} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA ELECCIÓN DE LA GRACIA

martes, 20 de enero de 2015

LA ELECCIÓN DE LA GRACIA


En la versión Traducción Lenguaje Actual de la Palabra de Dios en la Biblia podemos leer y entender con mayor facilidad muchos pasajes. La riqueza del lenguaje original en que fue escrita la Biblia, nos permite conocer con más profundidad el significado y mensaje que Dios nos revela. A través de otras versiones fieles al original, obtenemos una visión más amplia de ese conocimiento. Veamos en Romanos 11; 13-21:
 13  Lo que voy a decir ahora es para ustedes, los que no son judíos. Dios me ha enviado para trabajar entre ustedes, y para mí esa tarea es muy importante.
 14  Espero que con esto algunos de mi país se pongan celosos de ustedes, y así Dios pueda salvarlos también a ellos.
 15  Pues si Dios, al rechazar a los judíos, aceptó al resto de la humanidad, ¡imagínense cómo será cuando los judíos sean aceptados! ¡Los que ahora viven como muertos tendrán vida eterna!
 16  Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está ofreciendo toda la masa con que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen.
 17  Cuando Dios rechazó a algunos judíos, y a ustedes los aceptó en su lugar, ustedes llegaron a formar parte del pueblo de Dios, y así recibieron la vida eterna.
 18  Pero no vayan a creerse mejores que los judíos que fueron rechazados. Recuerden que ustedes han recibido esa vida gracias a ellos, y no ellos gracias a ustedes.
 19  Tal vez piensen que ellos fueron rechazados para que ustedes fueran aceptados en el pueblo de Dios.
 20  Y es verdad. Pero ellos fueron rechazados por no confiar en Dios, y ustedes fueron aceptados solamente por confiar en él. Así que no se pongan orgullosos; más bien, tengan cuidado.
 21  Si Dios rechazó a los judíos en general, también podría hacer lo mismo con ustedes.

El evangelio es la riqueza más grande en todo lugar donde estemos. Por tanto, así como el justo rechazo de los judíos incrédulos fue la ocasión para que una multitud tan inmensa de gentiles se reconciliara con Dios, y tuviera paz con Él, la futura recepción de los judíos en la Iglesia significará un cambio tal que se parecerá a la resurrección general de los muertos en pecado a una vida de justicia.
Abraham era la raíz de la Iglesia. Los judíos eran ramas de este árbol hasta que, como nación, rechazaron al Mesías; después de eso, su relación con Abraham y Dios fue cortada. Los gentiles fuimos injertados en este árbol en lugar de ellos, siendo admitidos en la Iglesia de Dios. Hubo multitudes hechas herederos de la fe, de la santidad y de la bendición de Abraham.
 El estado natural de cada uno de nosotros es ser silvestre por naturaleza. La conversión es como el injerto de las ramas silvestres en el buen olivo. El olivo silvestre se solía injertar en el fructífero cuando éste empezaba a decaer, entonces no sólo llevó fruto, sino hizo revivir y florecer al olivo decadente. (RV60)
Los gentiles, de pura gracia, fuimos injertados para compartir las ventajas. Por tanto, debemos cuidarnos de confiar en nosotros mismos y en toda clase de orgullo y ambición; no vaya a ser que teniendo sólo una fe muerta y una profesión de fe vacía, nos volvamos contra Dios y abandonemos sus privilegios. Si permanecemos es absolutamente por la fe en Jesucristo y su gracia santificadora; somos culpables e incapaces en nosotros mismos y tenemos que ser humildes, estar alertas, temer engañarnos con el yo, o de ser vencidos por la tentación. No sólo tenemos que ser primero justificados por fe en Cristo Jesús, pero debemos mantenernos hasta el final en el estado justificado sólo por fe, aunque por una fe que no está sola sino que obra por amor a Dios y el hombre, con el auxilio del Espíritu Santo que nos ayuda, cuando en nuestro cansancio sentimos demasiada carga.

 Dios escogió a los judíos para que a través de ellos el resto del mundo hallara salvación. Sin embargo, esto no significaba que toda la nación judía sería salva, sino que quienes fueran fieles a Dios (el remanente) se considerarían verdaderos judíos   Somos salvos a través de la fe en Cristo, no por ser parte de una nación, religión o familia.

¿De qué depende tu salvación?
¿Crees que se le hace más fácil a Dios amar a una persona cuando es buena?
¿Piensas allá en lo íntimo que Dios te escogió porque te lo merecías?
¿Crees que la conducta de algunos es tan mala que Dios no puede salvarlos?

 Si piensas de esta manera no has entendido bien que la salvación es gratuita. No puede ganarse, ni toda ni en parte; solo puede aceptarse con agradecimiento y alabanza. Es de gracia, un regalo de Dios. Si la gente no quiere oír las buenas nuevas de Dios, al final no podrán entenderla, su mente y corazón tendrán un velo que impedirá puedan ver eñl Reino de Dios.  

  Pablo soñaba con una iglesia en la que judíos y gentiles se unieran en amor a Dios y en obediencia a Cristo. A la vez que respetaban la Ley de Dios, mirarían solo a Cristo para alcanzar salvación. La raza y el nivel social de la persona sería irrelevante (Gálatas 3: 28   Así que no importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales)  porque lo importante sería la fe que depositaran en Cristo.
El sueño de Pablo aún no se ha materializado. En su tiempo muchos judíos rechazaron las buenas nuevas. Tenían la mira en su herencia étnica para obtener la salvación y no eran obedientes de corazón como los profetas del Antiguo Testamento y Pablo. Una vez que los gentiles predominaron en la mayoría de las iglesias cristianas, comenzaron a rechazar y a perseguir a los judíos. Es lamentable, pero esta práctica ha continuado a través de los siglos.
Los verdaderos cristianos no deben perseguir a nadie. Los cristianos y los judíos han hecho tanto daño a la causa de Dios a la que dicen servir que parece imposible que el sueño de Pablo se cumpla. Dios escogió a los judíos de la misma manera que a los cristianos, y sigue ocupado en la tarea de unir gentiles y judíos para formar un nuevo Israel, una nueva Jrusalén, gobernada por su Hijo.

  Al hablar a los cristianos gentiles, Pablo los insta a no sentirse superiores porque Dios hubiera rechazado a algunos judíos. La fe de Abraham se asemeja a la raíz de un árbol productivo y el pueblo judío viene a ser las ramas naturales del árbol. A causa de su infidelidad, los judíos fueron las ramas desgajadas. Los creyentes gentiles se injertaron en el árbol como olivo silvestre y ahora gentiles y judíos comparten la savia basados en la fe en Dios. Ninguno de los dos puede confiar en su herencia cultural en cuanto a la salvación.

Nadie puede comprender por completo la mente del Señor. Ninguno ha sido su consejero. Y Dios no le debe nada a ninguno de nosotros.
 Isaías y Jeremías hicieron preguntas similares para demostrar que no hay quien tenga capacidad para aconsejar a Dios ni para criticar sus caminos (Isaías 40:13  A Dios nadie le enseña nada; nadie le da consejos ni lecciones de ciencia y sabiduría.
 Jeremias 23:18 ¡Pero ninguno de esos profetas ha estado en mi presencia! ¡Ninguno de ellos ha querido oír mi voz y obedecerme!)   

    El rechazo de Israel es temporal, hasta que todos los que van a ser salvos entre los gentiles depositen su confianza en Cristo. Entonces la salvación vendrá a un mayor número de judíos, de la misma manera que ha sucedido con otros pueblos a través de los siglos; una respuesta de fe a la predicación del evangelio de Cristo.

  Si bien es cierto que en lo fundamental existen diferentes posiciones proféticas acerca del futuro de Israel, hay solamente un punto de vista bíblico con respecto a la actitud del cristiano hacia el pueblo judío. Primero, la Biblia nos llama a honrar el hecho de que, habiendo sido ellos el instrumento nacional por medio del cual la bendición mesiánica vino a la humanidad   (Génesis 12:3 Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. ¡Gracias a ti, bendeciré a todas las naciones del mundo!), «orar» con pasión sincera a favor de ellos (Romanos 10:1 Hermanos en Cristo, con todo mi corazón deseo y pido a Dios que él salve del castigo a los israelitas), y estar listos para «dar testimonio» a cualquier judío, con tanta espontaneidad y sencillez como lo haríamos ante cualquier otro ser humano (Romanos 1:16-17  16  No me da vergüenza anunciar esta buena noticia. Gracias al poder de Dios, todos los que la escuchan y creen en Jesús son salvados; no importa si son judíos o no lo son.17  La buena noticia nos enseña que Dios acepta a los que creen en Jesús. Como dice la Biblia: «Aquellos a quienes Dios ha aceptado, y confían en él, vivirán para siempre.»).
Segundo, no se puede decir que el mandato bíblico de «orar por la paz de Jerusalén» (Salmo 122:6 Por ti le pedimos a Dios: « ¡Que tengas paz, Jerusalén! »¡Que vivan en paz los que te aman! ) ha sido abrogado. Aun cuando el texto de este salmo se centra en el templo de la antigua Jerusalén, la encomienda no se debe eliminar. Aquellos que toman este texto en serio, ven el orar por «Jerusalén» como una responsabilidad de constante preocupación porque Dios extienda su mano de protección y de gracia providenciales en particular sobre la nación de Israel.
 Es sabio que los creyentes no se muestren indiferentes hacia Israel, ya que la evidencia de toda la historia demuestra que Dios no se ha olvidado de este pueblo (Romanos 11:23-24  23  Si los judíos cambian y confían en Dios, volverán a formar parte de su pueblo, pues Dios tiene poder para hacerlo. 24  Después de todo, no es lógico tomar algo de buena calidad y mezclarlo con algo de mala calidad. Si Dios los aceptó a ustedes, que no eran parte de su pueblo, con más razón volverá a aceptar a los judíos, que sí lo son.)   
Solo Dios tiene todo poder y toda sabiduría. Todos dependemos absolutamente de Dios. Él es la fuente de todo, incluyendo a nosotros mismos. Es el poder que sustenta las leyes del mundo en que vivimos. Y Dios lleva a cabo todas las cosas para la gloria de El mismo. El Dios todopoderoso merece nuestra alabanza ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.