Rut 2:8 Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas.
Rut 2:9 Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, vé a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.
Rut 2:10 Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?
Rut 2:11 Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.
Rut 2:12 Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
HAY REFUGIO EN SUS ALAS
Luego de esta hermosa escena de amor y perdón, podemos considerar otras de las bendiciones con la cual somos beneficiados al ser traídos a su campo; su refugio. Rut había estado anhelando y necesitando un refugio verdadero y seguro en el cual ampararse ella y su querida suegra. Después de caminar, buscar y esperar, Dios mismo, por medio de Booz, da esa bendición a ellas. Es altamente importante la forma como describe el pasaje el recibimiento de Booz a esta mujer extranjera.
Luego de llegar Rut a la propiedad de Booz, solicita ser admitida como espigadora. El capataz de la hacienda accede a darle permiso. No obstante, al llegar Booz, se entera quien es esta mujer se dirige a ella. Son interesantes las palabras con las cuales se dirige a la moabita. “Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía…” (Rut 2; 8). El lenguaje usado para ella es paternal y tierno. La acepta como su hija. Podemos hablar de la adopción de esta humilde extranjera como su hija. La gracia, es evidente en la adopción. Ahora tiene un refugio en aquel que la reconoce hija. Esto indica que ella tiene un padre.
Otra de las expresiones de la bendición que recibe Rut es ser conocida por Booz. “Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido…” (Rut 2; 11). En primer lugar, Booz, no la trata como a una desconocida. Después de tratarla como hija, lo cual indica su nueva relación y posición, ahora la manifiesta su conocimiento. Esto es, te conozco desde antes que tú me conocieras.
Además, le manifiesta su conocimiento no solo de lo que ella es, de lo que ha hecho, también, de lo que ha sufrido. Es altamente interesante, como al ser traídos por Dios a Jesús, Él nos expresa su amor acogedor al revelarnos su adopción y su conocimiento.
Recordemos que una de las razones por la cual llegamos a Cristo, es por el previo conocimiento que en el amor del Padre, Él tuvo de nosotros.
Otra de las verdades presentes en esta narración, la cual describe de manera hermosa a Dios como nuestro refugio, es las verdaderas motivaciones que tenemos para llegar a Cristo.
Booz, sabe y conoce el desapego que Rut ha tenido de su familia y de su tierra. También el dolor por el cual ha pasado y las tragedias y pérdidas que ha afrontado. “…y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes” (Rut 2; 11). Nada es oculto ante los ojos de Booz. No obstante, no hay ningún signo de reproche o cuestionamiento de parte de él. Solo hay amor, aceptación, gracia y protección.
Se pone de manifiesto en esta historia, como debemos tener una actitud de verdadero desprendimiento de las relaciones familiares y materiales para poder disfrutar de las bendiciones espirituales. “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26-27). Esto indica el alto grado de implicación al ser seguidores de Jesús. “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). En este sentido, sólo son discípulos de Jesús, aquellos que Él mismo llama.
Rut al igual que los doce apóstoles u otros personajes de la Biblia, dio muestras contundentes de ser una verdadera seguidora de Jesús. Ella fue capacitada para dejarlo todo, por amor al Señor. Como Abraham, dejó su tierra y su familia, para ir en pos de la vida eterna. “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8). Por consiguiente, la fe puesta por Dios en ellos, les llevó a la seguridad y salvación en Jesús.
La actitud de Rut es admirada y elogiada por Booz. Además, él mismo que la esta bendiciendo al recibirla pronuncia una hermosa bendición para ella de parte del todopoderoso Dios. “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel…” (Rut 2; 12). Lo que hace Booz, es ratificar la bendición de la que es objeto Rut por la gracia con la cual ha sido mirada. Una vez es recibida por gracia, se hace merecedora del galardón o recompensa. Nos preguntamos ¿Qué ha hecho Rut para ser recompensada? La respuesta es, nada. El único motivo de bendición para ella, es la gracia con la cual fue aceptada y reconocida por parte del pariente redentor.
Además, Booz, reconoce que esta acogida por el Dios de Israel. Es decir, por el único y poderoso Señor. Ella ahora esta disfrutando del refugio que sólo el Dios de la historia puede otorgar a quienes Él quiere. Las palabras que usa, indican una acción paternal de protección y pastoral de cercanía. “…bajo cuyas alas has venido a refugiarte” (Rut 2; 12). Nos habla de refugio y seguridad. Rut ha obtenido el refugio del Señor y su seguridad cerca de su cobijo.
Esta siendo cobijada por su gracia poderosa y puede confiar y descansar bajo su cobertura.
La figura de las alas de Dios para sus seguidores, es significativa para proveer descanso y protección. El salmista vez tras vez, recurre a esta tierna y sugerente figura para protección
en medio de las tormentas. “Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas” (Salmos 17:8). “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos” (Salmos 57:1). Habla de la seguridad que hay bajo sus alas. “Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas” (Salmos 61:4). “Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro…” (Salmos 91:4).
Por tanto, la afirmación de Booz para Rut indica el fuerte refugio del que es objeto ella, bajo la protección del Dios de Israel. La protección del Señor para ella, se manifiesta en ser alcanzada por la mirada del propietario y ser refugiada en su campo como espigadora. Ya no es una desconocida y solitaria mujer extranjera. Ahora tiene la certeza de estar segura bajo las alas cuidadosas y defensoras del dueño del campo. Las alas indican seguridad, protección, pero también tienen una idea combativa. Alguien la protege y defiende.
En sentido espiritual, podemos reconocer que al ser traídos al Señor, somos cubiertos con su gracia, lo cual indica aceptación, reconocimiento y adopción. También somos cobijados por las alas del Señor Jesús, lo cual indica seguridad, protección y defensa. Ya no estamos desamparados, tenemos un poderoso y seguro refugio en Él. No peleamos por nuestra cuenta, tenemos quien pelea por nosotros y nos defiende cual sea la aflicción. Nos parece escuchar en el corazón de Rut las palabras de Booz: “no te preocupes, has sido aceptada en mi campo. De ahora en adelante, yo te defenderé, te cuidaré y te cubriré. Confía en mí”.
Lo que tiene que hacer ella, es descansar de sus quebrantos, aflicciones y tragedias. Bajo sus alas fuertes hay seguridad. Confiar en las palabras inspiradoras que salen de los labios de este varón. En este sentido, Rut comienza a cosechar bendiciones de la firme decisión, guiada por el Señor de estar con el Dios de Noemí, seguirle y servirle. Esas palabras de confianza en su regazo, las recibimos quienes hemos sido llamados sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario