} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS Romanos 3; 1-8

viernes, 4 de marzo de 2022

CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS Romanos 3; 1-8

 

 

Romanos 3; 1-8

1  ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?

2  Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.

3  ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?

4  De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:

 Para que seas justificado en tus palabras,

 Y venzas cuando fueres juzgado.

5  Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)

6  En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?

7  Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?

8  ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?   .             

 

      Pablo expone en estos versículos algunas de sus ideas acerca de los judíos.

(i) No cabe duda de que creía que los judíos ocupan una posición especial en el plan de Dios. Eso es, de hecho, lo que los judíos mismos creían. La diferencia está en que Pablo creía que esa posición especial era una responsabilidad; mientras que los judíos la consideraban un privilegio. ¿Qué es lo que Pablo decía que se les había confiado especialmente a los judíos? Los oráculos de Dios (Versión Hispanoamericana, 1916). ¿Qué quiere decir eso? La palabra que él usa es loguía, que es la que se usa normalmente en la traducción griega del Antiguo Testamento para designar una comunicación o pronunciamiento de Dios. Aquí quiere decir Los Diez Mandamientos, que en hebreo se llaman Las diez Palabras (Debarim). Pablo les dice: " Sois un pueblo especial; por tanto, tenéis que vivir una vida especial.» No dijo: " Sois un pueblo especial; por tanto podéis hacer lo que os dé la gana.» Lo que sí dijo fue: «Sois un pueblo especial para Dios; por tanto, tenéis que hacer Su voluntad.»   ¿Qué será lo que Dios quiere que haga con una vida que ha sido preservada de una manera tan especial?» Eso no se les ocurría nunca a los judíos. Nunca consiguieron darse cuenta de que la elección especial de Dios era para una tarea especial. ¿Lo tenemos presente nosotros cuando hablamos de la elección de Dios?

 

(ii) Hay tres ideas básicas acerca de los judíos que siempre aparecen en los escritos de Pablo. Aquí las encontramos en embrión; pero en realidad son las tres ideas que desarrolla en toda la epístola. Debemos darnos cuenta de que no coloca a todos los judíos bajo la misma condenación. Lo que dice es: " ¿Qué pasa si algunos de ellos fueron infieles?"

(a) Estaba seguro de que Dios tenía razón al condenar a los judíos. Ocupaban un lugar especial y habían recibido promesas especiales; y por eso mismo su condenación había de ser mayor. La responsabilidad siempre es la otra cara del privilegio. Cuantas más oportunidades tiene una persona para hacer el bien, mayor será su condenación por hacer el mal.

(b) Pero no todos fueron infieles. Pablo nunca se olvidaba del resto fiel; y estaba completamente seguro de que ese resto fiel -aunque fuera muy pequeño en número- era el verdadero Israel. Los demás habían perdido sus privilegios y estaban bajo condenación. Ya no eran verdaderos judíos. El resto era el verdadero pueblo de Dios.

(c) Pablo estaba siempre seguro de que el rechazo de Dios no era definitivo. La consecuencia de ese rechazo fue que se abrió la puerta a los gentiles; pero, al final, los gentiles harán volver a los judíos al redil, y judíos y gentiles serán una sola cosa en Cristo. La tragedia de los judíos fue que rechazaron la gran tarea de la evangelización del mundo que les habría correspondido; y por tanto se les asignó a los gentiles, de forma que el plan de Dios se invirtió: no fueron los judíos los que evangelizaron a los gentiles, sino al revés; y este proceso todavía continúa.

Además, este pasaje contiene dos grandes verdades humanas universales.

(i) La desobediencia es la raíz de todo pecado. La raíz del pecado de los judíos fue la desobediencia a la Ley de Dios que conocían. Como escribió Milton, fue "la primera desobediencia humana» la responsable del «paraíso perdido». Cuando el orgullo enfrenta la voluntad humana con la de Dios, se produce el pecado. Si no hubiera desobediencia no habría pecado.

(ii) Una vez que ha cometido un pecado, el ser humano despliega una habilidad extraordinaria para justificarse. Aquí tenemos un razonamiento que se presenta con frecuencia en el pensamiento religioso: el de que el pecado le da a Dios la oportunidad de demostrar al mismo tiempo su justicia y su misericordia, y es por tanto una cosa buena. Es un razonamiento tergiversado. Se podría decir-y, de hecho, sería el mismo razonamiento- que está bien el quebrantarle el corazón a una persona, porque así se le da la oportunidad de demostrar lo mucho que nos ama. Cuando uno peca, lo que necesita no es ingenio para justificarse, sino humildad para reconocerlo y arrepentirse.

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