} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CAMINO ANGOSTO Y PUERTA ESTRECHA

jueves, 15 de enero de 2015

CAMINO ANGOSTO Y PUERTA ESTRECHA


En el calendario la Buena Semilla, venía hoy ( 15/01/2015) este pasaje de la Palabra de Dios en la Biblia. Desde muy de madrugada, he meditado y reflexionado sobre el mismo. Me hizo recordar mi vida “religiosa” llena de ritos y costumbres antes de conocer al Jesús de la Biblia. Porque una vez que has tenido un encuentro personal con el Señor Jesús, cuando escuchas la Voz de Dios, que te muestra el error en que has vivido, lleno de pecado, por caminos que te llevan al infierno; cuando te encuentras con el Señor, nada permanece como antes, el proceso de cambio, dar la vuelta y volverse a la senda correcta es el inicio, es el primer paso, el paso de fe.
Pero veamos este pasaje en profundidad:
Mateo 7:13  Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
 14  porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Cristo vino a enseñarnos, no sólo lo que tenemos que saber y creer, sino lo que tenemos que hacer, no sólo para con Dios, sino para con los hombres; no sólo para con los que son de nuestro partido y denominación, sino para con los hombres en general, con todos aquellos que nos relacionemos. Debemos hacer a nuestro prójimo lo que nosotros mismos reconocemos que es bueno y razonable. En nuestro  trato  con los hombres debemos ponernos en el mismo caso y en las circunstancias que aquellos con quienes nos relacionamos, y actuar en conformidad con ello.
No hay sino dos caminos: el correcto y el errado, el bueno y el malo; el camino al cielo y el camino al infierno; todos vamos caminando por uno u otro: no hay un lugar intermedio en el más allá; no hay un camino neutro. Todos los hijos de los hombres somos santos o pecadores, buenos o malos.
Reflexionemos en que el camino del pecado y de los pecadores que la puerta es ancha y está abierta. Pueden entrar por esta puerta con todas las lujurias que la rodean; no frena apetitos ni pasiones. Es un camino ancho, hay muchas sendas, el relativismo, el humanismo, el gnosticismo; muchas religiones, muchas filosofías, pensamientos y teorías humanas; hay opciones de caminos pecaminosos. Hay multitudes ingentes en este camino. Pero, ¿qué provecho hay en estar dispuesto a irse al infierno con los demás, porque ellos no irán al cielo con nosotros? El camino a la vida eterna es angosto. No estamos en el cielo tan pronto como pasamos por la puerta angosta. Hay que negar el yo, mantener el cuerpo bajo control, y mortificar las corrupciones. Hay que resistir las tentaciones diarias, hay que cumplir los deberes. Debemos velar en todas las cosas y andar con cuidado, y tenemos que pasar por mucha tribulación. No obstante, este camino nos invita a todos, lleva a la vida, al consuelo presente en el favor de Dios, que es la vida del alma, a la bendición eterna, cuya esperanza al final de nuestro camino debe facilitarnos todas las dificultades del camino. Esta simple declaración de Cristo ha sido descartada por muchos que se han dado el trabajo de hacerla desparecer con explicaciones pero, en todas la épocas el discípulo verdadero de Cristo ha sido mirado como una personalidad singular, que no está de moda, y todos los que se pusieron del lado de la gran mayoría, se han ido por el camino ancho a la destrucción. Si servimos a Dios, debemos ser firmes en nuestra fe.  
¿Podemos oír a menudo sobre la puerta estrecha y el camino angosto y que son pocos los que los hallan, sin dolernos por nosotros mismos o sin considerar si entramos al camino angosto y cuál es el avance que estamos haciendo ahí?

  La puerta a la vida eterna (Juan: 7-9 7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
 8  Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9  Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos) es "estrecha". Esto no significa que sea difícil ser cristiano. Significa que hay muchas maneras de vivir la vida, pero un solo camino para vivir eternamente con Dios. Creer en Jesús es el único camino al cielo, porque solo El murió por nuestros pecados y nos hizo justos delante de Dios. Vivir a su manera puede no ser fácil, pero es bueno y correcto.
En el redil, el pastor cumplía la función de puerta, permitiendo la entrada a las ovejas y protegiéndolas. Jesús es nuestra puerta a la salvación de Dios. Ofrece el acceso a la protección y a la seguridad. Cristo es nuestro protector. Algunas personas toman a mal que Jesús sea la puerta, el único camino de acceso a Dios. Pero Jesús es el Hijo de Dios.

¿Por qué habríamos de buscar otro camino o por qué querríamos una forma de abordar a Dios hecha a medida?
 Esto expresa la dificultad del primer paso acertado en la fe, pues implica un triunfo sobre nuestras inclinaciones naturales. De ahí la expresión más fuerte en Lucas 13:24 “Porfiad a entrar por la puerta angosta” porque ancha es la puerta y fácilmente se entra y espacioso el camino por el cual se transita fácilmente que lleva a la perdición, y  así seducidos muchos son los que entran por ella.   Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida.  En otras palabras, todo el trayecto es tan difícil como el primer paso y pocos son los que la hallan. Lo que recomienda el camino ancho es la facilidad con que es transitado, y la abundancia de acompañantes que han de hallarse en él. Es como navegar con viento lindo y marea favorable. Porque las inclinaciones naturales no son contrariadas, y los temores del resultado, si no son fácilmente acallados, con el tiempo son eficazmente dominados. La única desventaja de este camino es su fin: “lleva a la perdición”. Lo dice el gran Maestro, y lo dice “como quien tiene autoridad”. A la aparente injusticia o severidad de este castigo, el Maestro nunca hace referencia. El deja que saquemos la inferencia de que tal curso termina justa, natural y necesariamente así. Pero sea que los hombres vean esto o no, aquí el Señor asienta la ley del reino, y la deja con nosotros. En cuanto al camino angosto, la desventaja de él consiste en su estrechez y soledad. El primer paso en este camino encierra una revolución en todos nuestros propósitos y planes para la vida, y una rendición de todo lo que es caro a la inclinación natural, mientras que todo lo que sigue no es sino una repetición del primer gran acto de sacrificio propio. No hay que extrañar, pues, que pocos lo hallen y pocos sean hallados en él. Pero este camino tiene una ventaja: “lleva a la vida”. Muchos críticos toman “la puerta” aquí, no por el primer paso en la fe, sino por el último; pues las puertas no se abren a los caminos, mas los caminos terminan en las puertas, que conducen a una mansión. Pero como esto haría que las palabras de nuestro Señor tuviesen una forma invertida y antinatural, es mejor, con la mayoría de los críticos, entenderlas así como hemos explicado. Y ya que tal enseñanza sería tan impopular como el mismo camino, el Señor en seguida procede a advertir a sus oyentes de que los predicadores de cosas halagüeñas, quienes son los verdaderos herederos y representantes de los falsos profetas de antaño, serían bastante numerosos en el reino nuevo.

Este es uno de los pasajes más básicos e importantes de las Escrituras. ¿Cómo conoceremos el camino hacia Dios? Únicamente a través de Jesús. El es el camino porque es a la vez Dios y Hombre. Al unir nuestras vidas a la de El, nos unimos con Dios. Confiemos que Jesús nos llevará al Padre y que todos los beneficios de ser hijo de Dios serán nuestros.

  Por ser el camino, Jesús es nuestra senda al Padre. Por ser la verdad, es la realidad de todas las promesas de Dios. Por ser la vida, une su vida divina a la nuestra, tanto ahora como eternamente.
Cristo es el Camino al Padre que nosotros pecadores tenemos en su persona como Dios manifestado en carne, en su sacrificio expiatorio, y como nuestro Abogado. Él es la Verdad, que cumple todas las profecías del Salvador; creyendo eso nosotros, los pecadores vamos por Él, el Camino. Él es la Vida, por su Espíritu vivificador recibimos vida los muertos en pecado. Nadie que no sea vivificado por Él, la Vida, y enseñado por Él, la Verdad, puede acercarse a Dios como Padre por Él, el Camino. Por Cristo, el Camino, nuestras oraciones van a Dios y sus bendiciones vienen a nosotros; este es el Camino que lleva al reposo, el buen Camino antiguo. Él es la Resurrección y la Vida. Todo el que ve a Cristo por fe, ve al Padre en Él. A la luz de la doctrina de Cristo vemos a Dios como Padre de las luces y, en los milagros de Cristo vemos a Dios como el Dios del poder. La santidad de Dios brilló en la pureza inmaculada de la vida de Cristo. Tenemos que creer la revelación de Dios al hombre en Cristo; porque las obras del Redentor muestran su gloria, y a Dios en Él.