} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL SECRETO DE LA RESISTENCIA

lunes, 23 de agosto de 2021

EL SECRETO DE LA RESISTENCIA

       1Pe 1:6  En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,

1Pe 1:7  para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

1Pe 1:8  a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;

1Pe 1:9  obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

 

 

  Pedro se sitúa en las circunstancias concretas de la vida en que se encuentran sus lectores. Su Cristianismo los había hecho siempre impopulares, pero ahora los acechaba una persecución más que probable. Pronto se desataría la tormenta, y la vida se convertiría en una agonía. Ante esa situación amenazadora, Pedro les recuerda tres razones por las que ellos podrán resistir cualquier cosa que se les venga encima.

 

(i) Pueden resistirlo todo a causa de lo que pueden esperar. Al fin y al cabo, tienen una herencia magnífica: la vida con Dios. De hecho, así es como interpretamos la frase en el tiempo postrero (en kairó esjátó). Nosotros la hemos tomado en el sentido de en el momento en que llegue a su fin el mundo tal como lo conocemos; pero en el original puede significar cuando las cosas lleguen a lo peor. Es entonces cuando todo llegue al límite, cuando se desplegará el poder salvador de Cristo.

 

En cualquier caso, el sentido resultante es el mismo. Para el cristiano, la persecución y la prueba no son el final; más allá se encuentra la gloria y en la esperanza de esa gloria se puede sufrir todo lo que la vida nos depare. A veces sucede que una persona tiene que sufrir una grave operación o curso de tratamiento; pero acepta el dolor o las molestias porque espera recuperar una salud y unas fuerzas renovadas que la esperan al otro lado. Es uno de los hechos fundamentales de la vida que lo que se puede sufrir está en función de lo que espera -y el cristiano espera un gozo indescriptible.

 

(ii) Se puede soportar cualquier cosa que le sobrevenga a uno si se tiene en cuenta que la aflicción es realmente una prueba. Para purificar al oro, hay que someterlo al fuego. Las pruebas que le sobrevienen a una persona prueban su fe, que sale de ellas más fuerte de lo que era antes. Los rigores que un atleta tiene que soportar no pretenden colapsarle, sino capacitarle para desarrollar más fuerza y habilidad. Las pruebas de este mundo no están diseñadas para agotar nuestra resistencia, sino para incrementarla.

 

En relación con esto hay una cosa sumamente sugestiva en el lenguaje que usa Pedro. Dice que el cristiano, de momento puede que tenga que sufrir diversos tipos de pruebas. En griego dice poikilos, que quiere decir literalmente de muchos colores. Pedro usa esta palabra solamente otra vez, y es para describir la gracia de Dios (1Pe_4:10). Nuestras adversidades puede que tengan muchos colores, pero también la gracia de Dios; no hay color en la situación humana con el que la gracia de Dios no pueda hacer juego. Hay una gracia que le va a cada prueba, y no hay prueba a la que no le corresponda alguna gracia.

 

(iii) Pueden soportarlo todo porque, al acabar todo, cuando aparezca Jesucristo, recibirán de Él alabanza y gloria y honor. Una y otra vez en la vida hacemos un esfuerzo supremo no para que nos lo paguen ni recompensen, sino para ver la luz en los ojos de alguien y escuchar sus palabras de aprecio. Estas valen más que nada en el mundo. El cristiano sabe que, si resiste la prueba, Le oirá decir al Maestro: " ¡Bien hecho!»

 

Esta es la receta para resistir cuando la vida y la fe se ponen difíciles. Podemos aguantar lo que sea por la grandeza que esperamos, porque cada adversidad es otra prueba para fortalecer y purificar nuestra fe, y porque al final de todo Jesucristo está esperando decir a todos Sus siervos fieles: "¡Bien hecho!»

 

Pedro está trazando un contraste implícito entre él mismo y sus lectores. Él había tenido el privilegio inapreciable de conocer a Jesús en Su vida en la Tierra. Sus lectores no habían tenido ese gozo; pero, a pesar de eso, Le amaban; y aunque no Le veían con los ojos de la cara, creían en Él. Y esa fe les producía un gozo que trascendía la expresión y que estaba revestido de gloria, porque aun aquí y ahora les aseguraba el bienestar definitivo de sus almas.

 

Las cuatro etapas en la aprehensión de Cristo por nosotros.

 

(i) La primera es una etapa de esperanza y anhelo, la etapa de los que soñaron con la venida del Rey en todas las edades. Como Jesús mismo  les dijo a Sus discípulos: «Muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros estáis viendo, pero no lo vieron» (Luc_10:23 s). Hubo días de un anhelo y una expectación que no se habían realizado.

 

(ii) La segunda etapa fue la de aquellos que conocieron a Jesús en Su vida terrenal. Eso es lo que tiene en mente Pedro aquí. Eso era lo que estaba pensando cuando le dijo a Comelio: «Nosotros somos testigos de todo lo que Él hizo, tanto en el país de los judíos como en Jerusalén» (Hch_10:39 ). Hubo algunos que convivieron con Jesús, y de cuyo testimonio dependemos para saber cómo era y qué hizo.

 

(iii) Hay personas en todas las naciones y en todos los tiempos que ven a Jesús con los ojos de la fe. Jesús le dijo a Tomás: "¿Has creído porque Me has visto? ¡Benditos los que no han visto, y sin embargo creen!» (Jn_20:29 ). Esta manera de ver a Jesús es posible solamente porque Él no es simplemente alguien que vivió y murió y ahora no es más que el protagonista de un libro; sino que es Alguien que vivió y murió y resucitó y vive para siempre. Se ha dicho que «ninguno de los apóstoles se acordaba nunca de Cristo.» Es decir: Jesús no es sólo un recuerdo; es una Persona Que conocemos.

 

(iv) Está la visión beatífica. Pedro estaba seguro de que Le vería como Él es (1Jn_3:2 ). «Ahora dice Pablo- vemos borrosamente como en un espejo; pero entonces, cara a cara» (1Co_13:12 ). Si la mirada de fe permanece, día llegará en que Le veamos cara a cara, y Le conozcamos como Él nos conoce.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario