} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 12/01/2024 - 01/01/2025

domingo, 29 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 16

 

Rut 4; 1 Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó.

Rut 4:2  Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron.

Rut 4:3  Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec.

Rut 4:4  Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré.

Rut 4:5  Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.

Rut 4:6  Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.

Rut 4:7  Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel.

Rut 4:8  Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato.

Rut 4:9  Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón.

Rut 4:10  Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy.

Rut 4:11  Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén.

 

 

ÉL ES JEHOVÁ TU SEÑOR

Durante las publicaciones anteriores, hemos considerado aspectos muy sobresalientes de la acción salvífica de Dios para los suyos. De manera especial, nos hemos deleitado considerando paso a paso, elementos del carácter de Dios, acciones y atributos, los cuales son expresados en la vida de Noemí y Rut. En consecuencia, hemos admirado su Deidad, poder, su salvación y en esta última parte del libro de Rut, meditaremos en su señorío.

Adentrarnos en las verdades relacionadas con el señorío o gobierno absoluto de Dios en todas las cosas y las personas, es muy alentador. En razón, de la confianza que podemos tener por su gobierno fiel, justo, inmutable y amoroso. Son muchas las partes de la Escritura, donde Dios recibe el título de Señor. Esto implica quien gobierna, dirige, tiene la autoridad, el amo, el dueño, poseedor, o rey. No obstante, considerarlo Señor o Rey, nos debe llegar a aceptar las trascendentales verdades o principios de su gobierno.

Desde la perspectiva del señorío de Dios, identificaremos las verdades bíblicas y teológicas de ese gobierno, según la información que tenemos en el capítulo cuatro del libro de Rut.

No podemos desligar el título de la acción misma que se ejerce con relación al título. Es decir, si hablamos de un padre, tenemos que relacionarlo con lo que el es y hace como padre. Si pensamos en un médico, tenemos que identificar la esencia del ser y del quehacer del médico. De igual forma, considerar y reconocer la enseñanza del título de Dios como Señor, es considerar lo que Él hace y/o es para ejercer su señorío.

Con este punto de referencia en nuestra mente, comenzaremos el recorrido por el capítulo cuatro del libro para resaltar las acciones, enseñanzas y esencia del ministerio y ser de Dios, como Señor. Debemos recordar que casi siempre que se presenta a Dios como Señor, se hace referencia a la obra de Cristo. Por tanto, hablar de su señorío, es reconocer su salvación perfecta y su gobierno en el corazón de su pueblo para someterlo a su voluntad y llevarlos a su final perfecto de su obra de redención. Por consiguiente, el señorío de Dios esta precedido por la redención del creyente. Esto hace que solo podamos entender los hechos propios de su gobierno, al ser nacidos de nuevo, esto es, renacidos.

En esta parte consideraremos tres acciones extraordinarias, de las cuales nos hemos beneficiado, para ratificar el señorío y gobierno del Señor en la vida de los creyentes. Esas dimensiones son el renombre que se nos da, la herencia que se nos concede y la prosperidad con que se nos bendice. Todas estas actuaciones tienen efectos eternos en la vida del creyente. Mediante ellas, nos será más fácil articular el tema latente en el capítulo último del libro de Rut y presente, en toda la Escritura, con relación a la salvación.

DA RENOMBRE ETERNO

Una de las bendiciones que expresa claramente el señorío de Dios sobre sus hijos consiste en el renombre que les otorga como elegidos. El renombre indica que los exalta, son conocidos en la ciudad, los dignifica y su nombre es recordado en medio de los tiempos.

Claro esta, todo esto es por la gracia incomparable de Dios y un resultado de la salvación en Cristo. Nada de ello, es por sí mismos, si no por la infinita bondad de Dios.

Una vez Booz se compromete en una relación de pacto con Rut, se mueve en cumplimiento de su juramento. Sus movimientos y pasos lo conducen a hacer efectivo su palabra en la noche anterior a su desposada. La trama o argumento de los movimientos giran en torno a redimir la esposa del difunto, para perpetuar el nombre del fallecido en medio de Israel y levantar descendencia a su nombre. Analicemos paso a paso este propósito.

En primer lugar, Booz va en busca del pariente más cercano de Elimelec y a quien correspondía en primera instancia redimir a la viuda. Esto es hacer justicia a ella, casándose y levantando descendencia en nombre del difunto. Por lo tanto, le vemos ir a la ciudad y esperar al familiar. “Booz subió a la puerta y se sentó allí…” (1). Él subió y se sentó.

Subir y sentarse, puede estar asociado con un procedimiento legal, público y ritual, paradirimir el asunto. Al estar allí, pasó el pariente cercano, al cual se refirió Booz, en su encuentro con Rut. “…y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó” (1). Booz espera que pase, lo llama y le ordena sentarse. Parece ser que Booz, actúa como un funcionario importante del pueblo. En un tribunal debe darse respuesta a esta situación social, familiar, con implicaciones legales. La obediencia del fulano nos puede llevar a considerar esto.

Luego de estar sentado con el otro opcionado para cumplir la ley en este caso, llama a diez ancianos como testigos del desarrollo y desenlace del caso. “Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron” (2). El ambiente previo a la presentación del motivo del encuentro, nos ubica en un tribunal. Todo lo que se realizará en esta ocasión tiene efectos legales, decisivos y potestativos. En consecuencia, es necesario subir y sentarse, tener a las dos partes de la negociación, tener testigos o magistrados que aprueban o desaprueban lo legítimo de las decisiones a las que se lleguen. Los veedores con ancianos, quizás encargados de la justicia social en Belén.

Reviste gran importancia todo el procedimiento preparatorio y de ambientación, antes de presentar la razón por la cual se reúnen. Además, se dice que esto sucede a la puerta de la ciudad, donde muy posiblemente se ubicaban los ancianos para impartir justicia sobre variados casos. En esta oportunidad estamos frente a un proceso legal de carácter económico y familiar, es decir, de una gran carga social. Por lo que se requiere, estar en el marco de lo legal. El acto legislativo es sobradamente dentro de la Ley vigente.

Son ancianas las personas, llamadas para sentarse en el tribunal, juzgado o lugar del juicio. Se encuentran ante ellos los varones responsables de negociar legalmente la decisión a tomar. Los ancianos en la Biblia, siempre están asociados a personas de madurez, discernimiento y capacitados para gobernar, aconsejar, legislar y dirimir asuntos diversos.

Moisés, consultó ancianos, Pablo una y otra vez habla de la importancia de los ancianos en las iglesias. Ellos son encargados de la función espiritual y administrativa o legislativa en asuntos de fe y conciencia. Las verdaderas iglesias de Cristo, han de tener en su gobierno, ancianos para que contribuyan, por la gracia de Dios a decidir y ejercer autoridad declarativa en asuntos de la iglesia. “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14).

En este juicio hay multitud de testigos consejeros. Por tanto, el caso es legalmente abierto a la opinión pública. Booz actúa como moderador, presentador, magistrado o sacerdote. Es él quien da inicio a esta sesión pública de aplicación y decisión legislativa. “Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec” (3). El caso es puesto sobre la mesa. Esta relacionado con Noemí y Elimelec.

Al regresar de Moab y regresar sola, por la muerte de su esposo, ella ha puesto en venta un terreno que hasta ahora desconocíamos, ella poseía, como herencia de su difunto esposo. En tal sentido, el caso se presenta, como la compra legal de las tierras que pertenecen a Noemí y ella no puede conservar, por estar sola y sin protección de Elimelec.

La ley de Moisés decía que si una persona no podía conservar la tierra y necesitaba venderla, un pariente cercano debía redimir la tierra, para que no pasara a manos de personas ajenas a la familia. Esta ley tenía la finalidad de proteger el patrimonio familiar y que otras personas desconocidas se enriquecieran con la tierra que les pertenecía por consanguinidad. “Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido” (Levítico 25:23). Esta ley tenía varias finalidades, entre ellas conservar la propiedad en familia. Booz comunica esta situación legal y manifiesta su honestidad al hacerlo saber al pariente de la víctima para que ejerza su función de rescatar la tierra. “Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré” (Vs. 4). Ante esos testigos se presenta el caso y Booz solicita el pariente que declare públicamente si redime la heredad o no. De no hacerlo, le corresponde a Booz. El pariente asiente a este deber de redimir la tierra del fallecido esposo de Noemí.

Una vez él ha declarado ante los testigos su interés de redimir la tierra, creyendo que el caso esta concluido y cerrado, Booz procede a presentar un segundo caso conexo a este.

Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión” (5). Junto al rescate de la posesión de Noemí, se debe redimir el nombre del difunto esposo de Rut la moabita, cumpliendo así la ley del levirato.

Es decir, Booz une los dos casos. La restauración de los bienes y la redención de la viuda. La admirable habilidad de Booz para presentar el caso en el tribunal es extraordinaria. Como moderador de la sesión, ante los testigos presenta dos casos que los une para que sea una sola persona la que resuelva los dos. La tierra y la descendencia. Se trata de una función eminentemente social y económica. En este sentido, quien asumiera la responsabilidad debía hacerlo por las dos viudas. Podemos considerar la astucia legal de Booz y el respeto y admiración por las dos mujeres. Noemí y Rut necesitan y deben tener un solo redentor. Quien responda por la heredad lo debe hacer también por ellas.

El pariente que ante el caso inicial responde afirmativamente, ente la unión de los dos casos, responde negativamente. “Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir” (6). En consecuencia cede a Booz la oportunidad de restaurar la heredad de la viuda Noemí y la de redimir a la viuda Rut. En este caso, el nombre de los dos difuntos esposos se perpetuará, por este acto redentor. Al decirle usa de mi derecho, legalmente le da la oportunidad de actuar. No lo puedo hacer, pero hazlo tú.Se cumple como la costumbre respectiva ante estos casos. Por lo cual oficialmente, Booz, tiene el doble derecho sobre la tierra y la mujer. Es decir, hace justicia a las dos y no las separa, como intenta visiblemente el otro pariente. “Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón…” (9-10). Aparecen nuevamente los ancianos como testigos de este acto legal, que se ha cerrado ante su vista. Ellos son testigos que libre y voluntariamente, dentro de la ley vigente se ha obrado. Booz, queda satisfecho y declara públicamente la decisión. Es decir, cierra la sesión del tribunal, da su firma final y oficial.

Algo que llama la atención es como todos los nombres de la familia se mencionan en este acto legal. Podemos considerar que los muertos, pese a morir y ser sepultados en Moab, son recreados nuevamente en el tribunal. Sus nombres suenen para testimonio al pueblo de Israel. Sus nombres permanecen en el expediente del proceso que se cierra favorablemente ante sus ojos. Los muertos y los vivos permanecen en los documentos oficiales y en los oídos y mentes de los ancianos, los cuales les recordaran. Son inmortalizados los difuntos, por la gracia de Dios. Son renombrados en un acto oficial, para dar perpetuidad y perennidad a sus vidas. Esa es la razón por la cual las mujeres hablaban de la memoria de los muertos y los vivos, como una acción de la justicia y misericordia de Dios.

Booz, en su alocución pública, manifiesta que este acto se ha dado con la finalidad de perpetuar el nombre del difunto. “…para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar” (10). En esta oportunidad se nombran otra vez todos los miembros de la familia, para que nunca se borren de la memoria y de la historia de Israel y de la ciudad de Dios. Un acto legal, una declaración oficial, recrea los personajes y los hace revivir en la historia de los salvos. Maravillosa obra de gracia. Se da un nombre no mortal, si no inmortal e histórico para permanecer por siempre.

Todos ellos son traídos al tribunal para este veredicto. Booz es suficiente para redimir y restaurar los dos casos. No se requiere de dos parientes redentores. Solo un pariente cercano es suficiente y completo para traer esta bendición a los muertos y a los vivos. Es decir, a los que murieron físicamente pero están vivos en el registro oficial de los redimidos. Hermosa y maravillosa noticia, de la cual los ancianos y nosotros somos testigos.

Para cerrar el acto legal y sacerdotal, Booz, convoca a los ancianos a cumplir su función de testigos. “…Vosotros sois testigos hoy. Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos…” (10-11). Ya no están solo los ancianos en el tribunal. Ahora todo el pueblo esta presenciando este acto judicial público. Todos ellos, proclaman somos testigos de la inmortalidad de los muertos. Su registro esta entre nosotros y el acto legal se ha cerrado para perpetuar su nombre entre las postreras generaciones.

Tener un nombre nuevo, es un acto de gracia. También es un acto de justicia. La declaración forense, en el tribunal es que hemos sido redimidos por el cordero inmolado para siempre. Reinaremos con Él para siempre. Así como las propiedades y la vida de estas mujeres estaría con Booz en adelante. Los elegidos de Dios, aquellos que han pasado de muerte a vida, quienes han sido alcanzados por su manto de justicia, legal, oficial y eternamente estarán con Él. El sacrificio eficaz de Cristo fue suficiente. No fueron necesarios dos actos redentivos. Con la sola muerte del Cordero de Dios, a favor de los elegidos se cerró oficialmente el caso. Todos los elegidos desde la eternidad, fueron eficaz y completamente redimidos de que sus nombres se borraran de la historia de la salvación.

Consideremos algunos versículos del Nuevo Testamento que hablan sobre el nombre nuevo e inmortal que hemos recibido en Cristo Jesús. “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Isaías 43:1).

 El nombre nuevo está asociado con la redención. Su salvación hace que haya seguridad, esperanza y descanso perpetuo cerca de la presencia del Redentor.

Isaías, el profeta sigue anunciando las verdades relacionadas con el nombre nuevo de los hijos de Dios, él cual indica su nueva posición, carácter y personalidad. “Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá” (Isaías 56:5). El nombre nuevo que da a sus hijos, esta lleno de las características y perfecciones del Redentor. Además, es la señal necesaria e indispensable para el acceso a la nueva Jerusalén, lo cual indica salvación.

Al ser nacidos de nuevo, se nos concede por la gracia de Dios una nueva naturaleza, la de hijos suyos. En este momento, el mismo Señor, pronunciará una nueva identidad para sus elegidos. “…y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará” (Isaías 62:2). En este sentido, el nuevo nombre, esta relacionado con la declaración legal y oficial dada por el Redentor de pertenencia a Él. No somos de nosotros mismos, ni del mundo, pertenecemos a Él. Su sangre preciosa nos ha redimido y su amor nos ha acogido.

En Apocalipsis, se describe nuevamente, el concepto y la realidad final del nuevo nombre.

Para la glorificación, la cual es la salvación definitiva y plena, se hace necesario tener un nombre nuevo. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (Apocalipsis 2:17). “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5). El nombre nuevo es para los vencedores; los hijos de Dios.

Por consiguiente, quienes han sido redimidos por el Señor, pueden entrar a disfrutar con Él por toda la eternidad. La iglesia militante ya recibió ese nombre nuevo, sin embargo, al momento de la entrada triunfante al reino de los cielos, se nos preguntará ese nombre nuevo que nos ha otorgado Jesús para acceder a la presencia eterna del Padre. Esa nueva identidad es eterna, segura y necesaria para estar en su presencia. Así como en este tribunal se nombran nuevamente a los personajes centrales del libro, de igual forma, en el registro oficial y celestial, están inscritos los salvos desde la eternidad. El nombre nuevo y el renombre inmortal de los mismos, obedeced a la gracia salvadora de Jesucristo.

jueves, 26 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 15

 

LE LLENA SUS MANOS VACÍAS

 

Con la seguridad de la redención y de su pastoreo, recibe la bendición de su provisión o prosperidad. La noche ha sido hermosa, llena de aprendizaje. Podemos imaginar a Rut sorprendida y admirada por lo que esta sucediendo. Todo es maravilloso. El carácter de Booz le tranquiliza, sus palabras le animan, su presencia le conforta. No obstante, antes del cierre de la escena, se habla de la generosidad con la cual Booz la sacia.

En el capítulo anterior, vimos como ella vio con sus propios ojos la generosa provisión de Dios para ella y su suegra. Al abordar este capítulo, desde el comienzo habla de cosecha, provisión, abundancia, generosidad. Parece que la gracia de la provisión de Dios rodea a Rut y a su suegra. De la miseria y hambre, han pasado a la abundancia y saciedad. Noemí desde que articula el plan en su mente y lo da a conocer a su nuera, lo hace teniendo en cuenta la era, cosecha, cebada. “…He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas” (2). Alrededor de la cosecha abundante se desarrolla la trama.

Con esa imagen en mente, Rut se dirige a la era. Allí hay riqueza, cantidad y abundancia. Booz, tiene abundante comida, bebida para él y los que con él estaban y mucha alegría y contentamiento. Se lugar de dormida es junto a la gran cosecha. “…y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón…” (7). Dormir a un lado del montón, es señal de abundancia y fertilidad. El lugar escogido para dormir es justo, al lado de la cosecha. Años atrás en esa tierra había hambre, escasez, esterilidad. Las cosas han cambiado y en este momento hay pan suficiente en la era de Booz.

La escena se desarrolla como se ha previsto, salvo algunas modificaciones en la estrategia incluidas por Rut. Además, se nos manifiesta la actuación de Booz, que es insospechada en el plan de Noemí. Luego del dialogo nocturno, el descanso juntos en la era hasta el amanecer, se levantan para emprender el día de trabajo. Si la noche fue agitada de sucesos, palabras, experiencias y expectativas, el día invita a Rut a descansar y a Booz a trabajar.

Sin embargo, al levantarse Booz, da muestras extraordinarias de su generosidad y compasión que le ha caracterizado. Él es un fuerte proveedor y sustentador no solo de la joven, sino también de la anciana, que esta en casa. La levantada nos permite conocer sus dos acciones. Una, la meditación que hace Booz, respecto a la estadía de Rut en la era y los comentarios que se pueden suscitar. “…se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era” (14). La otra es pública, porque implica no la meditación, sino las palabras. La primera reflexión mental es similar a la que tiene José al saber que María está en cinta. “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente” (Mateo 1:19). Con una leve variación, José sospecha de María, Booz quiere protegerla de las sospechas de otros.

No obstante, en los dos casos, hay demostración de sabiduría y prudencia para con ellas.

Acto seguido, comienza la segunda acción temprana de Booz, introducida por un dialogo.

“Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo…” (15). Es interesante, que en la acción nocturna el manto es mencionado con significativas variaciones. Rut suplica ser cubierta por el manto de Booz, mientras él le ordena despojarse del manto. La acción nocturna es una demostración íntima de amor, salvación y redención; la matutina es demostración de generosidad, abundancia y prosperidad. En ambos casos la acción recae sobre Booz. En la primera escena es ella la que hace la súplica en la segunda es él quien da la orden. En la primera el manto de Booz tiene efectos simbólicos salvíficos, en la segunda, el manto de ella, tiene función instrumental, nada más.

Como hemos estado estudiando Rut, ha sido llamada y capacitada para obedecer, por lo que tenemos la seguridad que sin reclamar va a cumplir la orden. Una vez el manto es puesto en las manos de ella, él procede a desarrollar la acción. A ella le pertenece la obediencia a él la acción. “…Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad” (15). Sin mediar palabras, sin explicaciones, ni argumentos actúa.

El desarrollo de su silenciosa acción es de provisión. En este caso, como en muchos podemos afirmar que una acción vale más que mil palabras. Aquí no es necesario las palabras, solo bastan las acciones. Quien le dio descanso y bendición, quien prometió redención completa y segura, esta llenando su manto de alimento.

No solo sacia su sed de redención, también sacia su hambre de sustento. La cubre con su manto y ahora llena el manto de ella con sustento de la era. Este cuadro es de generosa y abundante bendición. Rut escucha las palabras sobre la redención, ve el manto de Booz cubriéndola y lleva con sus manos sobre su hombro la señal de la vida, en su propio manto.

Acción, palabras y señal, se unen para dar valor y esperanza a lo que se ha pactado.

Si Rut no entendía algo, no se nos dice. El narrador se limita a decirnos que ella tomó el regalo y salió de la era. Su aceptación es pasiva y su obediencia es activa. No hay preguntas, ni cuestionamiento de parte de ella. Su silencio indica el grado de admiración, sorpresa, reverencia y respeto ante quien se ha comprometido a redimirla. Con la alegría en su rostro, la serenidad en su corazón y la abundancia en sus hombros, regresa a casa.

La escena se traslada del campo a la ciudad, de la era a la casa. En la tarde o noche anterior la escena fue de la casa a la era, en la mañana es de regreso. Se nos narra que salió del campo y llegó a su suegra. En este sentido, ella no se distrae por el camino, sus objetivos son claros, sus pasos son dirigidos, su mirada esta firme. No mira las circunstancias, descansa en su Redentor. El Dios que la ha acogido y traído a Belén, prospera sus pasos y le permite vivir y convivir en la esperanza, abundancia y fertilidad.

Al llegar a su casa, de donde salió el día anterior, se establece un nuevo dialogo. Y cuando llegó a donde estaba su suegra, ésta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido” (16). En la noche anterior el dialogo en casa fue sobre una estrategia. Al regresar a casa el dialogo es sobre una evaluación. Todo ha sucedido, hay que creerlo y contarlo. Antes era incierto, ahora es real. Primero era proyecto, ahora es terminado. Es maravilloso, como Rut llega a casa y se desinhibe. Cuenta a su suegra todo lo que le ha acontecido. No omite detalle, que no cuente a ella. Por consiguiente, no hay secretos entre ellas. El plan es de las dos, por tanto, los resultados también. Esto nos habla de una relación familiar, fraternal y cristiana genuina. Su cariño, amor, entrega, compartir, nos hablan de sinceridad, honestidad e interés recíproco.

Rut entrega a su suegra el recado que trae. No fue ella la de la iniciativa de traerle la cebada como si sucedió en el capítulo anterior, con lo que le sobró del almuerzo. Fue Booz quien le envió por intermedio de Rut este regalo generoso del cual ella hace entrega, con su respectiva dedicatoria. “Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome…” (17). En este sentido, Rut tiene para compartir, no lo de ella, si no lo que se le ha dado.

Como dice la Escritura; no tenemos nada que no hayamos recibido. “Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo” (1 Cronicas 29:16). Lo que trae Rut a su casa, no le pertenece a ella, si no a Booz. Fue él quien dio a ella, para que ella compartiera. Aquí se enseña un principio hermoso al cristiano: compartir. “Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cronicas 29:14). Todo creyente debe llegar a casa con algo para compartir. En cada momento o circunstancia debe compartir las innumerables bendiciones y riquezas que Dios ha puesto sobre sus hombros.

El presente que lleva Rut a casa, puede ser interpretado, según lo mencionamos anteriormente, como un acto de desposorio. Por medio del recado, se puede considerar,

Booz está pagando la dote a Noemí, como apoderada de Rut. El precio por ella, era signo de vida y abundancia para ellas. Quizás, así lo entendió Noemí, porque convocó a su nuera a confiar en la acción incansable de este varón para concluir el asunto.

Lo que si desconocíamos hasta ahora, es la razón por la cual Booz envió este presente por medio de Rut. En este momento Rut lo manifiesta a Noemí, por lo que se nos descubre la finalidad. “…A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías” (17). Al hacer entrega formal del abundante y generoso galardón o regalo que se le envía, Rut como si fuera una tarjeta con una dedicatoria, lo expresa ante su suegra. El propósito de booz es darles una señal visible de su compromiso redentor, además, dar seguridad y descanso a estas viudas sobre su sustento en tierra de Belén. Al cierre de la cosecha, podían estar preocupadas por como iban a ser sustentadas en esta nueva etapa. La llegada de Rut con esta cantidad de alimento, puede alentar a las mujeres a ver la generosa y fiel provisión de Dios para ellas. Les debe llevar a recordar como la mano invisible del Dios Todopoderoso, les permite ver los hechos visibles de su provisión y salvación.

La expresión en labios de Rut y a oídos de Noemí, nos traslada a las palabras en labios de Noemí y a oídos de Rut y de las mujeres de Belén, sobre un tema similar, en el capítulo uno. “Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?” (20-21). Aunque Booz no escuchó esta queja pública de Noemí a su entrada en Belén, si las conoce. Por esta razón envía a Rut con sus manos llenas, para que no se presente como considera Noemí que Dios la tenía: vacía.

Como el Señor cambia todas las circunstancias.

Debemos recordar que no debemos juzgar los hechos y circunstancias por la providencia, si no por la palabra de Dios. En el capítulo uno Noemí juzga los hechos por sus sentimientos frustrados y amargados y la providencia del momento. No obstante, ahora esta siendo llamada a juzgar los hechos por la revelación de Dios. Booz contribuye a enseñar este principio de fe en la vida de Noemí. No esta vacía, ni vaciada. Sencillamente esta pasando por momentos difíciles en su vida diaria. Estos momentos son determinantes para ver la generosa gracia redentora del Señor.

Así como Booz conocía el argumento público de Noemí sin presenciarlo, nuestro Señor conoce todos nuestros pensamientos y sentimientos y nos trata respecto a ellos. Cuan equivocada estaba Noemí. No estaba con las manos vacías. No estaba en amargura y soledad. La mano del Señor ha estado guiando paso a paso su vida. Dios en su omnisciencia conoce todas las cosas que le han sucedido. Nada ha escapado de su conocimiento y control soberano. Ella, al igual que todo creyente, debe descansar sin temor en sus brazos.

Como en los menajes a las siete iglesias del Apocalipsis, el Señor conoce todo lo bueno y lo malo de las iglesias, asimismo conoce todo lo que ha pasado a estas sufridas mujeres. En tal sentido, Noemí, espiritualmente no estaba en amargura, ni en miseria. Las circunstancias mostraban eso, no obstante, la verdad espiritual indica lo contrario. Es por esta razón, que el presente de booz, por manos de Rut y a oídos de Noemí debió tener un efecto terapéutico y restaurador. Aunque se sienta amargada, vacía y sola, no lo esta. La verdad visible es desoladora, la verdad espiritual trate salvación y seguridad. La llegada de Rut a casa después de su encuentro con Booz, es signo de buenas nuevas. Redención, seguridad, abundancia, llenura, contrasta ampliamente con el expresión anterior de Noemí.

Podemos concluir esta lección diciendo que nuestros ojos ven desolación, miseria, amargura, el Redentor ve dulzura, gracia, abundancia. Por lo tanto, no debemos hacer juicios y conceptos a partir de lo que vemos, sentimos o vivimos. Todo juicio o conclusión al que lleguen los cristianos ha de ser con base en la palabra de Dios; el amor del Padre; la obra redentora de Cristo; el consuelo y comunión de su Santo Espíritu; esto debemos creer. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18).

jueves, 19 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 14

 

 

SALVACIÓN Y SEGURIDAD

 

Comenzamos el estudio decimocuarto meditando en la gracia de la salvación que se nos ha regalado en Cristo. No hay ningún mérito, valor y virtud que nos haga dignos de esta hermosa y eterna bendición. Sin embargo, por la libre gracia y eterno amor de Dios, se nos ha llamado eficazmente a ser sus hijos. La magnitud de esa gracia inefable, debe llenarnos de gratitud, adoración, reverencia y fidelidad a quien nos tuvo por dignos de ser salvos.

El desarrollo del estudio será considerando la actitud con la cual estas mujeres reciben las bendiciones de la redención. Para identificar las reacciones, posibles sentimientos, condiciones, temores y miedos que embargan a quienes son traídos a la redención. Con esta lectura y análisis, es posible encontrar caminos de acción personal para la aplicación de estas verdades a la vida diaria.

Desde esta óptica, podremos ver a Noemí y Rut cómo experimentan y reciben la gracia de Dios. Además, la forma delicada y fiel como son conducidas a la voluntad de Dios. También, la confianza, esperanza, fortaleza y dependencia, que alimenta sus vidas.

La soberanía y la responsabilidad humana, son dos grandes verdades que han creado confusión y discusión en el transcurrir histórico del cristianismo. No obstante, en este libro vemos en permanente tensión estos dos pilares de la fe cristiana y reformada.

Hemos estado considerando el principio invariable de la soberanía de Dios en sus planes, su protección y su redención. También, estamos estudiando los capítulos desde la columna sólida y bíblica de la responsabilidad humana.

Por consiguiente, ahondaremos aspectos relacionados con la eterna, perfecta y gran responsabilidad que tienen los elegidos de aplicar las verdades del reino en su diario vivir. En este sentido, tenemos la esperanza y certeza, que en esta tarea práctica y cotidiana, está comprometido ciento por ciento el Espíritu Santo. Por su gracia y dirección,

Él capacita a los creyentes para vivir para la gloria de Dios y responder a las demandas del evangelio, en el sentido de la responsabilidad. Con esta verdad y postura en mente, nos acercaremos a los contenidos que nos ocupan en la presente publicación.

 

LE EXTIENDE SU MANTO

Una de las acciones más sobresaliente sobre la acción de Booz, es la de recibir a Rut y extenderle su manto. Reviste alto significado la acción decisiva de extender su manto a una extranjera, como lo era esta joven. En consecuencia, consideraremos algunas de las implicaciones de esta maravillosa acción y sus lecciones personales.

Algunas escenas de la narración han sucedido de día. La mayoría de eventos significativos han sido a la luz del día para su ejecución. No obstante, la narración que se avecina, se planea en la intimidad de la casa y se ejecuta en lo más avanzado de la noche. El libro, como lo hemos reiterado, esta lleno de diálogos, algunos privados otros públicos. Algunos entre familia, otros entre desconocidos. Unos entre personajes protagónicos, otros entre personajes periféricos. Lo cierto del caso, es que nos aprestamos a analizar un dialogo específico, con carácter de estrategia y plan de conquista.

Al terminar el estudio del capítulo dos, quedamos en la intimidad de la casa. Allí, después de un día de trabajo, las dos mujeres, se reúnen y comparten recíprocamente sus alegrías y expectativas. Comen juntas, viven juntas y se respetan, quieren y apoyan mutuamente. La mutualidad, de estas parientes es muy extraordinaria. Son muchas las diferencias que tienen; edad, nacionalidad, cultura, entre otras. Sin embargo, son muchas las cosas que las unen. Vivienda, tierra, dolor, esperanza, creencia. La gracia del Señor hace nacer entre ellas, una amistad exquisita, con grandes detalles de una y otra.

Es en esta íntima familiaridad y relación, que se gesta el plan. Noemí, la anciana mayor y experimentada, conoce las posibilidades que tienen en Belén. Lugo de meditar ampliamente sobre el camino a seguir, se resuelve a comunicar a su nuera, la estrategia de acción, para ser realizada por la joven, durante la noche. Ella calcula el día, la hora, el estado, la presentación, los movimientos, las palabras. Todo lo tiene claramente dispuesto y organizado en su mente. Solo falta comunicarlo y esperar que Rut cumpla al pie de la letra las indicaciones para su consecución. Lo que se busca; que Booz, cumpla con su deber de redimir a la viuda y casarse con ella. Para lo cual no hay que escatimar detalles.

La casa usada como refugio, es usada, no para descansar, ni adorar a Dios por sus bondades, sino para articular el plan de acción, a desarrollarse esa noche. Rut, no tiene la palabra, sino Noemí. Es Rut, quien ha de ser la actora física de la estrategia que intelectualmente ha planeado Noemí. En esta ocasión, a diferencia de otras, preparan el accionar durante el día y debe ser cumplido en la noche. Rut estaba acostumbrada a salir de día y estar en casa en la noche. “…He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas” (2). Ahora, se cambiaran los tiempos y los lugares de permanencia. La noche, es la mejor aliada para actuar, además, es esta noche, no otra.

Noemí, da a Rut tres acciones para que haga, que determinan tres obligaciones para su preparación y presentación ante Booz. “Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos…” (3). Lavarse, ungirse y vestirse, son tres tareas que debe cumplir su nuera antes de salir. Es significativo que las indicaciones apuntan al cuerpo. La misión tiene éxito, si se cumplen todas las especificaciones para tal fin. Tienen que ver con la pureza, fragancia y dignidad que la deben caracterizar. Un eje de desarrollo pedagógico para la acción, es el cuerpo. La corporalidad juega un papel importante en la historia de redención.

Ella debía estar limpia, perfumada y vestida. Todo apunta a un plan de conquista, para lo cual se debe estar bien preparada. Al estar preparada, debe dirigirse al campo del conocido y distinguido hombre, que la ha recibido para espigar. “…irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber” (3). Rut puede con toda facilidad ir de noche, puesto que el camino le es conocido. Todo este preámbulo en casa, debe servirle para ir en dirección de Booz, que esta noche se quedará en la era.

Noemí, le da una a una las indicaciones de cómo actuar y en que momento.

El objetivo de ella, es solicitarle que extienda su manto y la cubra. Esto tiene un alto sentido de protección y redención. Implicaba para Booz tomarla por mujer y cumplir con el deber del levirato o cuñado. Salta a la vista y al oído, la seguridad que tiene Noemí en el éxito del plan. Ella sabe que Booz la va a recibir y le indicará todo lo que debe hacer. En este sentido, lo único que debe hacer es obedecer, lo demás corre por cuenta del pariente cercano. “…y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer” (4). También, se pone de manifiesto la actitud abnegada y obediente de Rut. Ella no objeta el plan.

Sencillamente, se somete voluntaria y decididamente al plan de su suegra. “Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes” (5).

Rut no solo se dispone a hacer lo que su suegra le indica, sino que además lo hace. Este es un ejemplo hermoso de una unidad entre lo que creemos y hacemos. “Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado” (6). Generalmente, nosotros decimos hacer una cosa y hacemos otra. Afirmamos creer una verdad y actuamos en oposición a ella. Un ejemplo de vida cristiana y de un carácter moldeado por Dios, es decir y hacer; creer y vivir. Eso nos lo enseña la actuación de Rut. “Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos” (Génesis 24:24).

Rut cumple con la orden de Noemí y al estar a los pies de Booz, este se despierta y la interroga sobre su identidad. “Entonces él dijo: ¿Quién eres?...” (9). A esa pregunta, ella responde con su nombre, seguido de la condición en la que ella esta, la intención de su visita y la razón por la cual actúa así. “…Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano” (9). Cada una de las partes de esta respuesta es altamente significativa para darnos a conocer el desarrollo de la escena. Nombre, posición, motivación y razón, son partes notables de su respuesta.

Ella es una mujer, conocida por Booz. “…Y ella respondió: Yo soy Rut…”. Su nombre es conocido por Booz, su presencia también, sus virtudes y su procedencia, al igual que sus necesidades, le son familiares. Él mismo conocía mucho más de ella, de lo que ella misma se imagina. Fue él quien le hablo de su ralacionalidad con Noemí, de su procedencia de Moab, de su viudez. En este sentido, el pariente redentor sabe todo de ella. En este contexto, hemos de suponer que al llegar a su lado en la noche, ya es conocido por él. En consecuencia, su pregunta ¿quién eres? Es para escuchar de sus labios la respuesta, más no para saber quien es. Recordemos que Booz, alegóricamente hablando representa a nuestro omnisciente y sabio Redentor; Jesucristo, el cual sabe todo de nosotros.

Luego de su respuesta sobre su nombre, viene la de su posición o condición. “…Y ella respondió: Yo soy… tu sierva…”. No solo reconoce su identidad ante Booz, además, es consciente de su condición de indignidad y pequeñez ante él. Por lo tanto, procede a reconocer su posición ante sus ojos. Se considera a sí misma sierva de él. Ya en el capítulo dos ella había confesado ser su servidora. Esta parte de la respuesta es significativa, porque ubica a Rut en su real nivel ante su pariente. No es de arrogancia, poder o reconocimiento.

Su puesto es el de sierva. No esta buscando nada que no sea servir a su Señor. Todo cristiano, que ha sido llevado al lado del Señor Jesús, debe tener la disposición y convicción de estar a su servicio. El que no esta en posición de siervo, no es su hijo.

Una vez presenta su identidad y reconoce su condición, manifiesta la motivación que la tiene a su lado. “…Y ella respondió: …extiende el borde de tu capa sobre tu sierva…”.

Solo una motivación tiene a Rut a sus pies. Que él cumpla el deber de redentor para con ella. Ella se acoge a la ley mosaica, respecto a las viudas sin hijos. En consecuencia, él es la persona indicada para cumplir con esa misión. La solicitud de que él extienda su capa o manto sobre ella, tiene esa función, de cubrirla, es decir, comprometerse a redimirla.

Noemí, le ha indicado que debe solicitarle que extienda su manto sobre ella. Y esto es exactamente lo que ella solicita. Su demanda es llena de humildad y sencillez. No le ordena, ni le reclama. Sencillamente le suplica este favor. Su humildad y suplica, se manifiesta al decirle el borde de su capa, sobre tu sierva. Le pide que tan sólo sea el borde de su capa. Es indicio de salvación para ella, que nuevamente se autodenomina su sierva.

Esta actitud nos recuerda a la mujer que decía si tan solo tocare el borde de su manto, seré salva. “Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:21-22). La sencillez de la actitud de Rut y la fe y confianza que la acercan al borde del manto de su Señor, son semejantes a la de la mujer sanada por Jesús.

El borde del manto, en este sentido, en ambos casos es una muestra de redención, salvación y esperanza. Por tanto, las dos suplican ser tocadas o alcanzadas por el borde de su manto.

La razón que la motiva a hacer esta arriesgada solicitud, es legal. Ella no esta haciendo nada contra las leyes nacionales o contra naturaleza. Su petición es válida, legal y viable.

Además, se dirige a la persona indicada. “…por cuanto eres pariente cercano”. La cercanía y familiaridad de Booz con su difunto esposo, le llevan a esta instancia. La presentación de su razón, es la base de su argumento. Rut, conoce las leyes y se apoya en ellas. Por lo cual, interpela a quien tiene la capacidad y obligación de cumplir estas demandas. Ella, rinde sus derechos ante quien tiene todo el derecho; Booz.

Ser redimida por Booz, significa un acto de misericordia. También, es una acción de infinita bondad y sobrada entrega. Ella no merece nada, no obstante, se apoya en la ley para tal fin. De igual forma, tu y yo no merecemos nada, somos pecadores y muertos en pecados.

Sin embargo, por la gracia de Dios, hemos sido alcanzados. Su redención ha hecho posible que lleguemos a su presencia y supliquemos su favor inmerecido. Él es nuestro pariente cercano, nuestro Redentor, ahora nuestro Padre. En su presencia y bajo su manto de gracia podemos estar seguros y confiados. Lo que esta sucediendo a ella, es que se esta amparando en la bendición que él mismo le manifestó. Has venido bajo las alas del Todopoderoso Dios de Israel. Ella le solicita que esa bendición se haga realidad, cubriéndola bajo las alas de su manto de infinita y soberana bondad.

En otras partes de la narración bíblica, se presentan pasajes relacionados con la esperanza y la bendición de estar cubiertos por el manto del Señor. “Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto” (1 Reyes 19:19). La caída del manto de Elías sobre Eliseo, es un indicio de llamado para el desarrollo de su ministerio y una demostración de la gracia del Señor sobre él, la cual debe ser reconocida y alabada.

Isaías, en su libro, habla sobre la importancia de estar cubiertos por el manto de Dios, para ser llenos de su salvación. “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10).

En este sentido, al igual que en el caso de Rut, el ser cubierto con el manto del Señor, es un acto de gracia y esta emparentado con el desposorio. Por lo cual, quienes son alcanzados por su manto u orla, tienen la certeza de estar siendo preparados para el matrimonio.

Ezequiel, nos comenta sobre la extensión del manto de Dios sobre sus elegidos. Él mismo los alcanza con su manto y los prepara para su relación eterna y amorosa de amor matrimonial. “Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía” (Ezequiel  16:8). Indica que el acto de cubrir a los suyos con su manto es una demostración de pacto. Se inicia oficialmente una relación pactual. Quienes han sido escogidos desde la eternidad, en el tiempo reciben visiblemente el manto del Señor que los cubre, tal como sucedió con Rut.

En este sentido, podemos entender la bendición y alabanza posterior de Booz, al cubrir con su manto de amor y desposorio a su elegida. “Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía…” (10). No es ella la que esta representada aquí, en términos simbólicos y comparativos se esta dando, una relación oficial de desposorio de Cristo y su iglesia, al extender su manto sobre esta insignificante extranjera. La salvación y redención para ella es definitiva y puede descansar tranquila, porque efectivamente se ha realizado, al ser tocada por su capa. De ahí en adelante, Rut, al igual que la iglesia de Cristo, recibe la bienvenida a su lado y espera confiadamente en el desenlace de esta historia de amor. Por lo cual, disfruta de su bendición, como sierva y beneficiaria de esta relación amorosa.

 

LE DA SEGURIDAD Y DESCANSO

La bendición de ser cubierta por el manto, es amable y confiadamente recibida por Rut.

Unida a esa gracia, están los beneficios agregados de que es objeto ella y todos los hijos de Dios. Dar seguridad y ofrecer descanso es un resultado del ser cubiertos por su manto de justicia. Una vez Rut es tocada y cubierta por el manto de Booz, su pariente redentor, recibe de él, aprobación y las palabras de seguridad y plácido descanso a su ser.

Después de ir a acostarse a su lado, y ser interpelada por él, en la noche; recibe un acto de esperanza, es cubierta por su manto y unas palabras de seguridad. Una de las expresiones que recibe a esa hora es el mandamiento de no temer, unido a una expresión paternal. “Ahora pues, no temas, hija mía…” (11). El llamado a no temer es muy común en la Biblia. Indica un acto de desconfianza, temor y angustia por lo desconocido. También, una dependencia en nosotros mismos, lo que somos y hacemos. No obstante, la Escritura nos ordena reiteradamente a poner nuestra confianza en la obra de Cristo para ser libres del temor. Su amor llena los vacíos nuestros y nos libera de todo temor.

Una razón por la cual no debemos temer, es porque el Señor esta a nuestro lado. Su providencia y su soberanía están a favor de sus hijos. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

Otra razón para no temer, es porque el objeto del temor casi siempre son las cosas, circunstancias o personas. Todo eso es pasajero, pero nuestro Dios permanece para siempre. “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” (Isaías 51:12).

Cuando Booz, habla con Rut, ella le manifiesta que ha sido consolada por él. La consolación esta asociada en el pasaje de Isaías, con la bondad de Dios para sus hijos. Recordemos que el consuelo es obra del Espíritu Santo en el creyente.

En este sentido, Rut afirma que ha recibido consuelo su alma con la acción de redención.

Podemos afirmar que ella al ser redimida experimenta la obra de su Santo Espíritu.

La expresión, hija mía, como lo hemos anotado anteriormente, es una demostración para ella de adopción. Por medio del amor paternal eterno, se nos ha llamado a ser hijos de Dios.

Al salir de sus labios, esta hermosa frase, indica la posición de ella, cerca de Booz.

Contrasta fuertemente, con la expresión de la condición que ella le expresa. Ella manifiesta soy tu sierva, él le dice hija mía. Una es la posición, desde el punto de vista de ella, otra es desde la óptica del pariente redentor. Esa es una fuerte y poderosa razón para no temer.

Una vez la ha consolado y tranquilizado con sus dulces palabras, le ratifica que hará lo que ella le ha pedido. “…yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (11). Esa afirmación no radica en su petición. Es decir, él no lo va a hacer porque ella le pidió que se casara. Sencillamente, es su deber, él lo conoce.

Hemos de imaginar que al solicitarlo ella, se da la confianza de su seguro cumplimiento.

No es ella la que lo inquieta a manifestarle su favor y redimirla. Por consiguiente, él mismo desde antes de que todo esto sucediera estaba pensando en esta situación y conocía su deber. Toda la gente del pueblo conocía las virtudes de Rut y quizás, presagiaban esto.

Luego de estas afirmaciones, la invita a pasar la noche a su lado. Después de ese gran juramento, sobre la decisión y compromiso de redimirla, la llama al descanso. Booz, pone por testigo de su pacto al Dios de Israel, bajo cuyas alas ella está refugiada. “…Descansa,pues, hasta la mañana” (13). La invitación al descanso, es una orden que ella debe cumplir. No hay temor, nada le debe preocupar, ha visto la respuesta a su arriesgada acción; solo le resta estar tranquila. Descansar a los pies del redentor. Como lo comentamos, ella obedece su orden y se queda a su lado. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana…” (14). Su sueño debió ser grato, placentero y profundo. Una mezcla de alegría, responsabilidad y gratitud debe inundar su corazón.

Solo en la presencia del Señor hay descanso. Los hechos sucesivos a su manto sobre ella, son el descanso, confianza y serenidad que ella recibe. De igual forma, todos los que son traídos a los pies de Cristo disfrutan las mismas bendiciones. Ese es el caso de Moisés. “Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (Éxodo 33:14). La fiel presencia protectora, guiadora y consoladora de Dios estuvo con él y le sostuvo.

La presencia del Señor ha guiado y sostenido a su pueblo en las más difíciles y hostiles circunstancias. “Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso” (Numeros 10:33). Su palabra guía a su pueblo y lo sostiene hasta llevarlos a puerto seguro. La expresión hermosa y clásica del rey David, sobre el pastoreo de Dios para los suyos, aplica para este caso. Rut, recibe y disfruta en adelante del descanso que sólo Jesús da a sus redimidos. Su descanso se traduce en paz, serenidad, confianza, dependencia y gratitud.

Jesús mismo nos advirtió que sólo por medio de su obra y persona hay descanso seguro para nuestra alma. Podemos buscar otras fuentes, sin embargo, no seremos saciados. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). Aprender de Él es la puerta y camino a la tranquilidad. Esto significa al consuelo, solaz y reposo con el cual nos cubre, como de vestidura. Rut, esta siendo cubierta de solaz y reposo por la redención.

El profeta Jeremías, levanta su voz, para indicar la rebeldía y obstinación del hombre a obtener el verdadero descanso. Por lo cual, podemos afirmar, que somos llevados a descansar genuinamente por la gracia de Dios. “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jeremías 6:16). De nuestra propia voluntad, no nace ese propósito tan noble. Es indispensable la gracia soberana e irresistible para ser llevados a las aguas de descanso y reposo. “En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” (Salmos 23:2-3 ).

 En conclusión, podemos decir, que Rut es cubierta por el manto de Booz, señal de redención, es llevada a descansar a su lado, señal de provisión. Estas acciones indican para el creyente en Cristo, su redención y su pastoreo. Al ser llevados a sus pies, se nos extiende su manto como demostración de la salvación para nuestra vida y se nos lleva a descansar para indicar el pastoreo, cuidado y bondad de Dios para sus hijos. En otras palabras, una vez salvos, somos pastoreados por su misma presencia.

 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

ESTUDIO LIBRO DE RUT 13

 

 

BENDITA SEAS TÚ, HIJA MÍA…


Respecto a la redención, es significativo, que Booz, no solo le asegura la redención, esto es el casarse con ella, para reivindicarla como mujer, también, le expresa su bendición y su relación paternal. Rut decididamente, que quedó con su suegra, dejando así a su padre y a su madre. No obstante, ha sido recompensada por esta labor, según lo imploró Booz. Ella esta descansando en la verdad del salmista, sobre su estadía en Belén. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” (Salmos 27:10). Además, esta viendo en sí misma, la respuesta a esta promesa de la providencia. El Señor la ha premiado con la compañía de Noemí como una madre y ahora el apoyo y cariño de Booz como un padre.

Pues los dos la llaman hija mía, lo cual ratifica el cumplimiento de la promesa.

Una vez llega a la era, en la noche, según lo planeó su suegra, Booz la interroga sobre su identidad. Ella se presenta y recibe una especial acogida por parte de su interlocutor. Esa acogida es nada más que una extraordinaria bendición, del Dios en el cual esta refugiada.

Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía…” (Rut 3; 10). Booz procede a bendecirla.

Como posible sacerdote de la ciudad, tiene la capacidad y autoridad declarativa para esas palabras. Junto a la bendición en el nombre del Todopoderoso Redentor, le testifica de su posición y condición de hija de Dios. Si es beneficiaria de esta bendición de Dios, es por que ha sido aceptada como hija del Señor, a lo cual Booz no duda en expresarlo.

La acción de bendecirla, es un hermoso acto de cariño y prosperidad. Al igual que Rut, María fue declarada bendita por el ángel mensajero. “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28). Rut ha recibido la bendición de una mujer insignificante, que entra a formar parte de las grandes dinastías de Israel. Claro esta, ella no lo sabía. Lo que sí es cierto, es que el pariente redentor, le ha manifestado su voluntad y decisión de acogerla. Por lo cual, procede a bendecirla. En este sentido, quienes son recibidos en su presencia y son cubiertos por su manto de salvación, disfrutan invariablemente de su bendición.

El dialogo es mantenido en este momento por Booz solamente. Se dirige a ella, para bendecirla, reconocerla como hija de Dios, aceptarla como parte del pacto. Luego procede a valorar su acción. “…has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos” (Rut 3; 10). Lo que él alaba es el coraje de ella, su decisión, su entrega y obediencia. La estadía de Rut a su lado y su deseo de ser redimida es una bondad recibida por Booz como digna de admiración. Cada vez este hombre se deleita en los alcances de ésta joven. Sin embargo, la alaba y exalta como una mujer digna de ser puesta en alto, por la calidad de sus virtudes y sus acciones notables de sencillez.

Booz reconoce que ella no ha ido a buscar a otro con quien casarse, si no que ha sido fiel a las bondades y servicios d él para con ella. Él le responde con palabras de gracia, esperanza y confianza. “Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas…” (Rut 3; 11).

La invitación a no temer es una bendición especial. Eres una mujer bendita, es decir, una hija de Dios. Por lo tanto, no debe temer. Su confianza y esperanza han de estar en el Señor y descansar en su presencia amorosa.

Este valioso varón le ratifica su interés y resolución de estar a favor de ella. Igual como ella ha hecho lo que su suegra le ha indicado, ahora es Booz, quien se dispone a obedecer y hacer lo que ella le ha pedido. En este sentido, Booz, no ha cambiado de opinión.

Sencillamente, él esta dispuesto a protegerla, defenderla y responder a sus peticiones.

Después de esta atractiva y seductora forma de acogerla, pero sin malicia alguna, Booz, le expresa el conocimiento que tiene de ella. Antes de acogerla la ve como una extranjera moabita. Una vez, esta siendo cubierta por su manto de redención, ve virtudes valiosas y admirables en ella. “…pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa” (Rut 3;13). Es interesente como esta humilde mujer ha sido dotada por el Señor de múltiples virtudes. Tanto, que todo el pueblo no desconoce sus atractivos virtuosos y morales. Son ellos mismos, quienes se han encargado de admirar, comentar y publicar todas las bellezas del carácter y personalidad que identifican a esta hermosa mujer.

La virtud de una mujer es un regalo de la gracia de Dios en ella. El proverbista reconoce que ésta es una característica muy preciada en una mujer y poco conseguida. Solo las que han sido miradas por la gracia soberana de Dios, son formadas en las virtudes propias de las hijas de Dios. Además, dice que es una virtud que los hombres buscan en ellas y no es fácil encontrar. “La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos” (Proverbios 12:4). Una mujer virtuosa, es antagónica con la que es mala, descuidada y enemiga de la sabiduría que es Dios. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10). Por tanto, solo una mujer en las manos del Señor puede llamársele virtuosa. Tal virtud no es propia de ella, si no de la atractiva gracia en su rostro y corazón.

En consecuencia, Booz ve en Rut una mujer ampliamente hermosa. Su carácter firme, sus valores morales, su relación familiar, su excelencia de vida, su prudencia, diligencia, fortaleza y fe, son algunos de los atractivos de ella. Él no duda en reconocerla a ella y lo que ella es. Claro está, todo lo que ella es, es resultado de la gracia del Señor en su vida. En el momento que fue capacitada para creer en el Dios de Israel y fue traída a la tierra de la abundancia, fue llena de los valores y características de los hijos de Dios. Booz, es un hombre afortunado y feliz de tener a su lado, una sabia y hermosa mujer.

Ante la belleza de Rut, Booz queda asombrado. Él por su parte actúa con ella, como todo un caballero. Es honesto, prudente y protector. Su carácter de hombre grande y fuerte, es para ella un precioso bálsamo. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era” (Rut 3; 14). Él manifiesta su aprecio, entrega y amor a ella, al permitirle dormir a su lado, lo cual representa para ella una hermosa bendición. Como un padre la cuida y prevé lo que es mejor para ella. Luego le aconseja, dirige y se encarga de manejar la situación. La bendición para ella, es múltiple.

La actitud del pariente redentor es consecuente con sus palabras. En su actitud no se percibe engaño, manipulación, egoísmo. Por el contrario, están sus acciones llenas de bondad, ternura, gracia y entrega. Sus palabras, son dulces y manifiestan una acogida paternal. Él la trata como a una hija y la bendice con la forma como la trata y la dirige. Su disposición a protegerla es significativa. Ella esta sencillamente descansando a su lado, con la firme esperanza, que todo tendrá un feliz término, por la actividad de su benefactor. Por lo tanto, puede regresar a casa en la mañana, llena y bendecida.

NO DESCANSARÉ Y CONCLUIRÉ…

Hasta ahora hemos meditado en las acciones extraordinarias que ha tenido Booz para con Rut, la cual esta cumpliendo las instrucciones dadas por su suegra para acogerse a las leyes, respecto a su redención. Ratificamos en consecuencia, que las acciones de Booz para ella, son guiadas por el Señor, en cumplimiento de sus planes soberanos y fieles para con sus hijos. Yendo un poco más allá, podemos afirmar que en esta escena, lo que se presenta es un cuadro de Cristo y su iglesia, la cual el ganó con su propia sangre. En este sentido, los movimientos, determinaciones, símbolos y diálogos, nos muestran la acción redentora de Jesús para su pueblo y sus grandes bendiciones dadas por su gracia salvadora.

Con estas verdades en mente, debemos continuar en el desarrollo de la temática que nos ocupa. Booz esta dormido, al lado del montón de trigo, que ha recogido, al final de la cosecha. Su riqueza y prosperidad son elocuentes. Puede ser que se quedó esa noche para festejar el cierre de la cosecha. Quizás, para celebrar la abundante cosecha que ha sido recolectada. Esto es augurio de muchas y buenas bendiciones. Después de cenar, ya de noche se recuesta, quizás, cansado pero satisfecho.

Es fácil suponer que después de una larga jornada de trabajo arduo y de una deliciosa y especial cena, estará listo para descansar. Por lo cual se acostó y suponemos que se quedó pronto dormido. Mientras tanto, Rut esta sigilosamente observando desde un lugar secreto y escondido, todos los movimientos que se están dando. Cumple la orden de acostarse al lado de él, cerca de sus pies. Sin embargo, fue tan delicada en llegar a él, que no le despertó. “Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies” (Rut 3; 8). Al despertarse, posiblemente por algún movimiento de ella, descubre que no esta solo. Procede a interrogarla. Ella responde amable y suavemente, su identidad y su propósito arriesgado, al venir a quedarse a su lado. Booz no desaprovecha el momento para decirle que descanse a su lado, porque él asume la responsabilidad de cumplir con su deber de redimirla, por no haber tenido hijos de su difunto esposo. Le asegura su decisión de atender a sus necesidades y le invita a descansar a su lado hasta el amanecer.

No obstante, podemos imaginar, sus pensamientos en el resto de noche, respecto a la complicada agenda que tiene el día siguiente, en busca del pariente cercano, para redimir a Rut. “Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana” (Rut 3;13). Lo cierto del caso, es que este varón no descansa, en su deber de bendecirla.

Muy temprano, antes de ser completamente de día, se levantan los dos. “Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era” (Rut 3; 14). Él para ir a cumplir su compromiso de hablar con el pariente más cercano respecto a Rut y ella para irse a compartir con su suegra, lo sucedido durante la noche, con Booz. El narrador, no nos pone de manifiesto en este capítulo el interés de su temprana levantada. En el capítulo siguiente se muestra, que Booz, no descanso en su mente y en su movilización, en pro de aclarar las cosas sobre la redención de Rut. Él la despacha a casa de su suegra con una buena cantidad de grano y él sale a la ciudad a buscar el otro pariente redentor.

El trigo que envía por medio de ella a Noemí, es quizás una dote de compromiso por estar en el plan de tomar a Rut como esposa. Puede ser una señal de desposorio, el cual se demuestra grafica y simbólicamente por medio del alimento que envía por manos de la joven. Desde este punto de vista, podemos inferir que Noemí al ver a su nuera y recibir de sus manos, el recado de Booz, la invita a estar segura y tranquila, a sabiendas de la responsabilidad que ya tomó Booz en el asunto. “Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy” (Rut 3; 18). Es posible que la seguridad con la cual habla a su nuera respecto al desenlace del caso, se deba a la interpretación que hace del presente recibido.

Lo cierto, es que ella es una mujer sabia, madura y conocedora de los secretos culturales y sentimentales, frente a estas situaciones. Por lo tanto, con voz serena y con un semblante seguro y confiado, llama a su querida nuera a esperar. En esta ocasión, como en casos anteriores, la trata como una hija. El imperativo con el que la interpela es, espérate. No debes hacer nada más. Ya hiciste lo correspondiente. Ahora, descansa, espera y confía en lo por venir. Todo lo que se ha comenzado se resolverá, solo hay que esperar.

Es interesante, como ésta mujer, revela un aspecto del carácter del pariente redentor, representado en la narración por Booz. Parece que ella conoce su carácter. Por lo que esta segura y convencida, que todo depende de él. Él asunto se resolverá, y es él la persona encargada para dar la solución. Es como si dijera, todo depende de él. Simplemente espera.

¿Por qué ésta tan segura que el asunto se resolverá? ¿Indica ella, que todo depende de Booz? ¿Por qué dice que este hombre no descansará hasta que se resuelva el asunto? ¿Qué tiene en mente, cuando dice no descansará? ¿Cómo espera ella que se resuelva el caso?

Las anteriores reflexiones, nos dan seguridad y nos indican que Noemí conoce el carácter de Booz. Lo que nos presenta son aspectos de su carácter. Su diligencia, su suficiencia, su prontitud, su lealtad, su sabiduría, su gracia, su poder, su compromiso. Él no descansará. Es decir, él hará todo lo que le corresponde hacer para aclarar el caso e informarnos. Quédate en casa, hasta el desenlace de este plan, él cual va por excelente camino.

De igual forma, en la redención, el carácter de nuestro amado Redentor, se pone ante nuestros ojos, para darnos seguridad, esperanza y confianza. Con relación a la salvación y a la vida cristiana, estamos llamados a confiar y esperar sólo en Jesús. Todo lo que él ha decretado para sus hijos, tendrá invariable cumplimiento. Él no descansa, no se descuida, ni se olvida de lo que Él mismo ha determinado hacer.

Los cristianos, debemos descansar en sus brazos y esperar en el maravilloso final de la historia de salvación. Él único protagonista de esta bendición, es nuestro pariente Redentor.

“En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará” (Salmos 23:2). Su compañía, protección y redención, son completos seguros y sin sombra de duda. Lo que Noemí, esta diciendo a Rut, esta ligado a la acción salvadora de Jesús. Él cumplirá y consumará la obra que comenzó en cada uno de sus hijos, para su propia gloria y la certeza de sus seguidores. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

En este sentido, Noemí esta hablando de la gracia del Señor de terminar lo que comienza. Ella esta convencida que cuando el Señor comienza una tarea en algunos de nosotros la lleva a feliz término. No hay lugar para el afán y la ansiedad, porque su fidelidad y poder son tan abundantes, que con sobrada seguridad Él la completará. Este es un llamado a la confianza en la bondad de nuestro Redentor. Él no descansa en su propósito redentor.

Una vez traídos a Cristo, su Santo Espíritu se encarga de perfeccionarnos y hacernos a su imagen. Por lo cual, el apóstol Pablo, nos recuerda que en Él estamos plenos, completos y por tanto, satisfechos y realizados. “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:10). No es Booz, el que completará la obra sin descanso. Es el Señor, Dios de Israel, bajo las alas de quien ha hallado refugio esta joven moabita. Su gracia irresistible y su propósito Salvador, están ciento por ciento en las manos del Redentor. Aquel que no descansa para llevarnos a su presencia y permitirnos gozar de su parentesco, relación y comunión, por su gracia en nuestro corazón.

Al entender esta verdad, podemos estar en espera tranquila de lo que él ya ha hecho a nuestro favor. La Escritura nos llama y descansar por completo en su palabra, con la seguridad de su pastoreo y redención. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Esperar en Él y confiar en su palabra es una dinámica escatológica. Es decir, implica, estar diligentes en lo que nos corresponde pero con la fe y certeza, que no depende de nosotros, sino totalmente del Redentor. “Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apocalipsis 6:11).

Este capitulo y tema desarrollado, nos habla de la soberanía de Dios en la salvación, su libre elección, su gracia irresistible para acogernos bajos sus alas y su maravillosa redención. Además, nos presenta lo imprescindible de nuestra responsabilidad ante la salvación tan grande que hemos recibido por el puro propósito de su eterno e incomparable amor sacrificial. “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5).

Soberanía y responsabilidad humana, son dos grandes verdades de la Escritura, las cuales debemos mantener en equilibrio, en nuestra comprensión de la redención. Noemí y Rut dan muestras de la comprensión de esta enseñanza. Descansan confiadamente en la salvación unilateral del Señor para ellas y son responsables en hacer lo que él ha puesto en sus manos para hacer. Hermoso milagro entender y vivir con estas verdades inseparablemente paralelas. La salvación es de Dios y la responsabilidad ante esa salvación es nuestra. En casa estas mujeres, descansan en lo que ha hecho, hace y hará el Redentor.