2TiMOTEO 1:6 Por lo
cual te aconsejo que avives el fuego del don
de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
Carisma (χάρισμα) don de gracia, don que involucra gracia (caris)
de parte de Dios como el dador.
Anazopureo (ἀναζωπυρέω) volver a encender, o mantener plenamente
encendida una llama, donde «el don de Dios» es considerado como un fuego que
pudiera quedar extinguido por nuestro descuido.
REFLEXIÓN
La iniciativa para mantener vivo el fuego del alma está en manos de
quien recibe la fe. Este principio se aplica a todos los creyentes. De ahí que
Pablo inste a Timoteo a poner en acción todos los recursos espirituales de que
ha sido dotado para el ministerio. Aunque no especifica el don, su uso de la palabra griega carisma
sugiere una manifestación distintiva del Espíritu Santo concedida a Timoteo por
medio de las oraciones de los apóstoles y otras personas. En el momento de su
ordenación, Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo
capacitaron para que sirviera a la iglesia (1 Timoteo
4:14 No descuides el don que hay en ti, que te
fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio).
Pablo no duda de la existencia de la verdadera fe en Timoteo, mas desea que
aquella fe sea puesta en ejercicio activo. Al aconsejar a Timoteo "que
avives el fuego del don de Dios", Pablo lo estaba animando a perseverar.
Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; él necesitaba el
valor y la autodisciplina para aferrarse a la verdad y usar los dones que ya
había recibido. Si salía valientemente en fe y proclamaba el evangelio una vez
más, el Espíritu Santo iría con él y le daría poder. Cuando nosotros usamos los
dones que Dios nos ha dado, encontraremos que Dios nos dará el poder que
necesitamos.
Los dones
espirituales de Timoteo los recibió cuando Pablo y los ancianos le impusieron
las manos y lo apartaron para el ministerio. Dios da dones a los cristianos
para que los usen en la edificación del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:4-31), y da dones especiales a
algunos a través de los líderes de la iglesia, que sirven como instrumentos
suyos.
Timoteo
estaba experimentando gran oposición a su mensaje y a él mismo como líder. Su
juventud, su asociación con Pablo y su liderazgo se hallaban bajo fuego por
parte de creyentes y no creyentes. Pablo lo anima a mantenerse firme. Cuando
permitimos que la gente nos intimide, neutralizamos nuestra efectividad para
con Dios. El poder del Espíritu Santo puede ayudarnos a vencer nuestro temor de
lo que alguien pueda decir o hacernos, y así continuar haciendo la obra de
Dios.
Dios no nos ha dado espíritu de temor, sino de poder, de amor y de
dominio propio para enfrentar dificultades y peligros; el espíritu de amor a Él
que nos hará vencer la oposición. El espíritu de una mente sabia, de la
tranquilidad mental. El Espíritu Santo no es el autor de una disposición tímida
o cobarde ni de temores esclavizantes.
Es probable que tengamos que sufrir aflicciones cuando tengamos el
poder y la fuerza de Dios que nos capaciten para soportarlas. Como es habitual
en Pablo, cuando menciona a Cristo y su redención, se explaya al respecto, tan
pleno estaba de lo que es toda nuestra salvación y que debiera ser todo nuestro
deseo. El llamamiento del evangelio es un llamado santo, que santifica. La
salvación es por la libre gracia. Se dice que esta nos es dada desde antes de la
fundación del mundo, esto es, en el propósito de Dios desde toda la eternidad;
en Cristo Jesús, porque todos los dones que vienen de Dios para el hombre
pecador, vienen en Jesucristo y a través de Él solo. Como hay una perspectiva
tan clara de la dicha eterna por la fe en Aquel que es la Resurrección y la
Vida, pongamos más diligencia en asegurar su salvación para nuestras almas.
El apóstol había encomendado su vida, su alma
y sus intereses eternos al Señor Jesús. Nadie más podría liberar y asegurar su
alma por medio de las pruebas de la vida y de la muerte. Viene el día en que
nuestras almas serán interrogadas. A ti se te encargó un alma, ¿cómo la
ocupaste? ¿Al servicio del pecado o al servicio de Cristo? La esperanza del
cristiano verdadero de menor estatura descansa sobre el mismo fundamento que la
del gran apóstol. También aprendió el valor y el riesgo de su alma; también creyó
en Cristo; el cambio obrado en su alma, convence al creyente que el Señor Jesús
le guardará para su reino celestial.
Pablo exhorta a Timoteo a que se aferre firme de las Sagradas
Escrituras, a la sustancia de la sólida verdad del evangelio en ellas. No basta
con asentir a las sabias palabras; hay que amarlas, ponerlas por obra.
La doctrina cristiana es un encargo que se nos ha entregado; tiene
valor indecible en sí misma y nos será de ventaja intransmisible. Se nos ha
encargado para ser preservado puro y completo, pero no debemos pensar en
mantenerlo por nuestra propia fuerza, sino por el poder del Espíritu Santo que
habita en nosotros; y no será ganado por los que confían en sus propios
corazones y se inclinan a sus propios entendimientos.
.