} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

martes, 23 de septiembre de 2014

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS




Salmo 19:7  La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;
 El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
 8  Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
 El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
 9  El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;
 Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
 10  Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
 Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
 11  Tu siervo es además amonestado con ellos;
 En guardarlos hay grande galardón.
 12  ¿Quién podrá entender sus propios errores?
 Líbrame de los que me son ocultos.
 13  Preserva también a tu siervo de las soberbias;
 Que no se enseñoreen de mí;
 Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
 14  Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
 Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

REFLEXIÓN

En este salmo, la meditación de David lo llevó paso a paso desde la creación, a través de la Palabra de Dios, a través de sus propios pecados, hasta la salvación. Cuando Dios se revela por medio de la naturaleza aprendemos sobre su gloria y nuestra condición finita. Cuando Dios se revela por medio de las Escrituras, aprendemos acerca de su santidad y de nuestra limitación tan acusada para comprender por nuestras fuerzas tantas maravillas reveladas a través de las Escrituras, y que están ahí para nosotros, los hijos de Dios que nos sirven para guía, como ejemplo, para enseñarnos a cada uno según nuestras necesidades. Porque ahí reside el poder de la Palabra de Dios, que a cada cual según sus necesidades les descubre y revela como Dios va a actuar en él. Leer la Biblia está bien, pero si confías y crees en lo que lees, la Palabra revelada actuará dentro de tu interior para obrar los cambios necesarios para una transformación. Comenzará entonces el proceso de santificación. Cuando Dios se revela por medio de las experiencias diarias, aprendemos acerca de su perdón misericordioso y de nuestra salvación.

  Estamos rodeados de fantásticas demostraciones de la capacidad creativa de Dios. Los cielos son una dramática evidencia de su existencia, poder, amor y cuidado. Decir que el universo surgió por casualidad es absurdo. Su diseño y sentido del orden son prueba de que un Creador intervino en forma personal. Cuando veo la obra de Dios en la naturaleza y en los cielos, agradezco a Dios tan maravillosa belleza y la verdad que nos revela acerca del Creador.

  El apóstol Pablo se refirió a este salmo cuando explicó que todos saben acerca de Dios debido a que la naturaleza proclama su existencia y poder (Rom_1:19-20 19  porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20  Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.). El mensaje de salvación de Dios, que se encuentra en su Palabra, la Biblia, debe seguir difundiéndose hasta los confines de la tierra. La naturaleza señala la existencia de Dios, pero la Biblia nos habla de la salvación. El pueblo de Dios debe explicarles a otros cómo llegar a tener una relación con Dios. A pesar de que la gente en todas partes debería creer en un Creador al sólo mirar la evidencia de la naturaleza que la rodea, Dios necesita que nosotros expliquemos su amor, misericordia y gracia. ¿Qué estamos haciendo  para llevar el mensaje de Dios al mundo?

  Cuando pensamos en la ley, muchas veces la asociamos con lo que nos impide divertirnos. Pero aquí vemos lo opuesto, leyes que convierten el alma, nos hacen sabios y alegran el corazón y alumbran los ojos, nos amonestan y nos galardonan. Esto es porque las leyes de Dios son guías y luces en nuestro camino, y no cadenas en nuestras manos y pies. Nos señalan el peligro y nos advierten, luego nos señalan el triunfo y nos guían.

  Muchos cristianos se ven llenos de sentimientos de culpa. Les preocupa la posibilidad de haber pecado inconscientemente, o haber hecho algo bueno pero con intenciones egoístas, o no haber hecho el mejor esfuerzo en alguna tarea, o haber olvidado hacer algo. La culpabilidad puede jugar un papel importante al llevarnos a Cristo y al hacer que nos comportemos apropiadamente, pero no debe debilitarnos ni atemorizarnos. El perdón de Dios es total y completo, aun cuando se trate de pecados inconscientes.

  ¿Cambiaría nuestra manera de vivir si supiéramos que cada palabra y pensamiento Dios lo examina primero? David pidió que Dios aprobara sus palabras y sus pensamientos como si fueran ofrendas presentadas en el altar. Al comenzar cada mañana propongámonos que el amor de Dios nos guíe en todo lo que decimos y pensemos.

Los cielos declaran la gloria de Dios y proclaman su sabiduría, poder y bondad, para que todos los impíos queden sin excusa. Por sí mismos los cielos dicen ser obras de las manos de Dios, porque deben tener un Creador eterno, infinitamente sabio, poderoso y bueno. El contraste de día y noche es una gran prueba del poder de Dios y nos llama a observar que en el reino de la naturaleza, como en el de la providencia, Él forma la luz y crea la oscuridad, y contrapone la una a la otra. El sol del firmamento es un emblema del Sol de justicia, el Esposo de la iglesia, y la Luz del mundo, que por su evangelio difunde luz y salvación divinas a las naciones de la tierra. Él se deleita en bendecir a su iglesia con la cual se ha desposado  y su curso será inagotable como el del sol hasta que toda la tierra esté llena con su luz y su salvación.
Oremos por la época en que Él iluminará, alegrará y hará fértil a toda nación de la tierra con esa bendita salvación.
No hay lenguaje ni palabras, pero se oye su voz. Todo aquel que es nacido de nuevo, escucha la voz del Espíritu que habla de las maravillas del Señor y mucho más audible cuando escudriñamos la Palabra de Dios en la Biblia. Todo pueblo puede oír en su propio idioma a los predicadores que cuentan las obras maravillosas de Dios. Demos la gloria a Dios por todo consuelo y provecho que tenemos por las luces del cielo, aun mirando arriba y más allá de ellas hacia el Sol de justicia.
 La Sagrada Escritura es de mucho mayor provecho para nosotros que el día y la noche, que el aire que respiramos o la luz del sol. Se necesita la palabra de Dios para recobrar al hombre de su estado caído.
La palabra que se traduce “ley” puede comprenderse como doctrina entendiendo que significa todo eso que nos enseña la fe verdadera. El todo es perfecto, su tendencia es convertir o volver al alma del pecado y del mundo a Dios y a la santidad. Muestra nuestra debilidad carnal y miseria al dejar a Dios y la necesidad de nuestro retorno a Él. Este testimonio es fiel porque se puede confiar completamente en Él; el ignorante e indocto, creyendo lo que Dios dice, se vuelve sabio para salvación; es dirección segura en el camino del deber; es fuente segura de consolación viva y fundamento seguro de esperanza eterna. Los mandamientos de Jehová son rectos tal como deben ser  y como son rectos alegran el corazón. El precepto de Jehová es puro, santo, justo y bueno. Por ellos descubrimos nuestra necesidad del Salvador y, entonces, aprendemos a adornar su evangelio. Ellos son los medios que usa el Espíritu Santo para alumbrar los ojos; ellos nos llevan a tener una visión y sentido de nuestro pecado y miseria, y nos dirigen en el camino del deber. El temor del Señor, esto es, la verdadera fe y santidad es limpia, limpiará nuestro camino  y permanece para siempre. La ley ceremonial fue abrogada hace mucho tiempo, pero la ley del temor de Dios es siempre la misma. Los juicios de Jehová, sus preceptos, son verdad; son justos y, así, son coherentes; no hay injusticia en ninguno de ellos.
El oro es sólo para el cuerpo y las preocupaciones temporales, pero la gracia es para el alma y las preocupaciones de la eternidad. La palabra de Dios, recibida por fe, es más preciosa que el oro; es dulce para el alma, más dulce que la miel. Los placeres sensuales pronto sacian, pero nunca satisfacen; pero los de la fe en Jesús son sustanciosos y satisfacen; no hay peligro de exceso.

El que se mencione que  la ley de Jehová es perfecta, constituye una referencia directa a la absoluta, completa e indudable integridad de las Sagradas Escrituras. La Palabra de Dios es perfecta en su certeza y segura en su confiabilidad. Generalmente se utilizan dos términos para describir estos aspectos de la Palabra de Dios:
·           Inerrable (perfecta), lo cual significa que en las copias originales escritas por el autor o autores de cada manuscrito, de cada uno de los libros de la Biblia, nada ha sido afectado por el error.  Además, la excelente protección de las Escrituras a través de los siglos nos asegura que las copias llegadas a nuestros días reproducen esencialmente los originales. Aún los críticos literarios que no reclaman fe en la verdad de la Biblia, testifican que, debido a haber permanecido inalterable y exacta, esta es la obra más confiable de las transmitidas desde la antigüedad.  
·            Infalible se refiere al hecho de que la Biblia no falla como guía absolutamente confiable para nuestra fe (creencia en Dios) y práctica (vida y comportamiento). Ello se debe a que Dios es fiel (Juan_3:33 El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. ; Juan_17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Su Palabra veraz (Juan_17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.) y no puede mentir (Números_23:19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta.  El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?; Hebreos_6:18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.).

       Naturalmente, para que nuestras palabras sean gratas a la vista de Dios, tienen que reflejar lo que nuestros corazones sienten y piensan. La verdad  nos urge a pronunciar siempre el tipo de palabras que confirmen lo que creemos o pensamos en nuestros corazones acerca de Dios, su amor y su poder. No es aceptable a la vista de Dios que, si creemos, contradigamos esa creencia con palabras descuidadas.   Lo inaceptable para Dios no sólo es incrédulo e infructífero, sino también mortal. Pro_16:23-24 El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. 24  Panal de miel son los dichos suaves;  Suavidad al alma y medicina para los huesos

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