} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA GRAN COMISIÓN 3

sábado, 13 de septiembre de 2014

LA GRAN COMISIÓN 3




2Tesalonicenses 2:15  Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

 1Timoteo 1:3  Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,

Mateo 15:9  Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Marcos 7:7  Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres

2Timoteo 4:3  Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,

  Paradosis (παράδοσις) , pasar de mano de uno a la mano de otro la enseñanza de los apóstoles,  donde el uso que hace el apóstol de la palabra constituye una negación de que lo que él predicaba se hubiera originado en él mismo, siendo en cambio una afirmación de autoridad divina para su enseñanza.  
Heterodidaskaleo «no enseñen diferente doctrina»  

 CONTEXTO
  Pablo visitó por primera vez Éfeso en su segundo viaje misionero. Más tarde, en su tercer viaje misionero, permaneció allí por casi tres años. Éfeso, juntamente con Roma, Corinto, Antioquía y Alejandría, era una de las ciudades más grandes en el Imperio Romano. Era un centro para el comercio, la política, y las religiones de Asia Menor, y el lugar en que el templo dedicado a la diosa Artemisa (Diana) estaba localizado.
  La iglesia de Éfeso probablemente estaba plagada de la misma herejía que estaba amenazando a la iglesia en Colosas, la enseñanza que para ser aceptado por Dios, una persona tenía que descubrir cierto conocimiento escondido y tenía que adorar a los ángeles. Pensando que eso les ayudaría en su salvación, algunos efesios construyeron historias míticas basadas en la historia o las genealogías del Antiguo Testamento. Los falsos maestros estaban motivados por sus intereses propios y no por los de Cristo. Enredaron a la iglesia en interminables e irrelevantes disputas y controversias, restando tiempo para el estudio de la verdad.

REFLEXIÓN
 Jesucristo es la esperanza del cristiano, todas nuestras esperanzas de vida eterna están edificadas en Él, Cristo es en nosotros la esperanza de gloria.  
Lo que suscita interrogantes no es edificante, porque da ocasión a debates dudosos, demuele la iglesia en vez de edificarla. La santidad de corazón y vida puede mantenerse y aumentarse sólo por el ejercicio de la fe en la verdad y las promesas de Dios por medio de Jesucristo.
La gente se alejará de la verdad, se cansarán del claro evangelio de Cristo, desearán las fábulas y se complacerán en ellas. La gente hace eso cuando no soporta la predicación penetrante, sencilla y que va al grano. Los que aman las almas deben estar siempre alertas, arriesgarse, soportar todos los efectos dolorosos de su fidelidad, y aprovechar todas las oportunidades para dar a conocer el puro evangelio.
Las adiciones a las leyes de Dios desacreditan su sabiduría, como si Él hubiera dejado fuera algo necesario que el hombre puede suplir,  de una u otra manera llevan siempre a que los hombres desobedezcan a Dios.   
No tenemos que reconocer como íntegras otras palabras sino las de nuestro Señor Jesucristo en la Biblia a estas debemos dar consentimiento sincero. Habitualmente los que menos saben son los más orgullosos, porque no se conocen a sí mismos. De ahí vienen la envidia, la discordia, los improperios, las malas sospechas, las disputas sobre sutilezas y cosas nada claras, entre los hombres de mentes carnales corruptas, ignorantes de la verdad y de su poder santificador, y que procuran una ventaja mundana.

 Cuando oímos de la apostasía de muchos es gran consuelo y gozo que haya un remanente conforme a la elección de gracia que persevera y perseverará, debemos regocijarnos especialmente si tenemos razón para esperar estar en ese número. La preservación de los santos se debe a que Dios los ama con amor eterno desde el comienzo del mundo. El fin y los medios no deben separarse. La fe y la santidad deben unirse así como la santidad y la felicidad. El llamamiento externo de Dios es por el evangelio  y este es hecho efectivo por la obra interior del Espíritu. La creencia en la verdad lleva al pecador a confiar en Cristo, y así a amarle y a obedecerle, están sellados por el Espíritu Santo sobre su corazón. No tenemos prueba cierta de que algo más haya sido entregado por los apóstoles fuera de lo que hayamos contenido en las Sagradas Escrituras. Aferrémonos firmemente a las doctrinas enseñadas por los apóstoles y rechacemos todos los agregados y las vanas tradiciones.


 Hoy en día también podríamos entrar en discusiones sin valor e irrelevantes, pero tales disputas rápidamente excluyen el mensaje transformador de Cristo. Mantengámonos alejados de especulaciones religiosas y de argumentos teológicos sin sentido. Al comienzo pueden parecer inocentes, pero tienen la intención de desviarnos del mensaje central del evangelio: la persona y obra de Jesucristo. Y ellos consumen tiempo que deberíamos usar para anunciar el evangelio a otros. Tenemos que apartarnos de todo lo que  nos impida hacer la obra de Dios.

  Hay muchos líderes y autoridades hoy que demandan lealtad, muchos de los cuales nos apartarían de Cristo con tal de que los siguiéramos. Aunque aparentan conocer la Biblia, su influencia puede ser peligrosamente sutil.
¿Cómo podemos reconocer las enseñanzas falsas?

·         --Promueven controversias en lugar de ayudar a la gente a venir a Jesús.  
·        -- Con frecuencia, son promovidas por aquellos cuya motivación es hacerse de un nombre, adquirir fama y dinero.
·          --Son contrarias a la verdadera enseñanza de las Escrituras. Para protegernos del engaño de los falsos maestros, deberíamos saber lo que la Biblia enseña y mantenernos firmes en nuestra fe depositada sólo en Cristo.

  Los falsos maestros estaban motivados por un espíritu de curiosidad, y un deseo de ganar poder y prestigio. Al revés, los maestros cristianos genuinos están motivados por una fe sincera y por el deseo de hacer lo recto. Puede ser excitante impresionar a la gente con nuestro gran conocimiento pero, un gran prestigio basado en la falsedad es, al fin y al cabo, vacío.

  Argumentar sobre detalles de la Biblia puede conducirnos por interesantes pero irrelevantes rutas secundarias y hacernos perder la verdadera intención del Evangelio. Los falsos maestros de Éfeso construyeron vastos sistemas especulativos y luego argumentaron acerca de detalles insignificantes de sus ideas imaginarias.  
No debemos permitir que nada nos distraiga de las buenas nuevas de Jesucristo, el punto principal de las Sagradas Escrituras. Necesitamos saber lo que la Biblia dice, aplicarla cada día a nuestras vidas y enseñarla a otros. Cuando hagamos esto, estaremos en condiciones de evaluar todas las enseñanzas a la luz de la verdad central acerca de Jesús. No perdamos demasiado tiempo en detalles superficiales de las Escrituras al grado que excluya el asunto principal de lo que Dios nos está enseñando.
    Los falsos maestros querían ser famosos como maestros de la ley de Dios, pero ellos ni siquiera entendían el propósito de la ley. La ley no tenía como objetivo dar a los creyentes una lista de mandamientos para cada ocasión, sino mostrar a los no creyentes su pecado y conducirlos a Dios. 

 Hoy día hay denominaciones, dentro de las iglesias evangélicas, que quieren legitimar la homosexualidad como un estilo de vida alternativo aceptable. Inclusive algunos cristianos dicen que la gente tiene el derecho de elegir su preferencia sexual. Pero la Biblia específicamente llama a la homosexualidad conducta pecaminosa. 1Corintios 6:9  ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
 Debemos tener cuidado, sin embargo, de condenar sólo la práctica y no a las personas. Los que cometen actos homosexuales no deben ser temidos, ridiculizados u odiados. Pueden ser perdonadas y sus vidas transformadas. La iglesia debiera ser un refugio de perdón y sanidad para los homosexuales arrepentidos, sin comprometer su posición en contra de la conducta homosexual.  
  La gente puede sentirse tan culpable por su pasado que podrían llegar a pensar que Dios jamás podría perdonarlos y aceptarlos. Pero consideremos el pasado de Pablo. El se había burlado de las enseñanzas de Jesús ("antes blasfemo") y persiguió y asesinó al pueblo de Dios ("perseguidor e injuriador") antes de llegar a Cristo por fe. Dios perdonó a Pablo y lo usó poderosamente para su Reino. No importa cuán avergonzado y horrible sea nuestro pasado, Dios puede perdonarnos  y usarnos para que otras personas a través de nuestro testimonio puedan formar parte de la familia de la fe.

  Con frecuencia podemos sentir que nuestra fe en Dios y nuestro amor por Jesús y hacia otros son inadecuados. Pero podemos estar seguros de que Cristo ayudará a nuestra fe y amor a crecer en la medida que nuestra relación con El se profundice a través del conocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia. No hay otro modo.

  Jesús vino al mundo para salvar pecadores, y ningún pecador está excluido de su poder salvador. Jesús no vino meramente para mostrarnos cómo vivir una mejor vida o para desafiarnos a ser mejores personas. El vino para ofrecernos salvación que nos lleve a la vida eterna. ¿Hemos aceptado su ofrecimiento?

  Pablo se llama a sí mismo el peor, o "el primero" de los pecadores. Consideramos a Pablo un gran héroe de la fe, pero él nunca se vio a sí mismo de esa manera porque se acordaba de su vida antes de conocer a Cristo. Mientras más comprendía la gracia de Dios, más consciente era de su propia pecaminosidad.
La vida de cada cristiano debería estar marcada por humildad y gratitud. Nunca olvidemos que nosotros también somos  unos pecadores salvados por gracia.

  ¿Cómo podemos mantener nuestra conciencia limpia? Atesoremos  nuestra fe en Cristo más que cualquier otra cosa y hagamos lo que sabemos  es correcto. Cada vez que deliberadamente ignoremos nuestra conciencia, estaremos endureciendo nuestro corazón. Muy pronto nuestra capacidad para diferenciar entre lo correcto e incorrecto disminuirá. Pero al caminar con Dios, El nos hablará por medio de nuestra conciencia, dándonos a conocer la diferencia entre lo bueno y lo malo. Asegurémonos de actuar motivados por esos impulsos internos, de manera que hagamos lo que es correcto, así nuestra conciencia permanecerá limpia.

   La iglesia de hoy es con frecuencia muy débil en disciplinar a los cristianos que pecan deliberadamente. La desobediencia deliberada debería ser tratada de inmediato para evitar que toda la congregación se vea afectada. Pero la disciplina se debe aplicar de tal manera que el ofensor vuelva al Señor y sea recibido en la comunión amorosa de la iglesia. La definición de disciplina incluye estas palabras: fortalecimiento, purificación, entrenamiento, corrección, perfeccionamiento. Por lo tanto, condenación, sospecha, alejamiento, o exilio permanente no deberían ser parte de la disciplina de la iglesia.

 El conocimiento de la Palabra de Dios es para el cristiano genuino, la lámpara que ilumina su caminar en la noche de este mundo. La Palabra de Dios confirma el fundamento de la fe, nacida de corazón limpia, un corazón purificado por la fe, una buena conciencia, una conciencia librada de culpa por el efecto de una fe sana en Cristo.  Como fruto una conciencia buena está unida con la fe sana; una conciencia mala, con falta de firmeza en la fe. Fe no fingida no una fe hipócrita, muerta y estéril, sino una fe que obra por amor.
Los maestros falsos atraían a los hombres, con mala doctrina separándolos de tal fe cariñosa, activa, real y guiándolos a “cuestiones” especulativas e inútiles. Se desviaron  a vanas pláticas  acerca de la ley y las genealogías de ángeles. Es la mayor vanidad cuando las cosas divinas no son discutidas con verdad.  
  La doctrina que habéis aprendido, describe un conjunto de creencias y prácticas ya fijadas que conforman finalmente un esqueleto de ortodoxia apostólica, que no puede ser manipulada como hacen en la actualidad, corrientes “pseudo cristianas” o que se denominan cristianas.
La apostasía está aquí, ha venido para quedarse. Estemos pues afanados en el conocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia, escudriñando, escarbando para hallar los tesoros escondidos en la Palabra, que nos proporcionaran una vida abundante de paz, gozo sintiendo la presencia del Señor Jesús mientras llega en  Su Segunda Venida.

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