} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CARTA DEL APOSTOL PABLO A LOS ROMANOS CAPÍTULO 8.

martes, 14 de junio de 2022

CARTA DEL APOSTOL PABLO A LOS ROMANOS CAPÍTULO 8.

 

Romanos 8; 1-4

 

  1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

 2  Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

 3  Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;

 4  para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

 

     El Apóstol ha mostrado, en el capítulo anterior, nuestra incapacidad para alcanzar nuestros ideales sin los refuerzos de la energía divina. ¡Aquí está la fuerza motriz para impulsar nuestra maquinaria! ¡Aquí está el poder vivificante de la primavera, que hará que las semillas enterradas dentro de nosotros broten en el jardín del Señor!   Isaías_61:10-11.    En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu

 “Ahora, pues” Aquí están los dos lados del Nuevo Pacto: (1) es un regalo (gratuito) en Cristo; y (2) es un estilo de vida, que requiere una respuesta basada en el pacto. La justificación es tanto objetiva como subjetiva. Es tanto un estado de ser como un estilo de vida. 

 “para los que están en Cristo Jesús” Esta frase característica de Pablo es equivalente a la expresión moderna de “tener una relación personal.” Pablo conocía, amaba, servía y se regocijaba en Cristo. El evangelio es tanto un mensaje para ser creído, como una Persona que debe ser recibida. El poder para vivir la vida cristiana resultaba de su relación con el Cristo resucitado, a Quien Pablo conoció en el camino a Damasco. Su experiencia con Cristo antecede su teología de Jesús. Su experiencia se manifestaba no en un misticismo apartado, sino en un servicio misionero agresivo. Conocer a Cristo es servir a Cristo. ¡El cristianismo maduro contiene un mensaje, una Persona, y un estilo de vida! 

No hay necesidad de vivir en autocondenación perpetua. Así como el ave viviente, obedeciendo las leyes del vuelo, es superior a la atracción de la gravedad, así donde la vida de Jesús es forjada y sostenida en el corazón por las incesantes comunicaciones del Espíritu Santo, se nos da la victoria sobre el perpetuo tirada hacia abajo del pecado.  El creyente se considera muerto a la vieja naturaleza, pero vivo a cada impulso del Espíritu Santo de Dios. La vida, la paz y la justicia moran en el templo interior. De este modo se produce en nosotros una bondad más perfecta que la que podría haber logrado cualquier obediencia externa al código del Sinaí.

Allí hemos visto en el capítulo 7,  las luchas inútiles de un judío despierto, que buscó el perdón y la santidad de esa ley que era consciente de haber quebrantado; y en el que no pudo encontrar provisión para el perdón, ni poder para santificar. Habiéndole llevado esta convicción al borde mismo de la desesperación, y estando a punto de perder toda esperanza, oye hablar de la redención por Jesucristo, da gracias a Dios por la perspectiva que tiene de salvación, la solicita y la recibe; y ahora magnifica a Dios por el don inefable del cual ha sido hecho partícipe.

Aquellos que restringen la palabra ahora, para indicar por ella la dispensación del Evangelio solamente, no toman todo el significado de los apóstoles. El apóstol no se ha ocupado sólo de asuntos generales, sino también de los particulares. Él no ha estado señalando simplemente la diferencia entre las dos dispensaciones, la Mosaica y la cristiana; pero señala el estado de un penitente bajo el primero, y el de un creyente bajo el segundo. El último capítulo se cerró con un relato de la profunda angustia del penitente; éste se abre con un relato de su salvación. El ahora, por lo tanto, en el texto, debe referirse más a la feliz transición de las tinieblas a la luz, de la condenación al perdón, que ahora disfruta este creyente, que a la dispensación cristiana tomando el lugar de la economía judía.

Este pasaje resulta difícil de puro comprimido, y también porque Pablo alude a cosas de las que ya ha hablado antes. Hay dos palabras que aparecen una y otra vez en este pasaje: carne (sarx) y espíritu (pneuma). No podremos seguir el razonamiento de Pablo a menos que entendamos el sentido que les da a estas dos palabras.

(i) Sarx quiere decir literalmente carne. Una lectura de corrido de las cartas de Pablo nos bastaría para descubrir que usa esta palabra con mucha frecuencia y con un sentido especial. En términos generales la usa de tres maneras diferentes:

(a) La usa en su sentido literal. Habla de la circuncisión física, literalmente «en la carne» (Romanos 2:28 ).

(b) Una y otra vez emplea la frase kata sarka, literalmente de acuerdo con la carne, que quiere decir casi siempre mirando las cosas desde el punto de vista humano. Por ejemplo, dice que Abraham es nuestro antepasado kata sarka, en cuanto a la naturaleza humana. Dice que Jesús es hijo de David kata sarka Romanos_1:3, es decir, en cuanto a su naturaleza humana. Habla de los judíos como sus parientes kata sarka (Romanos_9:8 ); es decir, por parentesco natural. Cuando Pablo usa la expresión kata sarka, siempre implica que está considerando las cosas desde el punto de vista humano.

 (c) Pero otras veces usa la palabra sarx en un sentido que le es característico. Hablandó de los cristianos, se refiere al tiempo cuando estábamos en la carne (en sarkí, Romanos_7:5 ). Habla de los que andan conforme a la carne en contraposición a los que viven la vida cristiana (Romanos_8:4  s). Dice que los que están en la carne no pueden agradar a Dios (Rom_8:8 ). Dice que la mentalidad de la carne es muerte, y enemiga de Dios (Rom_8:6; Rom_8:8 ). Habla de vivir de acuerdo con la carne (Rom_8:12 ). Les dice a sus amigos cristianos: «Vosotros no estáis en la carne» (Rom_8:9 ).

Está muy claro, sobre todo en el último ejemplo, que Pablo no usa la palabra carne refiriéndose al cuerpo, como cuando nosotros hablamos de carne y hueso. Lo que quiere decir realmente es la naturaleza humana con todas sus debilidades y su vulnerabilidad al pecado. Se refiere a la parte de nuestra persona que le sirve de cabeza de puente al pecado; es decir, nuestra naturaleza pecadora, aparte de Cristo; todo lo que nos ata al mundo en lugar de a Dios. Vivir conforme a la carne es llevar una vida dominada por los dictados y deseos de la naturaleza pecadora en lugar de una vida gobernada por el amor de Dios. La carne representa lo más bajo de la naturaleza humana.

Tenemos que damos cuenta de que, cuando Pablo piensa en la clase de vida que está dominada por sarx, no está pensando exclusivamente en los pecados sexuales o corporales. Cuando da una lista de las obras de la carne en Gal_5:1921 , incluye los pecados sexuales y corporales, pero también la idolatría, el odio, la ira, la agresividad, las herejías, la envidia y el asesinato.  

(ii) Está la palabra espíritu; en este solo capítulo aparece no menos de veinte veces. Esta palabra tiene, como la anterior, un trasfondo que le viene del Antiguo Testamento. En hebreo existe la palabra rúaj, que contiene dos ideas básicas:

 (a) No quiere decir sólo espíritu, sino también viento; siempre tiene el sentido de algo poderoso, como un potente viento de tempestad.

(b) En el Antiguo Testamento siempre contiene la idea de algo que es más que humano. El Espíritu, para Pablo, representa un poder divino.

Así es que Pablo dice en este pasaje que hubo un tiempo cuando el cristiano estaba a merced de su propia naturaleza humana pecadora. En ese estado, la Ley era algo que le hacía pecar, de modo que iba de mal en peor, derrotado y frustrado. Pero, cuando fue convertido al Evangelio, vino a su vida el poder del Espíritu de Dios; y, en consecuencia, entró en una vida de victoria.

Pablo habla del efecto de la Obra de Jesús en nosotros. Es complicado y difícil de entender, pero Pablo quiere decir lo siguiente: Recordemos que empezó este tema diciendo que todos pecamos en Adán. Ya hemos visto cómo la idea judía de la solidaridad le permitía afirmar que, literalmente, todos los seres humanos estamos implicados en el pecado de Adán y en su consecuencia, la muerte. Pero esto tiene otra cara: Jesús ha venido a este mundo con una naturaleza puramente humana; y le ha ofrecido a Dios una vida de perfecta obediencia, de perfecto cumplimiento de Su voluntad. Ahora bien: como Jesús era plenamente humano, de la misma manera que éramos uno con Adán somos ahora uno con Cristo; y de la misma manera que nos vimos involucrados en el pecado de Adán, ahora lo estamos en la perfección de Cristo. En Cristo, la humanidad Le ofreció a Dios la perfecta obediencia, lo mismo que en Adán le había ofrecido una desobediencia fatal. Los hombres que estaban antes involucrados en el pecado de Adán son ahora salvos porque están incluidos en la bondad de Cristo. Ese es el razonamiento de Pablo; y para él y para los que le leían era algo totalmente convincente, aunque sea difícil de entender para nosotros. Gracias a la Obra de Cristo, se nos ofrece a los cristianos una vida que no está dominada por la carne, sino por el Espíritu de Dios, que llena al hombre de un poder que antes no tenía ni conocía. Se le anula el castigo de su pasado y se le asegura la fuerza para su futuro.

Los que no andáis conforme a la carne, etc. - En este versículo encontramos el poder y la virtud del esquema evangélico; perdona y santifica; la ley judía no podía hacer nada. Por la fe en nuestro Señor Jesucristo, el penitente, condenado por la ley, es perdonado; el hombre carnal, que trabaja bajo la abrumadora influencia del pecado de su naturaleza, es santificado. Primero es justificado gratuitamente; no siente condenación; está plenamente santificado; no anda conforme a la Carne, sino conforme al Espíritu.

(1) Que el evangelio no pronuncia condenación como la Ley. Su función es perdonar; la función de la ley es condenar. El uno nunca ofrece liberación, sino que siempre condena; el objeto del otro es liberar de la condenación y poner el alma en libertad.

(2) No hay condenación final bajo el evangelio. La función, el diseño y la tendencia del evangelio es liberarnos de la sentencia condenatoria de la ley. Este es su primer y glorioso anuncio, que libera a los pueblos perdidos y arruinados de una temible y terrible condenación.

(El primer versículo de este capítulo parece ser una inferencia de toda la discusión anterior. Habiendo establecido el apóstol la doctrina de la justificación, y contestado las objeciones que comúnmente se formulan contra ella, ahora afirma su conclusión triunfante: “Hay, pues, etc.; es decir, se sigue de todo lo que se ha dicho acerca de la justificación del creyente por la justicia de Cristo, y su completa liberación de la Ley como un pacto, que para él no puede haber condenación. tanto para afirmar las diferentes funciones de la Ley y el evangelio, como simplemente afirmar el hecho con respecto a la condición de cierta clase, a saber, los que están en Cristo. Para ellos no hay condenación alguna, no sólo ninguna condenación final. , pero ninguna condenación ahora, desde el momento de su unión con Cristo, y liberación de la maldición de la Ley. La razón es esta: que Cristo soportó la pena, y obedeció el precepto de la Ley en lugar de ellos.

 

 (NOTA: La Versión Revisada (de la Biblia en Inglés), entre otras, correctamente omite “los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Desde la traducción del Rey Santiago, hace más de 300 años, muchas y las mejores y más exactas traducciones de los antiguos manuscritos griegos han sido recuperadas; y gracias también a los hombres consagrados que han seguido adelante con el tedioso pero fructífero trabajo de corregir los errores que se han introducido en los manuscritos copiados. Porque como es de todos conocido, no tenemos los manuscritos originales de las Escrituras: Dios ha tenido a bien privarnos de ellos debido a que los hijos de los hombres son criaturas tan dadas a la idolatría. Debemos terminar el versículo 1 con las palabras “en Cristo Jesús,” por cuatro razones:

(1) La evidencia de los manuscritos griegos es en sobremanera a favor de la omisión de la cláusula “los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” del versículo 1, -así como la evidencia es universal en incluir estas palabras en el versículo 4.

 (2) el discernimiento espiritual también está de acuerdo, porque la introducción de estas palabras en el versículo 1 hace que nuestra seguridad dependa de nuestro caminar cristiano, y no del Espíritu de Dios. Pues todos los que están en Cristo están guardados de la condenación, como se enseña claramente en las epístolas. De lo contrario, nuestra seguridad dependería de nuestro andar, y no de nuestra posición en Cristo.

 (3) La cláusula está claramente en el lugar correcto al final del versículo 4, -donde se está hablando de la manera de vivir del creyente, y no de la seguridad de ser guardados de la condenación.

 (4) Que la cláusula al final del versículo 1 en la Versión del Rey Santiago es una nota marginal hecha por algunos copistas se ve no solo por su omisión en los manuscritos unciales principales, como Aleph, A, B, C, D, F, G; A, D (corr.); con algunas buenas cursivas y versiones antiguas (Olshausen, Meyer, Alford, J. F. y B,. y la excelente discusión de Darby en su Synopsis, Sinopsis); sino también se ve por la similitud de notas marginales hechas por copistas hechas por temores legalistas, encontrados en otros pasajes.

Que Dios escogió tener Su Palabra traducida y que aún sea autoritativa se ve en el uso del Nuevo Testamento de la traducción griega del Antiguo Testamento Hebreo, la Septuaginta. Debemos agradecer a Dios por esos hombres devotos que han pasado sus vidas en el profundo estudio de los manuscritos que Dios nos haya dejado, y que nos hayan dado una traducción tan perfecta como la que tenemos hoy. Debemos diferenciar a tales eruditos completamente y para siempre de los arrogantes “Modernistas” (o como se les llamaba anteriormente: la Alta Critica”); Modernistas que se dan a la tarea de decirnos lo que Dios debiera de decir en la Biblia, en vez de buscar con profunda humildad lo que Dios ya ha dicho”)  

 

Porque la ley del Espíritu de vida - El Evangelio de la gracia de Cristo, que no es sólo una ley o regla de vida, sino que proporciona esa energía soberana por la cual la culpa es removida de la conciencia, el poder del pecado quebrantado, y su influencia contaminante eliminada del corazón. La ley era espíritu de muerte, por el cual los que estaban bajo ella estaban atados, a causa de su pecado, a condenación y muerte. El Evangelio proclama a Jesús el Salvador; y lo que la ley ataba para muerte, lo desata para vida eterna. Y así dice el apóstol, ya sea de sí mismo o del hombre a quien todavía personifica, la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. La mayoría de la gente admite que San Pablo está hablando aquí de su propio estado; y este estado es tan totalmente diferente del descrito en el capítulo anterior, que es absolutamente imposible que hayan sido el estado del mismo ser, al mismo tiempo. Ninguna criatura podría ser carnal, vendida al pecado, llevada cautiva a la ley del pecado y de la muerte; y al mismo tiempo ser liberados de esa ley del pecado y de la muerte, por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús! Hasta que los absurdos y contradicciones más palpables puedan reconciliarse, estos dos estados opuestos nunca pueden existir en la misma persona al mismo tiempo.

 

Porque lo que la ley no pudo hacer - La ley no pudo perdonar; la ley no podía santificar; la ley no podía prescindir de sus propias requisiciones; es la regla de la justicia, y por lo tanto debe condenar la injusticia. Esta es su naturaleza inalterable. De haber habido perfecta obediencia a sus dictados, en lugar de condenar, habría aplaudido y premiado; pero como la carne, el principio carnal y rebelde, había prevalecido, y había tenido lugar la transgresión, se volvió débil, ineficaz para deshacer esta palabra de la carne, y traer al pecador a un estado de perdón y aceptación con Dios.

Dios enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado - Es decir, Dios hizo, o cumplió, eso, al enviar a su Hijo, lo que la Ley no podía hacer. La palabra hizo, o cumplió, es necesario entenderla aquí, para completar el sentido. En la semejanza de la carne de pecado - Es decir, él se parecía tanto a la carne de pecado que participó de la carne, o la naturaleza del hombre, pero sin ninguna de sus propensiones o deseos pecaminosos. No era la naturaleza humana; no, como enseñaban los docetas, la naturaleza humana sólo en apariencia; pero era la naturaleza humana Sin ninguna de sus corrupciones. Hizo lo que la ley no podía hacer; es decir, compró el perdón para el pecador y trajo a cada creyente al favor de Dios. Y esto se efectúa por la encarnación de Cristo: Aquel, en quien habitaba corporalmente la plenitud de la Deidad, tomó sobre sí la semejanza de la carne de pecado, es decir, un cuerpo humano como el nuestro, pero no pecaminoso como el nuestro; y por el pecado, και περι ἁμαρτιας, y como Sacrificio por el Pecado, (este es el sentido de la palabra en una multitud de lugares), condenó el pecado en la carne - condenó a muerte y destrucción lo que nos había condenado a ambos.

Condenó el pecado en la carne - El diseño y objeto de la encarnación y sacrificio de Cristo fue condenar el pecado, ejecutarlo y destruirlo; no tolerarlo como algunos piensan, ni someterlo a los propósitos de su gracia, como otros; sino para aniquilar su poder, culpa y ser en el alma de un creyente.

Porque lo que la ley no podía hacer - La Ley de Dios, la ley moral. No podía librarse del pecado y la condenación. Esto el apóstol lo había mostrado completamente en Rom. 7.

A través de la carne - Como consecuencia de la fuerza del pecado, y de los malos y corruptos deseos del corazón no renovado. La falta no estaba en la Ley, que era buena Rom_7:12, sino que se debía a la fuerza de las pasiones naturales ya la pecaminosidad del corazón no renovado; véase Rom_7:7-11, donde se explica completamente esta influencia.

   

Y por el pecado - “Por un sacrificio por el pecado.” La expresión evidentemente significa, por una Ofrenda por el pecado, o que fue dado como Sacrificio a causa del pecado. Su entrega tuvo respeto al pecado. Condenó el pecado en la carne - La carne es considerada como la fuente del pecado; Nota, Rom_7:18. Siendo la carne el asiento y el origen de la transgresión, el sacrificio expiatorio se hizo en semejanza de la carne de pecado, para que así pudiera encontrar el pecado, por así decirlo, en su propio terreno, y destruirlo. Se puede decir que condenó el pecado de esta manera,

(1) Porque el hecho de que él fue entregado por ella, y murió por causa de ella, fue una condenación de ella. Si el pecado hubiera sido aprobado por Dios, no habría hecho una expiación para asegurar su destrucción. La profundidad e intensidad de los ayes de Cristo por su cuenta muestran el grado de aborrecimiento con el que Dios lo considera.

(2) La palabra “condenar” puede usarse en el sentido de destruir, vencer o someter; 2Pedro 2:6, “Y reduciendo a cenizas las ciudades de Sodoma y Gomorra, las condenó con destrucción.” En este sentido el sacrificio de Cristo no tiene; sólo condenó el pecado como malo, pero ha debilitado su poder y destruido su influencia, y finalmente aniquilará su existencia en todos los que se salvan por esa muerte.

(Por el sacrificio de Cristo, Dios ciertamente mostró su aborrecimiento del pecado, y aseguró su destrucción final. Sin embargo, no es de la influencia santificadora de este sacrificio de lo que el apóstol parece hablar aquí, sino de su poder justificador. El sentido, por lo tanto, es que Dios dictó una sentencia judicial sobre el pecado, en la persona de Cristo, a causa de la cual se ha efectuado lo que la Ley no podía efectuar (es decir, la justificación). El pecado es condenado en la naturaleza humana de Cristo no puede ser condenado y castigado en las personas de los representados por él. Deben ser justificados.

Para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros - Para que la culpa sea perdonada por el mérito de ese sacrificio; y que seamos capacitados, por el poder de su propia gracia y Espíritu, para caminar en novedad de vida; amando a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos: y así la justicia, el espíritu, el diseño y el propósito de la ley se cumple en nosotros, por la fuerza del Espíritu de Cristo, que se opone aquí a la debilidad de la ley por la carne.

  Trata con los dos aspectos de la salvación. Primero, Jesús cumplió los requisitos del Antiguo Pacto y a través de la fe en Él está justicia es transferida a los creyentes como un regalo gratuito aparte del mérito personal. Nosotros le llamamos a esto justificación o santificación posicional. Dios da a los creyentes un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Nosotros andamos ahora en el Espíritu, no en la carne. Esto es llamado “santificación progresiva.” El cristianismo es un nuevo pacto que tiene tanto derechos (como el regalo de la salvación) y responsabilidades  

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