} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LANGTON, STEPHEN Los hombres de la Reforma

miércoles, 27 de enero de 2016

LANGTON, STEPHEN Los hombres de la Reforma

            

Stephen Langton nació en Inglaterra (probablemente en Lincolnshire) c. 1150 y murió en Slindon, Sussex, el 9 de julio de 1228. Estudió en la 
universidad de París y enseñó allí sobre teología hasta 1206, cuando Inocencio III, con quien había entablado amistad en París, le llamó a Roma y le hizo cardenal-sacerdote de San Crisógono. Por su piedad y saber había recibido prebendas en París y York, siendo reconocido como el más destacado eclesiástico inglés. A la muerte de Hubert Walter, arzobispo de Canterbury (1205), algunos de los monjes más jóvenes eligieron para la sede a Reginald, subprior, mientras que otra facción bajo presión del rey Juan escogió a Juan el Gris, obispo de Norwich. Ambas elecciones fueron anuladas por apelación a Roma y a 16 monjes de Christ Church, que habían ido a Roma como delegados para actuar en nombre del capítulo, se les ordenó que procedieran a una elección en presencia del papa. Langton fue escogido, siendo consagrado por el papa en Viterbo el 17 de junio de 1207.
Entonces comenzó una batalla entre Juan e Inocencio III, que trajo grandes calamidades sobre Inglaterra. El rey proclamó que cualquiera que reconociera a Stephen como arzobispo sería tratado con enemigo público y expulsó a los monjes de Canterbury (15 de julio de 1207), que ahora unánimemente apoyaban a Stephen. En marzo de 1208 Inocencio puso a Inglaterra bajo entredicho y a finales de 1212, una vez que repetidas negociaciones hubieran fracasado, publicó sentencia de destitución contra Juan, entregando la ejecución de la sentencia a Felipe de Francia en enero de 1203. En mayo Juan se sometió y en julio Stephen (que desde su consagración había vivido en Pontigny en Francia) y sus compañeros exiliados regresaron a Inglaterra. Su primer acto episcopal fue absolver al rey, quien juró que serían abolidas las leyes injustas y observadas las libertades otorgadas por Enrique I, juramento que casi inmediatamente violó. Stephen se convirtió en líder de la batalla contra Juan y ninguno de los barones hizo más que él para rescatar a Inglaterra de la tiranía de Juan. En un concilio de eclesiásticos en Westminster, el 25 de agosto de 1213, al que ciertos barones laicos fueron invitados, se leyó el texto de la carta de Enrique I y se propuso una demanda para su renovación.
Entretanto, principalmente por los esfuerzos de Stephen, Juan se vio obligado a otorgar la Carta Magna (15 de junio de 1215). Al tener el rey ahora su reino como un feudo de la Santa Sede, el papa defendió su causa y excomulgó a los barones. Al negarse a publicar la excomunión Stephen fue suspendido de todas las funciones eclesiásticas por los comisionados papales y el 4 de noviembre esta sentencia fue confirmada por el papa, aunque Stephen la apeló en persona. Fue liberado de la suspensión en la primavera siguiente, a condición de que se abstuviera de intervenir en Inglaterra hasta que la paz se restaurara, permaneciendo en el extranjero hasta mayo de 1218. Mientras tanto, Inocencio y Juan murieron y todas las facciones en Inglaterra se apresuraron a apoyar a Enrique III. Stephen continuó su obra incansable y efectivamente en pro de la independencia política y eclesiástica de Inglaterra. En 1223 apareció de nuevo como líder y portavoz de los barones, quienes exigieron de Enrique la confirmación de la Carta. Fue a Francia para exigir para Enrique de Luis VIII la restauración de Normandía y posteriormente apoyó al rey contra los barones rebeldes. Obtuvo una promesa del papa Honorio III de que durante su vida ningún legado residente sería enviado de nuevo a Inglaterra y ganó otras concesiones del mismo pontífice favorables a la Iglesia inglesa, exaltando su sede de Canterbury. De gran importancia en la historia eclesiástica de Inglaterra fue un concilio que Stephen inauguró en Osney el 17 de abril de 1222. Sus decretos, conocidos como las Constituciones de Stephen Langton, son los cánones provinciales más antiguos que todavía se reconocen en los tribunales eclesiásticos ingleses.
Stephen fue un voluminoso escritor. Glosas, comentarios, exposiciones y tratados sobre casi todos los libros del Antiguo Testamento y muchos sermones, están preservados en manuscrito en el palacio de Lambeth, en Oxford, Cambridge y en Francia. Entre sus obras destaca Tractatus de translatione Beati Thomæ (en J. A. Giles's Thomas of Canterbury, Oxford, 1845), que es probablemente la ampliación de un sermón que predicó en 1220, con ocasión del traslado de las reliquias de Thomas Becket, siendo la ceremonia una de las más espléndidas que nunca se vieron en Inglaterra. También escribió una biografía de Ricardo I, atribuyéndosele otras obras históricas y poemas. Probablemente fue Stephen Langton quien dividió primero la Biblia en capítulos.