Rom 8:1
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Rom 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne
de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Rom 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese
en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Este
pasaje resulta difícil de puro comprimido, y también porque Pablo alude a cosas
de las que ya ha hablado antes. Hay dos palabras que aparecen una y otra vez en
este pasaje: carne (sarx) y espíritu (pneuma). No podremos seguir el
razonamiento de Pablo a menos que entendamos el sentido que les da a estas dos
palabras.
(i) Sarx
quiere decir literalmente carne. Una lectura de corrido de las cartas
de Pablo nos bastaría para descubrir que usa esta palabra con mucha frecuencia
y con un sentido especial. En términos generales la usa de tres maneras
diferentes:
(a) La usa en su sentido literal. Habla de la
circuncisión física, literalmente «en la carne» (Rom_2:28 ).
(b) Una y
otra vez emplea la frase kata sarka, literalmente de acuerdo con la carne, que
quiere decir casi siempre mirando las cosas desde el punto de vista humano. Por
ejemplo, dice que Abraham es nuestro antepasado kata sarka, en cuanto a la
naturaleza humana. Dice que Jesús es hijo de David kata sarka Rom_1:3 ), es
decir, en cuanto a su naturaleza humana. Habla de los judíos como sus parientes
kata sarka (Rom_9:8 ); es decir, por parentesco natural. Cuando Pablo usa la
expresión kata sarka, siempre implica que está considerando las cosas desde el
punto de vista humano. (c) Pero otras veces usa la palabra sarx en un sentido
que le es característico. Hablandó de los cristianos, se refiere al tiempo
cuando estábamos en la carne (en sarkí, Rom_7:5 ). Habla de los que andan
conforme a la carne en contraposición a los que viven la vida cristiana
(Rom_8:4 s). Dice que los que están en
la carne no pueden agradar a Dios (Rom_8:8 ). Dice que la mentalidad de la
carne es muerte, y enemiga de Dios (Rom_8:6; Rom_8:8 ). Habla de vivir de
acuerdo con la carne (Rom_8:12 ). Les dice a sus amigos cristianos: «Vosotros
no estáis en la carne» (Rom_8:9 ).
Está muy claro, sobre todo en el último ejemplo, que
Pablo no usa la palabra carne refiriéndose al cuerpo, como cuando nosotros
hablamos de carne y hueso. Lo que quiere decir realmente es la naturaleza
humana con todas sus debilidades y su vulnerabilidad al pecado. Se refiere a
la parte de nuestra persona que le sirve de cabeza de puente al pecado; es
decir, nuestra naturaleza pecadora, aparte de Cristo; todo lo que nos ata al
mundo en lugar de a Dios. Vivir conforme a la carne es llevar una vida dominada
por los dictados y deseos de la naturaleza pecadora en lugar de una vida
gobernada por el amor de Dios. La carne representa lo más bajo de la naturaleza
humana.
Tenemos que damos cuenta de que, cuando Pablo piensa
en la clase de vida que está dominada por sarx, no está pensando exclusivamente
en los pecados sexuales o corporales. Cuando da una lista de las obras de la
carne en Gal_5:19-21 , incluye los pecados sexuales y corporales, pero también
la idolatría, el odio, la ira, la agresividad, las herejías, la envidia y el
asesinato. Para él la carne no era algo material, sino espiritual; era la
naturaleza humana en toda su debilidad y pecado, todo lo que el ser humano es
aparte de Dios y de Cristo.
(ii) Está
la palabra espíritu; en este solo capítulo aparece no menos de veinte
veces. Esta palabra tiene, como la anterior, un trasfondo que le viene del
Antiguo Testamento. En hebreo existe la palabra rúaj, que contiene dos ideas básicas: (a) No quiere decir sólo
espíritu, sino también viento; siempre tiene el sentido de algo poderoso, como
un potente viento de tempestad. (b) En el Antiguo Testamento siempre contiene
la idea de algo que es más que humano. El Espíritu, para Pablo, representa un
poder divino.
Así es que Pablo dice en este pasaje que hubo un
tiempo cuando el cristiano estaba a merced de su propia naturaleza humana
pecadora. En ese estado, la Ley era algo que le hacía pecar, de modo que iba de
mal en peor, derrotado y frustrado. Pero, cuando se convirtió al Evangelio,
vino a su vida el poder del Espíritu de Dios; y, en consecuencia, entró en una
vida de victoria.
En la segunda parte del pasaje, Pablo habla del
efecto de la Obra de Jesús en nosotros. Es complicado y difícil de entender,
pero Pablo quiere decir lo siguiente: Recordemos que empezó este tema diciendo
que todos pecamos en Adán. Ya hemos visto cómo la idea judía de la solidaridad
le permitía afirmar que, literalmente, todos los seres humanos estamos
implicados en el pecado de Adán y en su consecuencia, la muerte. Pero esto
tiene otra cara: Jesús ha venido a este mundo con una naturaleza puramente
humana; y le ha ofrecido a Dios una vida de perfecta obediencia, de perfecto
cumplimiento de Su voluntad. Ahora bien: como Jesús era plenamente humano, de
la misma manera que éramos uno con Adán somos ahora uno con Cristo; y de la
misma manera que nos vimos involucrados en el pecado de Adán, ahora lo estamos
en la perfección de Cristo. En Cristo, la humanidad Le ofreció a Dios la
perfecta obediencia, lo mismo que en Adán le había ofrecido una desobediencia
fatal. Los hombres que estaban antes involucrados en el pecado de Adán son
ahora salvos porque están incluidos en la bondad de Cristo. Ese es el
razonamiento de Pablo; y para él y para los que le leían era algo totalmente
convincente, aunque sea difícil de entender para nosotros. Gracias a la Obra de
Cristo, se nos ofrece a los cristianos una vida que no está dominada por la
carne, sino por el Espíritu de Dios, que llena al hombre de un poder que antes
no tenía ni conocía. Se le anula el castigo de su pasado y se le asegura la
fuerza para su futuro.
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