} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESTUDIO LIBRO RUT 17

lunes, 6 de enero de 2025

ESTUDIO LIBRO RUT 17

 

 

Rut 4:12  Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá,(C) por la descendencia que de esa joven te dé Jehová.

Rut 4:13  Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.

Rut 4:14  Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel;

Rut 4:15  el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.

Rut 4:16  Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya.

Rut 4:17  Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David

 

DIOS DA HERENCIA ETERNA

 

Luego de este acto legal y judicial de justicia y misericordia para con vivos y muertos, presenciaremos un acto consecutivo de heredad para vivos y muertos. Llama la atención que la redención esta íntimamente asociada a la herencia. El caso de Noemí y Rut así lo corroboran. Después de estar solas, desprovistas de todo bien, sin redentor, ni esperanza, son traídas a Belén, legalmente admitidas en el registro oficial y reciben heredad.

Con esta otra expresión soberana de gracia, nos acercaremos a considerar las disposiciones legales, públicas y oficiales para la asignación de la herencia. Además, de esto, también es un acto profético, es decir, potestativo de lo que va a suceder en Belén, por la descendencia de ella. En este sentido, hablar de la herencia, es un desafío y una bendición. Recordemos que se esta cumpliendo lo prometido a Abraham en el pacto de gracia. A él se le prometió herencia y descendencia. De igual forma Noemí y Rut en el desarrollo de la carta, nos permiten descifrar estos dos actos de misericordia del Señor al darles tierra y descendencia.

Según hemos estado considerando, la acción del Todopoderoso esta presente. Pese a su silencio, su omnipresencia y obra están dirigiendo los pasos de éstas mujeres, y por tanto, de todo su pueblo.

 En este estudio analizaremos las implicaciones teológicas y bíblicas de la herencia que da el Señor a los suyos.

Noemí y Rut estaban buscando una herencia material y física, al igual que una descendencia física para el bien y seguridad de ellas. No obstante, reciben una herencia eterna, lo cual es muchísimo mejor.

Desde el momento del desenlace del acto legal que se da en el pueblo, los mismos ancianos que son testigos oculares y audibles del desarrollo y finalidad del juicio, emiten una bendición. Son ellos mismos, que han estado en silencio, pero en esta parte del acto, proclaman una sentida y profética bendición a Booz y en consecuencia a la mujer a la cual toma en matrimonio. Tal bendición esta asociada con la historia de Israel y de Judá.

El coro de sus palabras resuenan hasta nuestros tiempos y se inmortalizaron, tal como la relación de Booz y Rut. “…Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel...” (11). Misericordia y bendición, son dos de los actos soberanos que Dios siempre concede a los suyos. En el silencio y omnipresencia de su actuar, esta presente en todos los eventos de la historia de los suyos, a pesar de ser de los más insignificantes. Los ancianos, perciben esta gracia y revelación, en el matrimonio de Booz y Rut. Son ellos mismos, quienes proclaman la bendición.

Jehová es el que bendice. Su presencia, guía, gracia y respaldo son los indicadores a favor de la mujer. Rut, mujer extranjera, viuda y pobre, es el objeto de la bendición. Se le compara con las grandes mujeres de Israel. Raquel y Lea, fueron las esposas de Jacob de quienes le nacieron las 12 tribus de Israel. Se invoca que Dios la bendiga, según lo hizo con estas fructíferas mujeres de la historia del pueblo escogido. Lo que los ancianos y el pueblo expresan en su pública declaración, es que Rut, al igual que estas reconocidas mujeres, contribuya con su descendencia a edificar a Israel. Tal declaración es maravillosa y sorprendente. Ellos inspirados por el Espíritu Santo, son guiados a hacer esa confesión para la bendición y posteridad de la nación, de la simiente de esta mujer.

Es altamente significativo, como una mujer extranjera, es aceptada tan abiertamente por el pueblo de Belén, como parte de su pueblo y como portadora de una semilla, que por la gracia de Dios, traerá edificación y restauración a la nación. En este sentido, y por la información que poseemos posteriormente sobre su descendencia, lo que estamos presenciando es una profecía Mesiánica, sobre la venida del Hijo de Dios, para edificar definitiva y eficazmente la nación. Sabemos que de esta mujer, vino el rey David y Jesús.

Con relación a Booz, el coro reunido a la puerta de la ciudad, declara y pide que sea ilustre y de renombre en Belén. “…y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén” (11). Nos preguntamos, luego ¿Booz, no era un hombre ilustre y renombrado? ¿A qué se refieren con este buen deseo? ¿Quieren decir, que sea ilustre y renombrado, en sentido histórico? ¿Quizás, desean que sea parte de la historia espiritual de Israel?

 Recordemos que la bendición que están pronunciando, se relaciona con aspectos históricos, de posteridad, por lo tanto espirituales. Que de Booz y Rut, nazcan personajes ilustres, de renombre, para que edifiquen y restauren a Israel. Que el pequeño pueblo o aldea de Belén, quede en la historia, con la vida, historia y descendencia de ésta pareja.

El deseo para él no es solo de ser ilustre y de renombre, también, hay una clara referencia a una herencia poderosa y liberadora a partir de la descendencia de Rut. “Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa joven te d Jehová” (12).

La publica declaración o bendición, trae a la memoria de los asistentes, el caso de otra familia, cuyos orígenes de su casa fue el cumplimiento de la ley del levirato (Génesis 38). Hay una alusión directa al matrimonio por levirato. A su vez, se indica que su casa, o dinastía que nazca de la relación de pareja sea fuerte, duradera y conocida. En este sentido, podemos inferir que hay un clamor por liberación y restauración. El pueblo entero, pone en el fruto de la relación de esta pareja las esperanzas para la liberación y esperanza del pueblo. Al hacer alusión a estas familias fuertes y casas poderosas, están evocando que la gracia del Todopoderoso Dios, el sujeto de toda bendición, haga de ellos una dinastía, un reino fuerte, una señal de salvación definitiva para Israel y de perpetuidad para Belén.

El narrador nos indica que luego de esta bendición pública, casi sacerdotal, donde se declaran legal y públicamente casados, Booz la toma por esposa. “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo” (13). La bendición del pueblo, ha sido un acto profético. Dios capacitó a Rut para que tuviese un hijo, lo cual es indicio de la esperanza y consuelo para la pareja y la posteridad para Belén e Israel. Se comienzan a hacer real las intenciones y buenos deseos de los Betlehemitas, y a cumplir milagrosamente la profecía para Israel.

Aparece por segunda vez en el libro la acción directa de Jehová para incidir en el desarrollo de la historia. Sabemos, como lo hemos comentado, que Él ha estado presente en forma silenciosa durante todos los eventos y circunstancias descritos. No obstante, en esta oportunidad aparece como autor directo de la bendición a esta mujer. La primera vez que actúa de forma directa es cuando Noemí recibe la noticia de su visita para darles pan. Ahora cuando hace que Rut conciba un hijo de Booz. En este sentido, podemos decir, que los problemas y tragedias que afrontó Noemí y Rut son la natural y la familiar. La natural, es el hambre, la familiar es la perdida de sus hijos.

En el desarrollo del libro vemos como el Señor aparece directamente para solucionar o responder a estas dos grandes tragedias. En el capítulo uno, su presencia esta asociada con el pan, para responder a la tragedia del hambre. “…porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan” (1:6). En el capítulo cuatro, aparece para dar un hijo a Rut, respondiendo así a la segunda tragedia, la muerte de los hijos. “…y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo” (4:13).

Las tragedias natural y familiar, quedan de esta forma satisfechas por la acción soberana y directa del Todopoderoso Dios.

La bendición de la herencia para Rut esta asociada directamente con un hijo. Ya no tendrá que quedarse sola, viuda, ni sin hijos. Cuenta con Noemí, Booz y su hijo. Además, esta familiar, indica la esperanza de una redención definitiva para Israel. Tener familia es importante, en la medida que ese hijo cumple el propósito Redentor de Dios. Por lo menos así lo ven también las mujeres que se reúnen para celebrar el nacimiento del niño. “Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel” (14).

A la llegada de Noemí y Rut a Belén, las mujeres salen para cuestionar, asombrarse y confrontar a Noemí. Su presencia, fue dolorosa y su canción perturbadora. Al final de la historia aparecen nuevamente las mujeres para magnificar a Dios y reconocer su bondad y su herencia eterna por medio del hijo.

Ancianos, pueblo y mujeres en un coro, reconocen que éste niño es la esperanza para Israel.

Celebran no la alegría de ellas como mujeres, si no la gracia del Señor para con Israel. Su canción mesiánica, indica la salvación y restauración de todas las cosas por medio de la descendencia de Booz y Rut. La canción es admirable y consoladora. Hay esperanza para Israel. Los confines de la tierra sabrán de lo que ha acontecido. Dios traerá restauración definitiva, completa y eterna para su pueblo escogido.

 

DIOS DA PROSPERIDAD ETERNA

 

Luego de considerar el renombre eterno del que son objeto por el matrimonio de Booz y Rut, y de su herencia eterna, consideraremos la prosperidad eterna con la cual son recreados. Todo esto indica que las cosas que han sucedido, han sido gloriosamente dirigidas hasta su final feliz. Nadie puede dudar que la mano del Señor haya permitido toda esta historia. Los habitantes del pueblo, la pareja misma, las mujeres, reconocen que es la abundante bendición salvífica de Dios la que esta ante sus ojos. La posteridad y prosperidad de ellos, se presenta a continuación, como respuesta y cumplimiento al deseo expresado por los hombres de la ciudad. Su voz profética y sacerdotal, ha tenido eco ante sus propios ojos y los de las generaciones posteriores.

Noemí, recibe al niño como su fuera propio y las vecinas se solidarizan con ella, poniéndole nombre. “Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed…” (16-17). Ha nacido un siervo para la casa de Israel. Las vecinas son las que primero lo visitan y se gozan en su nacimiento. Ellas están felices, reconociendo que este hijo no le pertenece a Rut si no a toda Belén. Algo especial, hay en él que todas las mujeres están tan felices rodeando a estas afortunadas mujeres.

Respecto a la prosperidad eterna, tenemos que referirnos a lo que el autor de la historia nos informa. Esto es, la descendencia que se establece de Obed hijo de Booz y Rut. “…Este es padre de Isaí, padre de David” (17). Se nos informa que de esta familia, en su tercera generación nació David. La importancia de este fruto del vientre de Rut es trascendentalmente importante por que nace David. Este rey fue uno de los más renombrados en Israel. De él nace posteriormente, Jesús el hijo de Dios. Por consiguiente, todas las expresiones de los coros de hombres y mujeres al lado de esta pareja, se cumplen.

El autor nos presenta, la línea genealógica de donde viene el renombrado e ilustre rey de Israel; David. Tanto David como Jesús nacen en Belén. Esto no es una coincidencia, es la soberanía del Señor dirigiendo todas las cosas y circunstancias para sus planes eternos. En este sentido, la casa y familia de Booz es bendecida grandemente. La salvación y redención viene de su simiente. No era ociosamente que estaban sonando estas bendiciones. Era la voz inspirada de Dios, la que ponía estas palabras en sus labios, para anunciar la venida del Mesías. El reinado de David es un reino firme, duradero y eterno, como se pidió para sus antecesores. Su gobierno no tiene límites y su justicia y señorío son sempiternos.

La base de la prosperidad, no lo es el hijo de Booz y Rut, si no los grandes hombres que vienen tras él, incluido Jesús. Así lo demuestra la genealogía al final del libro. “Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David” (18-22). De esta forma el libro se cierra con el nombre de David.

Hay esperanza para Israel. David es el signo de ello. De esta forma, la historia se cierra temporalmente, con la última nota resonando en nuestros oídos: David. Es de él que viene el Mesías. Su reinado será guiado por el Señor. Es la más fuerte dinastía de Israel, de donde se espera el verdadero y perfecto rey espiritual. La prosperidad para la casa de Israel, queda sellada con este nombre histórico e inmortal, el rey David. Tanto así, que los nombres de todos los miembros de esta nueva familia, son incluidos en la genealogía del evangelio de Mateo, para presentar el nacimiento de Jesús. “Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David…” (Mateo 1:5-6).

A lo largo del Antiguo Testamento, los profetas inspirados por el Espíritu Santo, profetizaron sobre la descendencia del rey David, asociándola directamente con la salvación traída por Cristo Jesús el Mesías. Miremos algunas de las profecías al respecto.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” (Jeremias 23:5-6). La relación de David y Jesucristo, esta referida a su reinado y las características del mismo. Toda la tierra recibirá las bendiciones de su gobierno.

Posteriormente, el mismo profeta, relaciona a Jesús y David con la salvación. Su advenimiento esperado, esta mediado por la redención para Israel, su pueblo escogido. “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra” (Jeremias 33:15-16).

Su justicia, salvación y redención para Judá e Israel, es incomparable. Las bendiciones para esta nación esta por venir, de la simiente o linaje de David. Su casa será establecida y su gobierno será eterno.

Ezequiel y Amós anuncian su venida asociándola con su pastoreo. Lo maravilloso de su cuidado pastoral para sus seguidores es enaltecido en la profecía, lo cual indica su bendición a su llegada. También, implica restauración, edificación y levantamiento, según se pide para la descendencia de Booz y Rut, antecesores de David y del Mesías. “levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor” (Ezequiel 34:23). “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado” (Amos 9:11). Por tanto, los anuncios públicos de hombres y mujeres en Belén respecto a la nueva pareja, no son simplemente buenos deseos. Están asociados con la gracia redentora por la venida del Salvador. Su venida es signo de vida, esperanza, edificación y gracia.

Por su parte el profeta Zacarías, relaciona a David y a Jesús en términos de justicia y protección. Él verdadero David, será salvador de las injusticias. Su actuar se relaciona decididamente a favor de los débiles y desprotegidos, de los cuales Noemí y Rut eran unos de ellos. “En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos” (Zacarías12:8). El Señor es quien esta cercano a los pobres, viudas, huérfanos, extranjeros, como lo eran estas mujeres. Su gracia bondadosa es salvación de las injusticias del pecado y proveedora de protección y seguridad eterna.

Posteriormente, en el Nuevo Testamento, se evidencia el cumplimiento de estas profecías, incluido el coro de los hombres y las mujeres de Belén. Mientras los hombres y ancianos hacen su aparición al momento de la legalización del matrimonio para expresar estas palabras proféticas, las mujeres responden de igual forma, al momento del nacimiento del niño. Igual sucedió cuando nació Jesús en Belén de Judea. “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:32-33).

El coro ya no es de anuncio, si no de cumplimiento de las profecías respecto a Él.

Así lo entendieron algunos de los habitantes de Israel, durante el ministerio público de Jesús. Al igual que en la historia de Rut, muchas personas, por la gracia de Dios, vieron en Jesús el cumplimiento inequívoco de las palabras del Antiguo Testamento. “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Mateo 9:27). Su relación con el rey David es manifiesta y admirable. Es asociado su actuar a la salvación, la misericordia y la vida abundante, según se había anunciado. También, lo es en términos de defensa del pobre, enfermo, necesitado, como los enfermos y excluidos de la sociedad religiosa del momento, tal como Rut en su época.

Las multitudes llenas del Espíritu Santo, proclaman un extraordinario coro, similar al que se oyó en Belén, en los días de Booz y Rut. Este coro público relaciona a Jesús con David y proclama su misión salvífica para las naciones y pueblos. “Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mateo 21:9).

Desde esta perspectiva, la prosperidad y cumplimiento de las palabras dadas a Booz por los hombres de la ciudad y a Noemí y Rut por las mujeres de Belén, resuenan nuevamente anunciando su cumplimiento definitivo y pleno. En esta ocasión con el sacrificio del cordero de Dios para la salvación.

Su extraordinaria misión, resuena en la predicación apostólica y llega hasta nuestros días. “que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” (Romanos 1:2-3).

 En la iglesia de los hechos se contó reiteradas veces, como centro del mensaje del evangelio, la relación inseparable de David y Cristo. En este sentido, afirmamos nuevamente, como los anuncios y buenos deseos de los pobladores de Belén, para Booz y Rut, tienen un sentido espiritual, inmortal e histórico para la salvación de los elegidos.

De esta forma, reconocemos que en el capítulo cuatro del libro de Rut se hace referencia a eventos históricos y espirituales de especial trascendencia. La salvación completa y eterna es anunciada. Se comienza a hacer evidente y concreta por la aceptación de Booz de redimir a Rut junto a sus pertenencias. Luego por el nacimiento del niño, el cual es indicador de vida, fertilidad, esperanza y posteridad. Por tanto, afirmamos que el renombre, herencia y prosperidad eterna de Dios para ellos, es un claro indicador de salvación.

La claridad con la cual este libro presenta elementos históricos, familiares, teológicos y bíblicos relacionados con la salvación, es admirable. No es casualidad, como algunos lo han advertido, que estas narraciones de esperanza y redención, se incluyan en la Escritura y antecedan al Mesías. Podemos afirmar que se trata del camino preparatorio para la venida del Salvador, el cual indudablemente esta asociado con los humildes y pecadores. En consecuencia, es posible leerlo en perspectiva teológica. Considerando en cada línea la obra de redención. Por tanto, el evangelio. Quizás esta es una de las razones por las cuales, este libro es leído en una de las fiestas de los Judíos, la del Pentecostés en la época de la cosecha. Su valor histórico, teológico y su mensaje de redención le dan la importancia para tal fin. No podemos en tal sentido, desconocer estos propósitos cuando hacemos su lectura.

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