Salmo 37
20 Mas
los impíos perecerán, Y los enemigos de
Jehová como la grasa de los carneros Serán consumidos; se disiparán como el
humo. 21 El impío toma prestado, y no
paga; Mas el justo tiene misericordia, y
da. 22 Porque los benditos de él
heredarán la tierra; Y los malditos de él serán destruidos. 23 Por
Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino. 24 Cuando
el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano. 25 Joven
fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que
mendigue pan. 26 En todo tiempo
tiene misericordia, y presta; Y su descendencia es para bendición. 27 Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás
para siempre. 28 Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara a sus santos. Para
siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida. 29 Los justos heredarán la tierra, Y vivirán
para siempre sobre ella. 30 La boca del justo habla sabiduría, Y su
lengua habla justicia. 31 La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto,
sus pies no resbalarán. 32 Acecha el
impío al justo, Y procura matarlo. 33
Jehová no lo dejará en sus manos, Ni lo condenará cuando le juzgaren. 34 Espera
en Jehová, y guarda su camino, Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando
sean destruidos los pecadores, lo verás. 35
Vi yo al impío sumamente enaltecido, Y que se extendía como laurel
verde. 36 Pero él pasó, y he aquí ya no
estaba; Lo busqué, y no fue hallado. 37 Considera
al íntegro, y mira al justo; Porque hay
un final dichoso para el hombre de paz. 38
Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los
impíos será extinguida. 39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y
él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. 40 Jehová
los ayudará y los librará; Los libertará
de los impíos, y los salvará, Por cuanto
en él esperaron.
El
salmista sigue contrastando, con proverbios, al que confía en Dios con el que
no le sigue. Los impíos no tienen perseverancia.
El verso 21 contrasta la generosidad del justo
con la avaricia del impío. También el salmista quiere mostrar que Dios bendice
a los justos para que puedan dar, pero al impío le falta, no le alcanza aun lo
que pide prestado. Se
pueden decir muchas cosas acerca del carácter de una persona por la forma en
que maneja el dinero. Los impíos disfrazan el robo como préstamo. Los justos
dan con generosidad al necesitado. Los impíos, por lo tanto, se centran en sí
mismos mientras que los justos buscan el bienestar de los demás.
El verso 22 es parte de la misma estrofa que
el v. 21; habla del que Dios bendice y maldice, porque en hebreo está en voz
pasiva: “el bendecido…, y el maldecido…” ¡Qué preciosa es la bendición de Dios!
Los versos. 23 y 24 muestran la solidez de la
vida dirigida por Dios. La comunión con Dios produce pasos firmes. Además, le
da a Dios alegría cuando seguimos su camino. Un justo puede caer, pero el que
gana la carrera no es el que no cae, sino el que cuando cae se levanta y sigue. Dios ordena y afirma los pasos del que le
busca. Si quiere que Dios dirija su camino, busque su consejo antes de dar el
primer paso.
No
he visto… mendigando pan. Pero ¿qué decimos de los creyentes que son pobres?
Calvino comenta que algunos justos son muy pobres; y ¿qué de Lázaro en Lucas_16:20?
Sigue comentando que no entendemos muchos detalles en la vida. A veces Dios
permite a sus hijos sufrir para cumplir sus propósitos. Hemos de seguir el
ejemplo de Pablo: He aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura
como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. ¡Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece! (Filipenses_4:12-13). El salmista presenta la regla
general que enseñaban los sabios en Israel. Ellos mismos reconocían las
excepciones como se ve en Job y en el Salmo 73. Pero las excepciones pueden ser
sólo aparentes porque el ser humano no ve todo como Dios lo ve.
Puesto que niños mueren de hambre
hoy, como en los días de David, ¿qué quiso decir él con estas palabras? Los
hijos de los justos no tendrán hambre porque otros creyentes los ayudarán en
sus momentos de necesidad. En los días de David, Israel obedeció las leyes de
Dios que establecían que se debía tratar a los pobres con justicia y
misericordia. Mientras Israel fue obediente, hubo suficiente comida para todos.
Cuando Israel se olvidó de Dios, los ricos cuidaron de sí mismos y los pobres
sufrieron (Amos_2:6-7).
Cuando veamos a un hermano en
Cristo sufriendo, podemos responder de tres maneras: (1) Decir, como los amigos
de Job, que el afligido se acarreó los males. (2) Decir que es una prueba para
ayudar al pobre a tener más paciencia y confianza en Dios. (3) Podemos ayudar a
la persona en necesidad. David hubiera aprobado solo la última opción. No
hagamos como algunos que dicen: “voy a orar para saber si debo ayudarte”. A
pesar de que muchos gobiernos actuales tienen sus leyes para ayudar a los
necesitados, esto no es excusa para olvidar al pobre y al necesitado que están
a nuestro alcance. El Señor nuestro Dios requiere que
actuemos con justicia y demos a todos lo debido. Gran pecado es que los que
pueden, nieguen el pago de deudas justas; gran miseria es no poder pagarlas. El
que es verdaderamente misericordioso siempre será misericordioso. Debemos
abandonar nuestros pecados; aprender a hacer el bien y aferrarnos a eso. Esta
es la verdadera religión.
La bendición de Dios es el
manantial, la dulzura, y la seguridad de todos nuestros placeres terrenales. Y
si estamos seguros de esto, no estamos seguros de que no nos faltará bien
alguno en este mundo. Por su gracia y por el Espíritu Santo, Él dirige los
pensamientos, los afectos y los designios de los hombres buenos. Por su
providencia Él pasa por encima de los hechos como para hacer sencillo el camino
de ellos. No siempre les muestra un tramo extenso de su camino, sino que los
guía paso a paso, como se guían los niños. Dios los guardará de ser destruidos
por sus caídas, sea en pecado o en problemas, aunque la caída en pecado será
sumamente dolorosa.
Pocos, si es que hay alguien, han
conocido a un creyente coherente, o a sus hijos, reducido a una desesperada y
miserable necesidad. Dios no abandona en la aflicción a sus santos; y sólo el
justo habitará por siempre en el cielo; esa será su morada eterna. Un hombre
bueno puede caer en las manos de un mensajero de Satanás y ser dolorosamente
afectado, pero Dios no lo dejará en las manos de su enemigo.
El verso 27 da por sentado que el lector conoce qué
es el bien y el mal porque Dios lo ha revelado. El verso 28 también hace
hincapié en la santidad y la ética tan importantes en la vida del creyente.
Lo que uno habla muestra lo que es. La palabra
expresará (verso 30) incluye la idea de meditación y la expresión de la
meditación. Hay relación íntima entre lo que uno piensa y lo que habla. La ley…
en su corazón significa que la Palabra de Dios debe hacerse parte de su vida;
incluye el desafío de memorizar la Palabra de Dios.
Esta estrofa presenta tres cosas que Dios requiere
de los justos: 1) Su habla debe ser verdadera y honesta; 2) la ley de Dios debe
reinar en su corazón; y 3) debe ordenar correctamente su conducta.
El salmista reconoce que habrá dificultades y
oposición al justo; pero Dios promete cuidarlo (versos 32, 33). El verso 34
contiene toda una estrofa. Espera… guarda… señalan la fe y la obediencia, que
se enfatizan a través de toda la Biblia. Es difícil esperar con paciencia la
acción de Dios cuando queremos un cambio inmediato. Pero Dios promete que si
nos sometemos a su tiempo, Él nos exaltará. Pedro dice: "Humillaos, pues,
bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo"
(1Pe_5:6). Sea paciente, haciendo con mansedumbre la obra que Dios le ha
asignado, y permita que El decida el mejor momento para cambiar sus
circunstancias.
Y no fue hallado (versos 35, 36). De su propia
experiencia el salmista indica lo pasajero de los malos; sus delicias no duran,
su vida no dura, ni en este mundo y peor en el venidero.
Considera… (verso 37). Debemos poner los ojos en
Cristo, pero también el ejemplo de creyentes fieles nos anima a no estar
impacientes. La posteridad (?ajarit) aparece dos veces en esta estrofa. Se
traduce porvenir en Salmo_23:18. El que camina con Dios puede esperar paz en
sus últimos días. Algunos también lo entienden en sentido de “descendencia”.
En fin, la salvación es de Dios (versos 39, 40). Lo
que hace Jehová: ayudará, librará, lo hace a los justos porque en él se han
refugiado. La confianza en Dios hace la diferencia en la vida. Este Salmo
afirma la providencia de Dios. No hemos de olvidar el problema de “por qué
sufren los justos”; tampoco debemos olvidar esta enseñanza básica de la
providencia y el cuidado de Dios.
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