Principios que ayudan a mi familia
a vivir una vida cristiana, obediente, coherente y comprometida con la Palabra
de Dios en la Biblia:
Un paso hacia el conocimiento de Dios Saber y creer que Dios es Omnisciente nos ayuda
a no escondernos de él.
Comprende que Dios ve y
conoce todas las cosas. Cree que nada de lo que haces está oculto a los
ojos de Dios.
Orientaciones para crecer en piedad Vivir en piedad es algo completamente diferente a vivir como nos
enseña el mundo. Ella se opone a nuestra naturaleza carnal y pecaminosa. Por lo
tanto, como la piedad no se aviene con el pecado, necesitamos la ayuda
sobrenatural del Espíritu Santo. Para vivir en piedad hace falta un cambio
radical en nuestra manera de hablar, conducirnos y pensar.
Honra al Señor en tu
conversación y conducta.
Rehúsa responder
airadamente. Consúltalo con la almohada y dedica tiempo a la reflexión.
Deja que Dios llene tus
pensamientos y evita así las debilidades.
Honra tus compromisos y
tu palabra aunque ello sea costoso para ti.
Habla y piensa
sólo de la manera que sabes agrada a Dios.
Comprende que la
justicia rechaza por completo las conductas incorrectas.
Pasos hacia la santidad
Los creyentes consagrados viven de una forma distinta a la gente del mundo, y
no permiten que el sistema de valores del mundo domine sus vidas. Si damos un
lugar al mundo en nuestras vidas sufriremos las consecuencias.
No conduzcas tu vida por
los caminos que el mundo propone, no participes en actividades dudosas y
no seas sarcástico. Vive de manera diferente como parte del pueblo de
Dios.
Comprende que permitirle
al mal desarrollarse en tu corazón traerá desilusión y problemas innecesarios a
tu vida.
Pasos hacia una devoción dinámica. Estar junto a Dios constantemente da lugar a cambios permanentes en
nuestras vidas. Intentos no sinceros en este sentido conducen a una devoción
dividida. Aquellos que convierten su devoción a Dios en un objetivo prioritario
son quienes conocen la devoción verdadera.
Practica la meditación
regular en la Biblia. Deléitate en las Escrituras y deja que ellas te
guíen.
Busca al Señor en la
mañana. Espera en él para que hable a tu corazón y a tu espíritu.
Prioriza la adoración
privada y colectiva.
Da gracias a Dios todos
los días por su revelación, su voluntad y sus promesas para ti en su Palabra.
Haz que el tiempo que
pasas con Dios y con su pueblo constituya tu deleite y lo más importante para
ti en la vida.
Testifica regularmente
de las bondades de Dios.
Escoge vivir una vida de
disciplina y obediencia como siervo de Dios.
Lecciones clave en la fe
La gente de Dios debe confiar plenamente en que la Palabra de Dios es verdadera
y que él siempre actúa de acuerdo con ella. Cada situación que enfrentamos es
una oportunidad para confiar en Dios en lugar de en nuestras propias
inclinaciones. La fe involucra un elemento de riesgo, pero siempre rinde los
más ricos beneficios.
Escoge creer que el
Señor no te abandonará nunca si crees en él.
Conoce que la Palabra de
Dios ha sido probada. Y es absolutamente confiable.
Confía en el cuidado
pastoral de Jesús. Él te sostendrá y protegerá, además, restaurará tu vida.
Cree en el Señor para
alcanzar justicia, no la busques tú mismo.
Dedícale conscientemente
todos tus planes diariamente al Señor. No presumas que su ayuda llegará
si no lo invitas a hacerlo.
Pasos para enfrentar el pecado
Enfrentarse de forma adecuada al pecado supone que permitamos a la Palabra de
Dios examinar nuestro corazón. Ocultar el pecado e intentar esconder sus
consecuencias da lugar a sentimientos de angustia y a menudo a mayores pecados.
Acepta lo que Dios dice sobre la conducta pecaminosa, aléjate de ella, y el
perdón gratuito de Dios hará el resto.
Deja que la Palabra de
Dios te examine y corrija. Comprende que haciendo eso te mantendrás
alejado del pecado.
Confiésate y abandona
el pecado y la rebelión. Recibe el perdón de Dios. Comprende que
Dios también olvida.
Reconoce y confiesa
el pecado. Comprende que Dios desea perdonarte y restaurarte, pero no
tomes a la ligera el perdón divino.
Cómo refrenar la lengua
Muchos pecados tienen que ver de alguna forma con la maledicencia. La
disciplina y las decisiones correctas dan como fruto la sana conversación. Muy
fácilmente hablamos demasiado, con mucha dureza y libertad. Hablar menos y más
cuidadosamente traerá como resultado una disminución del pecado.
Habla sólo lo recto. Comprométete
a hablar de las cosas de Dios.
No te quejes cuando
estés en dificultades o problemas. Clama a Dios. Confía en que el
Señor te escuchará y responderá.
Sé cuidadoso con tus palabras. Conoce
que la recta conversación trae consigo la promesa de una larga vida.
Ojalá que estos principios del
Libro de los Salmos, sean de provecho, y sirvan para dar gracias y gloria a
Dios Padre en el nombre de Jesús.
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