} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESTUDIO LIBRO DE RUT 14

jueves, 19 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 14

 

 

SALVACIÓN Y SEGURIDAD

 

Comenzamos el estudio decimocuarto meditando en la gracia de la salvación que se nos ha regalado en Cristo. No hay ningún mérito, valor y virtud que nos haga dignos de esta hermosa y eterna bendición. Sin embargo, por la libre gracia y eterno amor de Dios, se nos ha llamado eficazmente a ser sus hijos. La magnitud de esa gracia inefable, debe llenarnos de gratitud, adoración, reverencia y fidelidad a quien nos tuvo por dignos de ser salvos.

El desarrollo del estudio será considerando la actitud con la cual estas mujeres reciben las bendiciones de la redención. Para identificar las reacciones, posibles sentimientos, condiciones, temores y miedos que embargan a quienes son traídos a la redención. Con esta lectura y análisis, es posible encontrar caminos de acción personal para la aplicación de estas verdades a la vida diaria.

Desde esta óptica, podremos ver a Noemí y Rut cómo experimentan y reciben la gracia de Dios. Además, la forma delicada y fiel como son conducidas a la voluntad de Dios. También, la confianza, esperanza, fortaleza y dependencia, que alimenta sus vidas.

La soberanía y la responsabilidad humana, son dos grandes verdades que han creado confusión y discusión en el transcurrir histórico del cristianismo. No obstante, en este libro vemos en permanente tensión estos dos pilares de la fe cristiana y reformada.

Hemos estado considerando el principio invariable de la soberanía de Dios en sus planes, su protección y su redención. También, estamos estudiando los capítulos desde la columna sólida y bíblica de la responsabilidad humana.

Por consiguiente, ahondaremos aspectos relacionados con la eterna, perfecta y gran responsabilidad que tienen los elegidos de aplicar las verdades del reino en su diario vivir. En este sentido, tenemos la esperanza y certeza, que en esta tarea práctica y cotidiana, está comprometido ciento por ciento el Espíritu Santo. Por su gracia y dirección,

Él capacita a los creyentes para vivir para la gloria de Dios y responder a las demandas del evangelio, en el sentido de la responsabilidad. Con esta verdad y postura en mente, nos acercaremos a los contenidos que nos ocupan en la presente publicación.

 

LE EXTIENDE SU MANTO

Una de las acciones más sobresaliente sobre la acción de Booz, es la de recibir a Rut y extenderle su manto. Reviste alto significado la acción decisiva de extender su manto a una extranjera, como lo era esta joven. En consecuencia, consideraremos algunas de las implicaciones de esta maravillosa acción y sus lecciones personales.

Algunas escenas de la narración han sucedido de día. La mayoría de eventos significativos han sido a la luz del día para su ejecución. No obstante, la narración que se avecina, se planea en la intimidad de la casa y se ejecuta en lo más avanzado de la noche. El libro, como lo hemos reiterado, esta lleno de diálogos, algunos privados otros públicos. Algunos entre familia, otros entre desconocidos. Unos entre personajes protagónicos, otros entre personajes periféricos. Lo cierto del caso, es que nos aprestamos a analizar un dialogo específico, con carácter de estrategia y plan de conquista.

Al terminar el estudio del capítulo dos, quedamos en la intimidad de la casa. Allí, después de un día de trabajo, las dos mujeres, se reúnen y comparten recíprocamente sus alegrías y expectativas. Comen juntas, viven juntas y se respetan, quieren y apoyan mutuamente. La mutualidad, de estas parientes es muy extraordinaria. Son muchas las diferencias que tienen; edad, nacionalidad, cultura, entre otras. Sin embargo, son muchas las cosas que las unen. Vivienda, tierra, dolor, esperanza, creencia. La gracia del Señor hace nacer entre ellas, una amistad exquisita, con grandes detalles de una y otra.

Es en esta íntima familiaridad y relación, que se gesta el plan. Noemí, la anciana mayor y experimentada, conoce las posibilidades que tienen en Belén. Lugo de meditar ampliamente sobre el camino a seguir, se resuelve a comunicar a su nuera, la estrategia de acción, para ser realizada por la joven, durante la noche. Ella calcula el día, la hora, el estado, la presentación, los movimientos, las palabras. Todo lo tiene claramente dispuesto y organizado en su mente. Solo falta comunicarlo y esperar que Rut cumpla al pie de la letra las indicaciones para su consecución. Lo que se busca; que Booz, cumpla con su deber de redimir a la viuda y casarse con ella. Para lo cual no hay que escatimar detalles.

La casa usada como refugio, es usada, no para descansar, ni adorar a Dios por sus bondades, sino para articular el plan de acción, a desarrollarse esa noche. Rut, no tiene la palabra, sino Noemí. Es Rut, quien ha de ser la actora física de la estrategia que intelectualmente ha planeado Noemí. En esta ocasión, a diferencia de otras, preparan el accionar durante el día y debe ser cumplido en la noche. Rut estaba acostumbrada a salir de día y estar en casa en la noche. “…He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas” (2). Ahora, se cambiaran los tiempos y los lugares de permanencia. La noche, es la mejor aliada para actuar, además, es esta noche, no otra.

Noemí, da a Rut tres acciones para que haga, que determinan tres obligaciones para su preparación y presentación ante Booz. “Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos…” (3). Lavarse, ungirse y vestirse, son tres tareas que debe cumplir su nuera antes de salir. Es significativo que las indicaciones apuntan al cuerpo. La misión tiene éxito, si se cumplen todas las especificaciones para tal fin. Tienen que ver con la pureza, fragancia y dignidad que la deben caracterizar. Un eje de desarrollo pedagógico para la acción, es el cuerpo. La corporalidad juega un papel importante en la historia de redención.

Ella debía estar limpia, perfumada y vestida. Todo apunta a un plan de conquista, para lo cual se debe estar bien preparada. Al estar preparada, debe dirigirse al campo del conocido y distinguido hombre, que la ha recibido para espigar. “…irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber” (3). Rut puede con toda facilidad ir de noche, puesto que el camino le es conocido. Todo este preámbulo en casa, debe servirle para ir en dirección de Booz, que esta noche se quedará en la era.

Noemí, le da una a una las indicaciones de cómo actuar y en que momento.

El objetivo de ella, es solicitarle que extienda su manto y la cubra. Esto tiene un alto sentido de protección y redención. Implicaba para Booz tomarla por mujer y cumplir con el deber del levirato o cuñado. Salta a la vista y al oído, la seguridad que tiene Noemí en el éxito del plan. Ella sabe que Booz la va a recibir y le indicará todo lo que debe hacer. En este sentido, lo único que debe hacer es obedecer, lo demás corre por cuenta del pariente cercano. “…y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer” (4). También, se pone de manifiesto la actitud abnegada y obediente de Rut. Ella no objeta el plan.

Sencillamente, se somete voluntaria y decididamente al plan de su suegra. “Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes” (5).

Rut no solo se dispone a hacer lo que su suegra le indica, sino que además lo hace. Este es un ejemplo hermoso de una unidad entre lo que creemos y hacemos. “Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado” (6). Generalmente, nosotros decimos hacer una cosa y hacemos otra. Afirmamos creer una verdad y actuamos en oposición a ella. Un ejemplo de vida cristiana y de un carácter moldeado por Dios, es decir y hacer; creer y vivir. Eso nos lo enseña la actuación de Rut. “Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos” (Génesis 24:24).

Rut cumple con la orden de Noemí y al estar a los pies de Booz, este se despierta y la interroga sobre su identidad. “Entonces él dijo: ¿Quién eres?...” (9). A esa pregunta, ella responde con su nombre, seguido de la condición en la que ella esta, la intención de su visita y la razón por la cual actúa así. “…Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano” (9). Cada una de las partes de esta respuesta es altamente significativa para darnos a conocer el desarrollo de la escena. Nombre, posición, motivación y razón, son partes notables de su respuesta.

Ella es una mujer, conocida por Booz. “…Y ella respondió: Yo soy Rut…”. Su nombre es conocido por Booz, su presencia también, sus virtudes y su procedencia, al igual que sus necesidades, le son familiares. Él mismo conocía mucho más de ella, de lo que ella misma se imagina. Fue él quien le hablo de su ralacionalidad con Noemí, de su procedencia de Moab, de su viudez. En este sentido, el pariente redentor sabe todo de ella. En este contexto, hemos de suponer que al llegar a su lado en la noche, ya es conocido por él. En consecuencia, su pregunta ¿quién eres? Es para escuchar de sus labios la respuesta, más no para saber quien es. Recordemos que Booz, alegóricamente hablando representa a nuestro omnisciente y sabio Redentor; Jesucristo, el cual sabe todo de nosotros.

Luego de su respuesta sobre su nombre, viene la de su posición o condición. “…Y ella respondió: Yo soy… tu sierva…”. No solo reconoce su identidad ante Booz, además, es consciente de su condición de indignidad y pequeñez ante él. Por lo tanto, procede a reconocer su posición ante sus ojos. Se considera a sí misma sierva de él. Ya en el capítulo dos ella había confesado ser su servidora. Esta parte de la respuesta es significativa, porque ubica a Rut en su real nivel ante su pariente. No es de arrogancia, poder o reconocimiento.

Su puesto es el de sierva. No esta buscando nada que no sea servir a su Señor. Todo cristiano, que ha sido llevado al lado del Señor Jesús, debe tener la disposición y convicción de estar a su servicio. El que no esta en posición de siervo, no es su hijo.

Una vez presenta su identidad y reconoce su condición, manifiesta la motivación que la tiene a su lado. “…Y ella respondió: …extiende el borde de tu capa sobre tu sierva…”.

Solo una motivación tiene a Rut a sus pies. Que él cumpla el deber de redentor para con ella. Ella se acoge a la ley mosaica, respecto a las viudas sin hijos. En consecuencia, él es la persona indicada para cumplir con esa misión. La solicitud de que él extienda su capa o manto sobre ella, tiene esa función, de cubrirla, es decir, comprometerse a redimirla.

Noemí, le ha indicado que debe solicitarle que extienda su manto sobre ella. Y esto es exactamente lo que ella solicita. Su demanda es llena de humildad y sencillez. No le ordena, ni le reclama. Sencillamente le suplica este favor. Su humildad y suplica, se manifiesta al decirle el borde de su capa, sobre tu sierva. Le pide que tan sólo sea el borde de su capa. Es indicio de salvación para ella, que nuevamente se autodenomina su sierva.

Esta actitud nos recuerda a la mujer que decía si tan solo tocare el borde de su manto, seré salva. “Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:21-22). La sencillez de la actitud de Rut y la fe y confianza que la acercan al borde del manto de su Señor, son semejantes a la de la mujer sanada por Jesús.

El borde del manto, en este sentido, en ambos casos es una muestra de redención, salvación y esperanza. Por tanto, las dos suplican ser tocadas o alcanzadas por el borde de su manto.

La razón que la motiva a hacer esta arriesgada solicitud, es legal. Ella no esta haciendo nada contra las leyes nacionales o contra naturaleza. Su petición es válida, legal y viable.

Además, se dirige a la persona indicada. “…por cuanto eres pariente cercano”. La cercanía y familiaridad de Booz con su difunto esposo, le llevan a esta instancia. La presentación de su razón, es la base de su argumento. Rut, conoce las leyes y se apoya en ellas. Por lo cual, interpela a quien tiene la capacidad y obligación de cumplir estas demandas. Ella, rinde sus derechos ante quien tiene todo el derecho; Booz.

Ser redimida por Booz, significa un acto de misericordia. También, es una acción de infinita bondad y sobrada entrega. Ella no merece nada, no obstante, se apoya en la ley para tal fin. De igual forma, tu y yo no merecemos nada, somos pecadores y muertos en pecados.

Sin embargo, por la gracia de Dios, hemos sido alcanzados. Su redención ha hecho posible que lleguemos a su presencia y supliquemos su favor inmerecido. Él es nuestro pariente cercano, nuestro Redentor, ahora nuestro Padre. En su presencia y bajo su manto de gracia podemos estar seguros y confiados. Lo que esta sucediendo a ella, es que se esta amparando en la bendición que él mismo le manifestó. Has venido bajo las alas del Todopoderoso Dios de Israel. Ella le solicita que esa bendición se haga realidad, cubriéndola bajo las alas de su manto de infinita y soberana bondad.

En otras partes de la narración bíblica, se presentan pasajes relacionados con la esperanza y la bendición de estar cubiertos por el manto del Señor. “Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto” (1 Reyes 19:19). La caída del manto de Elías sobre Eliseo, es un indicio de llamado para el desarrollo de su ministerio y una demostración de la gracia del Señor sobre él, la cual debe ser reconocida y alabada.

Isaías, en su libro, habla sobre la importancia de estar cubiertos por el manto de Dios, para ser llenos de su salvación. “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10).

En este sentido, al igual que en el caso de Rut, el ser cubierto con el manto del Señor, es un acto de gracia y esta emparentado con el desposorio. Por lo cual, quienes son alcanzados por su manto u orla, tienen la certeza de estar siendo preparados para el matrimonio.

Ezequiel, nos comenta sobre la extensión del manto de Dios sobre sus elegidos. Él mismo los alcanza con su manto y los prepara para su relación eterna y amorosa de amor matrimonial. “Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía” (Ezequiel  16:8). Indica que el acto de cubrir a los suyos con su manto es una demostración de pacto. Se inicia oficialmente una relación pactual. Quienes han sido escogidos desde la eternidad, en el tiempo reciben visiblemente el manto del Señor que los cubre, tal como sucedió con Rut.

En este sentido, podemos entender la bendición y alabanza posterior de Booz, al cubrir con su manto de amor y desposorio a su elegida. “Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía…” (10). No es ella la que esta representada aquí, en términos simbólicos y comparativos se esta dando, una relación oficial de desposorio de Cristo y su iglesia, al extender su manto sobre esta insignificante extranjera. La salvación y redención para ella es definitiva y puede descansar tranquila, porque efectivamente se ha realizado, al ser tocada por su capa. De ahí en adelante, Rut, al igual que la iglesia de Cristo, recibe la bienvenida a su lado y espera confiadamente en el desenlace de esta historia de amor. Por lo cual, disfruta de su bendición, como sierva y beneficiaria de esta relación amorosa.

 

LE DA SEGURIDAD Y DESCANSO

La bendición de ser cubierta por el manto, es amable y confiadamente recibida por Rut.

Unida a esa gracia, están los beneficios agregados de que es objeto ella y todos los hijos de Dios. Dar seguridad y ofrecer descanso es un resultado del ser cubiertos por su manto de justicia. Una vez Rut es tocada y cubierta por el manto de Booz, su pariente redentor, recibe de él, aprobación y las palabras de seguridad y plácido descanso a su ser.

Después de ir a acostarse a su lado, y ser interpelada por él, en la noche; recibe un acto de esperanza, es cubierta por su manto y unas palabras de seguridad. Una de las expresiones que recibe a esa hora es el mandamiento de no temer, unido a una expresión paternal. “Ahora pues, no temas, hija mía…” (11). El llamado a no temer es muy común en la Biblia. Indica un acto de desconfianza, temor y angustia por lo desconocido. También, una dependencia en nosotros mismos, lo que somos y hacemos. No obstante, la Escritura nos ordena reiteradamente a poner nuestra confianza en la obra de Cristo para ser libres del temor. Su amor llena los vacíos nuestros y nos libera de todo temor.

Una razón por la cual no debemos temer, es porque el Señor esta a nuestro lado. Su providencia y su soberanía están a favor de sus hijos. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

Otra razón para no temer, es porque el objeto del temor casi siempre son las cosas, circunstancias o personas. Todo eso es pasajero, pero nuestro Dios permanece para siempre. “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” (Isaías 51:12).

Cuando Booz, habla con Rut, ella le manifiesta que ha sido consolada por él. La consolación esta asociada en el pasaje de Isaías, con la bondad de Dios para sus hijos. Recordemos que el consuelo es obra del Espíritu Santo en el creyente.

En este sentido, Rut afirma que ha recibido consuelo su alma con la acción de redención.

Podemos afirmar que ella al ser redimida experimenta la obra de su Santo Espíritu.

La expresión, hija mía, como lo hemos anotado anteriormente, es una demostración para ella de adopción. Por medio del amor paternal eterno, se nos ha llamado a ser hijos de Dios.

Al salir de sus labios, esta hermosa frase, indica la posición de ella, cerca de Booz.

Contrasta fuertemente, con la expresión de la condición que ella le expresa. Ella manifiesta soy tu sierva, él le dice hija mía. Una es la posición, desde el punto de vista de ella, otra es desde la óptica del pariente redentor. Esa es una fuerte y poderosa razón para no temer.

Una vez la ha consolado y tranquilizado con sus dulces palabras, le ratifica que hará lo que ella le ha pedido. “…yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (11). Esa afirmación no radica en su petición. Es decir, él no lo va a hacer porque ella le pidió que se casara. Sencillamente, es su deber, él lo conoce.

Hemos de imaginar que al solicitarlo ella, se da la confianza de su seguro cumplimiento.

No es ella la que lo inquieta a manifestarle su favor y redimirla. Por consiguiente, él mismo desde antes de que todo esto sucediera estaba pensando en esta situación y conocía su deber. Toda la gente del pueblo conocía las virtudes de Rut y quizás, presagiaban esto.

Luego de estas afirmaciones, la invita a pasar la noche a su lado. Después de ese gran juramento, sobre la decisión y compromiso de redimirla, la llama al descanso. Booz, pone por testigo de su pacto al Dios de Israel, bajo cuyas alas ella está refugiada. “…Descansa,pues, hasta la mañana” (13). La invitación al descanso, es una orden que ella debe cumplir. No hay temor, nada le debe preocupar, ha visto la respuesta a su arriesgada acción; solo le resta estar tranquila. Descansar a los pies del redentor. Como lo comentamos, ella obedece su orden y se queda a su lado. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana…” (14). Su sueño debió ser grato, placentero y profundo. Una mezcla de alegría, responsabilidad y gratitud debe inundar su corazón.

Solo en la presencia del Señor hay descanso. Los hechos sucesivos a su manto sobre ella, son el descanso, confianza y serenidad que ella recibe. De igual forma, todos los que son traídos a los pies de Cristo disfrutan las mismas bendiciones. Ese es el caso de Moisés. “Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (Éxodo 33:14). La fiel presencia protectora, guiadora y consoladora de Dios estuvo con él y le sostuvo.

La presencia del Señor ha guiado y sostenido a su pueblo en las más difíciles y hostiles circunstancias. “Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso” (Numeros 10:33). Su palabra guía a su pueblo y lo sostiene hasta llevarlos a puerto seguro. La expresión hermosa y clásica del rey David, sobre el pastoreo de Dios para los suyos, aplica para este caso. Rut, recibe y disfruta en adelante del descanso que sólo Jesús da a sus redimidos. Su descanso se traduce en paz, serenidad, confianza, dependencia y gratitud.

Jesús mismo nos advirtió que sólo por medio de su obra y persona hay descanso seguro para nuestra alma. Podemos buscar otras fuentes, sin embargo, no seremos saciados. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). Aprender de Él es la puerta y camino a la tranquilidad. Esto significa al consuelo, solaz y reposo con el cual nos cubre, como de vestidura. Rut, esta siendo cubierta de solaz y reposo por la redención.

El profeta Jeremías, levanta su voz, para indicar la rebeldía y obstinación del hombre a obtener el verdadero descanso. Por lo cual, podemos afirmar, que somos llevados a descansar genuinamente por la gracia de Dios. “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jeremías 6:16). De nuestra propia voluntad, no nace ese propósito tan noble. Es indispensable la gracia soberana e irresistible para ser llevados a las aguas de descanso y reposo. “En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” (Salmos 23:2-3 ).

 En conclusión, podemos decir, que Rut es cubierta por el manto de Booz, señal de redención, es llevada a descansar a su lado, señal de provisión. Estas acciones indican para el creyente en Cristo, su redención y su pastoreo. Al ser llevados a sus pies, se nos extiende su manto como demostración de la salvación para nuestra vida y se nos lleva a descansar para indicar el pastoreo, cuidado y bondad de Dios para sus hijos. En otras palabras, una vez salvos, somos pastoreados por su misma presencia.

 

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