} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESTUDIO LIBRO DE RUT 13

miércoles, 18 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 13

 

 

BENDITA SEAS TÚ, HIJA MÍA…


Respecto a la redención, es significativo, que Booz, no solo le asegura la redención, esto es el casarse con ella, para reivindicarla como mujer, también, le expresa su bendición y su relación paternal. Rut decididamente, que quedó con su suegra, dejando así a su padre y a su madre. No obstante, ha sido recompensada por esta labor, según lo imploró Booz. Ella esta descansando en la verdad del salmista, sobre su estadía en Belén. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” (Salmos 27:10). Además, esta viendo en sí misma, la respuesta a esta promesa de la providencia. El Señor la ha premiado con la compañía de Noemí como una madre y ahora el apoyo y cariño de Booz como un padre.

Pues los dos la llaman hija mía, lo cual ratifica el cumplimiento de la promesa.

Una vez llega a la era, en la noche, según lo planeó su suegra, Booz la interroga sobre su identidad. Ella se presenta y recibe una especial acogida por parte de su interlocutor. Esa acogida es nada más que una extraordinaria bendición, del Dios en el cual esta refugiada.

Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía…” (Rut 3; 10). Booz procede a bendecirla.

Como posible sacerdote de la ciudad, tiene la capacidad y autoridad declarativa para esas palabras. Junto a la bendición en el nombre del Todopoderoso Redentor, le testifica de su posición y condición de hija de Dios. Si es beneficiaria de esta bendición de Dios, es por que ha sido aceptada como hija del Señor, a lo cual Booz no duda en expresarlo.

La acción de bendecirla, es un hermoso acto de cariño y prosperidad. Al igual que Rut, María fue declarada bendita por el ángel mensajero. “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28). Rut ha recibido la bendición de una mujer insignificante, que entra a formar parte de las grandes dinastías de Israel. Claro esta, ella no lo sabía. Lo que sí es cierto, es que el pariente redentor, le ha manifestado su voluntad y decisión de acogerla. Por lo cual, procede a bendecirla. En este sentido, quienes son recibidos en su presencia y son cubiertos por su manto de salvación, disfrutan invariablemente de su bendición.

El dialogo es mantenido en este momento por Booz solamente. Se dirige a ella, para bendecirla, reconocerla como hija de Dios, aceptarla como parte del pacto. Luego procede a valorar su acción. “…has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos” (Rut 3; 10). Lo que él alaba es el coraje de ella, su decisión, su entrega y obediencia. La estadía de Rut a su lado y su deseo de ser redimida es una bondad recibida por Booz como digna de admiración. Cada vez este hombre se deleita en los alcances de ésta joven. Sin embargo, la alaba y exalta como una mujer digna de ser puesta en alto, por la calidad de sus virtudes y sus acciones notables de sencillez.

Booz reconoce que ella no ha ido a buscar a otro con quien casarse, si no que ha sido fiel a las bondades y servicios d él para con ella. Él le responde con palabras de gracia, esperanza y confianza. “Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas…” (Rut 3; 11).

La invitación a no temer es una bendición especial. Eres una mujer bendita, es decir, una hija de Dios. Por lo tanto, no debe temer. Su confianza y esperanza han de estar en el Señor y descansar en su presencia amorosa.

Este valioso varón le ratifica su interés y resolución de estar a favor de ella. Igual como ella ha hecho lo que su suegra le ha indicado, ahora es Booz, quien se dispone a obedecer y hacer lo que ella le ha pedido. En este sentido, Booz, no ha cambiado de opinión.

Sencillamente, él esta dispuesto a protegerla, defenderla y responder a sus peticiones.

Después de esta atractiva y seductora forma de acogerla, pero sin malicia alguna, Booz, le expresa el conocimiento que tiene de ella. Antes de acogerla la ve como una extranjera moabita. Una vez, esta siendo cubierta por su manto de redención, ve virtudes valiosas y admirables en ella. “…pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (Rut 3;13). Es interesente como esta humilde mujer ha sido dotada por el Señor de múltiples virtudes. Tanto, que todo el pueblo no desconoce sus atractivos virtuosos y morales. Son ellos mismos, quienes se han encargado de admirar, comentar y publicar todas las bellezas del carácter y personalidad que identifican a esta hermosa mujer.

La virtud de una mujer es un regalo de la gracia de Dios en ella. El proverbista reconoce que ésta es una característica muy preciada en una mujer y poco conseguida. Solo las que han sido miradas por la gracia soberana de Dios, son formadas en las virtudes propias de las hijas de Dios. Además, dice que es una virtud que los hombres buscan en ellas y no es fácil encontrar. “La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos” (Proverbios 12:4). Una mujer virtuosa, es antagónica con la que es mala, descuidada y enemiga de la sabiduría que es Dios. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10). Por tanto, solo una mujer en las manos del Señor puede llamársele virtuosa. Tal virtud no es propia de ella, si no de la atractiva gracia en su rostro y corazón.

En consecuencia, Booz ve en Rut una mujer ampliamente hermosa. Su carácter firme, sus valores morales, su relación familiar, su excelencia de vida, su prudencia, diligencia, fortaleza y fe, son algunos de los atractivos de ella. Él no duda en reconocerla a ella y lo que ella es. Claro está, todo lo que ella es, es resultado de la gracia del Señor en su vida. En el momento que fue capacitada para creer en el Dios de Israel y fue traída a la tierra de la abundancia, fue llena de los valores y características de los hijos de Dios. Booz, es un hombre afortunado y feliz de tener a su lado, una sabia y hermosa mujer.

Ante la belleza de Rut, Booz queda asombrado. Él por su parte actúa con ella, como todo un caballero. Es honesto, prudente y protector. Su carácter de hombre grande y fuerte, es para ella un precioso bálsamo. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era” (Rut 3; 14). Él manifiesta su aprecio, entrega y amor a ella, al permitirle dormir a su lado, lo cual representa para ella una hermosa bendición. Como un padre la cuida y prevé lo que es mejor para ella. Luego le aconseja, dirige y se encarga de manejar la situación. La bendición para ella, es múltiple.

La actitud del pariente redentor es consecuente con sus palabras. En su actitud no se percibe engaño, manipulación, egoísmo. Por el contrario, están sus acciones llenas de bondad, ternura, gracia y entrega. Sus palabras, son dulces y manifiestan una acogida paternal. Él la trata como a una hija y la bendice con la forma como la trata y la dirige. Su disposición a protegerla es significativa. Ella esta sencillamente descansando a su lado, con la firme esperanza, que todo tendrá un feliz término, por la actividad de su benefactor. Por lo tanto, puede regresar a casa en la mañana, llena y bendecida.

NO DESCANSARÉ Y CONCLUIRÉ…

Hasta ahora hemos meditado en las acciones extraordinarias que ha tenido Booz para con Rut, la cual esta cumpliendo las instrucciones dadas por su suegra para acogerse a las leyes, respecto a su redención. Ratificamos en consecuencia, que las acciones de Booz para ella, son guiadas por el Señor, en cumplimiento de sus planes soberanos y fieles para con sus hijos. Yendo un poco más allá, podemos afirmar que en esta escena, lo que se presenta es un cuadro de Cristo y su iglesia, la cual el ganó con su propia sangre. En este sentido, los movimientos, determinaciones, símbolos y diálogos, nos muestran la acción redentora de Jesús para su pueblo y sus grandes bendiciones dadas por su gracia salvadora.

Con estas verdades en mente, debemos continuar en el desarrollo de la temática que nos ocupa. Booz esta dormido, al lado del montón de trigo, que ha recogido, al final de la cosecha. Su riqueza y prosperidad son elocuentes. Puede ser que se quedó esa noche para festejar el cierre de la cosecha. Quizás, para celebrar la abundante cosecha que ha sido recolectada. Esto es augurio de muchas y buenas bendiciones. Después de cenar, ya de noche se recuesta, quizás, cansado pero satisfecho.

Es fácil suponer que después de una larga jornada de trabajo arduo y de una deliciosa y especial cena, estará listo para descansar. Por lo cual se acostó y suponemos que se quedó pronto dormido. Mientras tanto, Rut esta sigilosamente observando desde un lugar secreto y escondido, todos los movimientos que se están dando. Cumple la orden de acostarse al lado de él, cerca de sus pies. Sin embargo, fue tan delicada en llegar a él, que no le despertó. “Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies” (Rut 3; 8). Al despertarse, posiblemente por algún movimiento de ella, descubre que no esta solo. Procede a interrogarla. Ella responde amable y suavemente, su identidad y su propósito arriesgado, al venir a quedarse a su lado. Booz no desaprovecha el momento para decirle que descanse a su lado, porque él asume la responsabilidad de cumplir con su deber de redimirla, por no haber tenido hijos de su difunto esposo. Le asegura su decisión de atender a sus necesidades y le invita a descansar a su lado hasta el amanecer.

No obstante, podemos imaginar, sus pensamientos en el resto de noche, respecto a la complicada agenda que tiene el día siguiente, en busca del pariente cercano, para redimir a Rut. “Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana” (Rut 3;13). Lo cierto del caso, es que este varón no descansa, en su deber de bendecirla.

Muy temprano, antes de ser completamente de día, se levantan los dos. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era” (Rut 3; 14). Él para ir a cumplir su compromiso de hablar con el pariente más cercano respecto a Rut y ella para irse a compartir con su suegra, lo sucedido durante la noche, con Booz. El narrador, no nos pone de manifiesto en este capítulo el interés de su temprana levantada. En el capítulo siguiente se muestra, que Booz, no descanso en su mente y en su movilización, en pro de aclarar las cosas sobre la redención de Rut. Él la despacha a casa de su suegra con una buena cantidad de grano y él sale a la ciudad a buscar el otro pariente redentor.

El trigo que envía por medio de ella a Noemí, es quizás una dote de compromiso por estar en el plan de tomar a Rut como esposa. Puede ser una señal de desposorio, el cual se demuestra grafica y simbólicamente por medio del alimento que envía por manos de la joven. Desde este punto de vista, podemos inferir que Noemí al ver a su nuera y recibir de sus manos, el recado de Booz, la invita a estar segura y tranquila, a sabiendas de la responsabilidad que ya tomó Booz en el asunto. “Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy” (Rut 3; 18). Es posible que la seguridad con la cual habla a su nuera respecto al desenlace del caso, se deba a la interpretación que hace del presente recibido.

Lo cierto, es que ella es una mujer sabia, madura y conocedora de los secretos culturales y sentimentales, frente a estas situaciones. Por lo tanto, con voz serena y con un semblante seguro y confiado, llama a su querida nuera a esperar. En esta ocasión, como en casos anteriores, la trata como una hija. El imperativo con el que la interpela es, espérate. No debes hacer nada más. Ya hiciste lo correspondiente. Ahora, descansa, espera y confía en lo por venir. Todo lo que se ha comenzado se resolverá, solo hay que esperar.

Es interesante, como ésta mujer, revela un aspecto del carácter del pariente redentor, representado en la narración por Booz. Parece que ella conoce su carácter. Por lo que esta segura y convencida, que todo depende de él. Él asunto se resolverá, y es él la persona encargada para dar la solución. Es como si dijera, todo depende de él. Simplemente espera.

¿Por qué ésta tan segura que el asunto se resolverá? ¿Indica ella, que todo depende de Booz? ¿Por qué dice que este hombre no descansará hasta que se resuelva el asunto? ¿Qué tiene en mente, cuando dice no descansará? ¿Cómo espera ella que se resuelva el caso?

Las anteriores reflexiones, nos dan seguridad y nos indican que Noemí conoce el carácter de Booz. Lo que nos presenta son aspectos de su carácter. Su diligencia, su suficiencia, su prontitud, su lealtad, su sabiduría, su gracia, su poder, su compromiso. Él no descansará. Es decir, él hará todo lo que le corresponde hacer para aclarar el caso e informarnos. Quédate en casa, hasta el desenlace de este plan, él cual va por excelente camino.

De igual forma, en la redención, el carácter de nuestro amado Redentor, se pone ante nuestros ojos, para darnos seguridad, esperanza y confianza. Con relación a la salvación y a la vida cristiana, estamos llamados a confiar y esperar sólo en Jesús. Todo lo que él ha decretado para sus hijos, tendrá invariable cumplimiento. Él no descansa, no se descuida, ni se olvida de lo que Él mismo ha determinado hacer.

Los cristianos, debemos descansar en sus brazos y esperar en el maravilloso final de la historia de salvación. Él único protagonista de esta bendición, es nuestro pariente Redentor.

“En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará” (Salmos 23:2). Su compañía, protección y redención, son completos seguros y sin sombra de duda. Lo que Noemí, esta diciendo a Rut, esta ligado a la acción salvadora de Jesús. Él cumplirá y consumará la obra que comenzó en cada uno de sus hijos, para su propia gloria y la certeza de sus seguidores. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

En este sentido, Noemí esta hablando de la gracia del Señor de terminar lo que comienza. Ella esta convencida que cuando el Señor comienza una tarea en algunos de nosotros la lleva a feliz término. No hay lugar para el afán y la ansiedad, porque su fidelidad y poder son tan abundantes, que con sobrada seguridad Él la completará. Este es un llamado a la confianza en la bondad de nuestro Redentor. Él no descansa en su propósito redentor.

Una vez traídos a Cristo, su Santo Espíritu se encarga de perfeccionarnos y hacernos a su imagen. Por lo cual, el apóstol Pablo, nos recuerda que en Él estamos plenos, completos y por tanto, satisfechos y realizados. “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:10). No es Booz, el que completará la obra sin descanso. Es el Señor, Dios de Israel, bajo las alas de quien ha hallado refugio esta joven moabita. Su gracia irresistible y su propósito Salvador, están ciento por ciento en las manos del Redentor. Aquel que no descansa para llevarnos a su presencia y permitirnos gozar de su parentesco, relación y comunión, por su gracia en nuestro corazón.

Al entender esta verdad, podemos estar en espera tranquila de lo que él ya ha hecho a nuestro favor. La Escritura nos llama y descansar por completo en su palabra, con la seguridad de su pastoreo y redención. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Esperar en Él y confiar en su palabra es una dinámica escatológica. Es decir, implica, estar diligentes en lo que nos corresponde pero con la fe y certeza, que no depende de nosotros, sino totalmente del Redentor. “Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apocalipsis 6:11).

Este capitulo y tema desarrollado, nos habla de la soberanía de Dios en la salvación, su libre elección, su gracia irresistible para acogernos bajos sus alas y su maravillosa redención. Además, nos presenta lo imprescindible de nuestra responsabilidad ante la salvación tan grande que hemos recibido por el puro propósito de su eterno e incomparable amor sacrificial. “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5).

Soberanía y responsabilidad humana, son dos grandes verdades de la Escritura, las cuales debemos mantener en equilibrio, en nuestra comprensión de la redención. Noemí y Rut dan muestras de la comprensión de esta enseñanza. Descansan confiadamente en la salvación unilateral del Señor para ellas y son responsables en hacer lo que él ha puesto en sus manos para hacer. Hermoso milagro entender y vivir con estas verdades inseparablemente paralelas. La salvación es de Dios y la responsabilidad ante esa salvación es nuestra. En casa estas mujeres, descansan en lo que ha hecho, hace y hará el Redentor.

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