} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA GRAN COMISIÓN

viernes, 12 de septiembre de 2014

LA GRAN COMISIÓN




Marcos 16:15-16  15Y les dijo (Jesús): Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
 16  El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

Kerusso (κηρύσσω) significa: (a) ser heraldo, o, en general, «predicando»   «publicar» «pregonar» «predicar» «se proclamará» «predicó»(b) predicar el evangelio como un heraldo  «será predicado» «sea predicado» «se predique» «predicad» «predicaron» (c) predicar la palabra del ministerio de las Escrituras, con especial referencia al evangelio.

CONTEXTO
Para entender la Gran Comisión en este Evangelio, debemos captar el sentido del énfasis que Marcos hace sobre Jesús como el Siervo. Las profecías mesiánicas,  predicen que, en su condición de Siervo, Jesús haría una obra específica y actuaría con una obediencia incondicional y sin mancha.
Marcos destaca la condición de Siervo de Cristo al omitir su genealogía, mostrando que, como siervos de Cristo, nosotros también debemos actuar según el espíritu de siervo, algo esencial para el cumplimiento de la Gran Comisión. Cristo busca a aquellos que han de servir sin desear ser reconocidos, y quienes abnegada y obedientemente intentan exaltar a Cristo y darlo a conocer a todos. Tales siervos definen su personalidad y sus ministerios a través de su devoción y obediencia a Jesús, de su disposición a servir con toda abnegación. El único ejercicio de poder de esos siervos es extender el amor de Dios, dedicando su vida a los perdidos, a los enfermos y a los esclavos del pecado. Ellos actúan así, comoquiera y dondequiera la soberanía de Dios los conduzca, mediante su entrega total a la obra del Señor, o a través de sus oraciones de intercesión. El amor y la obediencia del Siervo Jesús obligan a sus siervos a rendirle un servicio leal y sin reservas
Nuestro bendito Señor renueva la elección de los once como apóstoles suyos y les encarga la misión de ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura.  

REFLEXIÓN
Las pruebas de la verdad del evangelio son tan completas que los que no las aceptan, pueden ser justamente reprendidos por su incredulidad. Sólo el que es verdadero cristiano será salvo por medio de Cristo. Simón el mago profesó creer, y fue bautizado, pero se declaró que estaba en los lazos de la iniquidad. Sin duda esta es una declaración solemne de la fe verdadera del que recibe a Cristo, el creyente genuino, y para todos los propósitos de la salvación, y produce su buen efecto en el corazón y la vida; no el simple asentimiento, que es fe muerta y no da provecho.
La comisión de los ministros de Cristo se extiende a toda criatura de todo el mundo, y las declaraciones del evangelio contienen no sólo verdades, exhortaciones y preceptos, sino también advertencias temibles. Podemos leer en los versículos siguientes con qué poder fueron dotados los apóstoles, para confirmar la doctrina que iban a predicar. Estos fueron milagros para confirmar la verdad del evangelio, y medios para difundirlo en las naciones que no lo habían oído.

Jesús dijo a sus discípulos: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio". Que todos sepan que El ya pagó el castigo por el pecado y que todos los que creen en El recibirán perdón y vida eterna junto a Dios.

 Hoy en día, los discípulos cristianos se encuentran en todas partes del mundo hablando de estas buenas nuevas a los pueblos que no las han oído. El poder que dirige y lleva a los misioneros alrededor del mundo y pone a la Iglesia de Cristo en acción es la fe que viene de la resurrección. Como si no se entregarían a una muerte segura al predicar el Evangelio en países como Corea del Norte, Países Árabes y más aún con el azote satánico del Estado Islámico que pretende exterminar a quienes no se rindan a sus ideas.

   *Alguna vez he sentido que no poseo las habilidades ni la osadía para ser un testigo de Cristo, sobre todo a la hora de hablar en público. Me atenaza el nerviosismo y las cuerdas vocales no vibran como debieran*

Debemos darnos cuenta que Jesús se levantó de entre los muertos y vive para nosotros. En la medida que crezca en nuestra relación con Dios, El nos dará las oportunidades y la fuerza interna para proclamar su mensaje.
El respeto que otros muestran a Cristo no nos debe impedir que mostremos nuestro respeto. Los que son llevados por el celo santo a buscar con diligencia a Cristo, encontrarán que los tropiezos del camino se desaparecen con rapidez. Cuando nos exponemos a problemas y gastos por amor a Cristo, somos aceptos aunque nuestros esfuerzos no tengan éxito.   Así, pues, muchas veces lo que debiera ser nuestro consuelo, produce terror debido a nuestro propio error. —Él fue crucificado, pero está glorificado. Ha resucitado, no está aquí. No está muerto, y vive de nuevo; más adelante, le veréis, pero aquí podéis ver el lugar donde fue puesto. Así, se enviará el consuelo oportuno a los que lloran al Señor Jesús. Pedro es nombrado en particular: Decid a Pedro; esto lo recibirá muy bien, porque está triste por el pecado. Ver a Cristo es algo muy bien recibido por un verdadero arrepentido, y el penitente verdadero es muy bien recibido cuando quiere ver a Cristo. Los hombres corrieron a toda prisa hacia donde estaban los discípulos; pero los temores inquietantes suelen impedirnos hacer el servicio que podríamos hacer a Cristo y a las almas de los hombres, si la fe y el gozo de la fe fueran firmes.

Mejores noticias no pudieron ser llevadas a los discípulos que lloraban, que contarles de la resurrección de Cristo. Nosotros debiéramos estudiar para consolar a los discípulos dolientes diciéndoles lo que hemos visto de Cristo. Fue una sabia providencia que las pruebas de la resurrección de Cristo fueran dadas gradualmente, y recibidas con cautela, para que la seguridad con que los apóstoles predicaron esta doctrina después, fuera más satisfactoria. Sin embargo, ¡cuán lentos somos para admitir los consuelos que la palabra de Dios tiene! Entonces, mientras Cristo consuela a su pueblo, ve que, a menudo, es necesario reprenderlos y corregirlos por la dureza de corazón que desconfía de su promesa como asimismo que no obedece sus santos preceptos.

 No es el agua del bautismo lo que salva, sino la gracia de Dios aceptada por la fe en Cristo. El bautismo es una señal externa de una fe interna. Por la respuesta de Jesús al ladrón en la cruz entendemos que se salvó sin el bautismo de agua. El bautismo solo sin fe no lleva automáticamente a la persona al cielo. Los que rechazan creer serán condenados, no importa que estén o no bautizados.

  Hay ocasiones cuando Dios interviene milagrosamente para proteger a sus seguidores. A veces, El les da un poder especial. Pablo tuvo serpientes en sus manos   y los discípulos sanaron a los enfermos. Esto no significa, sin embargo, que podemos probar a Dios poniéndonos a propósito en situaciones peligrosas.

  Cuando Jesús ascendió al cielo, dejó de estar físicamente con los discípulos. El hecho de que Jesús se sentara a la diestra de Dios significa la consumación de su obra, su autoridad como Dios y su coronación como Rey.

  El Evangelio de Marcos enfatiza el poder de Cristo y su condición de siervo. La vida y las enseñanzas de Jesús ponen las cosas del mundo al revés. El mundo entiende el poder como el control que se tiene sobre los demás para subyugarlos. Pero Jesús, con todo su poder y autoridad tanto en el cielo como en la tierra, opta por servir a los demás. Tuvo a los niños en brazos, sanó a los enfermos, lavó los pies a sus discípulos y murió por los pecados del mundo. Seguir a Cristo significa recibir este mismo poder de servicio. Como creyentes, tenemos el llamamiento a ser servidores de Cristo. En la misma forma en que Cristo sirvió, debemos servir nosotros.

Después que el Señor habló, subió al cielo. Sentarse es una postura de reposo; había terminado su obra; es postura de gobierno: tomó posesión de su reino. Se sentó a la diestra de Dios, lo que denota su soberana dignidad y poder universal. Lo que Dios haga con nosotros, nos dé o nos acepte, es por su Hijo. Ahora Él está glorificado con la gloria que tuvo antes que el mundo fuese.
Los apóstoles fueron y predicaron en todas partes, lejos y cerca. Aunque la doctrina que predicaron era espiritual y celestial, directamente contraria al espíritu y temperamento del mundo; aunque se encontraron con mucha oposición, y fueron absolutamente desprovistos de todos los apoyos y ventajas del mundo, aun así, en unos pocos años, su voz llegó hasta lo último de la tierra. Los ministros de Cristo no necesitan ahora obrar milagros para probar su mensaje; está demostrado que las Escrituras son de origen divino y esto hace que no tengan excusa los que las rechazan o desprecian. Los efectos del evangelio, cuando se predica fielmente y se cree verdaderamente, y cambia los temperamentos y el carácter de la humanidad, son una prueba constante, una prueba milagrosa, de que el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.


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