1Corintios 16:22 El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor
viene.
Akeraios (ἀκέραιος) sin
mezcla, exento de materiales extraños, puro. Se utiliza de lo que es sin
doblez, sincero, esto es, con la simplicidad de un ojo sencillo, discerniendo
lo que es malo, y eligiendo solo aquello que da gloria a Dios.
REFLEXIÓN
El
cristianismo no destruye en absoluto el civismo, muy al contrario es la muestra
evidente de que los cristianos marcamos la diferencia con el resto de
religiones. Los saludos cristianos no son simples cumplidos vacíos, sino
expresiones reales de buena voluntad para el prójimo, son sinceras y brotan
desde lo más profundo del corazón regenerado y los encomiendan a la gracia y a
la bendición divinas. Toda familia cristiana debe ser como una iglesia
cristiana. Dondequiera que se reúnan dos o tres en el nombre de Cristo, y Él
esté entre ellos, ahí hay una iglesia.
Pero muchas personas que tienen
muy a menudo el nombre de Cristo en sus bocas, no tienen un amor verdadero por
Él en sus corazones. Evidencian por su boca, lo que abunda en su interior.
No todo el que acude a un templo cristiano con una Biblia en la mano
indica que sea cristiano genuino, nacido de nuevo, nueva criatura. Hay sectas
que han editado la Biblia adaptandola a las creencias de sus líderes, a sus “nuevas
revelaciones” “visiones marihuanas” etc. Niegan la divinidad de Jesús y lo
consideran un “ser superior” nada más. Hay incluso dentro de las denominaciones
cristianas, grupos que predican otro evangelio, distinto totalmente al
verdadero Evangelio de Jesús.
No ama de verdad a Jesús quien no ame sus
leyes ni obedezca sus mandamientos. Muchos son cristianos de nombre, porque no
aman a Cristo Jesús, el Señor, con sinceridad. Los tales están separados del
pueblo de Dios y del favor de Dios. Los que no aman al Señor Jesucristo deben
perecer sin remedio. No descansemos en ninguna profesión religiosa donde no hay
el amor de Cristo, los sinceros deseos por su salvación, la gratitud por sus
misericordias, y la obediencia a sus mandamientos.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo tiene en ella todo lo que es
bueno para el tiempo y la eternidad. Desear que nuestros amigos puedan tener
esta gracia consigo, es desearles el sumo bien. Esto debemos desear a todos
nuestros amigos y hermanos en Cristo. No podemos desearles nada más grande, y
no debemos desearle nada menos. El cristianismo verdadero hace que deseemos las
bendiciones de ambos mundos para los que amamos; esto significa desearles que
la gracia de Cristo esté con ellos.
El apóstol había tratado claramente con los corintios, y les habló de
sus faltas con justa severidad, pero se despide con amor y con una solemne
profesión de su amor por ellos por amor a Cristo. Que nuestro amor sea con
todos los que están en Cristo Jesús. Probemos si todas las cosas nos parecen
sin valor cuando las comparamos con Cristo y su justicia.
¿Nos permitimos algún pecado conocido o la negligencia de un deber
conocido? Con tales preguntas, fielmente hechas, podemos juzgar el estado de
nuestras almas.
La iglesia de Corinto era una iglesia con problemas. Pablo,
cariñosamente y al mismo tiempo con energía, enfrentó sus problemas y los
condujo a Cristo. Tuvo que ver con divisiones y conflictos, egoísmo, uso
desordenado de la libertad, ausencia de orden en la adoración, uso equivocado
de los dones espirituales y una posición equivocada frente a la resurrección.
En
cada iglesia, hay suficientes problemas para crear tensiones y divisiones. No
debiéramos pasarlos por alto ni cubrirlos, estén relacionados con la iglesia o
con nosotros mismos. Como en el caso de Pablo, deberíamos enfrentar los
problemas en el momento en que surgen. El
último aviso de Pablo a los adversarios de Corinto, interrumpiendo su saludo,
es tan fuerte como el aviso que da a los gálatas que se apartaban del evangelio
predicado por él (Gálatas 1:8 – 9 8 Mas si aun nosotros,
o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema. 9 Como antes hemos
dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del
que habéis recibido, sea anatema.).
¡Marana
ta! Expresión aramea que significa: «Ven, Señor»; otra posible lectura es Maran
ata, que significa: «El Señor viene.» Maranatha
en siriaco significa “el Señor viene.” Este era un lema usado
para incitar a la vigilancia y a la preparación para la venida del Señor: como
en Filipenses
4; 5: “El Señor que está cerca.”