} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: QUÉ DEJAR, QUÉ ANHELAR Y EN QUÉ AFIRMAR EL CORAZÓN

jueves, 26 de agosto de 2021

QUÉ DEJAR, QUÉ ANHELAR Y EN QUÉ AFIRMAR EL CORAZÓN

 

   1Pe 2:1  Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

1Pe 2:2  desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,

1Pe 2:3  si es que habéis gustado la benignidad del Señor

 

 

   Ningún cristiano se puede quedar como está, así es que Pedro exhorta a los suyos a romper con todo lo malo, y afirmar el corazón en todo lo que puede alimentar de veras la vida espiritual.

 

Hay cosas de las que uno tiene que despojarse. Apothesthai es la palabra para quitarse uno la ropa. Y hay cosas de las que un cristiano tiene que desvestirse como de la ropa sucia.

 

Ha de quitarse de encima todo lo malo del mundo pagano. La palabra para lo malo es kakía; es la palabra más general para maldad, e incluye todas las maneras malas del mundo sin Cristo. Las otras palabras son ilustraciones y especificaciones de esa kakía; y hay que advertir que son todas faltas del carácter que hieren la gran virtud del amor fraternal. No puede haber amor fraternal mientras existan estas cosas malas.

 

Está el engaño (dolos). Dolos es el truco del que se dedica a engañar a los demás para conseguir lo que se propone, el vicio de la persona que no tiene nunca miras limpias.

 

Está la hipocresía (hypókrisis). Hypokrités (hipócrita) es una palabra que tiene una historia curiosa. Es el nombre correspondiente al verbo hypokrínesthai, que quiere decir sencillamente contestar; un hypokrités no es más, en un principio, que uno que contesta. De ahí pasa a querer decir un actor, el que toma parte en un diálogo en la escena. Y de ahí pasa a significar un farsante, alguien que no hace más que representar, manteniendo ocultos sus verdaderos motivos. El hipócrita es aquí el que pretende ser cristiano para sacar algún provecho y prestigio, no para servicio y gloria de Cristo.

 

Está la envidia (fthonos). Bien se puede decir que la envidia es el último pecado en morir. Asomaba su sucia cabeza hasta en el grupo de los apóstoles. Los otros diez les cogieron envidia a Santiago y a Juan cuando parecía que éstos les habían tomado la delantera en reservarse los puestos de honor en el Reino por venir (Marcos 10.-4). Hasta en la última Cena, los discípulos estaban discutiendo quiénes habían de ocupar los puestos más honorables (Luc_22:24). Mientras el yo siga actuando en el corazón de la persona, habrá envidia en su vida.  La envidia " la plaga endémica de todas las organizaciones voluntarias, y no menos de las religiosas” ya que «no tenemos que pasar mucho tiempo en lo que llamamos «el trabajo de la iglesia» para comprobar lo perenne fuente de problemas que es la envidia.»

 

Está el chismorreo despectivo de los demás (katalalía). Katalalía es una palabra que tiene un sabor desmido. Quiere decir hablar mal; es casi siempre el fruto de la envidia; por lo general aparece cuando su víctima no está presente para defenderse. No hay muchas cosas que sean tan atractivas como escuchar o  repetir chismes jugosos. El chismorreo despectivo es algo que todos declaran que está mal, pero que al mismo tiempo casi todo practican y disfrutan. No cabe duda de que hay pocas cosas que produzcan tantos problemas y angustias y que sean tan destructivas del amor fraternal y de la unidad de la iglesia.

 

Estas son, pues, cosas que una persona nacida de nuevo debe quitarse de encima; puesto que, si sigue permitiéndoles que actúen libremente en su vida, dañarán la unidad de los hermanos.

 

  

Pero hay algo en lo que el cristiano debe afirmar el corazón. Debe anhelar la leche sin adulterar de la Palabra. El sentido de esta frase presenta alguna dificultad. Esa dificultad está en la palabra loguikós, que hemos traducido, con algunas versiones, de la Palabra. La Reina-Valera y otras tienen: la leche espiritual.

 

Loguikós es el adjetivo que se deriva del nombre logos, y la dificultad consiste en que tiene tres traducciones perfectamente posibles.

 

(a) Logos es la gran palabra estoica para la razón que guía el universo; loguikós es una palabra favorita de los estoicos que describe lo que tiene que ver con esta razón divina que gobierna todas las cosas. Si esta es la conexión de esta palabra no cabe duda de que espiritual es su significado.

 

(b) Logos es la palabra normal en griego para mente o razón; por tanto, loguikós tiene a menudo el sentido de razonable o inteligente. La Reina-Valera traduce esta palabra en Rom_12:1 por racional.

 

(c) Logos quiere decir en griego también palabra, y loguikós quiere decir lo que pertenece a la palabra. Este es el sentido que dan algunas traducciones, y nosotros creemos que es correcto. Pedro ha estado hablando de la Palabra de Dios, que permanece para siempre (1Pe_1:23-25). Es esa Palabra la que tiene en mente, y creemos que lo que quiere decir es que el cristiano debe desear con todo su corazón el alimento que procede de la Palabra de Dios, que es el que le puede hacer crecer hasta alcanzar la misma Salvación. En vista de todo el mal que hay en el mundo pagano, el cristiano debe fortalecer su alma con el alimento puro de la Palabra de Dios.

 

Este alimento de la Palabra no está adulterado (ádolos). Es decir, no tiene ni la más ligera mezcla de nada malo. Ádolos es casi un término técnico para describir el grano totalmente limpio de polvo y paja, o cualquier cosa que lo pueda dañar. En toda sabiduría humana hay algo de mezcla de cosas inútiles o dañinas; sólo la Palabra de Dios es totalmente buena.

 

El cristiano debe anhelar esta leche de la Palabra; anhelar es epipothein, que es una palabra robusta. Es la que se usa para el ciervo que brama de sed por las corrientes de las aguas (Salmo_42:1 ), o para el salmista que desea (R-V) la Salvación del Señor (Salmo_119:174 ). Para el sincero cristiano, el estudio de la Palabra de Dios no es un trabajo, sino un deleite, porque sabe que allí encontrará su corazón el alimento que anhela.

 

La metáfora del cristiano como un bebé recién nacido y la Palabra de Dios como la leche que le alimenta es frecuente en el Nuevo Testamento. Pablo se compara con la nodriza que cuida de los cristianos infantiles de Tesalónica (1Tes_2:7 ). O se refiere a la atención que presta a los corintios al alimentarlos con leche porque todavía no pueden digerir la carne (1Co_2:2 ); y el autor de la Carta a los Hebreos culpa a sus lectores por seguir en la etapa de la leche cuando ya deberían dar señales de más madurez (Heb_5:12 ; Heb_6:2 ). Para simbolizar el nuevo nacimiento en la Iglesia Primitiva, los recién bautizados se vestían con ropas blancas, y a veces se les daba leche como si fueran bebés. Es esta alimentación con la leche de la Palabra lo que hace crecer a un cristiano hasta llegar a la Salvación.

 

Pedro termina esta introducción con una alusión al Salmo_4:8 : " Estáis obligados a ello -les dice- si habéis saboreado la amabilidad del Señor.» Aquí tenemos algo de la mayor significación. El hecho de que Dios sea tan paciente y generoso con nosotros no es excusa para que vivamos como queramos, dependiendo de que Él nos lo pase por alto; sino que nos impone la obligación de esforzarnos para merecer Su generosidad y amor. La amabilidad de Dios no es una excusa para la pereza en la vida cristiana, sino el mayor de todos los incentivos imaginables para el esfuerzo.

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