Alrededor
del mundo, a menudo el evangelio ha venido enraizándose en lugares preparados
por la sangre de mártires. Antes de que una persona dé su vida por el
evangelio, antes debe vivir por el evangelio. Una de las maneras en que
Dios prepara a sus siervos es ubicándolos en posiciones insignificantes. Su
deseo de servir a Cristo se traduce en la realidad de servir a otros. Esteban
fue un administrador eficaz y también un buen mensajero antes de ser mártir.
Esteban
fue uno de los nombrados para distribuir alimentos en la iglesia primitiva.
Desde mucho antes se desató una violenta persecución en contra de los
cristianos, existía ya ostracismo social. Por lo general, los judíos que
aceptaban a Jesús como el Mesías los separaban de sus familiares. Como
resultado, los creyentes dependían uno del otro para su sostenimiento.
Compartir casas, alimentos y otros recursos era una distinción práctica y
necesaria de la iglesia primitiva. A la larga el número de los discípulos
obligó a la organización del servicio. Se descuidaban a muchas personas.
Empezaron las murmuraciones. Los nombrados para administrar se eligieron por su
integridad, sabiduría y sensibilidad hacia Dios.
Esteban,
además de ser un buen administrador, también era un predicador eficaz. Cuando
en el templo se tuvo que enfrentar a diferentes grupos antagónicos, la lógica
de Esteban al responder era convincente. Esto se deduce de la defensa que hizo
ante el concilio. Presentó un resumen de la historia judía e hizo una
aplicación contundente que paralizó a sus oyentes. Durante su defensa debió
tener en cuenta que dictaba su propia sentencia de muerte. Los miembros del
Sanedrín no podían permitir que sus motivos malignos se pusieran al
descubierto. Lo apedrearon hasta matarlo, mientras él oraba en favor de ellos.
Sus palabras finales muestran cuánto se asemejó a Jesús en poco tiempo. Su
muerte tendría un impacto duradero en el joven Saulo (Pablo) de Tarso, quien
dejaría de ser el perseguidor violento de los cristianos para convertirse en el
más grande de los campeones del evangelio que la iglesia haya conocido.
La
vida de Esteban es un desafío continuo a todos los cristianos. Como fue el
primero en morir por la fe, su sacrificio motiva preguntas: ¿Cuántos riegos
corremos al seguir a Jesús? ¿Estaríamos dispuestos a morir por El? ¿Queremos en
verdad vivir para Cristo?