} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL SERMÓN DEL MONTE 5

domingo, 8 de enero de 2017

EL SERMÓN DEL MONTE 5

  
Mateo 5:7  Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia. (La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)

Jesús promete el reino de Dios a los pobres en el espíritu, a los que lloran, a los mansos y a los que tienen hambre de justicia. Es común a todos ellos que su vida no está cerrada, sino abierta por la necesidad. Todos experimentan su indigencia, su debilidad, su dependencia, el carácter truncado de su vida. Lo mismo puede decirse de los misericordiosos. Se los declara bienaventurados, porque obran el bien, colocan la misericordia por encima del derecho, no tratan con hostilidad al prójimo, sino que alivian las necesidades y curan las heridas. No por sentimientos benévolos y amistosos hacia los hombres, sino porque saben que necesitan la misericordia de Dios, viven continuamente de ella. No juzgan para no ser juzgados; no pagan mal por mal, porque a ellos sólo se los retribuye con bienes; no condenan al hermano, porque ellos no son condenados; perdonan a los que les hacen injusticias, porque son constantemente perdonados por Dios. Pero sobre todo no podrán sostenerse el día del juicio sin esta misericordia. Así como su anhelo tiende a la saciedad y a la posesión de la «tierra», también tiende a la gran misericordia en el juicio...

              Nuestro Dios es misericordioso.

              Éxodo_34:6-7, "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado".
  Efesios_2:4-5, "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo". Tito_3:4-5, "Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo".
              Habiendo recibido tanta misericordia de Dios debemos mostrarla a otros. Salmo_18:25, "Con el misericordioso te mostrarás misericordioso". Esta virtud mira hacia atrás a la misericordia recibida de Dios, y hacia adelante para mostrarla a otros.
              Los judíos no eran nada misericordiosos para con los samaritanos, publicanos, y gentiles (romanos). Creían que el "bienaventurado" sería el guerrero que pudiera derrotar a los romanos. Mateo_23:23, "dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe".
  Debemos mostrar la misericordia hacia los necesitados.
              Proverbios_14:21, "el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado". Proverbios_19:17, "A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar".
              Lucas_10:25-37, el samaritano (tan despreciado por los judíos) "usó de misericordia". Era verdadero "prójimo" al necesitado. 1Juan_3:16-18; Efesios_4:28, es misericordioso compartir bienes materiales. Mateo_25:35-40, "en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". Los misericordiosos se preocupan por estos.
              El misericordioso quiere ayudar a otros.

(La misericordia no es solamente una emoción o sentimiento.)
              El misericordioso es una persona de acción. Hace algo por otros. La misericordia es la compasión demostrada. Jesús usó de misericordia, sanando y ayudando en varias formas a los siguientes: Mateo_9:13 (pecadores); Mateo_9:27 (ciegos); Mateo_15:22 (la hija de la cananea gravemente atormentada); Mateo_17:15 (el lunático o epiléptico que padecía muchísimo); Marcos_5:19 (el endemoniado); Lucas_1:58 (Elisabet que tanto quería un hijo); Lucas_17:13 (un leproso); Filipenses_2:27, (Epafrodito, enfermo a punto de morir).
              El misericordioso se preocupa por otros, Romanos_12:15 (con gozo); 1Corintios_12:26-27. Ora por otros, 1Timoteo_2:1-2. Se identifica con otros, mira con sus ojos, oye con sus oídos, anda en sus zapatos. Procura entender sus pensamientos. Quieren entender por qué viven como viven. Es precisamente lo que Jesús hizo. Vino al mundo y se hizo hombre, para estar en nuestros zapatos, nos entiende. Tiene verdadera compasión, Mateo_9:36; Mateo_14:14; Mateo_15:32; Hebreos_4:15-16. 1Pedro_3:8, "sed... compasivos, misericordiosos".

  La misericordia se demuestra en varias maneras.

        Es misericordioso enseñar a los que no saben la voluntad de Dios.  El exhortar es acto de misericordia 1Tesalonicenses_5:14, es misericordioso amonestar, alentar, y sostener al débil. Hebreos_12:12-13. 2Timoteo_4:2, es misericordioso predicar, instar, y aun reprender. ¿Por qué? Porque al hacer estas cosas salvamos almas. Judas_1:23, "A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne". Santiago_2:1-13, el discriminar contra el pobre es actuar sin misericordia. La disciplina en el hogar (Efesios_6:4) y en la iglesia (Romanos_16:17; 1Corintios_5:1-13) es acto de amor y de misericordia.
               La misericordia es lo opuesto de la crueldad. Colosenses_3:19-21, "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas... padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten". El marido y padre cruel no es misericordioso. Es cruel usar lenguaje insultante y abusivo (Mateo_5:22; Santiago_3:8-10). El misericordioso evita toda forma de crueldad.
               La misericordia más importante es la misericordia de Dios que perdona los pecados nuestros. Cristo mostró mucha misericordia hacia los pecadores, Lucas_5:31-32; Lucas_7:36-50; Lucas_15:1-2; Lucas_23:34, "perdónalos... no saben lo que hacen". Hebreos_2:17, "misericordioso... para expiar pecados".
              José perdonó a sus hermanos, aunque le habían vendido como esclavo, Génesis_50:17-19. Hechos_7:60, Las palabras finales de Esteban eran, "Señor, no les tomes en cuenta este pecado", aunque le apedreaban por predicar la verdad 2Timoteo_4:16, "En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta".
              Mateo_6:12-15, Jesús nos enseña a orar, "perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". ¿Qué significa esta oración si no queremos perdonar a otros? Esta es una oración muy seria, aun peligrosa (si no estamos dispuestos a perdonar). Lucas_6:37, "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados". Efesios_4:32, "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo". Mateo_18:21-35, el resultado de no perdonar es la condenación.
              Lucas_18:13, dijo el publicano, "Dios, sé propicio a mí, pecador". ¿Cree usted que este publicano estaba dispuesto a perdonar a otros?
              El misericordioso imita a Dios, porque Dios quiere perdonar. Quiere que todos sean salvos 1Timoteo_4:2; 2Pedro_3:9. Será llamado, pues, "hijo" de Dios, porque imita a Dios. Dice Cristo que los misericordiosos alcanzarán misericordia. Lucas_6:36, "Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso".
        Hasta así expresado, este es sin duda un gran dicho; y es la afirmación de un pensamiento que recorre todo el Nuevo Testamento, que insiste en que para ser perdonados tenemos que ser perdonadores. Como decía Santiago: «Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no muestre misericordia" (Santiago_2:13). Jesús termina la parábola del deudor que se negó a perdonar con la advertencia: «Eso es lo que hará Mi Padre celestial con cualquiera de vosotros si no perdonáis de corazón a vuestros hermanos" (Mateo_18:35). La Oración Dominical va seguida de dos versículos que explican y subrayan la petición: «Perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.» «Porque si perdonáis a vuestros semejantes sus ofensas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los demás sus ofensas, tampoco os perdonará vuestro Padre vuestras ofensas». La enseñanza inconfundible del Nuevo Testamento es que sólo se tendrá misericordia de los misericordiosos.
Pero hay más que eso en esta bienaventuranza. La palabra griega para misericordioso es eleémón. Pero, como ya hemos visto repetidas veces, el griego del Nuevo Testamento tal como lo tenemos se remonta a un original hebreo o arameo. La palabra hebrea para misericordia es jésed; y es una palabra intraducible. No quiere decir simplemente simpatizar con una persona en el sentido popular de esta palabra; no quiere decir sólo darle a uno lástima de otro que lo pasa mal. Jésed, misericordia, quiere decir la capacidad de ponerse uno totalmente en el lugar de otro de manera que ve con sus ojos, piensa con su mente y siente con sus sentimientos.
Está claro que esto es mucho más que una oleada emocional de lástima; exige un esfuerzo deliberado de la mente y de la voluntad. Denota una simpatía que no se da, por así decirlo, desde fuera, sino que viene de una deliberada identificación con la otra persona hasta el punto de ver y sentir como ella. Esto es lo que quiere decir literalmente la palabra simpatía. Simpatía se deriva de dos palabras griegas syn, que quiere decir juntamente con, y pasjein, que quiere decir experimentar o sufrir-. Simpatía quiere decir etimológicamente experimentar las cosas juntamente con otra persona, pasar literalmente lo que está pasando.
Esto es precisamente lo que muchas personas ni siquiera intentan jamás, y hasta lo evitan conscientemente. La mayor parte de la gente está tan preocupada con sus propios sentimientos que no tiene gran interés en los de los demás. Cuando les da pena de alguien es, como si dijéramos, desde fuera; no hacen el esfuerzo consciente de meterse dentro del corazón y de la mente de la otra persona hasta el punto de ver y sentir las cosas como las ve y siente ella.
Si hiciéramos de veras este esfuerzo deliberado, y si llegáramos a identificarnos -hacernos idénticas- con la otra persona, las cosas nos parecerían muy diferentes.

  Nos salvaría de ser amables equivocadamente.

 Hay en el Nuevo Testamento un ejemplo sobresaliente de amabilidad instintiva y equivocada. Se encuentra en el relato de la visita que hizo Jesús a Sus amigos de Betania (Lucas_10:38-42 ). Cuando Jesús los fue a ver, la Cruz estaba ya esperándole a pocos pasos. Lo que más quería Jesús sería una oportunidad para descansar y relajarse de aquella terrible tensión un poquito de tiempo.
Marta amaba a Jesús; Él era su huésped más bienvenido; y como Le amaba tanto, quería ofrecerle la mejor comida que pudiera preparar. Estaba yendo y viniendo entre el tintineo de platos y cacharros y cubiertos... que serían una tortura para los nervios tensos de Jesús, Que lo que más necesitaba era tranquilidad.
Marta quería ser amable... y no podría haber sido más cruel. Pero María comprendió que lo único que quería Jesús era paz. A menudo, cuando queremos ser amables, ofrecemos la amabilidad a nuestra manera, y la otra persona la tiene que aceptar así, quiéralo o no. Nuestra amabilidad sería doblemente amable, y evitaría mucha crueldad involuntaria, si nos tomáramos la molestia de introducirnos en el interior de la otra persona.

  Nos haría el perdonar y la tolerancia mucho más fáciles.

 Hay un principio en la vida que olvidamos muchas veces: que siempre hay una razón para que una persona piense y actúe de cierta manera; y, si conociéramos esa razón, nos sería mucho más fácil comprender y simpatizar y perdonar. Si una persona actúa, según nuestra manera de pensar, equivocadamente, puede que sea porque ha pasado por experiencias que hacen actuar así. Una persona inquieta o descortés puede que se manifieste así porque está preocupada o sufriendo algún dolor. Si una persona nos trata mal, puede que sea por algo que tiene en la mente, equivocado... o no.
El proverbio francés puede que tenga razón: «Conocerlo todo es perdonarlo todo;» pero nunca llegaremos a conocerlo todo si no hacemos el esfuerzo determinado de meternos dentro del corazón y la mente de la otra persona.
  En último análisis, ¿no fue eso lo que hizo Dios en Jesucristo? En Jesucristo, en el sentido más literal, Dios se introdujo en el interior de la persona humana. Vino como un hombre: viendo las cosas con ojos humanos, sintiéndolas con sentimientos humanos, pensándolas con una mente humana. Dios sabe cómo es la vida, porque Se introdujo hasta su interior más íntimo.
Eso es precisamente lo que hizo Dios; vino a la humanidad, no como el Dios soberano, distante, remoto, aislado, mayestático; sino como un hombre. El ejemplo supremo de misericordia, es la venida de Dios al mundo en Jesucristo.
Sólo los que muestren esta misericordia recibirán misericordia. Esto es verdad a nivel humano, porque es la gran verdad de la vida que veremos en otras personas el reflejo de nuestras actitudes. Si no tenemos interés por nadie, así serán ellos con nosotros. Si ven que nos preocupamos, su corazón responderá preocupándose. Y es absolutamente cierto en el lado divino, porque el que muestra esta misericordia ha llegado nada menos que a parecerse a Dios.




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