La concepción humanista secular de lo que constituye
“ciencia” establece los términos del combate y las reglas del debate y los
creacionistas inconscientemente las siguen. Pero esta es una batalla que los
creacionistas nunca ganarán mientras éste sea el caso. ¿Qué quiero decir? La
suposición que sostiene la mayor parte de la literatura y el debate
creacionista es la neutralidad del
método científico tal y como es concebido y articulado por el sistema
científico humanista secular. En otras palabras, la suposición que sostiene el
argumento creacionista es el mismo que sostiene el argumento evolucionista, a
saber, la neutralidad de los hechos, la idea de que los hechos hablan por sí
mismos y que cuando todos los hechos están disponibles, los hombres razonables
aceptarán la evidencia presentada por los hechos. Todo lo que tenemos que hacer
para probar el caso contra la evolución es juntar suficiente evidencia de la
posición creacionista y la gente tendrá que aceptarla como la verdad. ¿Por qué?
Porque la “ciencia” – i.e., el conocimiento reunido por medio de procesos
científicos – explica todo correctamente. En otras palabras, la razón humana
autónoma, divorciada de la presuposición de que todo en el cosmos encuentra su
significado en términos del acto creativo del Dios de las Escrituras
Cristianas, puede explicar el todo de la existencia. No estoy aquí hablando
acerca de las creencias de los creacionistas con respecto a la creación sino
acerca de su aceptación del concepto humanista secular de la neutralidad del
método científico. Al aceptar esto los creacionistas están tratando ganarle a
los humanistas seculares en su propio juego, i.e. la ciencia autónoma (i.e.,
neutral religiosamente). Pero esto es ingenuo. La ciencia no lo explica todo. De
hecho, no explica nada de manera independiente a un conjunto de presuposiciones
religiosas que dan contexto y significado al entendimiento de los hechos por
parte del científico. El debate entre evolución y creación no es un debate
entre hecho y fe; es un debate entre dos fe contradictorias con respecto a cómo
han de interpretarse los hechos.
Pero esto no
es obvio a partir del debate evolución / creación. En verdad, creo que hay
ahora “creacionistas científicos” que no afirman basar del todo su aproximación
a este asunto sobre el testimonio de la Escritura sino que explícitamente
afirman tratar con el tema sobre los méritos del caso “científico” por sí
mismo. Esto es fútil, porque en realidad lo que está involucrado en tal
aproximación no es un intento por resolver el debate en términos de duros
hechos científicos sino más bien una capitulación a las presuposiciones
religiosas del humanismo secular.
Esta aceptación de las presuposiciones humanistas
seculares en mucho del método creacionista está, en sí misma, contribuyendo al
problema de cómo entendemos los orígenes humanos, y no está resolviendo el
problema. Los hechos no hablan por sí mismos. Ellos son siempre interpretados y
explicados por seres humanos con teorías acerca de la naturaleza y significado
de la vida que son necesariamente religiosas, y esto es así para el humanista
secular no menos que para el Cristiano. En tanto que nuestro testimonio al
no-Creyente en lo que respecta a la creación sigue esta corriente, la Biblia no
nos dice que sabemos que el mundo fue creado porque la evidencia muestra que
este es el caso, no nos dice que el método “científico” tal y como es concebido
por el humanismo secular comprueba la creación ex nihilo por parte de Dios. Más
bien, nos dice “Por lo tanto, no la fe y la ciencia, sino dos
sistemas científicos o si lo prefieres, dos elaboraciones científicas, están
opuestas la una a la otra, cada una teniendo su propia fe. Tampoco podría
decirse que es aquí la ciencia la que se opone a la teología, pues tenemos que
tratar con dos formas absolutas de ciencia, cada una de ellas afirmando el
dominio total del conocimiento humano, y ambas tienen una sugerencia acerca del
Ser supremo, en sus planteamientos particulares, como el punto de partida para
sus cosmovisiones.” (Abraham Kuyper, Conferencias sobre el Calvinismo
[Grand Rapids, Michigan: Wm B. Eerdmans Publishing Company, 1931], p. 133,
énfasis en el original). que por fe
sabemos que los mundos fueron creados (Heb. 11:3).
En otras
palabras, la fe es el fundamento del verdadero conocimiento, y por lo tanto no
importa cuánta evidencia pongamos frente al no-Creyente, él no aceptará la
posición creacionista. Siempre encontrará una razón para rechazarla. Su fe –
i.e. su negación de la existencia del Dios de la Biblia y su compromiso a
interpretar todas las cosas en términos de su negación – significa que no puede
aceptar los “hechos” que el creacionista ponga ante él sin primero convertirse
a la fe Cristiana. En tanto permanezca en su pecado siempre interpretará los
hechos de una manera diferente. Esta es la forma como el pecado original afecta
la manera en que razonamos acerca del mundo. Mucho del método creacionista
asume la validez de las presuposiciones humanistas seculares acerca de lo que
constituye el propio método científico, a saber, que podemos averiguar la
verdad al examinar los hechos en términos de principios racionales neutrales
(i.e. autónomos) sin referencia al Dios que creó el cosmos y cuya
interpretación definitiva de los hechos es absolutamente esencial para un
correcto entendimiento de él. Sin embargo, el humanismo secular es una
religión. Esto significa que fallamos en entender la importancia de nuestra fe
para la empresa científica. La concepción humanista secular del método
científico asume que los hechos, interpretados sin referencia a Dios, i.e. el
conocimiento tal y como es concebido por el razonamiento humano autónomo, es el
fundamento de la fe, e.g., la creencia en la creación ex nihilo por parte del
Dios de la Biblia. La Biblia lo pone exactamente de la otra forma. Nos dice Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por
la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. (Hebreos.
11:3): “El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios
1:7).
La teoría humanista secular de la ciencia es la
misma esencia del pecado original – a saber, la idea de que el hombre
determinará para sí mismo lo que constituye la verdad sin referencia a Dios y
su palabra. Es locura para los Cristianos seguir este método. Ahora, mi
propósito aquí no es criticar al creacionismo como tal. Pero soy crítico del
método que a menudo usa, porque en principio este método concede todo el
argumento al humanista secular antes que cualquier “hecho” haya sido discutido.
Este es un punto acerca de cómo sabemos lo que sabemos, la teoría del
conocimiento, y mientras los Cristianos estén engañados acerca de cuál es la
correcta teoría Cristiana del conocimiento permanecerán desvalidos en el debate
sobre evolución / creación, y en ese debate fallarán, inconscientemente, en dar
toda la gloria a Dios. Pero el problema no se detiene con el debate evolución /
creación. Mientras esta teoría del conocimiento humanista secular incorrecta
sea aceptada por los Cristianos, como generalmente ocurre, continuará teniendo
un efecto sobre todas las otras áreas del conocimiento, áreas que están menos
obviamente relacionadas a asuntos de creencia Cristiana, pero que son no menos
importantes para la práctica de la vida Cristiana. Y esto me trae a mi segundo
punto de ilustración del compromiso evangélico con el humanismo secular: (2) La
Educación. El compromiso evangélico con la educación humanista secular es
quizás el más serio de todos. Hay tres razones para esto:
Primero, la educación secular opera en términos de las
mismas concepciones religiosas que sostienen la teoría de la evolución y todas
las otras ciencias humanistas seculares, a saber, que el mundo existe y puede
entenderse sin referencia a Dios y su acto creativo como la fuente de todo
significado. Esta presuposición religiosa es, en principio, una negación del
Dios de la Biblia y una aseveración de la autonomía humana de Dios. Es la
concepción del pecado original, que el hombre puede determinar por sí mismo lo
que constituye la verdad sin referencia a la palabra de Dios. Esta
presuposición subyace el humanismo secular en todas las áreas. Por lo tanto, el
humanismo secular es una religión que directamente y en principio contradice la
fe Cristiana. Y la educación secular en todos los tópicos procede sobre esta
suposición. Claro, el humanista secular aceptará la validez de la pregunta
“¿Existe Dios?” Por tanto, puede parecer que el humanismo secular no es en
principio contrario a la fe Cristiana, que está preparado para escuchar con
justicia al Cristianismo. Pero esta pregunta misma en principio niega la
existencia del Dios Cristiano. Cualquier dios que sea objeto de tal pregunta no
puede ser el Dios de la Biblia, sino solo un dios de hechura humana. El dios
planteado por esta pregunta no es el Dios de la fe Cristiana porque el Dios de
la fe Cristiana es el Dios quien no puede, con posibilidad, no existir. Esto
podría parecer un punto sutil pero es una distinción esencial. Los humanistas
seculares pueden aceptar a un dios según su propia hechura – un dios hecho a la
imagen del hombre – pero tal dios es un ídolo, no el Dios de la Escritura.
Plantear la pregunta “¿Existe Dios?” es, en principio, negar al Dios de la
Biblia desde el mismo comienzo. Dios es la fuente de toda posibilidad, no el
producto de ella. Dios permanece detrás de todo lo que es posible. No es
posible que el Dios de la Biblia exista; es necesariamente el caso que Él
exista. Nada más sería posible sin el Dios de la Biblia. Este punto es esencial
para nuestro entendimiento de la realidad, y por tanto debe ser una
presuposición absoluta de la teoría Cristiana del conocimiento y de toda
ciencia y conocimiento verdaderos. Pero esta es la misma antítesis de la teoría
humanista secular del conocimiento. Las diferencias entre las teorías del
conocimiento humanista secular y Cristiana no son asuntos menores, desacuerdos
sobre el significado de unas pocas cosas, diferentes interpretaciones de
asuntos de los que no tenemos suficiente evidencia para hacer mejores juicios.
La diferencia entre el humanismo secular y el Cristianismo es una diferencia
que existe en el nivel más profundo y colorea el todo del conocimiento y la
vida humanas. En principio, los dos sistemas son diametralmente opuestos. Por tanto, es locura para el Cristiano
imaginar que pueden sujetar a sus hijos a una educación humanista secular sin
que tenga el más profundo efecto en su entendimiento de la fe.
Segundo, el sistema secular de escuelas (del Estado) es
responsable – i.e. afirma ser “Estos
dos... sistemas... no son oponentes emparentados, caminando juntos la mitad del
camino, y, además, aguantándose pacíficamente el uno al otro para escoger
diferentes senderos, sino que están ambos en una seria disputa el uno contra el
otro por el total dominio de la vida, y no pueden desistir del esfuerzo
constante por derribar hasta el piso el edificio entero de sus respectivas
aseveraciones controvertidas. Si no trataran esto, mostrarían de este modo a
ambos lados que no creían honestamente en sus puntos de partida, que no eran
serios combatientes, y que no entendían la demanda primordial de la ciencia, la
cual, claro, afirma la unidad de concepción” (A. Kuyper, op.cit., p. 133, énfasis
en el original). responsable y
requiere de sus maestros que sean responsables – por el desarrollo intelectual,
físico, psicológico y espiritual del niño; y este desarrollo ocurre en términos
de la presuposición humanista secular que el mundo existe y puede ser entendido
sin referencia a Dios y a su palabra. En otras palabras, lo que el niño obtiene
en la escuela es una completa cosmovisión, un adoctrinamiento completo en
términos de una religión que niega, en principio, al Dios de la Biblia. El niño
no obtiene simplemente lecciones en asignaturas específicas desde un punto de
vista religiosamente neutral. El humanismo secular afirma ser neutral; pero tal
neutralidad es imposible. La educación que el niño obtiene en la escuela toma
lugar en términos de la religión del humanismo secular, una religión que en
principio y práctica niega al Dios de la Biblia. Esta es una educación en
términos de una cosmovisión completa. Y la socialización de los niños
Cristianos en la sociedad humanista secular de la escuela hace bien difícil
para los padres Cristianos quebrar el molde intelectual y espiritual en el que
los niños Cristianos son puestos por las escuelas seculares. La escuela provee
el ethos completo de la vida para estos niños. El Estado reclama a estos niños
y en la escuela los moldea a su propia imagen, una imagen que niega que el
hombre fue creado a imagen de Dios. Esto no significa que los maestros en las
escuelas Estatales están constantemente negando de manera absoluta que el Dios
Cristiano existe o contradiciendo constantemente la verdad de la fe Cristiana
directamente. Eso no funcionaría tan bien en cada caso. No es que los maestros
deliberadamente nieguen la fe (aunque, claro, algunos lo hacen). El problema
existe en un nivel más fundamental que este, el nivel de la concepción y la
presuposición acerca de la naturaleza y significado del mundo y la vida, y
debido a que estas concepciones son subliminales no necesitan ser articuladas
en una manera explícita para ser efectivas dando forma al entendimiento de uno.
De hecho, una cosmovisión opera más efectivamente al nivel de presuposición,
subliminalmente. La mayoría de maestros probablemente no pensarían en articular
sus concepciones religiosas directamente en el curso de la enseñanza de las
matemáticas o ciencias, por ejemplo. Pero al enseñar estas asignaturas su
entendimiento de ellas todavía será guiado por sus concepciones religiosas
(e.g. concepciones humanistas seculares), que operan debajo del nivel del
pensamiento crítico la mayor parte del tiempo. Es debido a que la negación de
Dios existe en este nivel subliminal, pre-crítico, al menos la mayor parte del
tiempo, que es tan efectivo. Si negamos la fe abiertamente frente a un creyente
él descartará el argumento que levantamos contra Dios o encontrará alguna falta
en él. Pero si hacemos que el creyente acepte inconscientemente un conjunto de
concepciones o presuposiciones que niegan la fe y le enseñan a pensar sobre la
mayor parte de las áreas de la vida en términos de estas concepciones, el
resultado será que en su vida de pensamiento y en sus acciones negará, sin darse
cuenta de ello, al Dios de la fe Cristiana en todas aquellas áreas donde no es
consciente del conflicto. Y dado el estrecho entendimiento del evangelio entre
los evangélicos, las áreas donde estas concepciones operarán serán de gran
alcance. Será un humanista practicante a pesar de su profesión de fe en Cristo
como salvador de su alma. De hecho, puede bien ser un humanista convencido y
consistente a través de la mayor parte de su vida, siendo la excepción las
áreas que él considera “espirituales.” Esto solamente confirmará su
entendimiento de la fe como confinada a una esfera limitada definida no por la
palabra de Dios sino por la filosofía, la cosmovisión, del humanismo secular,
que será la religión por la cual vive su vida la mayor parte del tiempo.
Y esto es precisamente lo que ha pasado. Esta es la
razón por la cual los evangélicos son usualmente dualistas en su fe. Dividen la
realidad en “espiritual” y “secular.” Dios es relevante en lo primero, pero no
en lo segundo. Y las Escrituras son leídas en términos de esta concepción, esta
falsa dicotomía. Por tanto, aún maestros de Escuelas Cristianas, a menudo no
son inmunes de las concepciones del humanismo secular acerca de la vida y en su
propia enseñanza inconscientemente se adhieren a la cosmovisión humanista
secular. Esta situación es traicionera. Uno no puede sujetar a sus hijos a tal
educación y al mismo tiempo protegerles de la influencia de estas
presuposiciones humanistas seculares. Su cosmovisión será influenciada por la
religión del humanismo secular de la que beben en la escuela. Si se vuelven
Cristianos todavía se adherirán a una forma híbrida de religión, una forma de
Cristianismo fuertemente comprometida con el humanismo secular. Uno puede
matricular a sus hijos en una escuela de la Iglesia de Inglaterra o aún una
escuela privada donde hay un compromiso nominal con la fe Cristiana; pero estas
operarán muy probablemente en términos de un entendimiento dualista de la fe, y
de esta forma, en términos de una cosmovisión y un entendimiento de la vida, su
educación generalmente será una educación humanista secular. No imagines que
habrás resuelto este problema meramente matriculando a tus hijos en una escuela
de la Iglesia de Inglaterra. De hecho, algunas personas piensan que estas
escuelas son peores, no mejores que las ordinarias escuelas Estatales, debido a
las tendencias extremadamente liberales y de corrección política dentro de la
Iglesia de Inglaterra en general. El sistema de educación en Inglaterra, en el
sector Estatal y también en el privado está, en su mayor parte, firmemente
ligado con la religión del humanismo secular. Nuestro sistema de educación es
un sistema humanista secular.
Tercero, el compromiso con el humanismo secular en la
educación de nuestros niños por parte de los Cristianos tiene un efecto de
largo plazo que debilita seriamente la influencia de la fe Cristiana en la
sociedad. Mientras los Cristianos permanezcan ligados al sistema de educación
secular dejan un legado de sincretismo para las futuras generaciones. Debido a
que los niños Cristianos beben subliminalmente la cosmovisión del humanismo
secular en la escuela, reforzado a través de los medios masivos de comunicación
(TV, internet, redes sociales etc.) y a través de la socialización en el grupo
de iguales humanista secular, su sistema inmunológico espiritual, por así
decirlo, es seriamente dañado. Fuera de los asuntos específicamente
“espirituales” que podrían ser discutidos en el hogar o en la iglesia no pueden
distinguir entre Cristianismo y humanismo secular y no pueden discernir lo que
significa ser un Cristiano y como esto difiere de ser un humanista secular en
la mayor parte de las cosas más de lo que el antiguo Israelita podría
distinguir entre la adoración de Jehová y la adoración de Baal, porque la
cosmovisión de la que han bebido moldea su entendimiento de la fe Cristiana en
términos de sus presuposiciones básicas acerca de la naturaleza y significado
de la vida. Son incapaces de hacer las distinciones necesarias. Son mantenidos
cautivos por una forma de religión híbrida. Si alguna vez se dan cuenta que
existe un problema encontrarán difícil clasificar el problema, {Sobre el tema de la educación con más
amplitud véase Stephen C. Perks, La Filosofía Cristiana de la Educación
Explicada (Whitby: Avant Books, 1992)]. y
liberarse ellos mismos de su cosmovisión humanista. Pero la probabilidad es que
nunca se vuelvan conscientes del problema. Esta es la razón por la cual la
adoración de Baal continuó por tanto tiempo en el antiguo Israel. Se engranó en
la forma de pensar de la nación a escala folclórica. Las reformas en Jerusalén
entre los sacerdotes y los reyes rara vez tocaron cómo la gente vivía en el
nivel local. Y así es con los evangélicos hoy. Sus hijos no van más allá de
donde han llegado sus padres. Pero la cultura del humanismo secular no
permanece quieta. Avanza, presiona, anulando despiadadamente el residuo de las
virtudes Cristianas en la sociedad y estrechando aún más el entendimiento
Cristiano del ámbito de su fe Cristiana. Debido a que el Cristiano acepta las
presuposiciones básicas del humanismo secular fracasa en resistir los estragos
que el humanismo secular hace sobre la forma en que piensa y la vida que vive.
Como resultado la influencia de la religión Cristiana disminuye aún más y la
repaganización de nuestra sociedad continúa sin restricciones de ningún tipo.
La relación entre el crecimiento del humanismo secular y la decadencia del
Cristianismo en nuestra sociedad se está volviendo ahora exponencial, y esto
puede verse no solamente en el “mundo” sino también en la Iglesia. Sin embargo,
el predominio de esta cosmovisión humanista secular domina mucho más que el
sistema científico [el establishment, N. del T.] y el sistema educativo.
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