} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 1 Enero 2017 LA BUENA SEMILLA

domingo, 1 de enero de 2017

1 Enero 2017 LA BUENA SEMILLA


1 Timoteo 2; 3-4
Pablo afirma insistentemente que esta oración, que abarca a todos los hombres, incluida la autoridad civil, es agradable a Dios. Dios es el «Salvador, que quiere que todos los hombres se salven» antes de que caiga sobre ellos el castigo de Dios. Aquí está, según él Apóstol, el fundamento último de la obligación de orar por todos: la voluntad salvífica universal de Dios, que quiere conducir a todos los hombres desde el pecado, la muerte y el juicio al conocimiento de la verdad de la revelación divina, a la conversión y, por ella, a la salvación. El amor divino y la voluntad salvadora divina no tienen fronteras ni límites, tampoco la oración de la comunidad cristiana debe tener fronteras ni límites. Pero no todos los hombres aceptan el regalo de la salvación y rechazan a Jesucristo como Salvador.
Juan 3; 16
Juan reconduce las afirmaciones sobre el hecho de la revelación y salvación, encarnadas en el Hijo del hombre, hasta su último fundamento, que es el amor de Dios al mundo. Tan incomprensible, vigoroso y eficaz es ese amor de Dios al mundo, al mundo humano creado por Dios aunque alejado de él, que «le entregó a su Hijo único». Todo el evangelio se centra en este versículo. El amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y atrae a otros a sí. Dios establece aquí el verdadero molde del amor, la base de toda relación de amor. Si uno ama a alguien profundamente, está dispuesto a darle amor a cualquier precio. Dios pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede pagar. Jesús aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofreció una nueva vida que nos compró con su muerte. Cuando predicamos el evangelio a otros, nuestro amor debe de ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar a nuestra comodidad y seguridad para que otros reciban el amor de Dios como nosotros.
Muchas personas rechazan la idea de vivir para siempre porque viven vidas tristes. Pero la vida eterna no es la extensión de la miserable vida mortal del hombre; vida eterna es la vida de Dios encarnada en Cristo que se da a todos los que creen como garantía de que vivirán para siempre. En esa vida no hay muerte, enfermedad, enemigo, demonios ni pecado. Cuando no conocemos a Cristo, tomamos decisiones pensando que esta vida es todo lo que tenemos. En realidad, esta vida es solo el comienzo de la eternidad. 
"Creer" es más que una reflexión intelectual de que Jesús es Dios. Significa depositar nuestra confianza en El, que es el único que nos puede salvar. Es poner a Cristo al frente de nuestros planes presentes y nuestro destino eterno. Creer es confiar en su palabra y depender de El para cambiar.
Hoy primer día de un nuevo año, si estás leyendo esto y si nunca has confiado en Cristo, haz tuya
esta promesa de vida eterna y cree en Él. Es la decisión más sensata que puedes tomar. No la dejes para el mañana que nunca llega. Es hoy, ahora cuando puedes acercarte a Dios y dile: ¨Señor ayuda mi incredulidad”
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!


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