Siempre el camino del
error es un camino dañino, muchos son los que siempre están listos para andar
por él por su ignorancia y ceguera espiritual. Cuidémonos de no dar ocasión al
enemigo para que blasfeme el santo nombre por el cual somos llamados o que hablen
mal del camino de la salvación por Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la
Vida.
Los seductores de almas
inconstantes usan palabras fingidas, y engañan los corazones de sus seguidores.
Siempre con un fin, esquilar económicamente a esas ovejas ignorantes que
compran astillas de una supuesta cruz, aceite del Monte de los Olivos, trozos de
tela de la túnica de Cristo, venerando todo eso, idolatrando y a semejanzas de
hechicería. Los tales ya están condenados y la ira de Dios está sobre ellos. El
método habitual de Dios para proceder se muestra con ejemplos. Los ángeles
fueron derribados de toda su gloria y dignidad, por su desobediencia. Si las
criaturas pecan, aun en el cielo, deben sufrir en el infierno. El pecado es la
obra de las tinieblas, y las tinieblas es la paga del pecado.
Leamos cómo trató Dios
al mundo antiguo. Si el pecado es universal, el castigo se extenderá por
igual a todos.
Si en un terreno fértil
la gente abunda en pecado, Dios puede volver de inmediato una tierra fértil en
estéril, y un país bien regado en cenizas. No hay planes ni políticos que
puedan impedir los juicios para un pueblo pecador. El que evita que el agua y
el fuego dañen a su pueblo, puede destruir también a sus enemigos, ellos nunca
están a salvo.
Cuando envía destrucción
al impío, Dios manda liberación para el justo. En malas compañías no podemos
obtener sino culpa o tristeza, amargura, rencor, volver a rememorar el pasado
Es posible que los hijos del Señor vivan entre los más profanos, pero
retengan su integridad, a pesar de las circunstancias que puedan pasar,
hay más poder en la gracia de Cristo y su morada en ellos que en las
tentaciones de Satanás, o que en el ejemplo del malo, con todos sus terrores o
seducciones. En nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecado podemos
encontrarnos con raros impedimentos, si los notamos. Cuando pretendemos hacer
el mal, Dios envía muchos estorbos para detenernos, como diciendo: Cuidado con
lo que hacéis.
Su sabiduría y poder
lograrán con toda seguridad los propósitos de su amor, y los compromisos de su
verdad; aunque los impíos suelen escapar del sufrimiento aquí, es porque son
conservados para el día del juicio, cuando serán castigados con el diablo y sus
ángeles.
Los seductores impuros y
sus seguidores incondicionales se entregan a sus propósitos carnales. Rehúsan
llevar cautivo cada pensamiento a la obediencia a Cristo, actúan contra los
preceptos justos de Dios. Andan en pos de la carne, van por rumbos pecaminosos
y alcanzan los mayores grados de impureza y maldad. Además, desprecian a los
que Dios ha puesto en autoridad sobre ellos, y a quienes requiere que honren.
Las cosas temporales
externas y buenas son la paga que los pecadores esperan y se prometen a sí
mismos.
Nadie tiene más
razón para temblar que los que son osados para entregarse a sus lujurias
pecaminosas, por presumir de la gracia y la misericordia divina. A mi esposa y
a mí, nos tocó lidiar con un supuesto evangelista, que presumió de haber
realizado muchos estudios bíblicos. Fuimos a caer en sus garras, pues además
practicaba la sanidad mediante un brebaje que preparaba junto a su compañera al
parecer con unas carísimas hierbas que provenían del Nepal. Nos manipulaba
emocionalmente y como éramos unos bebes y no comprobábamos en la Biblia, no
filtrábamos a la luz de la Palabra el ambiente que vivíamos. Decían entre otras
cosas, que las debilidades y pecados eran suplidos por la gracia. Pero, como se
puede leer en otro de los temas de este blog, no se puede abusar de la gracia
para vivir en pecado. Esa persona acabó sus días con su mente trastornada, se
creía el Arcángel Miguel, se hacía pasar por quien detenía al maligno y luchaba
con la muerte, mostrándonos unas canas blancas arrancadas en una de sus
peleas...
Aquello supuso un
estancamiento espiritual para nosotros, y rechazar de plano lo que sonara a
“lectura bíblica”. Estábamos como quien dice, escaldados en todos los
sentidos, desde el económico al espiritual. Nos decíamos que la Biblia no podía
ser manipulada. Estuvimos muchos años viviendo la fe, digamos, en solitario.
Pero de la mano del Señor en todo momento, Su Presencia se hizo palpable en
multitud de ocasiones durante esos años. Una de ellas fue cuando caí de gran
altura mientras desmochaba una Thuja Pliccata. También se puede leer ese relato
en este blog.
Siempre ha habido muchos
y hay, que hablan a la ligera de las restricciones de la ley de Dios y no se
consideran obligados a obedecerla. Dios Padre nos apartará de ellos.
La Palabra de Verdad es
el agua de vida que refresca las almas que la reciben, pero los engañadores
diseminan y promueven el error, manipulan y tergiversan la sana doctrina y
quedan vacíos porque no hay verdad en ellos. Como las nubes impiden el paso de
la luz del sol, así estos oscurecen el consejo con palabras en que no hay
verdad. Viendo que tales hombres aumentan las tinieblas en este mundo, es muy
justo que la neblina de las tinieblas sea su porción en el venidero. En medio
de su hablar de libertad, estos hombres son los esclavos más viles de sus
propias sensualidades, sus propias lujurias ganan la victoria absoluta sobre
ellos, y en realidad están esclavizados. Cuando los hombres están enredados en
sus vicios los vencen con facilidad, por tanto, los cristianos debemos
mantenernos cerca de la palabra de Dios y velar contra todos los que procuren
confundirnos.
El estado de apostasía
es peor que el estado de ignorancia. Dar un mal informe sobre el buen camino de
Dios, y una falsa acusación contra el camino de la verdad debe exponer a la
condenación más pesada. Pero aunque tal caso sea deplorable, no
está totalmente desprovisto de esperanza, el leproso puede ser limpiado y hasta
el muerto puede ser resucitado. ¿Te causa pesar tu desvío? Cree en el Señor
Jesús y serás salvo.
Las mentes purificadas
tienen que ser estimuladas para que los creyentes se mantengan activos y vivos
en la obra de la santidad. Habrá burladores en los postreros tiempos, bajo el
evangelio, hombres que toman a la ligera el pecado y se burlan de la salvación
por Jesucristo. Ellos no creen que Él vendrá. Porque no ven cambios, no
tienen temor de Dios. Imaginan que lo que Él nunca ha hecho, no puede ser hecho
o nunca lo hará.
Si estos burladores
hubieran considerado la espantosa venganza con que Dios borró a todo un mundo
de impíos, de una sola vez, seguramente no se burlarían de su amenaza de un
juicio igualmente terrible. Se declara por la misma palabra que los cielos y la
tierra que ahora son serán destruidos por el fuego. Esto ocurrirá con tanta
certeza como la verdad y el poder de Dios pueden hacerlo.
Aquí se enseña y afirma
a los cristianos en la verdad de la venida del Señor. Aunque, según cuentan los
hombres, hay una gran diferencia entre un día y mil años, según la cuenta de
Dios no hay diferencia. Todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, están
siempre delante de Él; la tardanza de mil años no puede ser tanto para Él como
para nosotros es postergar algo por un día o por una hora. Si los hombres no
tienen conocimiento ni fe en el Dios eterno, se inclinan a pensar que Él es
como ellos. ¡Qué difícil es formarse la idea de la eternidad! Lo que los
hombres cuentan como tardanza, es paciencia, y es a favor de nosotros, es para
dar más tiempo a su pueblo para que avance en conocimiento y piedad, y en el
ejercicio de la fe y la paciencia, para que abunde en buenas obras, haciendo y
sufriendo aquello para lo que son llamados, para que puedan dar gloria a Dios.
Por tanto, pongamos en nuestros corazones que ciertamente seremos llamados a
dar cuenta de todas las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o malas. Que el
andar humilde y diligente ante Dios y el juicio frecuente de nosotros mismos
muestren nuestra firme fe en el juicio futuro, aunque muchos vivan como si
absolutamente nunca tuvieran que rendir cuentas. El día llegará cuando los
hombres estén seguros y no tengan la esperanza del día del Señor. Los
majestuosos palacios y todas las cosas deseables que buscan los hombres
mundanos, y en las cuales ponen su felicidad, serán quemadas, todas las
clases de criaturas que Dios ha hecho y todas las obras de los hombres deben
pasar por el fuego, que será fuego consumidor para todo lo que el pecado haya
traído al mundo, aunque será fuego purificador para las obras de la mano de
Dios. ¿Qué será de nosotros si ponemos nuestros afectos en esta tierra y la
hacemos nuestra parte, aunque vemos que todas estas cosas serán quemadas? Por
tanto, ¡asegurémonos de la felicidad más allá de este mundo visible!
Sobre la base de la
doctrina de la Segunda Venida de Cristo se nos exhorta a la pureza y la piedad.
Este es el efecto del verdadero conocimiento. Se requiere una santidad muy
exacta y universal, que no se apoye en ninguna baja medida o grado. Los
cristianos verdaderos esperamos cielos nuevos y una nueva tierra, libres de la
vanidad a la que están sujetas las cosas presentes, y del pecado con que están
contaminadas. Sólo los vestidos con la justicia de Cristo, y santificados por
el Espíritu Santo, serán admitidos para habitar en este santo lugar. No
esperemos ser hallados en paz en el día de Dios, si somos perezosos y estamos
ociosos en este día, en el cual debemos terminar la obra que se nos ha encomendado
hacer. Sólo el creyente diligente será cristiano feliz en el día del Señor.
Nuestro Señor vendrá súbitamente, o dentro de muy poco nos llamará a su
presencia; ¿y nos va a hallar ociosos? -Aprendamos a usar correctamente la
paciencia de nuestro Señor que todavía tarda su venida. Hombres soberbios,
carnales y corruptos tratan de eliminar algunas cosas en una aparente
concordancia con sus impías doctrinas. Pero hay razón por la cual las epístolas
de San Pablo o alguna otra parte de las Escrituras deban ser dejadas de lado,
porque los hombres, dejados a su propio criterio, pervierten toda dádiva de
Dios. Entonces, procuremos tener preparadas nuestra mente para recibir cosas
difíciles de entender, pongamos en práctica las cosas que son más fáciles de
entender. Pero debe haber negación de sí, sospecha de nosotros mismos y
sumisión a la autoridad de Cristo Jesús antes que podamos recibir de todo
corazón todas las verdades del evangelio, por tanto, estamos en gran peligro de
rechazar la verdad. El creyente debe desconocer y aborrecer todas las opiniones
y los pensamientos de hombres que no concuerden con la ley de Dios, ni sean
garantizados por ella.
Los que son descarriados
por el error, caen de su propia constancia. Para evitar ser descarriados,
debemos tratar de crecer en toda gracia, en fe, en virtud y en conocimiento.
Esforcémonos por conocer más clara y plenamente a Cristo a través de la Palabra
de Dios en la Biblia, conocerle para ser más como Él y amarle más. Este es el
conocimiento de Cristo tras el cual iba el apóstol Pablo, deseando obtenerlo y
los que saborean este efecto del conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo,
darán gracias, luego de recibir tal gracia, y le alabarán y se unirán para
darle la gloria ahora, con la plena seguridad de hacer lo mismo en el más allá,
para siempre.
Los burladores de los
últimos días dirán que Jesucristo nunca volverá, pero Pedro refutó su argumento
explicando el plan maestro de Dios en el tiempo. Los "postreros días"
es el tiempo intermedio entre la primera y segunda venida de Cristo. En ese
sentido, nosotros, como Pedro, vivimos en los postreros días. Debemos cumplir
con la tarea a que Dios nos ha llamado y creer que volverá tal como lo
prometió.