} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA ORACIÓN AL DIOS DE PAZ

viernes, 1 de abril de 2022

LA ORACIÓN AL DIOS DE PAZ

 

Hebreos 13:2,21

2  No olvidéis la hospitalidad, porque por medio de ésta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3  Acordaos de los presos, como presos juntamente con ellos, y de los maltratados, como estando también vosotros mismos en el cuerpo. 4  Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho conyugal sin mancilla, porque Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros. 5  Vuestra manera de vivir sea sin avaricia de dinero, estad satisfechos con las cosas que tenéis, porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé. 6  De manera que podemos decir osadamente: El Señor es mi ayudador, no temeré. ¿Qué me puede hacer el hombre? 7  Acordaos de los que os dirigen, quienes os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. 8  Jesús el Mesías es el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos. 9  No seáis llevados por enseñanzas diversas y extrañas, pues mejor es que el corazón sea fortalecido con la gracia, no con régimen de alimentos, del que no sacaron ningún provecho los que lo observaban. 10  Tenemos un Altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al Tabernáculo; 11  porque los cuerpos de los animales, cuya sangre es llevada por el sumo sacerdote al Lugar Santísimo como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento. 12  Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por Su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13  Salgamos pues a Él fuera del campamento, llevando su oprobio. 14  Porque no tenemos aquí una ciudad que permanece, sino que buscamos la que está por venir. 15  Ofrezcamos siempre, por medio de Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, fruto de labios que confiesan su Nombre. 16  Y de hacer el bien y de la ayuda mutua, no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17  Dejaos persuadir por los que os dirigen y sed dóciles, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto con gozo, y no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros. 18  Orad por nosotros, pues estamos confiados en que tenemos buena conciencia, deseando en todas las cosas vivir honradamente. 19  Y aún más os ruego que hagáis esto, para que más pronto os sea devuelto. 20  Y el Dios de paz, el cual, en virtud de la sangre del pacto eterno, levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, 21  os perfeccione en todo lo bueno para que hagáis su voluntad, haciendo en nosotros lo que es agradable delante de Él por medio de Jesús el Mesías, a quien sea la gloria por los siglos, amén.

 

     Esta oración es un notable compendio de toda la epístola a los Hebreos, una epístola a la que todo nacido de nuevo debería dedicar especial atención. No hay nada que nuestra época necesite más que sermones expositivos sobre las epístolas a los Romanos y a los Hebreos. La primera suple el mejor material para repeler el legalismo, el antinomianismo y el arminianismo, escuelas que tan en boga están de nuevo. La segunda refuta los errores cardinales del romanismo, exponiendo las pretensiones sacerdotales de sus ministros. Hebreos provee el antídoto divino para el ponzoñoso espíritu del ritualismo que actualmente hace tan fatales incursiones dentro de muchos sectores del protestantismo decadente. El tema central de este bendito e importante tratado es el sacerdocio de Cristo, el cual encierra la substancia de lo que fue prefigurado tanto por Melquisedec como por Aarón. Hebreos demuestra que el perfecto sacrificio de Cristo, ofrecido una vez y para siempre, ha desplazado a la institución levítica y terminado con todo el sistema judaico. Aquella oblación toda suficiente del Señor Jesús hizo expiación completa por los pecados de su pueblo, satisfaciendo todos los requerimientos legales que la ley de Dios tenía sobre ellos, haciendo innecesario cualquier esfuerzo de parte de ellos para aplacar a Dios. “Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando” (Hebreos 10: 14). En otras palabras, en forma infalible e irrevocable. Cristo ha apartado a los creyentes para el servicio de Dios. El Señor lo logró mediante la plena realización de su obra perfecta.  

 Al levantar a Cristo de los muertos y sentarlo a la diestra de la majestad en las alturas. Dios ha dado testimonio de haber aceptado el sacrificio expiatorio de Cristo. Lo que caracterizaba al judaísmo era el pecado, la muerte y el distanciamiento de Dios. Esto resultaba evidente en el perpetuo derramamiento de sangre de animales ofrecidos en sacrificio, y en que la gente estaba excluida de la presencia divina. Pero lo que caracteriza al cristianismo es un Salvador resucitado y entronizado, el cual borró de la vista de Dios los pecados de su pueblo, consiguiendo para ellos el derecho de entrar en su presencia: “Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo. y tenemos además un gran sumo sacerdote al frente de la familia de Dios. Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad de la fe”( Hebreos 10: 19-22a). De esta manera, se nos alienta a acercamos a Dios con plena confianza en los méritos infinitos de la sangre y de la justicia de Cristo, dependiendo únicamente de ellos. En su oración, el apóstol solicita que todo lo que les expuso en la parte doctrina de la epístola sea aplicado en forma práctica al corazón de cada uno. A lo largo de esta epístola, Pablo exhorta a los destinatarios a hacer suya toda la gracia y virtud de Dios, y ahora pide que esas cosas obren poderosamente en sus vidas.

Lo que haremos a continuación es considerar el objetivo, el fundamento, la petición y la doxología de esta bendita invocación. El uso discriminado de títulos divinos. La oración se dirige al “Dios de paz". Los apóstoles no usaban al azar los diferentes títulos con los que se dirigían a la Deidad, sino que los escogieron con discernimiento espiritual. Los apóstoles no eran tan pobres en palabras como para suplicar a Dios usando siempre el mismo título, ni eran tan descuidados como para dirigirse a él usando el primer nombre que se les viniera a la mente. Por el contrario, al acercarse a Dios escogían cuidadosamente aquel atributo de la naturaleza divina o aquella relación particular de Dios con su pueblo, que fuesen más apropiados para la bendición específica que buscaban. Las oraciones del Antiguo Testamento muestran el mismo principio de discernimiento. Cuando los santos hombres de antaño buscaban fuerza, se dirigían al Poderoso. Cuando pedían perdón, apelaban a la “multitud de sus tiernas misericordias.” Cuando clamaban por liberación de manos de sus enemigos, lo hacían basándose en la fidelidad de su pacto.

El DIOS de paz.  En primer lugar, es un título distintivamente paulino, puesto que ningún otro escritor del Nuevo Testamento usa tal expresión. Su uso aquí es una de las muchas pruebas de que Pablo fue el autor de esta epístola. La expresión aparece seis veces en sus escritos (Romanos 15:33 El Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. ; 16:20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros.; 2 Corintios 13:11Por lo demás, hermanos, regocijaos, procurad vuestra perfección, consolaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.  ; Filipenses 4:9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced, y el Dios de paz estará con vosotros.  ; 1 Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique completamente, y todo vuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible en la venida de nuestro Señor Jesucristo.) y aquí en Hebreos 13:20 Y el Dios de paz, el cual, en virtud de la sangre del pacto eterno, levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas,  La frase “El Señor de paz” aparece sólo en 2 Tesalonicenses 3:16 Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.  Por lo tanto, es evidente que Pablo se deleitaba de manera especial al contemplar a Dios en este carácter particular. Y con razón, porque es un título extremadamente bendito e inclusivo, por ese motivo también me he esforzado, conforme a la inteligencia que me ha sido concedida, por debelar su significado. Un poco más adelante voy a sugerir por qué fue Pablo, y no otro de los apóstoles quien acuñara esta expresión.

En segundo lugar, es un título forense que ve a Dios en su carácter oficial de Juez y que nos dice que ahora está reconciliado con los creyentes. Significa que la enemistad y el conflicto que existían anteriormente entre Dios y los pecadores elegidos han llegado a su fin. Esa hostilidad había sido producida por la apostasía del hombre respecto de su Creador y Señor. La entrada del pecado en el mundo destruyó la armonía que había entre cielo y tierra, anuló la comunión entre Dios y el hombre, y sembró discordia y conflicto. El pecado despertó el justo desagrado de Dios y motivó su acción judicial. Esto produjo una alienación mutua; porque un Dios santo no puede estar en paz con el pecado sino que está “Dios es juez justo,  Y Dios está airado contra el impío todos los días.”(Salmo 7:11). Pero la sabiduría divina preparó un camino mediante el cual los rebeldes pudieran ser restaurados al favor de Dios sin la menor disminución de su honor. Mediante la obediencia y el sufrimiento de Cristo la ley quedó totalmente reivindicada, siendo restablecida la paz entre Dios y los pecadores. La gratuita operación del Espíritu de Dios vence la enemistad anidada en el corazón de su pueblo, y los suyos son traídos a una sujeción leal hacia su Dios. De este modo se ha eliminado la discordia y se ha creado la amistad.

En tercer lugar, se trata de un título restrictivo. Dios es “Dios de paz” únicamente para aquellos que están unidos a Cristo en una relación salvadora, “pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.puesto que ninguna condenación hay para aquellos que están en él (Romanos 8: 1). Pero el caso es totalmente distinto con aquellos que rehúsan inclinarse ante el cetro del Señor Jesús y buscar protección bajo su sangre expiatoria. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan. 3:36). Notemos que no se trata de que el pecador vaya a caer bajo la ira de Dios que la ley divina menciona, sino que ya está bajo ella: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1: 18). Además, en virtud de su relación corporativa con Adán, todos sus descendientes son “Efesios 5:6  Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.”, y llegan a este mundo como objeto del desagrado judicial de Dios. Lejos de ser -Dios de paz- para aquellos que no están en Cristo, “Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.”(Éxodo 15:3) y “Cortará él el espíritu de los príncipes; Temible es a los reyes de la tierra.” (Salmos 76:12).

  En cuarto lugar, esto quiere decir que el título “Dios de paz” es un título evangélico. Las buenas nuevas que sus siervos recibieron para predicarlas a todo el mundo son anunciadas como “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”(Romanos 10: 15) Es muy apropiado darles ese nombre, porque así se exhibe la gloriosa persona del Príncipe de Paz. La expresión “evangelio de la paz- también pone de relieve la obra todo suficiente de Cristo, mediante la cual hizo “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”(Colosenses 1:20). La tarea del evangelista consiste en explicar cómo es que Cristo lo logró. El Señor obtuvo la paz entrando en el espantoso abismo que el pecado había abierto entre Dios y los hombres, cargando con las iniquidades de todos aquellos que habían de creer en él, y sufriendo la pena total que merecían esas iniquidades. Cuando el que estaba libre de todo pecado fue declarado pecador por el bien de su pueblo, quedó bajo la maldición de la ley y bajo la ira de Dios. En total armonía con su eterno propósito de gracia (Apocalipsis 13:8 Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo), Dios Padre declara: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.”(Zacarías 13:7). Satisfecha la justicia, Dios ha sido aplacado, y todos los que son justificados por la fe tienen paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”(Romanos 5: 1).

En quinto lugar, la expresión “Dios de paz” es, por tanto, un título de pacto, pues toda la transacción entre Dios y Cristo fue hecha conforme a una estipulación eterna. “El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos.”(Zacarías 6:13). En la eternidad se había acordado que el buen Pastor haría satisfacción completa por los pecados de su rebaño, reconciliando a Dios con ellos, y a ellos con Dios. Ese pacto entre Dios y sus elegidos es denominado expresamente “pacto de paz", y su carácter inviolable aparece en esta bendita declaración: “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.”(Isaías 54: 10). El derramamiento de la sangre de Cristo fue el sello o ratificación de ese pacto, tal como se deduce de Hebreos 13:20. En consecuencia, el rostro del Juez Supremo se vuelve benigna sonrisa al contemplar a su pueblo en el Ungido.

En sexto lugar, el título “Dios de paz” también es un título dispensacional, y como tal tenía un significado especial para quien lo usaba con frecuencia. Aunque judío de nacimiento y hebreo de hebreos por educación, Pablo fue llamado por Dios a “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,”(Efesios 3:8). Quizás este hecho indique por qué este apelativo “Dios de paz” sea característico de Pablo; porque en tanto que los otros apóstoles ministraron y escribieron principalmente a la circuncisión, Pablo fue primordialmente apóstol a la incircuncisión. Por eso él, más que ningún otro, rendía adoración a Dios por el hecho de que esa paz fuese predicada a los que estaban lejos y a los que estaban cerca (Efesios 2:13-17 13  Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14  Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15  aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16  y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17  Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca). Pablo recibió una revelación especial con respecto a Cristo: “14  Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15  aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16  y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”(Efesios 2:14-16). Entonces, en virtud de haber recibido esta revelación especial, el apóstol a los gentiles era particularmente idóneo para invocar a Dios con este título, al elevar sus súplicas por los hebreos y por los gentiles.

Finalmente, este es un título relacional. Con esto quiero decir que está estrechamente relacionado a la experiencia cristiana. Los santos no son solamente los sujetos de esa paz judicial que Cristo hizo con Dios en favor de ellos, sino que también participan de hecho en la gracia divina. La medida de la paz divina (que gozan es proporcional a la medida en que son obedientes a Dios, porque la piedad y la paz son inseparables. La íntima conexión que existe entre la paz de Dios y la santificación de los creyentes se demuestra en 1 Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo., y aquí en Hebreos 13:20,21 20  Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21  os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. En cada uno de estos pasajes se pide que la santidad práctica abunde, y en cada uno se Invoca al “Dios de paz.” Cuando la santidad reinaba sobre todo el universo, también prevalecía la paz. No hubo guerra en el cielo hasta que uno de los ángeles principales se convirtió en diablo y fomentó una rebelión contra el trino Dios. Así como el pecado acarrea contienda y miseria, así la santidad engendra paz de conciencia. La santidad complace a Dios, y cuando él está complacido todo es paz. Cuánto más sea ponderada esta oración, en detalle y en forma global, más se notará cuán apropiado es este título para Dios.

Nuestro fundamento: La resurrección de Cristo “Y el Dios de paz que trajo de vuelta de los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno”(Hebreos 13:20). Considero que la referencia que el apóstol hace a la liberación de Cristo de la tumba es el fundamento sobre el cual el apóstol basa la petición que sigue. Creo que este es uno de los versículos más importantes del Nuevo Testamento, así que voy a poner toda mi atención en cada una de sus palabras tanto más si se considera que en la actualidad la gente casi no entiende parte de su maravilloso contenido.

Primero observaremos el carácter con que el Señor es presentado aquí; en segundo lugar, examinaremos la obra de Dios, al levantarlo de los muertos; en tercer lugar, la conexión entre esa obra y su oficio como “Dios de paz”; cuarto, cómo es que la causa meritoria de ello fue la sangre del pacto eterno"; y quinto, la poderosa motivación que los méritos de la obra de Cristo producen, para alentar a los santos a acercarse confiadamente al trono de la gracia donde podrán obtener misericordia y hallar gracia para el tiempo de necesidad. Que el Espíritu Santo se digne ser nuestro Guía al ponderar en oración esta parte de la Verdad.

Fue muy pertinente y apropiado que una epístola que se dirige mayormente a judíos creyentes usase este título para referirse a Cristo “El gran Pastor de las ovejas”, puesto que el Antiguo Testamento les había enseñado a buscar al Mesías en esa función específica. Moisés y David, prominentes tipos de Cristo, fueron pastores. En cuanto al primero se dijo: “Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y Aarón”(Salmo 77:20). Usando el nombre del segundo, Dios prometió a Israel que enviaría al Mesías: “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David[esto es, su antitipo: Cristo],, él las apacentará, y él les será por pastor él las apacentará, y él les será por pastor”(Ezequiel 34:23). Es obvio que Pablo se refería aquí a esta profecía particular, pues más abajo Ezequiel añade: “Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.”(Ezequiel 34; 25). Las mismas tres expresiones son usadas en Hebreos 13:20, a saber: el Dios de paz, el gran Pastor y el pacto eterno. En tono con el tema de la epístola, las tres expresiones se usan para refutar el concepto erróneo que los judíos se habían formado de su Mesías. Pensaban que les aseguraría una libertad externa como la que consiguió Moisés. Pensaban que les traería un próspero estado nacional, como el establecido por David. No se imaginaban que el Cristo derramaría su preciosa sangre y que sería llevado a la tumba, aunque tenían que haberlo sabido y entendido a la luz de la revelación profética. Cuando Cristo apareció en su medio, se presentó a los judíos con ese carácter. No sólo declaró: “Yo soy el buen pastor", sino que agregó: “El buen pastor da su vida por las ovejas”(Juan. 10: 11). El precursor de Cristo, Juan el Bautista, anunció de esta manera la manifestación pública de Cristo: “Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”(Juan. 1:29). Isaías 53 había anunciado al Señor Jesucristo en términos de este doble carácter (con Ezequiel 34 como telón de fondo): “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él [es decir, en el pastor de las ovejas] el pecado de todos nosotros”(Isaías 53:6, los corchetes son míos;   Zacarias 13:7 Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos. ). Ahora notemos la maravillosa concordancia que se da entre el siguiente versículo de la profecía de Isaías 53; 7  y la oración que estamos estudiando: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. Notemos cómo el mismo Espíritu que inspiró a Isaías, también impulsó a Pablo a decir en Hebreos 13:20 que Dios “trajo de vuelta de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, al gran Pastor de las ovejas”. Porque el texto original no dice “resucitó, sino “sacó de entre los muertos- (Versión Nácar-Colunga). “sacó de la muerte”(Nueva Biblia Española), o: “volvió a traer de entre los muertos”(Versión Moderna). El hecho de que Dios haya traído de la muerte a este gran Pastor, significa que previamente el Padre lo había llevado a la muerte como Substituto, como cordero propiciatorio, por los pecados de sus ovejas. ¡Cuán minuciosamente adecuado es el lenguaje de la Santa Escritura y cuán perfecta es la armonía verbal entre ambos Testamentos! El Espíritu guió a Pedro a que en su primera epístola utilizara la misma maravillosa profecía referida al Señor Jesús. Primero se refiere al Señor diciendo que fuimos rescatados por un “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19  sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”(1Pedro1: 18,19), después pasa a citar algunas de las expresiones proféticas de Isaías 53, como la que habla de nosotros: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.25  Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.”(I Pedro 2:24,25). Pedro fue guiado a hacer una exposición de Isaías, retratando al Salvador como Cordero en la muerte y como Pastor en la resurrección. Era inexcusable que los judíos no supieran del Cristo en este particular oficio. Esta ignorancia es evidencia, si se tiene en cuenta que fue uno de sus profetas el que anunció que Dios diría: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos (Zacarias 13:7). Allí se presenta a Dios en su carácter judicial, como enojado con el pastor por amor a nosotros. Puesto que él cargó con la responsabilidad de nuestros pecados, la justicia tenía que ser satisfecha a costa suya. Ese fue “el castigo de nuestra paz” impuesto sobre él, y el buen pastor dio su vida por las ovejas para satisfacer los justos requerimientos de Dios.

Lo expuesto nos hará percibir mejor por qué el apóstol Pablo designó a Cristo como “el gran Pastor". No sólo fue anunciado por Abel, por los pastores patriarcales; no sólo fue tipificado por David, sino que las predicciones mesiánicas lo retrataron como el pastor de Jehová. Debemos notar que este título muestra sus dos naturalezas, la divina y la humana, pues dice: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos”(Zacarias 13:7).

 Como Thomas Goodwin (1600-1680 d.C.) señaló hace algunos siglos, este título también implica todos los oficios de Cristo: su oficio profético, “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.Isaías 40: 11;   Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2  En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Salmo 23:1,2; su oficio sacerdotal, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.”(Juan. 10: 11); su oficio real, el mismo texto que lo anuncia como pastor sobre el pueblo de Dios también lo denomina “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. 24  Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado”(Ezequiel 34:23,24). Cristo mismo señala la conexión entre su oficio real y la descripción que de él se hace como pastor: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,32  y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.”(Mateo. 25:31,32). Ciertamente, él es el “gran Pastor,” todo suficiente para su rebaño. "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,”(Hebreos. 13:20). Notemos la relación entre Redentor y redimidos. Pastor y ovejas son términos correlativos: a nadie se le puede llamar pastor si no tiene ovejas. La idea de Cristo como pastor necesariamente implica la existencia de un rebaño escogido. Cristo es el pastor de las ovejas, no de los lobos (Lucas 10:3 Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.), ni siquiera de las cabras (Mateo 25:32,33 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33  Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.), puesto que Dios no le encomendó la salvación de ellos.

En innumerables textos a lo largo de las Escrituras se nos confronta con la verdad fundamental de la redención particular! “Cristo no entregó su vida por todo el ganado de la humanidad, sino sólo por el rebaño de los elegidos que el Padre le dio, tal como lo declaró en Juan 10: 14-16.26  14  Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15  así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 16  También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 26  pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. ”. Obsérvese también cómo este título nos sugiere su oficio de Mediador. Como Pastor no es el Señor final del rebaño, sino el Siervo del Padre que se hace cargo y cuida de él: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Juan. 17:6. Además la siguiente frase nos mostrará qué relación tiene para con nosotros: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eternoHebreos 13:20). Por eso, es nuestro pastor, es nuestro en su oficio pastoral, oficio que todavía desempeña; nuestro, como aquel que fue traído desde los muertos, porque nosotros resucitamos en él (Colosenses  3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios).  

 La frase “el gran pastor de las ovejas” acentúa la superioridad inconmensurable de Cristo sobre todos los otros pastores que eran sólo un tipo del que habría de venir, sobre los pastores ministeriales de Israel, así como las palabras “un gran sumo sacerdote” (Hebreos. 4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.) destacan la eminencia de Cristo sobre Aarón y los sacerdotes levíticos. De la misma manera, denota su autoridad sobre los pastores que él establece sobre sus iglesias, porque él es el “Pastor supremo”( Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 1 Pedro. 5:4) con relación a todos los pastores subordinados. Él es el Pastor de almas, y una de ellas vale mucho más que todo el mundo puesto que es el valor que les asigna al redimirlas con su propia sangre. El adjetivo gran también señala la excelencia de su rebaño: es el gran pastor de todo un rebaño indivisible, compuesto de judíos y gentiles. Por eso, declaró: “también tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”  Juan. 10: 16. Este “solo rebaño,” este solo redil, incluye a todos los santos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. La frase “el gran pastor también se refiere a sus capacidades, pues Cristo tiene un conocimiento particular de toda y cada una de sus ovejas (A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Juan. 10:3) tiene la capacidad de juntarlas, alimentarlas y curarlas (Ezequiel 34:11-16 11  Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. 12  Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. 13  Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país. 14  En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel. 15  Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. 16  Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.); y tiene el poder de preservarlas eficazmente: “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.Juan. 10:28. Ellos nunca perecerán - ¿Por qué? Porque oyen mi voz, y me siguen; por eso los conozco, los apruebo y los amo, y les doy vida eterna. Aquellos que continúen escuchando la voz de Cristo y siguiéndolo, nunca perecerán. Ellos se entregan a Dios - crean en Jesús que él vive en sus corazones: Dios les ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo; y el que tiene al Hijo, tiene la vida, (1Juan_5:11-12  Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo  12  El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida). Ahora bien, es evidente que sólo aquellos que tienen a Cristo viviendo en sus almas y gobernando sus almas, de modo que poseen la mente que había en él, son sus ovejas, son aquellos que no perecerán jamás, porque tienen esta vida eterna morando en ellos: por lo tanto, hablar de que un hombre es uno de los elegidos, uno que nunca perecerá, uno que tendrá vida eterna, que nunca será arrebatado de la mano de Dios, etc., mientras vive en pecado, no tiene a Cristo en su corazón, nunca ha recibido la gracia de Dios o se ha apartado de ella, es tan contrario al sentido común como a la naturaleza y los testimonios del Altísimo. La perseverancia final implica la fidelidad final - el que persevere hasta el fin será salvo - el que sea fiel hasta la muerte tendrá la corona de la vida. ¿Y tratará alguien de decir que el que no persevere hasta el fin, y sea infiel, entrará jamás en la vida?

Entonces, conociendo todas estas promesas, ¡Cuánto debemos confiar en Él, amarle, adorarle y obedecerle!

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