2Ti 3:16 Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
2Ti 3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.
Didaskalia (διδασκαλία) Se
traduce «enseñanza» «enseñar «doctrina
Didaque (διδαχή) Se traduce «como os ha sido enseñada» «que es conforme a la enseñanza» «que
es conforme a la doctrina».
Paradosis (παράδοσις)
Se traduce «enseñanza»
Dialegomai (διαλέγομαι) Se traduce con el verbo enseñar «enseñaba». .
Didasko (διδάσκω)
se usa: (a) absolutamente,
de dar instrucción «enseñando»; «enseñas»; «enseño»; «enseñar»; «enseña»); (b) transitivamente, con un
objeto, tanto si se trata de personas «enseñaba»; y frecuentemente en los Evangelios y los
Hechos, o las cosas enseñadas tanto de
personas como de cosas
Menuo (μηνύω) exhibir, dar a conocer. Se
traduce «enseñar» en el sentido de mostrar.
Didaktos (διδακτός) «no con palabras enseñadas por sabiduría sino con las
que enseña el Espíritu», «no en palabras enseñadas de la sabiduría humana, sino
enseñadas del Espíritu»
CONTEXTO
Timoteo fue uno de los primeros en la segunda
generación de cristianos, llegó a ser cristiano no por medio de la predicación
de un evangelista que hubiera predicado un tremendo sermón, sino debido a que
su madre y su abuela le enseñaron las Sagradas Escrituras desde que era un
niño. Mientras mejor conozcamos la doctrina de Cristo, enseñada por los
apóstoles, más íntimamente nos aferraremos a ella. Así como los hombres buenos van mejorando, por
la gracia de Dios, así los hombres malos van empeorando por la astucia de
Satanás y el poder de sus propias corrupciones. El camino del pecado va cuesta
abajo; los tales van de mal en peor, engañándose y siendo engañados. Los que
engañan a otros, se engañan a sí mismos, como lo descubrirán al final a sus
expensas. La historia de la iglesia externa, muestra en forma sobrecogedora que
el apóstol dijo esto siendo movido por el Espíritu Santo.
REFLEXIÓN
Los que deseamos aprender
las cosas de Dios y estar seguros de ellas, debemos conocer, escudriñar las
Sagradas Escrituras, porque son la revelación divina. La edad de los niños es
la mejor época de aprendizaje y los que
van a aprender de verdad, deben aprender de las Escrituras, las cuales no deben
estar a nuestro lado olvidadas, o leídas raramente o nunca. La Biblia es una
guía segura a la vida eterna. Los profetas y los apóstoles no hablaban por sí
mismos, sino que entregaban lo que recibían de Dios, 2Pedro
1:21 porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres
de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Es provechoso para
todos los propósitos de la vida cristiana. Es útil para todos, porque todos
necesitamos ser enseñados, corregidos y reprendidos. Hay algo en las Escrituras
apto para cada caso. Ojalá podamos amar más nuestras Biblias y mantenernos más
cerca de ellas. Entonces hallaremos provecho y por último, por fe en nuestro
Señor Jesucristo obtendremos la felicidad ahí prometida, que es el tema
principal de ambos Testamentos. Nos oponemos mejor al error fomentando el
conocimiento firme de la palabra de verdad, el bien más grande que podemos
hacer a los hijos es darles a conocer la Biblia a temprana edad. Está bien
instruirlos y apoyarles en sus enseñanzas obligatorias. Pero más importante que
los estudios que puedan recibir o titulaciones que puedan tener, más importante
digo es su salvación. Ante todo prima su salvación, todo lo demás es
secundario. Pues de que les aprovecha ser ingenieros, médicos, abogados,
fontaneros, agricultores si no han nacido de nuevo, si están condenados al
infierno.
La "apariencia" de piedad incluye ir
a la iglesia, conocer la doctrina cristiana y seguir las tradiciones cristianas
de la congregación. Dichas prácticas pueden hacer aparecer bien a una persona
pero si no hay actitudes internas de creer, amar y adorar, la apariencia
externa no tendrá sentido. Pablo nos previene para que no seamos engañados por
personas que sólo tienen la apariencia de cristianos. Al principio, puede ser
difícil distinguirlos de los verdaderos cristianos, pero sus conductas diarias
los denunciarán. Las características descritas en 2Timoteo 3:2-4 son
inconfundibles: 2 Porque habrá hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los
padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
Los nuevos
creyentes necesitamos crecer en el conocimiento de la Palabra, porque la
ignorancia nos puede convertir en vulnerables al engaño y ser desviados hacia grupos
que puedan fomentar el chisme, la murmuración y por último división. Nuestros
sentidos espirituales deben estar alerta ante la más mínima insinuación para no
caer en su juego. Debemos orar por esas personas, para que sean conducidas al
arrepentimiento y se humillen ante el Señor Jesucristo confesando sus
conductas, sus pecados.
Es posible ser un estudiante perpetuo y nunca
graduarnos para poner la teoría en práctica. Pero los que escudriñan con
honestidad y los verdaderos estudiantes buscamos respuestas. Recordemos esto
cuando estudiemos la Palabra de Dios. Busquemos hasta encontrar la verdad y
voluntad de Dios para nuestra vida.
Asediado por los
falsos maestros y las presiones inevitables de un ministerio en crecimiento,
Timoteo pudo fácilmente abandonar su fe o modificar su doctrina. Una vez más
Pablo le aconseja que mire su pasado y se aferre a las enseñanzas básicas
acerca de Jesús que son verdades eternas.
Como Timoteo,
nosotros también estamos rodeados por falsas enseñanzas, pero no debemos
permitir que nuestra sociedad distorsione o aplaste la verdad eterna de Dios.
Cada día dediquemos tiempo a pensar en los fundamentos de nuestra fe cristiana
que se encuentran en la Palabra de Dios, las grandes verdades que edifican nuestra
vida.
La labor de los padres es de una importancia
vital. Tanto en casa como en la iglesia es necesario entender que enseñar a los
niños es tanto una oportunidad como una responsabilidad. Jesús quería que los
niños vinieran a El (Mateo_19:13-15 13
Entonces le fueron presentados unos niños, para
que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. 14 Pero Jesús dijo:
Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de los cielos. ). A semejanza de la
madre y abuela de Timoteo, Eunice y Loida, hagamos nuestra parte en guiar a nuestros
hijos a Cristo es el mejor legado que podemos dejarles en herencia.
La Biblia no es una colección de historias,
fábulas, mitos o simplemente ideas humanas acerca de Dios. No es un libro
humano. Por medio del Espíritu Santo, Dios reveló su persona y su plan a
ciertos creyentes que escribieron su mensaje para su pueblo (2Pedro_1:20-21 20 entendiendo primero
esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino
que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.).
Este proceso es conocido como inspiración. Los escritores
escribieron desde su contexto personal, histórico y cultural. Aunque usaron sus
propias mentes, talentos, idioma, y estilo, escribieron lo que Dios quería que
escribieran. La Escritura es absolutamente confiable porque Dios controló sus
escritos. Sus palabras son completamente autoritativas para nuestra fe y vidas.
La Biblia es inspirada por Dios. Leámosla y usemos su enseñanza para que guíe nuestra
conducta en el discurrir diario.
Toda la Biblia es la Palabra inspirada de
Dios. Porque es inspirada y confiable,
debemos leerla y aplicarla
a nuestras vidas. La Biblia es la norma para probar todo aquello que pretende
ser verdad. Es nuestra protectora de las enseñanzas falsas y nuestra fuente de
dirección para saber cómo vivir. Es nuestra única fuente de conocimiento acerca
de cómo podemos ser salvos. Dios quiere mostrarnos lo que es verdadero y
equiparnos para vivir para El. ¿Cuánto tiempo empleamos en la Palabra de Dios? Leámosla
regularmente para descubrir la verdad de
Dios y llegar a tener seguridad en nuestra vida y en nuestra fe. Desarrollemos
un plan para leer toda la Biblia y no sólo los pasajes conocidos.
En nuestro celo por la verdad de las Escrituras, nunca debemos olvidar su propósito: capacitarnos para hacer bien. No deberíamos estudiar la Palabra de
Dios sólo para incrementar nuestro conocimiento o prepararnos para ganar
argumentos. Deberíamos estudiar la Biblia para saber cómo llevar a cabo la obra
de Cristo en el mundo. Nuestro conocimiento de la Palabra de Dios no será útil
a menos que fortalezca nuestra fe y nos lleve a hacer bien.
Las
Escrituras son útiles para la corrección (epanorthosis (ἐπανόρθωσις),
“para poner a uno derecho” e instrucción (paideia (παιδεία) “disciplina”, como hace el padre
al hijo o “entrenamiento” mediante la
instrucción, advertencia, ejemplo, bondades, promesas y castigos (1Corintios_5:13
Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad,
pues, a ese perverso de entre vosotros.).
El hombre de Dios es
completamente equipado por las Escrituras para su obra, sea él ministro del
evangelio o sea laico espiritual.
La inspiración abarca tanto el A.T. como el
N.T. por eso, las Escrituras estaban sin
error en la inspiración de los escritos originales.
La autoridad absoluta de la Biblia sobre
nuestras vidas está basada en nuestra convicción de que este libro no contiene
meramente la Palabra de Dios, sino que es
la Palabra de Dios, en su totalidad y en cada una de sus partes. Es la Palabra del Espíritu Santo theopneustos
(θεόπνευστος), inspirado por Dios traducido
por «inspiración de Dios», literalmente significa «aliento divino». Describe la
fuente de donde procede toda la Biblia como algo que trasciende la inspiración
humana. La Biblia no es el producto de una elevada conciencia humana o un
iluminado intelecto, sino que es directamente «inspirada» por Dios mismo. (Salmo_19:7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El
testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.)
(1Corintios_2:9-16 9 Antes bien, como está
escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le
aman.
10 Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?
Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual
a lo espiritual. 14
Pero el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el
espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo)
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