La
novena persecución bajo Aureliano, 274 d.C.
Los principales
que padecieron en esta fueron: Félix, obispo de Roma. Este prelado accedió a la
sede de Roma en el 274. Fue el primer mártir de la petulancia de Aureliano,
siendo decapitado en el veintidós de diciembre aquel mismo año.
Agapito, un
joven caballero, que había vendido sus posesiones y dado el dinero a los pobres,
fue arrestado como cristiano, torturado, y luego decapitado en Praeneste, una
ciudad a un día de viaje de Roma.
Estos son los
únicos mártires que fueron registrados durante este reinado, que pronto vio su
fin, al ser el emperador asesinado en Bizancio por sus propios criados.
Aureliano fue
sucedido por Tácito, que fue seguido por Probo, y éste por Caro; al ser muerto
este emperador por un rayo, sus hijos Camio y Numeriano le sucedieron, y
durante todos estos reinados la iglesia tuvo paz.
Diocleciano
accedió al trono imperial en el 284 d.C. Al principio mostró gran favor a los cristianos.
En el año 286 asoció consigo en el imperio a Maximiano. Algunos cristianos
fueron muertos antes que se desatara ninguna persecución general. Entre estos
se encontraban Feliciano y Primo, que eran hermanos.
Marco y
Marceliano eran mellizos, naturales de Roma, y de noble linaje. Sus padres eran
paganos, pero los tutores, a los que había sido encomendada la educación de los
hijos, los criaron como cristianos. Su constancia aplacó finalmente a los que
deseaban que se convirtieran en paganos, y sus padres y toda la familia se
convirtieron a una fe que antes reprobaban. Fueron martirizados siendo atados a
estacas, con los pies traspasados por clavos.
Después de permanecer en esta situación un día
y una noche, sus sufrimientos fueron terminados con unas lanzas que traspasaron
sus cuerpos.
Zoe, la mujer
del carcelero, que había tenido el cuidado de los mártires acabados de mencionar,
fue también convertida por ellos, y fue colgada de un árbol, con un fuego de
paja encendido debajo de ella. Cuando su cuerpo fue bajado, fue echado a un
río, con una gran piedraatada al mismo, a fin de que se hundiera.
En el año 286 de
Cristo tuvo lugar un hecho de lo más notable. Una legión de soldados, que
consistía de seis mil seiscientos sesenta y seis hombres, estaba totalmente constituida
por cristianos. Esta legión era llamada la Legión Tebana, porque los hombres
habían sido reclutados en Tebas; estuvieron acuartelados en oriente hasta que
el emperador Maximiano ordenó que se dirigieran a las Galias, para que le
ayudaran contra los rebeldes de Borgofia. Pasaron los Alpes, entrando en las
Galias, a las órdenes de Mauricio, Cándido y Exupernio, sus dignos comandantes,
y al final se reunieron con el emperador. Maximiano, para este tiempo, ordenó
un sacrificio general, al que debía asistir todo el ejército; también ordenó
que se debiera tomar juramento de lealtad y al mismo tiempo que se debía jurar
ayudar a la extirpación del cristianismo en las Galias. Alarmados ante estas
órdenes, cada uno de los componentes de la Legión Tebana rehusó de manera
absoluta sacrificar o tomar los juramentos prescritos. Esto enfureció de tal
manera a Maximiano que ordenó que toda la legión fuera diezmada, esto es, que se
seleccionara a uno * de cada diez hombres, y matarlo a espada. Habiéndose
ejecutado esta sanguinaria orden, el resto permanecieron inflexibles, teniendo
lugar una segunda decimación, y uno de cada diez hombres de los que quedaban
vivos fue muerto a espada.
Este segundo
castigo no tuvo más efectos que el primero; los soldados se mantuvieron firmes
en su decisión y en sus principios, pero por consejo de sus oficiales hicieron
una protesta de fidelidad a su emperador.
Se podría pensar
que esto iba a ablandar al emperador, pero tuvo el efecto contrario, porque, encolerizado
ante la perseverancia y unanimidad que demostraban, ordenó que toda la legión fuera
muerta, lo que fue efectivamente ejecutado por las otras tropas, que los
despedazaron con sus espadas, el 22 de septiembre del 286.
Alban, de quien
recibió su nombre St. Alban's, en Henfordshire, fue el primer mártir británico.
Gran Bretaña había recibido el Evangelio de Cristo mediante Lucio, el primer
rey cristiano, pero no sufrió de la ira de la persecución hasta muchos años
después.
Alban era originalmente pagano, pero
convertido por un clérigo cristiano, llamado Anfíbalo, a quien dio hospitalidad
a causa de su religión. Los enemigos de Anfíbalo, enterándose del lugar dónde estaba
escondido, llegaron a casa de Alban, a fin de facilitar su huida, se presentó
como la persona a la que buscaban. Al descubrirse el engaño, el gobernador
ordenó que le azotaran, y luego fue sentenciado a ser decapitado, el 22 de
junio del 287 d.C.
Nos asegura el
venerable Beda que, en esta ocasión, el verdugo se convirtió súbitamente al
cristianismo, y pidió permiso para morir por Alban, o con él. Obteniendo su
segunda petición, fueron ambos decapitados por un soldado, que asumió
voluntariamente el papel de verdugo.
Esto sucedió en el veintidós de junio del 287
en Verulam, ahora St Alban's, en Henfordshire, donde se levantó una magnífica
iglesia en su memoria para el tiempo de Constantino el Grande. El edificio, destruido
en las guerras sajonas, fue reconstruido por Offa, rey de Mercia, y junto a él se
levantó un monasterio, siendo aún visibles algunas de sus ruinas; la iglesia es
un noble edificio gótico.
Fe, una mujer
cristiana de Aquitanía, Francia, fue asada sobre una parrilla, y luego decapitada,
en el 287 d.C.
Quintín era un
cristiano natural de Roma, pero decidió emprender la propagación del Evangelio
en las Galias, con un tal Luciano, y predicaron juntos en Amiens; después de
ello Luciano fue a Beaumaris, donde fue martirizado. Quintín permaneció en la
Picardía, y mostró gran celo en su ministerio. Arrestado como cristiano, fue
estirado con poleas hasta que se dislocaron sus miembros; su cuerpo fue
desgarrado con azotes de alambres, y derramaron aceite y brea hirviendo sobre
su carne desnuda; se le aplicaron antorchas encendidas a sus lados y sobacos;
después de haber sido torturado de esta manera, fue enviado de vuelta a la
mazmorra,
muriendo allí el
31 de octubre del 287 por las atrocidades que le habían infligido. Su cuerpo
fue lanzado al Somme