(Esta publicación del día 30 de agosto de 2014, ha
sido publicada en el Boletín de la Iglesia Evangélica Bonhome de Ourense en
esta semana del 11 al 17 de enero de 2021. Más de 6 años han pasado para que ahora sea admitida. ¡¡Alabado sea Dios!!)
Filipenses 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante,
REFLEXIÓN
La más grande Creación de Dios, sin lugar a dudas,
es la mente humana. Me atrevería a decir que el más extraordinario de los
diseños de la mente humana, ha sido la memoria de nuestro cerebro. Para que nos
hagamos una idea de esa maravillosa creación de Dios, baste decir que esa parte
del cerebro humano utiliza 800 terabytes por segundo durante la vida media de
una persona de 75 años. Aquellos que entienden algo de informática serán
capaces de imaginar lo que esto significa, y las magnitudes a las que nos
enfrentamos. Si a esto añadimos que las mentes más prodigiosas como Newton,
Einstein, Fleming...etc. sólo utilizaron entorno al ocho por ciento de esa
capacidad de la mente, nosotros, los comunes de los mortales no alcanzamos el
dos por ciento, y muchos ni eso. Podríamos decir que la mente humana es la
computadora más potente jamás diseñada, que nunca el hombre podrá imitar y
menos conocer en su totalidad. Entonces, siguiendo con el símil, el disco duro
que nuestro Diseñador ha implantado como memoria tiene una capacidad de
almacenamiento casi ilimitado, porque el cien por cien seria el límite.
La memoria, como cualquier otro músculo del cuerpo,
si no se ejercita se acaba atrofiando y perdiendo su capacidad. Se va viciando
y termina degenerando. Ahora creo entender lo que Dios quiso enseñarle a Josué
en 1:8-9: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y
de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él
está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien. 9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni
desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Memorizando día y noche la Palabra de Dios en la
Biblia, para que quede guardada en
nuestra memoria, para que no sea algo
volátil que leemos y olvidamos, sino que sea almacenada y archivada en nuestro corazón;
entonces Dios promete prosperarnos en
nuestros caminos y nos irá bien en todo aquello que emprendamos.
Reconozco que he tardado en entender todo esto y que
a mi edad ya es más complicado absorber y retener tantas cosas que debiera
haber aprendido cuando me convertí. Por eso, hago hincapié en mis hijos que
están en una edad con mentes vírgenes, su disco duro está limpio de basura
y vivencias, para que memoricen versículos de la Palabra de Dios, los obedezcan
y guarden como oro fino. Les repito hasta la saciedad, e insisto en que
aprendan a retenerla porque así tendrán su mente guiada por la Palabra de Dios,
el Espíritu Santo gobernará sus vidas y estará tan grabada que jamás nadie
podrá borrarla.
Así como se graba la sana doctrina en ese disco de
nuestra memoria, también se van
entallando las ofensas y todo aquello que ha lastimado nuestro corazón; todo
aquello que la gente nos ha hecho en el pasado; todas las malas experiencias de
una religión idolátrica y las calumnias recibidas por apostatar del
catolicismo; todos los vicios adquiridos que llegaron a formar un carácter; los
recuerdos de aquella mala doctrina que hombres ávidos de ganancias nos
enseñaron cuando éramos recién convertidos; los recuerdos de una vida
errada...todo aquello que ha quedado tallado en la memoria, va a ser utilizado
por Satanás para atacar nuestra mente, sembrar dudas de nuestra conversión,
negar que hemos nacido de nuevo, va usar todo su engaño contra nosotros.
Entonces cabe preguntarse ¿Cómo podemos olvidar todo el pasado?
En la Palabra de Dios en la Biblia podemos leer
cuatro pasajes que nos ayudaran a
responder a esta pregunta, para librarnos de la pesada carga del pasado.
El primero de ellos está en 1ªCorintios 13:4-5:
4 El que ama tiene paciencia en todo, y
siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie. No es
orgulloso. 5 No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros
le han hecho. (Versión: Traducción Lenguaje Actual)
Vemos al final de este último versículo como nos
clarifica que significa olvidar: “No se pasa la vida
recordando lo malo que otros le han hecho”. En otras versiones de la
Biblia se traduce el final del versículo
5 por: El amor no lleva cuenta de las ofensas. (Palabra de Dios para Todos) no
toma en cuenta el mal recibido. (NBLH Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy) (La
Biblia de las Américas) no guarda rencor; (RV60)
-Hoy no tenemos excusa para poder aprender de
diferentes versiones bíblicas, la riqueza de las palabras originales, griego,
hebreo y arameo, ya que contamos con los medios que nos proporciona internet, y
si algo de bueno tiene es para empaparse hasta la médula de la Palabra de Dios
en diversas versiones. Lo que ocurre es que nos hemos hecho demasiado cómodos.
No es de extrañar que el Señor nos esté espoleando, esté espabilando a una iglesia
que se está quedando dormida.-
Leímos que aquellas personas que no se pasan la vida
recordando y lamentándose de su pasado, han comenzado a olvidar. Pero si estás
viviendo en el pasado, trayendo a la memoria lo que te ha ocurrido eres
propenso a guardar rencor, este engendra
la amargura y esta genera la depresión. No perdonar significa, no olvidar. Y
eso, créanme, lo sé por experiencia, lo he vivido y padecido y es terrible para
uno mismo y para las personas que te rodean; llegas a tomar decisiones en medio
de la depresión, que son fruto de las tinieblas, erróneas y fatales. Gracias a
Dios que actuó e intervino cuando fue el tiempo, Su tiempo, para librarme de
aquel infierno en que yo solito me había metido.
Las vivencias personales son un testimonio de
primera mano para transmitir a otras personas para que no caigan en la misma
situación, y si caen se refugien en la Palabra de Dios y el Señor acudirá en su
auxilio, Él nunca deja tirado a un hijo que le llama. Todos hemos hecho cosas
de las que nos avergonzamos y vivimos en la tensión de lo que hemos sido y de
lo que queremos ser. Como nuestra esperanza está en Cristo, sin embargo,
podemos olvidar la culpa pasada y proyectarnos a lo que El nos ayudará a ser.
No nos estanquemos en el pasado. Más bien, crezcamos en el conocimiento de
Dios, concentrándonos en nuestra relación con Él ahora. Sabiendo que hemos sido
perdonados vayamos en dirección a una vida de fe y obediencia. Proyectándonos
hacia una vida plena y de mayor significado gracias a nuestra esperanza en
Cristo.
Prosigamos con el segundo texto. Este lo
hayamos en el Salmo 119:165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no
hay para ellos tropiezo.
Las personas que aman la ley de Dios, los cristianos
que meditan la Palabra de Dios en la Biblia día y noche, piensan en ella
durante sus quehaceres, y la ponen en práctica en sus vidas, estarán tan
ocupados en ella que no tendrán tiempo de perder un momento en algo del pasado
que no pueden cambiar; estarán tan llenos de la Paz de Dios que no es posible
quepa otro sentimiento que no sea de amor al prójimo; que haya siquiera un
resquemor por algo que te hicieron; no reaccionas tan fácilmente ante las
ofensas y cuando vienen las calumnias y agravios, por así decirlo, te resbalan.
Porque la Paz de Dios interior que gobierna tu mente es más poderosa que
cualquier intento de agresión externa.
El tercer pasaje
que nos ayuda a comprender mejor que significa: olvidar el pasado, lo
encontramos en Mateo 7:1-5 1 »No
se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. 2 Si
son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con
ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. 3 » ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen
otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te
fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que
en tu ojo hay una rama. 4 ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame
sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? 5
¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver
bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro. (TLA Traducción
Lenguaje Actual)
Cuando criticamos a los demás por lo que nos han
hecho, debemos recordar que nosotros no somos perfectos y que siempre habremos
dañado a nuestros semejantes de un modo u otro. Si perdonamos el mal recibido
podremos olvidar y Dios que ve nuestros corazones, ayudará a todos los que
hicimos daños para que ellos nos perdonen y olviden nuestras ofensas. Según
sembremos así recogeremos.
Y el cuarto pasaje
lo vamos a leer en Filipenses 3:12-14 12 Con
esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni
tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando
por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. 13 Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he
alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino
que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. 14 Así que sigo adelante, hacia la meta, para
llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.
(TLA Traducción Lenguaje Actual)
En este capítulo 3, Pablo enumera sus logros
personales, sus alcances teológicos lo que el obtuvo antes de convertirse a
Cristo. Su “Curriculum Vitae” era
impresionante. Pero Pablo estimó todo
aquello como, basura, por conocer a Cristo. Pablo fue capacitado por el Señor
Jesús para reconocer sus debilidades, carencias e imperfecciones y lo deja muy
claro en tres pensamientos para mí claves: no he alcanzado la meta; no fijarme
en lo que ya he recorrido; me concentro en lo que me falta por recorrer.
Reconoce que es vulnerable, que necesita olvidar el
pasado para avanzar hacia la meta, y se centra sólo en el conocimiento y la
expansión de la Palabra de Dios.
Cuando veo a diaria cuantas son mis carencias a la
luz de la Palabra de Dios en la Biblia,
cuando descubro aquellas debilidades que la Palabra saca a la luz, cuando veo
todos mis pecados que sólo pueden ser borrados por la preciosa sangre de
Cristo, cuando veo las miserias que arrastro en mi cuerpo carnal, reconozco que
nada bueno puede salir hacia los demás mientras no me entregue de forma
absoluta a la voluntad de Dios Padre
para que el obre en mí a su antojo. Le pertenezco, sin Él nada soy.
Sabiendo esto, dejemos y olvidemos el pasado, con
nuestros logros y fracasos, Ese lastre debe ser arrojado de nosotros para que
no impida ni ralentice nuestro caminar hacia la meta que es Cristo Jesús.
En Isaías
54:4 »No tengas miedo, pues no te
insultarán ni pasarás vergüenza. Cuando eras joven pasaste la vergüenza de no
tener hijos. Después te quedaste sola como una viuda. Pero no volverás a
acordarte de tu vergüenza, 5 porque Dios es tu creador y te tomará por
esposa. »El Dios santo de Israel es tu salvador; es el Dios todopoderoso y
reina en toda la tierra.
Debo confesar, como he relatado en otros capítulos
de este blog, que sé lo que produce guardar rencor, sentir amargura y llegar a
la depresión e intentar acabar con tu vida. Por eso deseo que nadie tenga que
pasar por esa situación de tinieblas, de pecado. Para poder perdonar, poder
olvidar, el Señor y Su Palabra tienen que intervenir, para salir de esa
situación en la que me encontré. Dios ha intervenido en mi vida de forma
milagrosa, lo que para el ser humano es imposible, para Dios es posible cuando
dejas de luchar con tus fuerzas y te rindes a Él. Entonces actúa a tiempo y
según Su Soberanía; todo está bajo su control.
Lo único que sé con certeza, es que el Señor ha reemplazado todos los
recuerdos y pensamientos del pasado, con Su Presencia. Lo sé porque todo
aquello ha desaparecido, el pasado doloroso y cruel que me carcomía hace años,
se ha esfumado de mi memoria, todo gracias a Dios.
La presencia de Dios, en mi vida y en tu vida, es la
que hace que olvidemos el pasado.
En la medida en que seamos llenos del Espíritu, en
la medida que sea lleno de Dios, es la medida en que podré, con su ayuda,
olvidar el pasado, perdonar y proyectarme hacia la meta: Cristo Jesús.
Llegaremos a decir que hemos olvidado, cuando reconozcamos que estamos
aprendiendo a rehusar recordar el pasado, hasta que no sea enterrado con
Cristo, no dejará de existir. El que ya está en Cristo nueva criatura es, las
cosas viejas están enterradas y jamás Dios las traerá a Su memoria las cosas
pasadas.
¿Por qué entonces le permitimos al diablo
recordarnos el pasado? Es astuto y sutil, pero cuando el diablo nos diga:
¿Recuerdas lo que hiciste en tal día? No entremos a su juego y respondámosle:
¡Pues te yo voy a recordar lo que te espera en el Juicio de Dios, según la
Palabra de Dios en la Biblia!
Por último, me atrevo a decir, que al olvidar el
pasado, al desaparecer de mi mente, comprendo lo vulnerable que soy, ante el
rencor y la falta de perdón de otras personas que vivan ancladas en el pasado.
Olvidar todo aquello, me capacita para comprender mejor a otras personas, a
otros hermanos. Al no guardar ningún rencor contra nadie, podré ser compasivo,
comprensivo y misericordioso con el prójimo para entender las conductas y poder
ayudar.
Olvidar me ha liberado para vivir el presente y el
mañana, en lugar de atarme al pasado. El conocimiento de la Palabra de Dios en
la Biblia ha pasado a formar mi vida, en ella encuentro la guía, la prudencia,
la sabiduría necesarias para vivir conforme a la Voluntad de Dios
El que corre una carrera nunca debe detenerse antes
de la meta, debe seguir adelante tan rápido como pueda, de esta manera, los que
tenemos el cielo en nuestra mira, debemos aún seguir adelante en santo deseo,
esperanza y esfuerzo constante. La vida eterna es la dádiva de Dios, pero está
en Cristo Jesús, debe venirnos por medio de su mano, de la manera que Él la
logró para nosotros. No hay forma de llegar al cielo como a nuestra casa, sino
por medio de Cristo nuestro Camino. Los creyentes verdaderos, al buscar esta
seguridad y al glorificarlo, buscaremos más de cerca parecernos a Él en sus
padecimientos y muerte, muriendo al pecado y crucificando la carne con sus
pasiones y concupiscencias. En estas cosas hay una gran diferencia entre los
cristianos verdaderos, pero todos conocemos algo de ellas. Los creyentes
hacemos de Cristo nuestro todo en todo y ponemos los corazones en el otro
mundo. Si diferimos unos de otros, y no tenemos el mismo juicio en cuestiones
menores, aun así, no debemos juzgarnos unos a otros, porque todos nos reunimos
ahora en Cristo y esperamos reunirnos en el cielo en breve. Que nos unamos en
todas las cosas grandes en que concordemos y esperemos más luz en cuanto a las
cosas menores en que no estamos de acuerdo.
A los enemigos de la cruz de Cristo no les importa
nada, sino sus apetitos sensuales. El pecado es la vergüenza del pecador,
especialmente cuando se gloría en eso.
El camino de los que se ocupan de las cosas terrenales puede parecer agradable,
pero la muerte y el infierno están al final. Si elegimos el camino de ellos,
compartiremos su final.
La vida del cristiano está en el cielo donde está su
Cabeza y su hogar, y donde espera estar dentro de poco tiempo, pone sus afectos
en las cosas de arriba y donde esté su corazón, ahí estará su tesoro.
Hay gloria reservada para los cuerpos de los santos,
gloria que se hará presente en la resurrección. Entonces el cuerpo será hecho
glorioso, no sólo resucitado a la vida, sino resucitado para mayor
ventaja. Estemos siempre preparados para
la llegada de nuestro Juez; esperando tener nuestros cuerpos viles cambiados
por su poder todopoderoso, y recurriendo diariamente a Él para que haga una
nueva creación de nuestras almas para la piedad, para que nos libre de nuestros
enemigos y que emplee nuestros cuerpos y nuestras almas como instrumentos de
justicia a su servicio.
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