} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL PRECIO DE LA SALVACIÓN HUMANA

lunes, 7 de junio de 2021

EL PRECIO DE LA SALVACIÓN HUMANA

 

 

Mar 10:41  Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.

Mar 10:42  Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.

Mar 10:43  Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

Mar 10:44  y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.

Mar 10:45  Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.  

 

   Era inevitable que la acción de Santiago y Juan produjera un profundo disgusto entre los otros diez. Les parecería que aquellos dos habían tratado de tomarles la delantera y sacar una ventaja fraudulenta sobre los demás. Inmediatamente empezó otra vez la antigua discusión sobre cuál de ellos era el más importante.

Era una situación delicada. El compañerismo del grupo apostólico podría haber empezado a resquebrajarse si Jesús no hubiera intervenido a tiempo. Los llamó, y dejó bien claro que los baremos de grandeza de Su Reino y los de los reinos de este mundo eran completamente diferentes. En los reinos del mundo, el baremo de grandeza es el poder. La prueba era: ¿Cuántas personas controla un hombre? ¿Cómo es de grande el ejército de servidores que tiene a sus espaldas y a sus órdenes? ¿A cuántas personas puede imponer su voluntad?

No mucho después de esto, Galva había de resumir la idea pagana de la realeza y de la soberanía diciendo que ahora él era el emperador podía hacer lo que le diera la gana y a quien le diera la gana. En el Reino de Jesús, el baremo es el del servicio. La grandeza consiste, no en reducir a otros al servicio de uno mismo, sino en reducirse uno mismo al servicio de los demás. La prueba no era: ¿Qué servicio puedo extraer?; sino: ¿Qué servicio puedo prestar?

Se tiende a pensar en esto como un estado ideal de cosas; pero, de hecho, es del más sano sentido común. Es de hecho el primer principio de la vida de negocios normal y corriente. Bruce Barton indica que la base sobre la cual una compañía de coches pretenderá ganar clientes es asegurando que se meterán debajo de tu coche más a menudo y se pondrán más sucios que ninguno de sus competidores. En otras palabras, que están dispuestos a dar mejor servicio. También señala que aunque el empleado normal puede irse a casa a las cinco y media de la tarde, se seguirá viendo la luz en la oficina del jefe de personal hasta bien entrada la noche, porque quiere aportar el servicio extra que le hace ocupar ese puesto.

El problema fundamental de la situación humana es que la gente quiere aportar lo menos posible y recibir lo más posible. Es solamente cuando se está lleno de deseo de meter más en la vida de lo que se saca cuando la vida vale la pena para uno y para los demás. El mundo necesita personas cuyo ideal sea el servicio -es decir, que se hayan dado cuenta de lo sensato que fue lo que dijo Jesús.

Notemos, por último, en este pasaje, el lenguaje que usa nuestro Señor al hablar de su propia muerte. Dice, "El Hijo del hombre vino a dar su vida en rescate  por muchos..

Esta es una de esas expresiones que debían guardar como un tesoro en sus almas todos los verdaderos cristianos. Es uno de los textos que prueban de una  manera incontrovertible el carácter expiatorio de la muerte de Cristo. Su muerte no fue una muerte común, como la de un mártir, u otros santos. Fue el pago  público que hizo un Representante. Omnipotente de lo que debía el hombre pecador al Dios Santo. Era el rescate que un Fiador divino ofrecía para procurar la  libertad de pecadores, atados y ligados por la cadena de sus pecados. Con esa muerte Jesús dio satisfacción plena y completa por las transgresiones del hombre. En la cruz cargó nuestros pecados sobre su cuerpo. El Señor se cubrió con todas nuestras iniquidades, y cuando murió, murió por todos. Cuando  sufrió, sufrió en nuestro lugar; cuando colgaba de la cruz, colgaba de ella como Sustituto nuestro, y su sangre que allí corrió, fue el precio de nuestras almas. Jesús vino para ser el siervo sufriente de Dios profetizado en Isa. 53 y para dar su vida en rescate por muchos. El uso de la palabra muchos no significa que Jesús murió por ciertas personas solamente, de ninguna manera; recalca más bien el gran número de los redimidos por su muerte. Este es uno de los pocos lugares en Marcos donde se explica la manera en que la muerte de Jesús nos salva. Marcos tiene mucho más interés en la sencilla realidad de la salvación, y no en cómo sucede. Rescate es uno de los muchos cuadros por medio de los cuales se explica la salvación en el NT. Significa pagar un precio para ser libres de la esclavitud, o la prisión, o la muerte pagando un precio. En nuestro día estamos bien familiarizados con las demandas de aquellos que secuestran o asaltan. En este caso el precio sería la muerte de Jesús.

 

Que todos los que en Cristo confían se consuelen al pensar que se apoyan en sólido cimiento. Verdad es que somos  pecadores, pero Cristo cargó sobre si nuestros pecados. Verdad es que somos deudores pobres y desvalidos, pero Cristo ha  pagado nuestras deudas. Verdad es que merecemos vernos encerrados para siempre en la prisión del infierno; pero, gracias  a Dios, Cristo ha pagado por completo nuestro rescate. La puerta está abierta de par en par, y los prisioneros pueden salir  libres. Que todos por el sentir de nuestro corazón tengamos la convicción de poseer ese privilegio, y marchemos  en la bendita libertad de los hijos de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario