Juan 8; 31-32
31 Dijo entonces Jesús
a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres.
Después de todo lo estudiado y sabiendo lo
que sabemos, ¿Cómo vamos a actuar ahora? Dios es soberano y obra de acuerdo con
su plan eterno en la salvación de su pueblo. La voluntad de los hombres no
escoge naturalmente a Dios porque está inclinada al mal. Solamente Dios puede
hacer que una persona desee ser salva de sus pecados. Él es el Dios soberano, Él
es el gran Rey. Si creemos esto, '¿Cómo debemos entonces reaccionar?
Primero, puesto que
Dios es soberano debemos temerle. Temer a Dios
significa recordar cuán grande, santo y poderoso es Dios. Significa también
recordar cuán pequeños, pecaminosos y débiles somos nosotros. Significa hacer
su voluntad y creer todo lo que Él nos dice en su Palabra. Significa obedecer a
Dios porque dependemos totalmente de Él. Dios nos da todo lo que necesitamos
y por ello, lo menos que podemos hacer es obedecer lo que Él dice en la Biblia
y darle a Él el primer lugar en todo.
Segundo, como Dios es
soberano debemos aceptar gustosamente todo lo que nos acontece.
Pudiéramos quejamos cuando no tenemos lo que queremos o pudiéramos sentir que
merecemos alguna bendición en particular. Quizás sintamos que merecemos el
éxito o la felicidad. Pero si somos creyentes
verdaderos, sabemos que Dios no nos da el castigo que nuestros pecados merecen.
Los creyentes verdaderos nos damos cuenta que en lugar de castigamos, Dios ha
sido muy bondadoso para con nosotros en todos los aspectos, cuando merecíamos
lo contrario. Y si realmente creemos que Dios es soberano en todo, entonces
debemos reconocer que Dios tiene el derecho de hacer todo lo que quiera con lo
que es suyo, incluso con nosotros. Por lo tanto, si Dios hace que nos
acontezcan cosas que no nos gustan, debemos aceptarlas sabiendo que provienen
de su mano, y que El solamente procura nuestro bien.
Tercero, puesto que
Dios es soberano siempre debemos estar muy agradecidos con El.
Nos sentimos agradecidos cuando las cosas van de acuerdo a lo que deseamos,
pero también deberíamos alabarle y darle las gracias aun cuando nos parece que
todo va mal. Deberíamos ser agradecidos aun, en los tiempos difíciles, porque
si somos creyentes verdaderos, creemos que Dios nos ha escogido, que nos ama
y que está controlando todo lo que nos sucede. Si realmente somos
creyentes, debemos de seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo. ¿Se ha
dado cuenta de cuán temeroso era Jesucristo de Dios el Padre, aceptando la
voluntad del Padre y dándole gracias en todo tiempo? En el Nuevo Testamento
vemos que cuando Satanás le tentó, Jesús le dijo que solamente Dios debía ser
adorado. A lo largo del Nuevo Testamento vemos la obediencia de Cristo, hasta
que su obediencia culminó en su muerte a favor del pueblo escogido de Dios.
Jesús aceptó la voluntad del Padre aún y cuando pidió que si fuera posible el
Padre quitara sus sufrimientos. Él también dijo: "No sea hecha mi voluntad
sino la tuya". También vemos como Cristo dar gracias al Padre. Aun cuando
la gente que había visto sus milagros no se arrepintió ni creyó en El, Jesús
todavía le daba gracias a Dios. Como Lucas dice: "En
aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los
sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te
agradó.." (Lucas 10:21).
Seguramente, si nosotros somos creyentes verdaderos en Cristo Jesús haremos lo
mismo.
Finalmente, puesto que
Dios es soberano debemos adorarle. El usa su poder
sabiamente y para el beneficio de su pueblo. Debido a que Dios es completamente
sabio no puede cometer ningún error; porque Él es santo, tampoco hará ningún
mal. Si no conociéramos más sobre Dios, excepto que su voluntad es soberana,
entonces solamente tendríamos miedo de Él. Pero podemos regocijamos porque sabemos
que la poderosa e inmutable verdad de Dios es también, enteramente buena.
El propósito divino en controlar todo es mostrar su propia santidad, bondad y
verdad. A pesar de todo lo que vemos en el mundo, Dios todavía está llevando a
cabo sus propósitos y para hacer esto, en algunas ocasiones usa hasta a los
hombres malvados y a Satanás. Nadie
puede alterar el propósito de Dios. Para su propia gloria, Dios controla todo porque quiere
mostramos su bondad, santidad y verdad. Para su propia gloria, Dios el Padre escogió un gran
número de personas para ser salvos de sus pecados. Jesucristo murió por estas
personas y el Espíritu Santo les da la vida espiritual. Para mostrar su gloria,
Dios cambia la naturaleza malvada de las personas elegidas para salvación, a
fin de que se vuelvan a Él y aprendan a amarle. Esta obra maravillosa de
Dios está sucediendo actualmente en todas partes del mundo. Muchos de los que
leerán estas palabras son aquellos que Dios ha llamado para que sean su pueblo.
Él les cambió, y les ha dado vida espiritual a fin de que llegaran a ser su
pueblo. Si usted quiere que este Dios sea su Dios, entonces búsquele en
oración. Él ha prometido que no echará fuera a ninguno que venga a Él. Por
supuesto que no los echará fuera, porque es la misma obra de El en sus corazones
la que les hace desear acudir a Él. Todas las cosas fueron hechas por Dios,
todas las cosas son controladas por El, todas las cosas obran de acuerdo a su
plan. Todas las cosas sirven para la gloria de Dios, y cuando todas las cosas
lleguen a su fin, este Dios soberano permanecerá por siempre siendo adorado y alabado en toda su bondad,
santidad y gloria. Vayamos entonces a alabar y adorar a nuestro soberano y
todopoderoso Dios, aquí y ahora. ¡Gran Dios! Cuán infinito eres tú, Cuán
débiles e indignos gusanos somos nosotros, Póstrese toda criatura y busque la
salvación en ti. La eternidad con todos sus años permanece siempre presente a
tu vista, Para ti no existe nada viejo, ¡Gran Dios! No puede haber nada nuevo
para ti. Nuestras vidas son movidas de un lado a otro, y angustiadas por cosas
que no tienen importancia; Mientras Padre tu eterno pensamiento sigue adelante
según tú inmutable e inalterable plan.
Padre
Celestial, a ti sea toda la gloria por los siglos de los siglos, ¡Amén!
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