} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LLAMADOS POR DIOS

domingo, 1 de marzo de 2015

LLAMADOS POR DIOS


Creo que debo una disculpa a todos los lectores de este blog, por la siguiente razón: Cuando escribo sobre algún tema de la Palabra de Dios en la Biblia, doy por entendido que todos comprenderán lo que dicto. Con el paso del tiempo he ido profundizando y extendiendo más los artículos escritos, sin darme cuenta que con ello, quizás muchas personas no comprendan lo que leen. Por eso debo volver, como al principio, a la sencillez, a explicar mejor, con un lenguaje más comprensible y una menor extensión en los textos. Les pido disculpas y ruego a Dios que me ayude en esta labor, que Su gracia me capacite para llegar con meridiana claridad a mis semejantes. Dicho esto, quisiera destacar que ocurre cuando nacemos de nuevo.
En 1 de Pedro 1; 15-16 podemos leer lo que el Apóstol nos exhorta:   15  sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;  16  porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.  

Después que hemos nacido de nuevo y dedicamos nuestra vida  a Cristo, aun sentimos cierta atracción por nuestras costumbres pasadas. Pero se  nos dice que debemos ser como nuestro Padre celestial, santos en cada cosa que hacemos. Santidad significa mantenerse totalmente devotos o dedicados a Dios, separados para su uso especial, y apartados del pecado y de su influencia. Debemos mantenernos apartados y ser diferentes, no mezclándonos con la multitud del mundo que no conoce a Dios. No debemos ser diferentes solo por el hecho de serlo. Lo que nos hace diferentes son las virtudes de Dios aplicadas a nuestra vida. Nuestras prioridades deben ser las que por gracia el Señor nos da a conocer por medio de su Palabra en la Biblia. Para ello debemos dedicar el tiempo de vida que Dios nos ha dado para estudiar su sana doctrina, profundizar en ella para descubrir la Voluntad del Señor para cada uno de nosotros. Todo eso va en contraste directo con nuestras costumbres anteriores. No podemos llegar a ser santos por nuestros propios esfuerzos, por lo que Dios nos da su Espíritu Santo para ayudarnos a ser obedientes y nos da poder para vencer el pecado. No usemos la excusa de que no podemos evitar cometer pecado, eso son disculpas carnales. Pidamos a Dios que nos ayude a ser librados de las garras del pecado, no caer en tentación.
Como el viajero, el atleta, el guerrero y el trabajador, recogen sus vestiduras largas y sueltas, para estar preparados para sus actividades, así hagamos los cristianos con nuestras mentes y afectos. Seamos sobrios, velando contra todos los peligros y enemigos espirituales y seamos templados en toda conducta. Seamos sobrios en la opinión y en la conducta y humildes en nuestros juicios sobre nosotros mismos. Una confianza firme y perfecta en la gracia de Dios armoniza con los mejores esfuerzos en nuestro deber.
La santidad es el deseo y el deber de todo cristiano. Debe estar en todos los asuntos, en cada condición, y para toda la gente. Debemos velar y orar especialmente en contra de los pecados a que nos inclinamos. La palabra escrita de Dios es la regla más segura de la vida del cristiano y por esta regla se nos manda ser santos en todo.  Dios es esencialmente santo; la criatura es santa en cuanto sea santificado por Dios. Dios, quien da el mandamiento de ser santo, está dispuesto a dar también el poder de obedecer, es decir, por medio de la santificación del Espíritu.