Estudiar la Biblia, es una
tarea hermosa y alentadora. Los que nos acercamos al texto Bíblico reconociendo
su inspiración, inerrancia e inmutabilidad, somos inspirados, auxiliados,
guiados por el Espíritu Santo en su lectura y estudio. Ojalá
todos los creyentes nos viéramos motivados a
estudiar la Biblia de manera detallada. La Palabra
de Dios en la Biblia, resetea nuestra manera de pensar Romanos 12; 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Al comenzar a estudiar la
Biblia, reconoceremos que el Señor tiene el control de todo cuanto existe; nada
sucede sin su designio. También, confesaremos que las cosas que vemos, vivimos
y conocemos son magistralmente, controladas, ejecutadas o permitidas por el
Dios del universo. Lo cual indica, que el hilo conductor de los acontecimientos
y circunstancias, esta sostenido y manejado por sus manos misericordiosas,
justas y sabias. La aceptación de su soberanía en todo cuanto existe, nos
permitirá descansar en sus sabios y cariñosos planes. También, nos invitará en
todo momento de nuestra vida a rendir adoración, reconocimiento y servicio a su
majestad. Solo un Dios soberano, controla todas las cosas, porque Él mismo las
ha decretado. Nadie puede conocer los acontecimientos de la historia, si no es
su autor. No obstante, el único y soberano Dios, conoce todas las cosas y se
complace en ejecutarlas para su propia gloria. O usa los medios que Él mismo ha
establecido, para que esas cosas se realicen, de igual forma, para su única y
gran gloria. De esta forma, será posible reconocer su soberanía, carácter
y providencia diaria en todas las cosas y acontecimientos. Por consiguiente,
nos será posible, valorar su control absoluto y descansar en sus sabios
planes. La gracia soberana de Dios para con sus hijos, se manifiesta no
solo en ordenar a la naturaleza que actúe de acuerdo a sus designios, sino
en sustentar a sus seguidores en medio de las situaciones que parecen
hostiles y adversas.
Muchos de nosotros, tenemos dificultad en ver la soberanía de
Dios en la muerte de nuestros seres queridos y en condiciones de pobreza, dolor
y angustia; nos preguntamos ¿Dónde está el Señor en todo esto? Sin embargo,
para quienes son guiados por el Señor, todas las cosas conducen a la vida y la
esperanza. “Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). En este
sentido, la muerte, dolor y sufrimiento son elementos llenos de soberanía,
usados por Dios para el trato con sus hijos. Afirmar esto, desde la periferia
es fácil. Sin embargo, cuando estamos en el fragor de la prueba, la situación
se torna distinta e incomprensible. Un Dios soberano, dirige con cuerdas
invisibles de amor y providencia a sus hijos
Y todo ello como resultado de nuestro pecado en Adán.
La Biblia nos dice que el hombre fue creado a la imagen de
Dios y que aun, cuando cayó en pecado esta imagen de] Alto Dios no fue borrada
completamente ni o cesó el hombre de ser el portador de esta imagen. A pesar de
que la naturaleza pecaminosa del hombre reaccione contra ella, la simiente de
la religión está implantada en cada hombre y los misioneros dan testimonio de
que la religión, expresada en una forma u otra, se encuentra en todas las
naciones y tribus de la tierra. Lo que muchos denuncian como una maldición o el
«opio del pueblo» es una de las mayores bendiciones que la humanidad ha
experimentado. La religión no tan sólo afecta lo más profundo de la vida humana
sino que controla también sus pensamientos, sentimientos y deseos. ¿Qué cosa es
pues la religión? Solamente a través del estudio de la Palabra de Dios podremos
comprender la naturaleza de la verdadera religión. La palabra «religión»
proviene no de los originales bíblicos, el griego y el hebreo, sino del latín.
En nuestra traducción de la Biblia la encontramos cuatro veces, Hechos
26:5 los
cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo,
conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo, Santiago 1:26-27 Si alguno se cree religioso
entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión
del tal es vana. 27 La religión pura y sin mácula delante de
Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
El Antiguo Testamento define a la religión como «el
temor de Jehová». 1 Samuel 12;18 Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y
lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel 2 Crónicas
19;9 Y
les mandó diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con verdad, y con
corazón íntegro. Salmo 111:10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Buen entendimiento tienen todos los que practican sus
mandamientos; Su loor permanece para siempre Proverbios 1;
7 El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la
sabiduría y la enseñanza.; Proverbios 2;5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás
el conocimiento de Dios. Proverbios 8;13 El temor de Jehová es aborrecer el mal; La
soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa,
aborrezco. Proverbios 9;10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. Proverbios 10; 27 El temor de Jehová
aumentará los días; Mas los años de los impíos serán acortados. …Etc.
Este temor no es un sentimiento de terror, sino un respeto reverente
a Dios. Es un temor al que acompañan en amor y la confianza. Es esta la
respuesta del creyente del Antiguo Testamento a la revelación de la Ley. En el
Nuevo Testamento es más bien la respuesta al Evangelio que a la ley, y se
presenta bajo la forma de la fe y la piedad. Las Escrituras nos enseñan que la
religión es una relación del hombre para con Dios en la cual el ser humano se
da cuenta de la majestad absoluta y el poder infinito de Dios, a la par que de
su propia pequeñez e insignificancia y de su completa impotencia. Podemos pues
definir a la religión así: Una relación con Dios voluntaria y consciente, que
se expresa en una adoración rebosante de gratitud y en un servicio lleno de
amor. La forma de esta adoración religiosa y servicio a Dios, no es el producto
de la voluntad arbitraria del hombre, sino que ha sido determinada por Dios
mismo.
Hay ciertos puntos de vista erróneos
sobre la fuente de la religión en el hombre. Algunos hablan de la religión como
si fuera un conocimiento que reside en la inteligencia. Otros opinan que es un
sentimiento de la proximidad de Dios y lo localizan en la zona psíquica del
sentimiento, mientras que otros ponen su énfasis en la actividad moral del
hombre y hablan de la voluntad. Todas estas opiniones son parciales y
contrarias a las Escrituras, quienes nos enseñan que la religión tiene que ver
con el corazón. En la psicología bíblica encontramos que el corazón es el
órgano central del alma. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana
la vida,
Proverbios 4:23. La religión comprende todas las facultades del hombre,
intelectuales, emotivas y morales. Esta es la única opinión que se ajusta a la
naturaleza de la religión.
Durante el último siglo se ha estudiado cuidadosamente la
cuestión del origen de la religión. Se trató de dar explicaciones naturales de
la misma, pero sin éxito. Algunos hablaron de ella como la invención de
sacerdotes astutos y engañosos que trataron de hacer de ella y en tiempos
primitivos, una fuente de ingresos, pero hoy día esta explicación ha perdido
todo su valor. Otros afirmaron que la religión empezó con la adoración de
objetos inanimados (fetiches), o con la adoración de los espíritus de los
antepasados. Sin embargo esta explicación no llegaba a resolver el 'problema de
cómo se llegó a esta adoración de objetos inanimados o vivientes. Hubo quienes
opinaron que la religión se originó con la adoración de la naturaleza, es
decir, de sus maravillas y poderes o con la práctica de la magia. El defecto
esencial de todas estas teorías es que no nos dicen cómo el hombre llegó a
convertirse en un ser religioso y todas empiezan con el concepto de un hombre
ya religioso.
La Biblia nos da el verdadero y único relato sobre el origen
de la religión. Primero nos habla de la existencia de Dios, el único objeto
digno de adoración. Luego afirma y asegura que Dios, a quien el hombre jamás
pondría descubrir por sus capacidades naturales, se reveló primero en la
naturaleza y de un modo especial en su divina Palabra. Este Dios, afirma la Biblia,
exige la adoración y servicio del hombre y asimismo define la clase de
adoración y servicio que le agrada. Finalmente, la Biblia nos enseña que Dios
creó al hombre a su imagen y semejanza, y que con ello lo capacitó para
comprender y responder a su revelación y que al mismo tiempo engendró en él, un
deseo natural de buscar la comunión con Dios, y glorificarle.
El estudio de la religión nos conduce al estudio del origen
de la revelación. Si Dios no se hubiera revelado, la religión sería imposible.
Si Dios no se hubiera dado a conocer, el hombre no habría tenido ningún
conocimiento de Dios, y por sí mismo, jamás hubiera llegado a descubrir a Dios.
En este estudio distinguiremos la revelación de Dios en la naturaleza, y su
revelación en las Escrituras. Los ateos y los agnósticos no creen en la
revelación. Los panteístas hablan de ella algunas veces, aún cuando no tienen
lugar para ella en su sistema filosófico. Los deístas admiten que Dios se
revela en la naturaleza pero niegan la necesidad, la realidad y hasta la
posibilidad de una revelación especial, tal como nos es dada en las Escrituras.
Nosotros creemos, en cambio, en una revelación general y en otra especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario