1-1.La doctrina
sobre la cual escribe el apóstol Pablo establece el cumplimiento de las
promesas hechas por medio de los profetas. Habla del Hijo de Dios, Jesús el
Salvador, el Mesías prometido, que vino de David en cuanto a su naturaleza humana,
pero que fue declarado Hijo de Dios por el poder divino que lo resucitó de
entre los muertos. La confesión cristiana no consiste en el conocimiento
conceptual o el sólo asentimiento intelectual, y mucho menos, discusiones
perversas, sino en la obediencia. Sólo los llamados eficazmente por Jesucristo
son los llevados a la obediencia de la fe.
Aquí se expone: -1. El
privilegio de los cristianos amados por Dios y miembros de ese cuerpo que es
amado.
2. El deber de los cristianos:
ser santos, de aquí en adelante son llamados, llamados a ser santos. El apóstol
saluda a éstos deseándoles gracia que santifique sus almas y paz que consuele
sus corazones, las que brotan de la misericordia libre de Dios, el Padre
reconciliado de todos los creyentes, que viene a ellos a través del Señor
Jesucristo.
Pablo
escribió esta carta a la iglesia en Roma. Todavía ningún líder de la iglesia
(Jacobo, Pedro, Pablo) había estado allí; la iglesia se estableció con
creyentes que visitaron Jerusalén durante Pentecostés (Hechos_2:10)
y viajeros que oyeron las buenas nuevas en otros lugares y lo llevaron a Roma
(por ejemplo, Priscila y Aquila; Hechos18:2; Rom_16:3-5). Pablo escribió la carta a los Romanos
durante su ministerio en Corinto (al final de su tercer viaje misionero, antes
de volver a Jerusalén; Hechos_20:3; Rom_15:25) para animar a los creyentes y para
expresarles su deseo de visitarlos algún día (en un lapso de tres años lo
hizo). La iglesia romana no tenía el Nuevo Testamento, porque tal vez los
Evangelios no habían circulado en su forma escrita final. Por lo tanto, esta
carta puede muy bien ser la primera pieza de literatura cristiana que los
romanos vieron. Escrita a judíos y gentiles cristianos, la carta a los Romanos
es una presentación sistemática de la fe cristiana.
Cuando
Pablo, un judío devoto que antes era un perseguidor de cristianos, creyó, Dios
lo usó para esparcir el evangelio a través de todo el mundo. A pesar de su
prisión, Pablo finalmente predicó en Roma (Hechos 28) quizás hasta al mismo
César.
Pablo
humildemente se autodenomina siervo (esclavo) de Jesucristo. Para un ciudadano
romano (y Pablo lo era), optar por ser esclavo era inimaginable, pero Pablo
escogió ser completamente dependiente y obediente a su Señor amado. ¿Cuál es nuestra
actitud hacia Cristo el Señor? Nuestra obediencia a El nos capacita para ser
útiles y siervos y así realizar la labor que en verdad importa.
1.2 Algunas de
las profecías que predicen las buenas nuevas de Jesucristo son Gen_12:3; Salmos_16:10; Salmos_40:6-10; Salmos_118:22; Isa_11:1;
Zacarías_9:9-11; Zacarías_12:10; Malaq_4:1-6.
1. 4 Pablo creía
que Jesús era el Hijo de Dios, el Mesías prometido, y el Señor resucitado.
Pablo llamó a Jesús descendiente del rey David para enfatizar que en verdad en
El se cumplían las profecías del Antiguo Testamento en el sentido de que el
Mesías vendría del linaje de David. Con esta declaración de fe Pablo manifiesta
estar de acuerdo con las enseñanzas de las Escrituras y de los apóstoles.
1.5 Aquí Pablo
resume las buenas nuevas de Jesucristo: (a) vino como humano, (2) era de linaje
real judío, de la línea de David, (3) murió y resucitó, y (4) abrió la puerta
para que la gracia y benignidad de Dios fueran nuestras. El libro de Romanos
desarrolla estos temas.
1. 6 Los
cristianos tenemos grandes privilegios y responsabilidades. Pablo y los
apóstoles recibieron perdón (la gracia de Dios) como un privilegio inmerecido.
Pero también se les asignó la responsabilidad de anunciar el mensaje del perdón
de Dios a otros. Dios perdona los pecados de quienes por fe creen en El como
Señor. Al hacerlo nos comprometemos a vivir una vida nueva. La nueva vida de
Pablo incluyó un llamado de Dios, una responsabilidad que El le dio para
testificar ante el mundo como misionero. Dios puede también llamarnos a ser
misioneros en el extranjero, pero El nos llama a todos los creyentes a
testificar y a ser ejemplo del cambio de vida que Jesús obra en los creyentes.
1. 7
Pablo dice que a quienes aceptan a Cristo, El los invita a: (1) ser parte de la
familia de Dios, y (2) ser gente santa ("llamados a ser santos",
apartados, dedicados para su servicio). ¡Qué expresión tan maravillosa de lo
que significa ser un cristiano! Por haber renacido en la familia de Dios, poseemos
la más grande experiencia de amor y la mayor herencia. Por todo lo que Dios ha
hecho por nosotros, debemos esforzarnos por ser un pueblo santo.
Pablo
mostró amor hacia la iglesia en Roma expresando el amor de Dios por ellos y su
propia gratitud y apoyo en oración. Para hacer impacto en la vida de la gente,
usted necesita amarla y creer en ella. La pasión de Pablo por enseñar a esta
gente y tener compañerismo con ella empieza con el amor. Dé gracias a Dios por
sus hermanos cristianos y dígales cuánto le importan.
Roma era
la capital del Imperio Romano que se extendía por gran parte de Europa, el
norte de Africa y el Cercano Oriente. En los tiempos del Nuevo Testamento, Roma
disfrutaba su edad de oro. La ciudad era rica en el arte y las letras. Era un centro
cultural pero a su vez la moral era decadente. Los romanos rendían culto a
muchos dioses paganos. Incluso adoraron a algunos de los emperadores. En
contraste con los romanos, los seguidores de Cristo creían en un solo Dios y
vivían moralmente.
El
cristianismo era muy diferente al poderío militar de los romanos. Muchos eran
simplemente pragmáticos, creían que el fin justificaba los medios. Y para los
romanos, nada era mejor que el vigor físico. Confiaban en su poderío militar
para protegerse contra sus enemigos. Los cristianos de todas las edades deben
recordar que Dios es la única fuente de permanente seguridad y salvación y, al
mismo tiempo, ¡El es nuestro Padre!
1.8 Pablo usa
la frase "gracias a mi Dios mediante Jesucristo" para enfatizar que
Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre. A través de El, Dios nos
envió su amor y perdón; en el nombre de Cristo expresamos nuestro
agradecimiento a Dios (1Ti_2:5).
Como los
cristianos romanos se hallaban en el centro del poderío político del mundo
occidental, eran sumamente visibles. Por fortuna, su reputación era excelente;
su fe sólida se daba a conocer en todo
el mundo. ¿Qué dice la gente cuando hablamos acerca de nuestra congregación o
denominación? ¿Son ciertos esos comentarios? ¿Qué podríamos hacer para
que noten otros aspectos? ¿Cuál es la mejor manera de que el público reconozca nuestra
fe?
1.9, 10
Cuando oremos por alguna preocupación,
no nos sorprendamos por la forma en que
Dios responda. Pablo oraba por su visita a Roma a fin de enseñar a los
cristianos allí. Cuando al fin llegó a Roma, fue en calidad de prisionero (Hechos_28:16). Pablo oró por un viaje tranquilo y
llegó sin novedad después que lo arrestaran, abofetearan, naufragara y, entre
otras cosas, lo mordiera una víbora. A menudo, la manera en que Dios responde
nuestras oraciones difiere mucho de lo que esperamos. Cuando oremos, esperemos la respuesta de Dios aunque a veces en maneras
inesperadas.
1.11, 12 Pablo oraba
por tener la oportunidad de visitar a estos cristianos a fin de animarlos en
cuanto a sus dones y fe, y que ellos a su vez lo animaran a él. Como misionero
de Dios, les ayudó a comprender el significado de las buenas nuevas de Jesús.
Como pueblo santo de Dios, ellos podrían brindarle compañerismo y bienestar.
Cuando los cristianos se reúnen, cada uno debiera dar y recibir. Nuestra
fe en común nos da un lenguaje y propósito comunes para animarnos unos a otros.
1.13 Al final de
su tercer viaje misionero, Pablo visitó Siria, Galacia, Asia, Macedonia y
Acaya. A las iglesias de estas regiones se les llamaba gentiles debido a que
estaban compuestas mayormente de gentiles.
1.14 Con "a
griegos y a no griegos", Pablo se refiere a todos los de la cultura griega
y a los que no son de esta cultura. "A sabios y a no sabios" se
refiere a las personas educadas y a las analfabetas. ¿Cuál era la deuda de
Pablo? Después de su experiencia con Cristo en el camino a Damasco (Hechos 9),
consumió toda su vida en predicar las buenas nuevas de salvación. Su deuda era
con Cristo por ser su Salvador y debía pagarla a todo el mundo. Pagó su deuda
proclamando la salvación que hay en Cristo para todos, sean gentiles o judíos,
sin importar barreras culturales, sociales, raciales ni económicas. Tenemos la
misma deuda con Cristo porque El recibió el castigo reservado para nosotros,
por el pecado. A pesar de que es imposible pagarle a Cristo por todo lo que ha
hecho, podemos demostrar nuestra gratitud al dar amor a otros.
1.16 Pablo no se
avergonzaba porque su mensaje era el mensaje de Cristo, las buenas nuevas. Era
un mensaje de salvación, poderoso para cambiar vidas y para todos. Cuando se
sienta tentado a avergonzarse, recuerde que las buenas nuevas se refieren a
todo esto. Si se centra en Dios y en lo que hace en el mundo, antes que en sus
limitaciones, su vergüenza pronto desaparecerá.
¿Por qué
el mensaje fue antes a los judíos? Por más de dos mil años fue un pueblo
especial para Dios, desde que Dios escogió a Abraham y le prometió grandes
bendiciones a sus descendientes (Gen_12:1-3).
Dios no los escogió porque lo merecieran (Deu_7:7-8;
Deu_9:4-6), sino porque quiso mostrar su amor
y misericordia a través de ellos, enseñarles y prepararles para la venida del
Mesías al mundo. Los escogió no porque tenga favoritos, sino para que el mundo
conociera su plan de salvación.
Por siglos los judíos
aprendieron acerca de Dios mediante la obediencia a sus leyes, celebrando sus
fiestas y viviendo de acuerdo a sus principios morales. A menudo olvidaban las
bendiciones de Dios y sufrían la disciplina, pero aun así poseían la herencia
preciosa de poder creer y obedecer al único Dios verdadero. De entre todos los
habitantes de la tierra, los judíos debían haber sido los primeros en recibir
al Mesías y comprender su mensaje y misión, y así sucedió con algunos ( Luc_2:25, Luc_2:36-38).
Por supuesto, los discípulos y el gran apóstol Pablo fueron judíos fieles que
reconocieron en Jesús al don más precioso de Dios dado al género humano.
Judíos y
cristianos por igual se opusieron a las religiones romanas idólatras y los
funcionarios romanos a menudo confundían a ambos grupos. Esto era muy fácil que
sucediera ya que la iglesia cristiana en Roma se componía de judíos convertidos
que asistieron a la fiesta de Pentecostés (Hechos_2:1).
Cuando Pablo escribió Romanos, sin embargo, muchos gentiles también se reunían
en la iglesia. Los judíos y los gentiles necesitaban entender la relación entre
el judaísmo y el cristianismo.
1.17 El
evangelio muestra cómo Dios es justo en su plan para salvarnos y cómo puede
hacernos aptos para la vida eterna. Al confiar en Cristo, entramos en buena
relación con Dios. Del principio al fin, Dios nos declara justos por fe y solo por
fe.
Pablo cita
Habacuc_2:4. Cuando Habacuc dijo
"vivirá", quizás se refería solo a la vida presente, pero Pablo
amplía el concepto para incluir también la vida eterna. Al confiar en Dios,
obtenemos salvación; hallamos vida ahora y para siempre.