} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: RAZONES POR LAS QUE NO SE PIERDE LA SALVACIÓN (3 PARTE)

viernes, 6 de mayo de 2016

RAZONES POR LAS QUE NO SE PIERDE LA SALVACIÓN (3 PARTE)

    

18. Cuando Cristo murió, murió por todos los pecados, aun aquellos que el cristiano cometería en su vida de cristiano - 1 Pedro 2:24
Cristo murió por nuestros pecados, en nuestro lugar, para que no tuviéramos que sufrir el castigo que merecíamos. A esto se le llama sacrificio expiatorio.

19. El cristiano se convierte en hijo de Dios al aceptar a Cristo; un hijo de Dios no puede perderse -
Juan 1:12.
Todos los que aceptan a Cristo como Señor de sus vidas renacen espiritualmente y reciben nueva vida de Dios. A través de la fe en Cristo, este nuevo nacimiento nos cambia desde adentro, reacondicionando nuestras actitudes, deseos y motivos. El nacimiento hace que uno esté vivo físicamente y permite ser parte de la familia. Al nacer de Dios, formamos parte de su familia. ¿Ha pedido que Cristo le haga una nueva persona? Este nuevo comienzo está a disposición de todo aquel que cree en Cristo.

20. El pecado interrumpe la comunión con el Padre, pero no la relación; así como la desobediencia de un hijo aquí en la tierra no termina su relación con su padre - Salmo 51:12 (Entendamos qué David pidió de nuevo el gozo de su salvación, no su salvación).
¿Te has sentido estancado en su fe alguna vez, como si todo lo hiciera automáticamente? ¿Acaso ha establecido el pecado una brecha entre tu y Dios, haciéndolo parecer distante? David se sentía así. Pecó con Betsabé y el profeta Natán acababa de confrontarlo. En su oración a Dios suplicó: "Vuélveme el gozo de tu salvación". Dios quiere que estemos cerca de El y que experimentemos su vida plena y completa. Pero el pecado inconfesado hace que esa intimidad sea imposible. Confiesa tu pecado a Dios. Aun así tendrás que enfrentarte a las consecuencias terrenales, como lo hizo David, pero Dios te devolverá el gozo de andar con El.

21. El castigo de Dios a sus hijos por el pecado, no es quitándoles la salvación, sino disciplina paternal -
Hebreos 12:5-7.
Nunca es agradable ser corregido y disciplinado por Dios, pero su disciplina es un indicio de su amor profundo por nosotros. Cuando Dios le corrige, tómelo como una prueba de su amor y pídale que le muestre lo que está tratando de enseñarle.

22. Al aceptar a Cristo somos hijos de Dios y coherederos con Cristo. Cristo es nuestro hermano mayor. Ni tal participación en la herencia, ni la relación con el Hermano mayor se interrumpen jamás; por ningún motivo -
Romanos 8:17.
Pablo toma la adopción para ilustrar la nueva relación del creyente con Dios. En la cultura romana, la persona adoptada perdía todos sus derechos en su familia anterior y ganaba los derechos de un hijo legítimo en su nueva familia. Se convertía en heredero de las posesiones de su nuevo padre. Asimismo, cuando uno acepta a Cristo, gana todos los privilegios y responsabilidades de un hijo en la familia de Dios. Uno de estos privilegios notables es recibir la dirección del Espíritu Santo (Galatas 4:5-6). Quizás no sintamos siempre que pertenecemos a Dios, pero el Espíritu Santo es nuestro testigo. Su presencia en nosotros nos recuerda quiénes somos, y nos anima con su amor divino (Galatas 5:5).

23. Porque invalidaría la obra intercesora de Cristo. Si el cristiano se puede perder, entonces Cristo no es un buen abogado - 1 Juan 2:1.
A las personas que se sienten culpables y condenadas Juan les ofrece confianza. Ellas saben que han pecado, y Satanás (llamado "acusador de nuestros hermanos" en Apocalipsis 12:10) está exigiendo la pena de muerte. Cuando  te sientas de esa manera, no pierdas la esperanza. El mejor abogado defensor del universo está a cargo de tu causa. Jesucristo, nuestro defensor, es el Hijo del Juez. Ya sufrió el castigo en su lugar. Tu no debes intentarlo otra vez porque ya su nombre no está en la lista de los encausados. Unido con Cristo, estás tan seguro como El. No temas pedirle que se haga cargo de tu caso; El ya obtuvo la victoria

24. Porque entonces Dios no sería omnipotente, pues no sería poderoso para guardarnos sin caída – 2 Timoteo 1:12; Judas 24.
Pablo estaba preso pero esta circunstancia no detuvo su ministerio. Lo llevó adelante por medio de otros, como Timoteo. Pablo había perdido todas sus posesiones materiales, pero nunca perdería su fe. Confió en que Dios lo usaría sin importar las circunstancias. Si su situación se presenta sombría, entregue sus preocupaciones a Cristo. El protegerá su fe y guardará seguro todo lo que usted le ha confiado hasta el día de su regreso.
Estos cristianos habían escuchado el evangelio, al parecer de Juan mismo. Sabían que Cristo era el Hijo de Dios, que murió por sus pecados y que resucitó para darles nueva vida, y que regresaría para establecer su Reino en forma completa. Pero ahora estaban infiltrados por los maestros que negaban las doctrinas fundamentales de la fe cristiana, y algunos de los creyentes estaban en peligro de sucumbir a los argumentos falsos. Juan los anima a aferrarse a la verdad cristiana que escucharon desde el principio de su andar con Cristo. Es más importante crecer en nuestro conocimiento del Señor que depender de nuestra comprensión obtenida mediante un cuidadoso estudio, y enseñar esas verdades a los demás. Sin embargo, por mucho que sepamos, nunca debemos abandonar las verdades fundamentales acerca de Cristo. Jesucristo siempre será el Hijo de Dios, y su sacrificio por nuestros pecados es permanente. No hay verdad que pueda contradecir estas enseñanzas bíblicas.

           
¡Maranatha!


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