también dones diferentes, sin dejar de tener una misma meta. La unidad, no la invariable uniformidad es la regla que sigue la ley de Dios en el mundo de la gracia, así como en el de la naturaleza. Así como los varios miembros del cuerpo componen un todo orgánico así aquellos que tienen diferentes dones espirituales componen un todo orgánico, espiritual, el cuerpo de Cristo, en el cual todos son bautizados en un mismo Espíritu. 
No hay espacio para la arrogancia, ni necesidad de sentirse inferior en el cuerpo de Cristo, porque cada individuo desempeña un papel esencial en su funcionamiento.
Es en Cristo en quien tenemos esperanza todos los creyentes, y un cielo en el que todos esperamos; por tanto, deberíamos ser de un solo corazón. Todos tenemos una fe en su Autor, naturaleza y poder. Todos nosotros creemos lo mismo en cuanto a las grandes verdades de la fe; todos nosotros hemos sido recibidos en la Iglesia por un bautismo con agua en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo como signo de la regeneración. En todos los creyentes habita Dios Padre como en su santo templo, por su Espíritu y gracia especial.
La unidad no aparece por sí sola, hay que trabajar para lograrla. Muchas veces las diferencias que existen entre las personas, pueden conducir a la división; esto no necesariamente tiene que ser así en la iglesia. En lugar de concentrarnos en lo que nos divide, debiéramos recordar qué nos une: ¡un cuerpo, un Espíritu, una misma esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios! ¿Sé apreciar las personas diferentes a mí? ¿Soy capaz de ver cómo los dones y puntos de vista distintos pueden contribuir a que la iglesia cumpla con la obra de Dios? Aprendamos a disfrutar cómo los miembros del cuerpo de Cristo nos complementamos unos a otros.
En cosas esenciales, la unidad; en cuestiones dudosas, la libertad; en todas las cosas, la caridad. La verdad es la cosa de primera importancia: los que llegan a la verdad, finalmente llegarán a la unidad, porque la verdad es una. Los que buscan la unidad como la cosa de primera importancia, podrán sacrificando la misma alma.
El pacto que Dios estableció entre Adán y Eva es un vínculo perpetuo, pero que Satanás desde el principio , se ha encargado de sabotear por medio de los sentidos naturales.
El pecado produjo en el género humano una merma en sus defensas frente al virus de los celos que una vez inoculado corroe uno de los pilares fundamentales, la confianza.
Mi juventud la pasé buscando el "amor platónico"; el amor "ideal". No veía con buenos ojos como los jóvenes de mi edad se entregaban sin desenfreno y no entendía como las chicas no se daban a respetar. 
Aquí en Maceda en los años 77 al 82 el ambiente juvenil estaba marcado por la fama de las "chicas de las monjas". Un colegio donde las chicas de varias provincias, sobre todo León y Asturias, estaban en régimen de internado. Este colegio esta situado a escasos metros de la casa de mis padres, y desde muy niño tenia permiso para entrar.
Las chicas atraían mucha juventud y los dueños de las dos discotecas aprovecharon este filón al máximo, permitiendoles el acceso casi gratuito, ya que donde estaban ellas allí había negocio.
Mi relación con el sexo opuesto se limitaba a un "hola y adiós". Tener una hermana menor me hizo responsable y con la misma pregunta de siempre " ¿Te gustaría abusaran de tu hermana?, marcada en mi mente, andaba ausente de la realidad. La disciplina de los Paules y mi auto disciplina marcaron mi estilo de vida hasta los 21 años.
Después de descubrir aquel tosco tronco bajo el manto de aquella imagen de la virgen en el Santuario de los Milagros, se rompió el espejo que me impedía recibir la luz y ver con claridad la aberración idolátrica satánica de adorar lo que hace la mano del hombre, entonces traté de buscar "novia". Pero las malas lenguas se encargaron de mal interpretar los solidos ideales sobre el amor. Incluso alguna joven llegó a molestarle la tratara con respeto y no se le ocurrió mejor venganza que hacer llegar a oídos de mis padres que su hijo "no tenia lo que había que tener" para salir con una chica. 
Preguntadme como está hoy esa mujer, os diré que los pecados se cobran la factura y el pago no se hace esperar; el fruto está siempre podrido hasta que sale a relucir.
Ni que decir tiene que el ambiente que generó aquella chica por el pueblo se reflejaba en las miradas y sonrisas. Y aquellos que si eran homosexuales comenzaron a rondarme como moscones. Del mismo modo, a manotazos, tuve que espantar a más de uno. 
Tuve que dejar de acudir a las piscinas del pueblo e irme a las de Baños de Molgas; o andando o en bici allá me iba. Fue alli como aquél 17 de julio de 1982 conocí "por casualidad" una joven con unos ojos y una mirada tan bonita que me dejaron desarmado. Estaba escribiendo " mis memorias" y me distrajo una risa, una voz.
Fue volverme y sentir de pronto un vuelco en el corazón, como si una vocecilla me dijera: " aquí la tienes, haber que haces". Dejé de escribir y la observé, miré y remire. Mi primera novia y esposa. (Bueno os remito a mi blog, allí encontrareis el resto de la historia) 
A lo que iba antes de enrollarme, es que cuanto más confíes en Dios y más te respetes a ti mismo podrás tener la empatia para estar frente a tu "ayuda idónea". La convivencia produce el conocimiento del carácter y las actitudes definen el comportamiento y la vida marital. No abras puertas que no puedas cerrar, ni permitas que tus sentidos dominen tu mente. La permisividad y la falta de dominio propio sin los mayores traidores del hombre. No consientas en ver lo que tus ojos buscan.
¿Cuantos hombres y mujeres están atrapados en la pornografía? Comenzaron por el erotismo para socavar sus defensas; una vez derribada la fortaleza se cuela el enemigo con todo su arsenal. Para desalojarlo solo un poder superior es capaz. Solo la Sangre de Cristo puede limpiarte de ese pecado, pero de ti y de un clic, depende caer de nuevo esclavo del pecado. Nadie tiene excusa para decir no puedo salir de esto o salir de aquello. Perdón. Aclaro. Nadie que sea nacido de nuevo puede seguir esclavo o esclava del pecado, y si continúa es porque no cerro esa puerta que abrió. La falta de obediencia o el desconocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia no son excusa para continuar en pecado. Conoce al Señor y su Palabra; pide sabiduría y ayuda para obedecerle y verás como las puertas que abriste en tu pasado podrás cerrarlas. Dios no te dijo que abrieras la puerta de la fornicación, del alcohol, de la droga, del ocultismo, del adulterio, de la pornografia etc. Lo que hayas abierto cierralo para siempre, y tira la llave donde no puedas encontrarla. Si Satanás te recuerda el pasado de tu vida, recuerdale tú cual será su futuro: el infierno.
Hoy veo por mis sobrinos de ventitantos, que se han ido a "vivir juntos" sin papeles, dicen que para qué, que no son necesarios. Varias veces les he dicho que si un papel no es importante, les vendo una parcela sin documento de compra y venta y ya está, total para que un papel...
Sólo hay una puerta por la que debes pasar. Esa Puerta es Cristo; Jesús es el Camino y la Verdad y la Vida. 
Ven a conocer a Cristo. Te invito a que veas el programa NACER DE NOVO de la TVG los domingos de 9.15 a 9.30; o los veas en internet en la Web. También a través de TV2 en el programa BUENAS NOTICIAS. 
Allí encontraras respuesta a todas tus preguntas y te darás cuenta entonces por qué los cristianos nacidos de nuevo marcamos la diferencia.
Cuando hemos nacido de nuevo, entendemos que el reino de Cristo es espiritual, y no es de este mundo. El cristianismo no se mete en política como muchos aseveran; obliga a todos a obrar con justicia, pero el poder mundano no se fundamenta en la gracia del Evangelio de Jesús. La recompensa de los discípulos de Cristo es de otra naturaleza que las petsonas inconversas no pueden comprender.
La avaricia  es un pecado del cual tenemos que estar constantemente precavidos, porque la dicha y el consuelo no dependen de la riqueza de este mundo. Las cosas del mundo no satisfacen los deseos del alma, al contrario sólo producen preocupación. Aquí hay una parábola que muestra la necedad de los hombres carnales mientras viven, y su miseria cuando mueren. El carácter descrito es exactamente el de un hombre mundano prudente que no tiene gratitud hacia la providencia de Dios, ni un pensamiento recto sobre la incertidumbre de los asuntos humanos, el valor de su alma o la importancia de la eternidad. Erramos si pensamos que los pensamientos se pueden ocultar, y que los pensamientos son libres. 
Mientras más tengan los hombres, más confusión tienen. Las mentes carnales son necias; y llega el día en que Dios las llamará así. La muerte de tales personas es miserable en sí y terrible para ellos. Pedirán su alma. Él detesta separarse de sus bienes, pero Dios lo requerirá, requerirá una rendición de cuentas, lo requerirá como de alma culpable, para ser castigada sin demora. Necedad de la mayoría de los hombres es preocuparse y perseguir lo que es sólo para el cuerpo y para el tiempo, y no para el alma y para la eternidad.
La vida es más que bienes materiales, nuestra relación con Dios es mucho más importante. Jesús puso el dedo en la llaga. Cuando le llevamos problemas a Dios en oración, El hace casi siempre lo mismo, nos muestra cómo necesitamos cambiar y crecer en nuestra actitud hacia los problemas. Muchas veces esta no es la respuesta que buscamos, pero es más eficaz en ayudarnos a encontrar la mano de Dios en nuestras vidas.
Jesús dice que la buena vida no tiene nada que ver con ser rico. Es exactamente lo opuesto de lo que por lo general dice la sociedad. Los publicistas gastan millones de euros para hacernos creer que si compramos cada vez más de sus productos, seremos más felices, viviremos más cómodos. ¿Cómo reaccionamos a la presión constante del consumo? Aprendamos a desechar las seducciones costosas y concentremonos en lo que en realidad es bueno en la vida, vivamos en comunión con Dios y hagamos su obra.
Planear para nuestra jubilación, preparándonos para vivir antes de morir, es sabio, pero pasar por alto la vida después de la muerte es desastroso. Si acumulamos tesoros solo para nuestro enriquecimiento, sin preocuparnos en ayudar a los demás, iremos a la eternidad con las manos vacías.
¿Por qué ahorramos dinero? ¿Para nuestro retiro? ¿Para adquirir automóviles o juguetes más costosos? ¿Por seguridad? Porque creía que una vida de goces terrenales abundantes y seguros fuese la solucion de la felicidad humana. Porque, poseyendo los medios de estos goces, la prosperidad de su oficio, se creía de tener una larga vida para los goces y de no tener nada que hacer sino entregarse a tales goces. El necio de corazón sólo suma para si, no ve la resta que viene de camino.
Una ansiedad consumidora no nos traerá la menor de las cosas acerca de las cualesnos afanamos, aunque pueda aumentar el mal de carecer de ellas. Y si no es por las cosas más pequeñas, ¿entonces por qué nos afligimos por las cosas materiales?
Jesús nos desafía a pensar más allá de las metas terrenales y usar lo que tenemos para el Reino de Dios. Fe, servicio y obediencia son el camino para comenzar a ser ricos en Dios.
La verdadera vida no tiene nada que ver con lo que se posee. El pecado de codicia conduce a la adquisición de más y más posesiones y, por ello, a la vanidad y a la decepción. 
La vida es mucho más que obtener y poseer cosas materiales. Dios quiere, más bien, que gocemos de una vida plena, completa y equilibrada; y ha hecho provisión a través de su Palabra para que disfrutemos la vida que recibimos de Él. El Señor ha prometido suplir nuestras necesidades y ha prometido colmar los deseos de nuestro corazón. Pero quiere también que definamos nuestras prioridades con claridad: Buscad primeramente el reino de Dios. De esa manera, apoyándonos tanto en las promesas de Dios, como en prioridades bien establecidas, podemos confiar en que todas estas cosas os serán añadidas.
Jesús refuerza su mensaje con una parábola que destaca los peligros del amor por las cosas materiales. Las posesiones ni dan vida ni ofrecen seguridad, porque la muerte nos separa de ellas. El necio, en la parábola, creyó equivocadamente que sus posesiones eran realmente suyas, no como dones fruto de la voluntad de Dios para ser usados generosamente. La suerte del rico necio se generaliza, atribuyéndosela a todos los que están preocupados por sus posesiones. Él hizo para sí tesoro y no es rico para con Dios, por lo que no ha entendido el verdadero objetivo de la vida. 
Por tanto conecta estos versículos con las enseñanzas sobre la codicia. Una actitud apropiada hacia las cosas materiales, basada en la simple confianza en un Padre que nos cuida, nos libera de la agotadora ansiedad provocada por la incertidumbre sobre las cosas materiales de la vida. Preocuparse es inútil porque la vida está en manos de Dios ; porque la preocupación de Dios por proporcionarnos las cosas que requerimos demuestra cómo cuida de lo más elevado de su creación, nosotros; y porque Dios conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos. Por tanto, no debemos permitir que las preocupaciones materiales nos distraigan del propósito fundamental de buscar todo el señorío de Dios. Las provisiones para la vida llegan a aquellos cuyas prioridades se concentran en la búsqueda de los caminos, la obra y la voluntad de Dios: su reino.
Ser rico en los tesoros del reino de Dios es lo que verdaderamente cuenta.Sólo Cristo puede cambiarte el chip.
Las buenas nuevas de salvación de los cristianos que hemos nacido de nuevo, se expresa de manera simple: "Crea en el Señor Jesús y será salvo". Cuando reconocemos a Jesús como Salvador, como el Señor y le confiamos toda la vida, obtenemos la salvación de manera segura. 
Si tú que lees esto nunca has confiado en Jesús para tu salvación, hazlo ya. Tu vida se llenará de gozo, al igual que la de todos los que hemos confiado en Cristo.
La fe del carcelero no salvó a todos; cada uno necesitó aceptar a Jesús en fe y creer en El de la misma manera que el carcelero lo hizo. Sin embargo, toda su familia creyó y recibió la salvación. Oremos que Dios nos use para presentar a Jesús a nuestra familia y que puedan creer en El.
Cuando los frutos de la fe empiezan a aparecer, los terrores serán sustituidos por la confianza y el gozo en Dios.
Sara dio a luz a Isaac cuando tenía 90 años de edad porque olvidó sus limitaciones físicas y creyó que Dios sería fiel a lo que había prometido. Abraham tenía 100 años de edad cuando nació Isaac.
¿Recuerdas lo que sentías cuando eras niño y se acercaba tu cumpleaños? Te sentías emocionado y ansioso. Tenías la certeza de que recibirías regalos y otros obsequios. Pero algunas cosas serían una sorpresa. Los cumpleaños combinan seguridad y expectación. ¡Así es también con la fe! La fe es la convicción basada en las experiencias pasadas de que, con toda seguridad, Dios nos dará nuevas sorpresas.
Dos palabras describen nuestra fe: confianza y certeza. Estas dos cualidades necesitan un punto inicial y final seguros. El punto inicial de la fe es creer en el carácter de Dios: El es quien dice ser que es. El punto final es creer en las promesas de Dios: El hará lo que dice. Cuando creemos que Dios cumplirá sus promesas, a pesar de que todavía no las vemos hechas realidad, mostramos verdadera fe.
Dios habló y se creó de la nada el universo; declaró que sería y fue. Nuestra fe está puesta en el Dios que creó el universo con su Palabra. La Palabra de Dios tiene un poder impresionante. Cuando El habla, ¿Tú oyes y respondes? ¿Cómo puedes prepararte para responder a su palabra?
Creer que Dios existe es sólo el comienzo; aun los demonios creen. Dios no se conformará con un simple conocimiento de su existencia. El quiere una relación personal y dinámica contigo que transformará tu vida. Quienes con sinceridad lo buscamos hallaremos que somos premiados con la presencia íntima de Dios.
Dios nos asegura que todo aquel que lo busca con sinceridad, que actúa con fe basado en el conocimiento que tiene de Dios, será recompensado. Cuando tú les anuncias a los demás las buenas nuevas de Dios, animalos a ser sinceros y diligentes en su búsqueda de la verdad. Los que escuchan el evangelio son responsables por lo que oyen, de ello darán cuentas.
Noé sufrió el rechazo porque era diferente de sus vecinos. Dios le encomendó la tarea de construir un barco enorme en medio de un territorio seco, y aunque el mandato de Dios no parecía tener sentido, Noé obedeció. Cuando Noé obedeció, se volvió un extraño para sus vecinos; tal como las nuevas creencias de los judíos cristianos, indudablemente, hicieron que sobresalieran entre los suyos. Cuando tú obedeces a Dios, no te sorprenda si otros te consideran "diferente". Tu obediencia hace que la desobediencia de ellos se destaque. Recuerda que si Dios te ordena hacer algo, El te dará la fuerza necesaria para llevar a cabo dicha tarea. 
Abraham era un hombre de fe. Al mandato de Dios, dejó su hogar y se fue a otra tierra; obedeció sin discutir. Creyó en el pacto que hizo Dios con El. En obediencia a Dios, Abraham estuvo incluso dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. No te sorprendas si Dios te pide que renuncies a tu ambiente conocido y seguro a fin de cumplir su voluntad.
Sara era la esposa de Abraham. No pudieron tener hijos después de muchos años de matrimonio. Dios le prometió un hijo a Abraham, pero Sara dudó de que pudiera quedar encinta ya que era de edad avanzada. Al comienzo ella se rió, pero más tarde creyó .
Podemos llegar a darnos cuenta de que somos "extranjeros y peregrinos" gracias a las circunstancias. Podemos comprenderlo tarde en la vida o como resultado de tiempos difíciles; pero este mundo no es nuestro hogar. No podemos vivir aquí por siempre. Para poder actuar cuando Dios nos habla, es conveniente que no estemos tan apegados a los deseos y a los bienes de este mundo y nuestra relación con el Señor sea constante e íntima, estando atentos a su voz en la Palabra de Dios en la Biblia, con los sentidos espirituales prestos para recibir lo que el Espíritu Santo, por su gracia nos revela. 
Algún día, con la ayuda del Señor, podrá salir de mis labios lo que escribo, con palabras audibles, ordenadamente, sin nervios. El fuego interno, la pasión por el Señor debe ser realizada en orden y de forma comprensible, no de cualquier modo. Mis palabras tengo miedo sean irreverentes ante la Gloria, la Majestad y la Presencia de quién derramó su vida para perdonar mis pecados, Aquel Justo que cargo con mis pecados y los tuyos. para darnos una recompensa que no merecíamos.
Cómo osaría pronunciar palabras que no puedan trasmitir un mensaje claro sobre la obra que esta realizando el Señor en mi vida. Quizás me falte mucho rodaje, mucha "parole", pero una cosa sé que el Señor sabe lo que hace.
Los creyentes debemos procurar que nuestros corazones estén establecidos por el Espíritu Santo en una dependencia de la gracia, que consolará nuestros corazones y nos hará resistentes al engaño.
Cristo es nuestro Altar y nuestro Sacrificio; Él santifica el don. La cena del Señor es la fiesta de la Pascua del Evangelio.
Viviendo por fe en Cristo, apartados para Dios por medio de su sangre, separémonos voluntariamente de este mundo malo. El pecado, los pecadores, la muerte no dejarán que continuemos aquí por mucho tiempo más; por tanto, salgamos ahora por fe y busquemos en Cristo el reposo y la paz que este mundo no nos puede proporcionar. Llevemos nuestros sacrificios a este altar y a este nuestro Sumo Sacerdote, y ofrezcámoslo por su mediación . Siempre debemos ofrecer el sacrificio de alabanza a Dios. 
A pesar de que los líderes humanos tienen mucho que ofrecer, debemos fijar nuestros ojos en Cristo, nuestro guía supremo. A diferencia de los líderes humanos, El nunca cambiará. Cristo ha sido y será el mismo por siempre. En un mundo cambiante podemos confiar en nuestro Señor que no cambia.
Al parecer algunos enseñan aún hoy que para ser salvos es necesario observar los rituales y ceremoniales del Antiguo Testamento. Pero esas leyes fueron inútiles para conquistar los pensamientos y malos deseos de una persona. Las leyes pueden influir en la conducta de una persona pero no pueden cambiar el corazón. Los cambios definitivos en la conducta de cada persona comienzan cuando el Espíritu Santo vive en el corazón.