} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA MENTE CRISTIANA

lunes, 12 de enero de 2015

LA MENTE CRISTIANA


En la carta del Apóstol Pablo a los Filipenses les advierte de guardar su mente, sus pensamientos y que la eduquen para todo lo bueno siguiendo las enseñanzas recibidas. Podemos leer en Filipenses 4; 8-9


 8  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
 9  Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.


Los creyentes tenemos que ser unánimes y estar dispuestos a ayudarnos mutuamente. Como el apóstol había hallado el beneficio de la asistencia de ellos, sabía cuán consolador sería para sus colaboradores tener la ayuda de otros. Procuremos asegurarnos que nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida.
El gozo en Dios es de gran importancia en la vida cristiana, es necesario llamar continuamente a ello a los cristianos. El gozo supera ampliamente todas las causas de pesar. El día del juicio llegará pronto, con la plena redención de los creyentes y la destrucción de los impíos.
Es nuestro deber mostrar cuidadosa diligencia en armonía con una sabia previsión y con la debida preocupación; pero hay un afanarse de temor y desconfianza que es pecado y necedad, y sólo confunde y distrae la mente. Como remedio contra la preocupación que confunde se recomienda la constancia en la oración. No sólo los tiempos establecidos de oración, sino constancia en todo por medio de la oración. Debemos unir la acción de gracias con las oraciones y las súplicas; no sólo buscar provisiones de lo bueno, sino reconocer las misericordias que recibimos. Dios no necesita que le digamos nuestras necesidades o deseos porque los conoce mejor que nosotros, pero quiere que le demostremos que valoramos su misericordia y sentimos que dependemos de Él. La paz con Dios, esa sensación consoladora de estar reconciliados con Dios, y de tener parte de su favor, y la esperanza de la bendición celestial, son un bien mucho más grande de lo que puede expresarse con plenitud. Esta paz mantendrá nuestros corazones y mentes en Jesucristo; nos impedirá pecar cuando estemos sometidos a tribulaciones y de hundirnos debajo de ellas; nos mantendrá calmos y con una satisfacción interior.
Los creyentes tenemos que conseguir y mantener un buen nombre; un nombre para todas las cosas con Dios y los hombres buenos.
Debemos recorrer en todo los caminos de la virtud y permanecer en ellos; entonces, sea que nuestra alabanza sea o no de los hombres, será de Dios. El apóstol es un ejemplo. Su doctrina armonizaba con su vida. La manera de tener al Dios de paz con nosotros es mantenernos dedicados a nuestro deber. Todos nuestros privilegios y la salvación proceden de la misericordia gratuita de Dios, pero el goce de ellos depende de nuestra conducta santa y sincera. Estas son obras de Dios, pertenecientes a Dios, y a Él solo se deben atribuir y a nadie más, ni hombres, ni palabras ni obras.

Parece extraño que un hombre preso pudiera decir a una iglesia que se regocije. Pero la actitud de Pablo nos enseña una lección importante: la actitud interior no necesita reflejar nuestras circunstancias externas. Pablo estaba lleno de gozo porque sabía que pese a lo que le sucediera, Cristo estaba con él. Pablo insta a los filipenses a regocijarse varias veces en esta carta, probablemente porque necesitaban oírlo. Es muy fácil desalentarse frente a circunstancias que no son placenteras o tomar hechos sin importancia como si lo fueran. Si no hemos disfrutado el gozo últimamente, quizá sea porque no estamos mirando la vida desde la perspectiva correcta.

  Tenemos que ser amables (razonables, amplios y caritativos) con los que no pertenecen a la iglesia y no solo con los creyentes. Esto significa que no buscamos revancha contra aquellos que nos tratan injustamente, tampoco debemos expresar demasiado nuestros derechos personales.

  Imaginemos no tener que estar "afanosos" jamás por nada  Esto parece imposible, todos tenemos preocupaciones en nuestro trabajo, en nuestros hogares, en el colegio. Pero Pablo nos aconseja cambiar nuestras preocupaciones en oraciones. ¿Queremos preocuparnos menos? ¡Entonces oremos más! En el momento en que empecemos a preocuparnos, detengámonos y oremos, cantemos, alabemos al Señor; se alejará toda mala influencia de nuestra mente.

  La paz de Dios es diferente a la paz del mundo. La paz verdadera no se encuentra en el pensamiento positivo, en la ausencia de conflictos o en buenos sentimientos. Ella es producto de saber que Dios controla y está al tanto de todo; que nada nos ocurre sin que Él vele por nosotros. Nuestra ciudadanía en el reino de Cristo está asegurada, nuestro destino está determinado y podemos tener victoria sobre el pecado. Permitamos que la paz de Dios guarde nuestros corazones de toda ansiedad, angustia y preocupación.
El carácter y la conducta empiezan en la mente. Nuestros actos se ven afectados por aquellas cosas a que damos cabida en nuestros pensamientos.
Lo que dejamos entrar en nuestras mentes determina lo que expresamos con las palabras y acciones. Pablo nos dice que llenemos nuestras mentes con pensamientos verdaderos, honesto, justos, puros, amables, de buen nombre, virtud, dignidad y alabanza.
¿Tenemos  problemas con pensamientos impuros y sueños ilusorios? Vigilemos lo que estamos dejando entrar en nuestra mente a través de la televisión, los libros, la conversación, las películas y las revistas. Reemplacemos los materiales dañinos con materiales útiles. Sobre todo, leamos, estudiemos, escuchemos  la Palabra de Dios y oremos. Pidámosle a Cristo Jesús que nos ayude a concentrarnos en lo que es bueno y puro. Requiere constancia, renuncia y obediencia.  No es suficiente escuchar o leer la Palabra de Dios, ni incluso conocerla bien. Debemos también ponerla en práctica. Qué fácil es escuchar un sermón y olvidarnos de lo que dijo el predicador. Qué fácil es leer la Biblia y no pensar en cómo vivir de una manera diferente. Qué fácil es discutir lo que significa un pasaje y no vivir su significado. Exponernos a la Palabra de Dios no es suficiente. Ella nos debe conducir a la obediencia, debe verse en nuestra vida, un reflejo de sus enseñanzas.
  Proverbios_16:24  «Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos».