} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL MILENIO

lunes, 12 de enero de 2015

EL MILENIO


Este periodo de tiempo se describe en la Palabra de Dios en la Biblia y lo que Dios dice no admite discusión. Podemos leer en Apocalipsis 20; 1-15:
 1  Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2  Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años3  y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. 4  Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar;y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.  6  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. 7  Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  8  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.  9  Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 10  Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.  11  Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12  Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13  Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.  14  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15  Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

He aquí una visión que muestra  las limitaciones puestas al mismo Satanás. Cristo, con poder omnipotente, impedirá que el diablo engañe a la humanidad como hasta ahora lo ha hecho. No le falta poder ni instrumentos para romper el poder de Satanás. Cristo lo encierra por su poder y lo sella por su autoridad. La iglesia tendrá un tiempo de paz y prosperidad, pero todas sus pruebas aún no terminaron.
He aquí un relato del reino de los santos por el mismo tiempo que Satanás esté atado. Los que sufren con Cristo reinarán con Él en su reino espiritual y celestial, en conformidad con Él en su sabiduría, justicia y santidad: esto se llama la primera resurrección con que serán solamente favorecidos todos los que sirvan a Cristo y sufran por Él. Se declara la felicidad de estos siervos de Cristo. Nadie puede ser bendecido sino los que son santos, y todos los que son santos serán bendecidos. Algo sabemos de lo que es la primera muerte, y es muy espantosa, pero no sabemos lo que es muerte segunda. Debe ser mucho más terrible; es la muerte del alma, la separación eterna de Dios. Que nunca sepamos lo que es: quienes han sido hechos partícipes de la resurrección espiritual, son salvos del poder de la muerte segunda.
Podemos esperar que mil años sigan a la destrucción del anticristo, de las potencias idólatras y de los perseguidores, durante los cuales el cristianismo puro de doctrina, adoración y santidad, será dado a conocer en toda la tierra. Por la obra todopoderosa del Espíritu Santo, los hombres caídos serán creados de nuevo  y la fe y la santidad prevalecerán tan ciertamente como ahora dominan la incredulidad y la impiedad. Podemos notar con facilidad que cesará toda una gama de dolores, enfermedades y otras calamidades terribles, como si todos los hombres fuesen cristianos verdaderos y coherentes. Todos los males de las contiendas públicas y privadas terminarán, y la felicidad de toda clase se generalizará. Todo hombre tratará de aliviar el sufrimiento en lugar de agregar a las penas de quienes le rodean. Nuestro deber es orar por los días gloriosos prometidos, y hacer todo lo que en nuestros puestos públicos o privados puedan preparar para ellos.

Mientras este mundo dure, no será totalmente destruido el poder de Satanás, aunque sea limitado y aminorado. En cuanto Satanás sea soltado otra vez, empieza a engañar a las naciones e incitarlas a pelear con los santos y siervos de Dios. Bueno sería que los nacidos de nuevo, los siervos y los ministros de Cristo fuéramos tan activos y perseverantes en hacer el bien, como nuestros enemigos para hacer el mal. Dios peleará esta última batalla decisiva por su pueblo, para que la victoria sea completa y la gloria para Él.
  A menudo se refieren los mil años al milenio.  Cómo y cuándo tendrán lugar estos mil años se explica en diversas formas entre los cristianos que estudian el tema. Las tres opiniones más notables al respecto son el postmilenarismo, el premilenarismo y el amilenarismo.
  El postmilenarismo espera un período literal de mil años en que la Iglesia traerá paz en la tierra. Al final de los mil años, se pondrá en libertad a Satanás una vez más, pero luego Cristo volverá para derrotarlo y reinar para siempre. La Segunda Venida de Cristo no tiene lugar sino hasta que finalice el período de los mil años.
  El premilenarismo también ve los mil años como un período literal, pero sostiene que la Segunda Venida de Cristo inicia los mil años del reinado, que tiene lugar antes que se quite definitivamente a Satanás.
  El amilenarismo entiende el período de mil años como simbólico y que comprende el tiempo de la ascensión de Cristo y su venida. Este milenio es el reinado de Cristo en el corazón de los creyentes y en su Iglesia; esta es otra manera de referirse a la era de la Iglesia. Este período terminará con la Segunda Venida de Cristo.
Estos diferentes puntos de vista acerca del milenio no tienen por qué causar división y controversia en la Iglesia, porque cada uno de ellos toma en cuenta lo que es más importante en el cristianismo: ¡Cristo volverá, derrotará a Satanás y reinará para siempre! Sea lo que fuere y cuando fuere el milenio, Jesucristo unirá a todos los creyentes, por lo tanto, no debemos permitir que este asunto nos divida.

  Juan no dice por qué Dios pone en libertad una vez más a Satanás, pero es parte de su plan para juzgar al mundo. Es posible que sea para poner al descubierto a quienes se rebelan en su corazón contra Dios y para confirmar a los que son fieles a Dios. Sin que importe cuál sea la razón, la libertad de Satanás resulta en la destrucción final de toda maldad.

   Esta no es una batalla típica en la que el resultado está en duda durante el fragor del conflicto. Aquí no hay competencia. Hay dos fuerzas poderosas del mal, las que vienen de la bestia y de Satanás, unidas para enfrentarse a Dios. La Biblia emplea dos versículos para describir cada batalla: la bestia y sus fuerzas son apresadas y lanzadas en el lago de fuego, y el fuego de Dios consume a Satanás y sus fuerzas. Para Dios es de lo más sencillo. No habrá duda ni temor en los creyentes acerca de si escogieron el lado correcto. Si hemos escogido a Dios, experimentaremos esa formidable victoria con Cristo.

   La destrucción de los representantes de Satanás, la bestia y el falso profeta, a los que había dado su poder, su trono y su autoridad, es seguida por la atadura de él mismo durante mil años. La llave del abismo quitada ya de las manos de Satanás, a quien Dios había permitido usarla para soltar las plagas sobre la tierra; ahora se le hace sentir el tormento que él había infligido a los hombres, pero su tormento completo no se hace hasta tanto no sea arrojado “al lago de fuego” .  
  Le encerró y selló una puerta “sobre él,” la puerta del abismo sobre su cabeza. Un sello para evitar su salida, más seguro que aquel que pusieron para guardar a Jesús en la tumba de José, y que fue roto en la mañana de la resurrección. La atadura de Satanás a este punto no es arbitraria, sino que es la necesaria consecuencia de los eventos, así como su expulsión del cielo, donde antes había estado acusando a los hermanos, fue el juicio legítimo que le fue puesto por medio de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Satanás se imaginó que había derrotado a Cristo en el Gólgota, y que su poder estaba seguro para siempre, pero el Señor en la muerte le venció, y por su ascensión como nuestro justo Abogado arrojó a Satanás el acusador fuera del cielo. Se le dio tiempo en la tierra para hacer poderosas a la bestia y a la ramera, y luego concentrar todo su poderío en el anticristo. El reino anticristiano, su último esfuerzo, siendo completamente destruido por la aparición de Cristo, se acabó su poder en la tierra. El había pensado destruir al pueblo de Dios en la tierra por las persecuciones anticristianas, así como se había imaginado previamente destruir a Cristo; pero la Iglesia no es destruida de la tierra, sino que es ensalzada para reinar sobre la tierra, y Satanás mismo queda encerrado mil años en el “abismo” (Griego, “fosa sin fondo”), la cárcel preparatoria para “el lago de fuego” su destino final. Como por la ascensión de Cristo, él había dejado de ser un acusador en el cielo, así durante el milenio deja de ser el seductor y el perseguidor en la tierra. Mientras el diablo reine en las tinieblas del mundo, vivimos en una atmósfera impregnada de elementos mortíferos.  El poder de Satanás no es eterno, se enfrentará su condena. Empezó su obra maligna en la humanidad al principio, engañando a Adán y Eva y la continúa hoy; pero será destruido cuando sea lanzado en el lago de fuego. El diablo será liberado del pozo del abismo  "su prisión”; pero nunca se le sacará del lago de fuego. Nunca más volverá a engañar a nadie.

  En el juicio, se abren los libros. Representan el juicio de Dios y en ellos están registradas las obras de cada uno, buenas o malas. No somos salvos por obras, pero estas se ven como una clara evidencia de la relación de una persona con Dios. El libro de la vida contiene los nombres de quienes han puesto su confianza en Cristo para ser salvos.