} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA SAL DE LA VIDA CRISTIANA

sábado, 8 de mayo de 2021

LA SAL DE LA VIDA CRISTIANA

 Mar 9:49  Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.

Mar 9:50  Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.

 

          Estos dos versículos se encuentran entre los más difíciles del Nuevo Testamento. Los comentaristas aportan docenas de interpretaciones diferentes. La interpretación resultará más fácil si recordamos algo que ya hemos tenido oportunidad de advertir. Jesús dejaba caer a menudo dichos agudos que se grababan en la memoria de los oyentes de una manera indeleble. Pero a menudo, aunque se recordaban los dichos, no se recordaba la ocasión en que se dijeron. El resultado es que tenemos a menudo una serie de dichos aislados de Jesús que se han puesto juntos porque así quedaron en la memoria del autor.

Aquí tenemos un ejemplo de eso. No descubriremos el sentido de estos dos versículos a menos que reconozcamos que aquí tenemos tres dichos de Jesús totalmente independientes, que no tienen ninguna relación entre sí. El compilador los agrupó en este orden porque todos contienen la palabra sal. Son una pequeña colección de dichos de Jesús en los que se menciona la sal de diversas maneras como metáfora o ejemplo. Es decir, que no debemos tratar de encontrar ninguna relación remota entre estos dichos; debemos tomarlos independientemente, e interpretar cada uno por sí.

(i)                          Cada uno debe ser salado con fuego.

Según el Antiguo Testamento, había que echar sal a todos los sacrificios antes de ofrecerlos a Dios en el altar Lev_2:13). La sal de los sacrificios se llamaba la sal del pacto Num_18:19; 2 Crónicas 13). Era la adición de aquella sal lo que hacía el sacrificio aceptable a Dios, y la ley del pacto la establecía como necesaria. Este dicho de Jesús querrá decir entonces: " Antes de que una vida cristiana llegue a ser aceptable a Dios debe ser tratada con fuego de la misma manera que se sazona cualquier sacrificio con sal." El fuego es la sal que hace la vida aceptable a Dios.

¿Qué quiere decir esto? En el lenguaje corriente del Nuevo Testamento el fuego se relaciona con dos cosas.

(a) Se relaciona con la purificación. Es el fuego lo que purifica los metales bajos de ley; se les separan las aleaciones, y se deja el metal puro. Así que el fuego querrá decir cualquier cosa que purifica la vida: la disciplina, por la que una persona conquista su pecado; las experiencias de la vida, que purifican y fortalecen los nervios del alma. En este caso, esto querrá decir: «La vida que es aceptable a Dios es la que ha sido limpiada y purificada mediante la disciplina de la obediencia y de la aceptación de la dirección de Dios."

(b) El fuego se relaciona con la destrucción. En este caso, este dicho tendría que ver con la persecución. Querrá decir que la vida que ha sufrido las pruebas y los peligros de la persecución es la que es aceptable a Dios. El que se ha enfrentado voluntariamente con el peligro de la destrucción de sus bienes y aun de su propia vida a causa de su lealtad a Jesucristo es el que Dios quiere.

Podríamos tomar este primer dicho de Jesús en el sentido de que la vida que se purifica mediante la disciplina, y que se ha enfrentado con el peligro de la persecución a causa de su lealtad es el sacrificio que es precioso para Dios.

 

(ii)    La sal es buena; pero, si pierde su sabor, ¿cómo se le devolverá?

Este es un dicho todavía más difícil de interpretar. No diríamos que no haya otras interpretaciones posibles, pero la que proponemos es la siguiente. La sal tiene dos virtudes características. La primera es que presta sabor a las cosas. Un huevo sin sal es una cosa insípida. Cualquiera sabe lo desagradables que son muchos platos cuando no se les ha echado la sal necesaria. Segundo, la sal fue el primero de todos los conservantes. Para evitar que una cosa se eche a perder, se le pone sal. Los griegos solían decir que la sal actuaba como una nueva alma en un cuerpo muerto. La carne muerta se echa a perder; pero sazonada con sal conserva su frescura. La sal parece que le infunde una especie de vida. La sal defiende de la corrupción.

Ahora bien, el cristiano es enviado a una sociedad pagana para hacer algo por ella. La sociedad pagana tenía dos características:

 La primera, estaba aburrida y hastiada. Los mismos lujos y excesos del mundo antiguo eran una prueba de que en su agotamiento aburrido estaba buscando alguna emoción auténtica en una vida de la que habían desaparecido todas las emociones. A ese mundo aburrido y agotado vino el Cristianismo, y la tarea del cristiano era impartir un nuevo sabor y un nuevo encanto a la sociedad, como hace la sal cuando se usa con los alimentos.

Segunda, ese mundo antiguo estaba corrompido. Nadie lo sabía mejor que los mismos antiguos. Juvenal comparaba a Roma con una atarjea asquerosa. La pureza había desaparecido, y la castidad era desconocida. A aquel mundo corrompido llegó el Cristianismo, y la tarea del cristiano era aportar un antiséptico al veneno de la vida, una influencia limpiadora a toda esa corrupción. Exactamente lo mismo que la sal derrota la corrupción que ataca inevitablemente la carne muerta, así había de atacar el Cristianismo la corrupción del mundo.

Así que en este dicho Jesús le está presentando un desafío al cristiano. «El mundo -le decía- necesita el sabor y la pureza que solamente el cristiano puede aportar. Y si el mismo cristiano ha perdido el encanto y la pureza de la vida cristiana, ¿de dónde podrá sacar el mundo estas cosas?" A menos que el cristiano, por el poder de Cristo, derrote la fatiga y la corrupción del mundo, estas florecerán sin reservas.

 

(iii)                      Haya sal en vuestra vida para vivir en paz unos con otros.

 Aquí debemos tomar la sal en el sentido de pureza. Los antiguos declaraban que no había nada en el mundo más puro que la sal, porque esta procedía de las dos cosas más puras: el sol y el mar. La misma blancura resplandeciente de la sal era una señal de pureza. Así es que esto querría decir: «Haya en vuestra vida la influencia purificadora del Espíritu de Cristo; sed purificados del egoísmo y de la codicia, de la amargura y de la ira y del rencor; sed limpiados de la irritabilidad y del mal genio y del egocentrismo, y entonces, y solamente entonces, podréis vivir en paz con vuestros semejantes.» En otras palabras, Jesús está diciendo que es solamente la persona que ha sido limpiada del egoísmo y está llena de Cristo la que puede vivir en verdadera comunión con los demás.

 

Que las palabras con que terminó su discurso nuestro Señor resuenen en nuestros oídos, al concluir este pasaje. "Tened sal  en vosotros mismos, y paz unos con otros." Tengamos la seguridad de poseer en nuestros corazones la gracia salvadora del  Espíritu Santo, que santifica, purifica y preserva todo el hombre interno le la corrupción. Conservemos vigilantes la gracia  que diariamente se nos otorga, y pidamos a Dios que nos salve del descuido y del pecado, no sea que incurramos en faltas  que manchen nuestras conciencias y desacrediten nuestra profesión cristiana. Vivamos sobre todo en paz con los demás,  no buscando grandes cosas, ni intrigando por preeminencia, sino revestidos de humildad, y amando sinceramente a todos  los que aman a Cristo. Todo esto es muy sencillo, pero su cumplimiento acarrea grandes mercedes.

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