Romanos 3; 1-8
1 ¿Qué ventaja tiene,
pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?
2 Mucho, en todas
maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.
3 ¿Pues qué, si
algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la
fidelidad de Dios?
4 De ninguna manera;
antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas
justificado en tus palabras,
Y venzas cuando
fueres juzgado.
5 Y si nuestra
injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios
que da castigo? (Hablo como hombre.)
6 En ninguna manera;
de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?
7 Pero si por mi
mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como
pecador?
8 ¿Y por qué no decir
(como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que
nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? .
Pablo
expone en estos versículos algunas de sus ideas acerca de los judíos.
(i) No
cabe duda de que creía que los judíos ocupan una posición especial en el plan
de Dios. Eso es, de hecho, lo que los judíos mismos creían. La diferencia
está en que Pablo creía que esa posición especial era una responsabilidad;
mientras que los judíos la consideraban un privilegio. ¿Qué es lo que Pablo decía
que se les había confiado especialmente a los judíos? Los oráculos de Dios
(Versión Hispanoamericana, 1916). ¿Qué quiere decir eso? La palabra que él usa
es loguía, que es la que se usa normalmente en la traducción griega del Antiguo
Testamento para designar una comunicación o pronunciamiento de Dios. Aquí
quiere decir Los Diez Mandamientos, que en hebreo se llaman Las diez Palabras
(Debarim). Pablo les dice: " Sois un pueblo especial; por tanto, tenéis
que vivir una vida especial.» No dijo: " Sois un pueblo especial; por
tanto podéis hacer lo que os dé la gana.» Lo que sí dijo fue: «Sois un pueblo
especial para Dios; por tanto, tenéis que hacer Su voluntad.» ¿Qué
será lo que Dios quiere que haga con una vida que ha sido preservada de una
manera tan especial?» Eso no se les ocurría nunca a los judíos. Nunca
consiguieron darse cuenta de que la elección especial de Dios era para una
tarea especial. ¿Lo tenemos presente nosotros cuando hablamos de la elección de
Dios?
(ii) Hay
tres ideas básicas acerca de los judíos que siempre aparecen en los escritos de
Pablo. Aquí las encontramos en embrión; pero en realidad son las tres ideas
que desarrolla en toda la epístola. Debemos darnos cuenta de que no coloca a
todos los judíos bajo la misma condenación. Lo que dice es: " ¿Qué pasa si
algunos de ellos fueron infieles?"
(a) Estaba seguro de que Dios tenía razón
al condenar a los judíos. Ocupaban un lugar especial y habían recibido
promesas especiales; y por eso mismo su condenación había de ser mayor. La
responsabilidad siempre es la otra cara del privilegio. Cuantas más
oportunidades tiene una persona para hacer el bien, mayor será su condenación
por hacer el mal.
(b) Pero
no todos fueron infieles. Pablo nunca se olvidaba del resto fiel; y estaba
completamente seguro de que ese resto fiel -aunque fuera muy pequeño en número-
era el verdadero Israel. Los demás habían perdido sus privilegios y estaban
bajo condenación. Ya no eran verdaderos judíos. El resto era el verdadero
pueblo de Dios.
(c) Pablo
estaba siempre seguro de que el rechazo de Dios no era definitivo. La
consecuencia de ese rechazo fue que se abrió la puerta a los gentiles; pero, al
final, los gentiles harán volver a los judíos al redil, y judíos y gentiles
serán una sola cosa en Cristo. La tragedia de los judíos fue que rechazaron la
gran tarea de la evangelización del mundo que les habría correspondido; y por
tanto se les asignó a los gentiles, de forma que el plan de Dios se invirtió:
no fueron los judíos los que evangelizaron a los gentiles, sino al revés; y
este proceso todavía continúa.
Además, este pasaje contiene dos grandes
verdades humanas universales.
(i) La
desobediencia es la raíz de todo pecado. La raíz del pecado de los judíos
fue la desobediencia a la Ley de Dios que conocían. Como escribió Milton, fue
"la primera desobediencia humana» la responsable del «paraíso perdido».
Cuando el orgullo enfrenta la voluntad humana con la de Dios, se produce el
pecado. Si no hubiera desobediencia no habría pecado.
(ii) Una
vez que ha cometido un pecado, el ser humano despliega una habilidad
extraordinaria para justificarse. Aquí tenemos un razonamiento que se
presenta con frecuencia en el pensamiento religioso: el de que el pecado le da
a Dios la oportunidad de demostrar al mismo tiempo su justicia y su
misericordia, y es por tanto una cosa buena. Es un razonamiento tergiversado.
Se podría decir-y, de hecho, sería el mismo razonamiento- que está bien el
quebrantarle el corazón a una persona, porque así se le da la oportunidad de
demostrar lo mucho que nos ama. Cuando uno peca, lo que necesita no es ingenio
para justificarse, sino humildad para reconocerlo y arrepentirse.
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