} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LAS OPCIONES DE LA MADUREZ

lunes, 17 de noviembre de 2014

LAS OPCIONES DE LA MADUREZ






Hebreos 5:14  pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Anakrino (νακρίνω)   distinguir, o separar con el fin de investigar (krino ) examinando exhaustivamente (ana, intensivo) objetos o particularidades. Significa, de ahí, examinar, escudriñar, interrogar, celebrar una sesión judicial preliminar anterior al juicio propio. Se traduce con el verbo discernir en 1Corintios  2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
  
REFLEXIÓN:
Dios nos ha revelado sabiduría verdadera por su Espíritu. Esta es una prueba de la autoridad divina de las Sagradas Escrituras, 2 Pedro 1; 21   Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
 La fe une verdaderamente a Cristo con el creyente débil y con el fuerte y purifica realmente el corazón de uno y del otro; todo creyente sincero es justificado a ojos de Dios por su fe. La fe obra santidad y produce efectos en el alma que ninguna otra gracia puede producir. En Cristo habita toda la plenitud y el perdón, la paz, la gracia y el conocimiento, y los nuevos principios son así dados por medio del Espíritu Santo.
Las promesas para quienes somos partícipes de la naturaleza divina nos harán escudriñar si son realmente renovadas en el espíritu de nuestra mente. Volvamos todas estas promesas en oraciones por la gracia transformadora y purificadora del Espíritu Santo. El creyente debe agregar conocimiento a su virtud, incrementar la familiaridad con toda la verdad y la voluntad de Dios. Debemos agregar templanza al conocimiento; moderación por las cosas mundanas; y a la templanza debemos agregar paciencia o alegre sometimiento a la voluntad de Dios. La tribulación produce paciencia por la cual soportamos todas las calamidades y las cruces en silencio y sumisión. A la paciencia debemos agregar piedad el verdadero adorador de Dios, con tierno afecto por todo sus semejantes cristianos que son hijos del mismo Padre, siervos del mismo Amo, miembros de la misma familia, viajeros al mismo país, herederos del mismo legado. Por lo tanto, los cristianos debemos laborar para alcanzar la seguridad de nuestra vocación y elección, creyendo y haciendo el bien y esforzarnos en ello cuidadosamente, por la gracia y misericordia de Dios, que nos sostiene para que no caigamos completamente cuando llegue el momento de la tribulación.
Los diligentes en la obra del Señor, tendrán una entrada triunfal en el reino eterno donde reina Cristo y ellos reinarán con Él para siempre jamás y es en la práctica de toda buena obra donde debemos esperar entrar al cielo.

Vemos como el Espíritu Santo, que conoce todas las cosas y escudriña todas las cosas, aun las cosas profundas de Dios. Nadie puede saber las cosas de Dios, sino su Espíritu Santo, que es uno con el Padre y el Hijo, y que da a conocer los misterios divinos a su Iglesia. Este es un testimonio muy claro de la verdadera divinidad y de la personalidad del Espíritu Santo.
Los apóstoles no fueron guiados por principios mundanos. Recibieron del Espíritu de Dios la revelación de estas cosas, y del mismo Espíritu recibieron su impresión salvadora. Estas cosas son las que declararon con un lenguaje claro y sencillo, enseñado por el Espíritu Santo, totalmente diferente de la afectada oratoria o palabras seductoras de la humana sabiduría. El hombre natural, el hombre sabio del mundo, no recibe las cosas del Espíritu de Dios. La soberbia del razonamiento carnal es tan opuesta a la espiritualidad como la sensualidad más baja. La mente santa discierne las bellezas verdaderas de la santidad, pero no pierde el poder de discernir y juzgar las cosas comunes y naturales. El hombre carnal es extraño a los principios, goces y actos de la vida divina. Sólo el hombre espiritual es una persona a quien Dios da el conocimiento de su voluntad.
El Espíritu capacitó a los apóstoles para dar a conocer su mente. La mente de Cristo y la mente de Dios en Cristo nos son dadas a conocer plenamente en las Sagradas Escrituras. El gran privilegio de los cristianos es que tenemos la mente de Cristo, revelada por su Espíritu, experimentando su poder santificador en nuestros corazones y dando buenos frutos de fe en nuestras vidas.

Los oyentes sordos dificultan la predicación del evangelio y hasta los que tienen algo de fe pueden ser oyentes sordos y lentos para creer, incluso pueden llegar a ser piedra de tropiezo para muchos.
Ser poco diestro denota la falta de experiencia en las cosas del evangelio. La experiencia cristiana es un sentido, espiritual de la bondad, dulzura y excelencia de las verdades del evangelio. Ninguna lengua puede expresar la satisfacción que recibe el alma de la sensación de la bondad, gracia y amor divinos en Cristo por ella.

  A fin de crecer hasta ser cristianos adultos, debemos aprender lo que es el discernimiento. Debemos adiestrar nuestra conciencia, nuestros sentidos, nuestra mente y nuestro cuerpo a fin de poder distinguir lo bueno de lo malo. ¿Somos capaces de reconocer la tentación antes de caer en su trampa? ¿Podemos distinguir entre el correcto uso de las Escrituras y el errado?

  Nuestra capacidad de deleite en las cosas profundas de Dios ("alimento sólido") está determinada por nuestro crecimiento espiritual. Con frecuencia deseamos el banquete de Dios antes de estar en condiciones espirituales para digerirlo. A medida que crecemos en el Señor y ponemos en práctica lo que hemos aprendido, también aumentará nuestra capacidad de comprensión para discernir tanto el bien como el mal, como un niño que ya no es párvulo (Isaías 7:16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada.), sino capaces de distinguir entre doctrina sana y malsana. La criatura se pone en la boca tanto cosas alimenticias como cosas dañinas, sin discriminación: pero no así el adulto.  
Una manera de evaluar la madurez espiritual se obtiene al observar las decisiones que tomamos, muchas de las formas en que esas decisiones cambian con el crecimiento personal. A mi entender, es necesaria una disciplina diaria y constante en el tiempo para obtener de la Palabra de Dios tantas bendiciones como el Señor promete. Y si Dios promete, sabemos que es Fiel para cumplir a Su tiempo todo lo que nos dice en la Biblia.
Cuando entiendo que Dios ha obrado en mí tal cambio por el poder de Su Espíritu, sólo puedo, seguir obedeciendo Su Palabra en la Biblia; dar gracias al Señor por ayudarme cada día a entenderla; y alabar y glorificar al Señor todos los días de mi vida.
¿Cómo puedo saber y darme cuenta de los cambios que la sana doctrina ha obrado en mí por gracia del Señor? Sin lugar a dudas el alimento espiritual sano produce como resultado una actitud cristiana genuina y se pone de manifiesto cuando:

Enseño a los demás, en lugar de ser solo enseñado.
Desarrollo profundo del entendimiento, en lugar de luchar con lo fundamental.
Autoevaluación, en lugar de autocrítica.
Búsqueda de unidad, en lugar de fomentar desunión.
Anhelo de retos espirituales, en lugar de deseos de entretenimiento.
Estudio cuidadoso y observación, en lugar de opiniones y esfuerzos mediocres.
Fe activa, en lugar de apatía y duda cautelosa.
Confianza, en lugar de temor.
Experiencias y sentimientos evaluados a la luz de la Palabra de Dios, en lugar de experiencias valoradas según los sentimientos.

Prosigamos escudriñando la Biblia, con la ayuda del Señor, alimentándonos con el mayor tesoro que puede llegar a la mente y el corazón de los redimidos por Jesús.

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