} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: AVIVANDO EL FUEGO DEL ESPÍRITU

lunes, 27 de abril de 2015

AVIVANDO EL FUEGO DEL ESPÍRITU


2TiMOTEO 1:6  Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

Carisma (χάρισμα)  don de gracia, don que involucra gracia (caris) de parte de Dios como el dador.
Anazopureo (ναζωπυρέω) volver a encender, o mantener plenamente encendida una llama, donde «el don de Dios» es considerado como un fuego que pudiera quedar extinguido por nuestro descuido.

REFLEXIÓN

La iniciativa para mantener vivo el fuego del alma está en manos de quien recibe la fe. Este principio se aplica a todos los creyentes. De ahí que Pablo inste a Timoteo a poner en acción todos los recursos espirituales de que ha sido dotado para el ministerio. Aunque no especifica el don, su uso de la palabra griega carisma sugiere una manifestación distintiva del Espíritu Santo concedida a Timoteo por medio de las oraciones de los apóstoles y otras personas. En el momento de su ordenación, Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo capacitaron para que sirviera a la iglesia (1 Timoteo 4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio). Pablo no duda de la existencia de la verdadera fe en Timoteo, mas desea que aquella fe sea puesta en ejercicio activo. Al aconsejar a Timoteo "que avives el fuego del don de Dios", Pablo lo estaba animando a perseverar. Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; él necesitaba el valor y la autodisciplina para aferrarse a la verdad y usar los dones que ya había recibido. Si salía valientemente en fe y proclamaba el evangelio una vez más, el Espíritu Santo iría con él y le daría poder. Cuando nosotros usamos los dones que Dios nos ha dado, encontraremos que Dios nos dará el poder que necesitamos.

  Los dones espirituales de Timoteo los recibió cuando Pablo y los ancianos le impusieron las manos y lo apartaron para el ministerio. Dios da dones a los cristianos para que los usen en la edificación del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:4-31), y da dones especiales a algunos a través de los líderes de la iglesia, que sirven como instrumentos suyos.

  Timoteo estaba experimentando gran oposición a su mensaje y a él mismo como líder. Su juventud, su asociación con Pablo y su liderazgo se hallaban bajo fuego por parte de creyentes y no creyentes. Pablo lo anima a mantenerse firme. Cuando permitimos que la gente nos intimide, neutralizamos nuestra efectividad para con Dios. El poder del Espíritu Santo puede ayudarnos a vencer nuestro temor de lo que alguien pueda decir o hacernos, y así continuar haciendo la obra de Dios.

Dios no nos ha dado espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio para enfrentar dificultades y peligros; el espíritu de amor a Él que nos hará vencer la oposición. El espíritu de una mente sabia, de la tranquilidad mental. El Espíritu Santo no es el autor de una disposición tímida o cobarde ni de temores esclavizantes.
Es probable que tengamos que sufrir aflicciones cuando tengamos el poder y la fuerza de Dios que nos capaciten para soportarlas. Como es habitual en Pablo, cuando menciona a Cristo y su redención, se explaya al respecto, tan pleno estaba de lo que es toda nuestra salvación y que debiera ser todo nuestro deseo. El llamamiento del evangelio es un llamado santo, que santifica. La salvación es por la libre gracia. Se dice que esta nos es dada desde antes de la fundación del mundo, esto es, en el propósito de Dios desde toda la eternidad; en Cristo Jesús, porque todos los dones que vienen de Dios para el hombre pecador, vienen en Jesucristo y a través de Él solo. Como hay una perspectiva tan clara de la dicha eterna por la fe en Aquel que es la Resurrección y la Vida, pongamos más diligencia en asegurar su salvación para nuestras almas.
  El apóstol había encomendado su vida, su alma y sus intereses eternos al Señor Jesús. Nadie más podría liberar y asegurar su alma por medio de las pruebas de la vida y de la muerte. Viene el día en que nuestras almas serán interrogadas. A ti se te encargó un alma, ¿cómo la ocupaste? ¿Al servicio del pecado o al servicio de Cristo? La esperanza del cristiano verdadero de menor estatura descansa sobre el mismo fundamento que la del gran apóstol. También aprendió el valor y el riesgo de su alma; también creyó en Cristo; el cambio obrado en su alma, convence al creyente que el Señor Jesús le guardará para su reino celestial.
Pablo exhorta a Timoteo a que se aferre firme de las Sagradas Escrituras, a la sustancia de la sólida verdad del evangelio en ellas. No basta con asentir a las sabias palabras; hay que amarlas, ponerlas por obra.
La doctrina cristiana es un encargo que se nos ha entregado; tiene valor indecible en sí misma y nos será de ventaja intransmisible. Se nos ha encargado para ser preservado puro y completo, pero no debemos pensar en mantenerlo por nuestra propia fuerza, sino por el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros; y no será ganado por los que confían en sus propios corazones y se inclinan a sus propios entendimientos.


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