Los
ángeles ni se casan ni se reproducen según su género, sino que Jehová los creó
individualmente a través de su Hijo primogénito, “el principio de la creación
por Dios”. (Mt 22:30; Apoc 3:14.) “Por medio de
él [este Hijo primogénito, la Palabra] todas las otras cosas fueron creadas en
los cielos [...], las cosas invisibles [...]. También, él es antes de todas las
otras cosas y por medio de él se hizo que todas las otras cosas existieran.” (Col 1:15-17; Jn 1:1-3.) Se creó a los ángeles mucho
antes que al hombre, ya que al ‘fundar la tierra’, “las estrellas de la mañana
gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en
aplauso”. (Job 38:4-7.)
En
cuanto a la cantidad de huestes angelicales que hay en el cielo, Daniel dice
que vio “mil millares que seguían ministrándole [a Dios], y diez mil veces diez
mil que seguían de pie directamente delante de él”. (Da
7:10; Heb 12:22; Jud 14.)
Orden
y posición. Como en el caso de la creación visible, también en la región
invisible hay orden y posición entre los ángeles. El ángel principal, tanto en
poder como en autoridad, es Miguel, el arcángel. (Da
10:13, 21; 12:1; Jud 9; Apoc 12:7) Debido a su preeminencia y por ser
“el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo [de
Dios]”, se cree que es el ángel que condujo a Israel por el desierto. (Éx 23:20-23.) Los serafines disfrutan de una posición
muy elevada entre los ángeles debido a sus privilegios y honra. (Isa 6:2, 6) Sin embargo, las Escrituras mencionan con
más frecuencia (unas noventa veces) a los querubines, y lo que se dice sobre
sus obligaciones y responsabilidades pone de manifiesto que también ostentan
una posición especial entre los ángeles. (Gé 3:24)Luego
está la gran cantidad de mensajeros angélicos que sirven como medio de
comunicación entre Dios y el hombre, si bien, no se limitan sencillamente a
transmitir mensajes, sino que, como agentes y comisarios del Dios Altísimo, son
responsables de ejecutar el propósito divino, sea este proteger y liberar al
pueblo de Dios o destruir a los inicuos. (Gé 19:1-26.)
No
son fuerzas impersonales. Algunas personas opinan que los ángeles no son
personas concretas, sino, más bien, fuerzas impersonales enviadas para realizar
la voluntad de Dios; sin embargo, no es eso lo que enseña la Biblia. El tener
un nombre personal implica individualidad, y el que en la Biblia se suministren
dos nombres de ángeles, Miguel y Gabriel, apoya esta conclusión. (Da 12:1; Lu 1:26.) El que no se mencionaran más
nombres fue una protección para que no se les rindiera honra y adoración
indebidamente. Jehová envió a los ángeles como agentes para que actuaran en el
nombre de Él, no en el suyo propio. Por esa razón, cuando Jacob le preguntó su
nombre a un ángel, él rehusó dárselo (Gé 32:29);
cuando Josué le pidió a un ángel que se identificara, este solo le contestó que
era un “príncipe del ejército de Jehová” (Jos 5:14),
y cuando los padres de Sansón le preguntaron al ángel su nombre, tampoco se lo
reveló, sino que dijo: “¿Precisamente por qué debes preguntar acerca de mi
nombre, cuando es nombre maravilloso?”. (Jue 13:17, 18.)
El apóstol Juan hasta trató de adorar a un ángel, pero se le reprendió dos
veces: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! [...] Adora a Dios”. (Apoc 19:10; 22:8, 9.)
Como
seres inteligentes, los ángeles pueden comunicarse unos con otros (1Co 13:1), hablar diversos idiomas humanos (Nú 22:32-35; Da 4:23; Hch 10:3-7) y glorificar y
alabar a Jehová. (Sl 148:2; Lu 2:13.) Los
ángeles son asexuales porque fueron creados así, no porque sean fuerzas
impersonales. Sin embargo, por lo general se les representa como varones, y al
materializarse, siempre adoptaron forma humana masculina, ya que de Dios y de
su Hijo siempre se habla también en masculino. Cuando en los días de Noé
ciertos ángeles materializados se entregaron a los placeres del sexo, Jehová
los expulsó de sus cortes celestiales. Con ese proceder demostraron su
individualidad. Al igual que la humanidad, los ángeles son criaturas con libre
albedrío, es decir, con la facultad de hacer una elección personal entre lo
correcto y lo incorrecto. (Gé 6:2, 4; 2Pe 2:4.)
El registro bíblico muestra que hordas de ángeles escogieron voluntariamente
unirse a Satanás en su rebelión. (Apoc 12:7-9; Mt 25:41.)
Facultades
y privilegios. Puesto que Dios creó al hombre “un poco inferior a los ángeles”
(Heb 2:7), se entiende que estos tienen una
capacidad mental mayor que la del hombre, y que también son sobrehumanos en
poder. “Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan
a cabo su palabra.” Su conocimiento y poder se manifestaron cuando dos ángeles
provocaron la destrucción ardiente de Sodoma y Gomorra y en el caso en que un
solo ángel mató a 185.000 soldados del ejército asirio. (Sl 103:20; Gé 19:13, 24; 2Re 19:35.)
Los
ángeles también pueden desplazarse a grandes velocidades, velocidades muy
superiores a las conocidas en el mundo físico. Por ejemplo, una de las veces en
que Daniel estuvo orando, Dios envió a un ángel para contestar su oración, y
este llegó a los pocos instantes, aun antes de que concluyera la oración. (Da 9:20-23.)
No
obstante, a pesar de su superioridad en capacidad mental y poderes
espirituales, los ángeles también tienen ciertas limitaciones. Jesús dijo que
no sabían el “día y hora” en que este sistema de cosas sería barrido. (Mt 24:36.) Aunque se interesan profundamente en el
desarrollo de los propósitos de Jehová, hay algunas cosas que no alcanzan a
comprender. (1Pe 1:12.) Se regocijan por el
arrepentimiento de un pecador y observan el “espectáculo teatral” de los
cristianos aquí en la escena del mundo. También observan el ejemplo apropiado
que ponen las mujeres cristianas que usan una señal de autoridad sobre su
cabeza. (Lu 15:10; 1Co 4:9; 11:10)
Como
ministros de Jehová, han disfrutado de muchos privilegios desde tiempos
inmemoriales. Hubo ángeles que ministraron a favor de Abrahán, Jacob, Moisés,
Josué, Isaías, Daniel, Zacarías, Pedro, Pablo y Juan, por mencionar solo unos
cuantos. (Gé 22:11; 31:11; Jos 5:14, 15; Isa 6:6, 7; Da
6:22; Zac 1:9; Hch 5:19, 20; 7:35; 12:7, 8; 27:23, 24; Apoc 1:1.) Sus
mensajes forman parte del contenido de la Biblia. En Revelación se menciona a
los ángeles muchas más veces que en cualquier otro libro bíblico. Por ejemplo:
se habla de que hay innumerables ángeles alrededor del gran trono de Jehová;
siete tocan las siete trompetas, mientras que otros siete derraman los siete
tazones de la cólera de Dios; un ángel que vuela en medio del cielo tiene
“buenas nuevas eternas” y otro proclama que “Babilonia la Grande ha caído”. (Apoc 5:11; 7:11; 8:6; 14:6, 8; 16:1.)
Respaldan
la obra de Cristo y sus seguidores. Los santos ángeles de Dios siguieron con
sumo interés la vida terrestre de Jesús de principio a fin. Anunciaron su
concepción y nacimiento, y le ministraron después de su ayuno de cuarenta días.
Un ángel lo fortaleció mientras oraba en Getsemaní en su última noche como ser
humano. Cuando la muchedumbre se le acercó para arrestarle, de haberlo querido,
hubiera tenido nada menos que doce legiones de ángeles a sus órdenes. Además,
anunciaron su resurrección y también presenciaron su ascensión al cielo. (Mt 4:11; 26:53; 28:5-7; Lu 1:30, 31; 2:10, 11; 22:43; Hch
1:10, 11.)
Desde
entonces en adelante, los mensajeros espíritus de Dios han continuado
ministrando a Sus siervos en la Tierra, tal como Jesús prometió: “No desprecien
a uno de estos pequeños; porque les digo que sus ángeles en el cielo siempre
contemplan el rostro de mi Padre”. (Mt 18:10.)
“¿No son todos ellos espíritus para servicio público, enviados para servir a
favor de los que van a heredar la salvación?” (Heb 1:14.)
Es cierto que estos poderosos mensajeros angélicos ya no se muestran
visiblemente para intervenir a favor de los siervos terrestres de Jehová, como
lo hicieron cuando pusieron en libertad a los apóstoles de la prisión; no
obstante, a los siervos de Dios se les garantiza que el ejército de criaturas
invisibles protectoras, siempre presente, es tan real como las fuerzas
angelicales que rodearon al profeta Eliseo y a su servidor. “Porque él dará a
sus propios ángeles un mandato acerca de ti, para que te guarden en todos tus
caminos.” En efecto: “El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los
que le temen, y los libra”. (Sl 91:11; 34:7; Hch 5:19;
2Re 6:15-17.)
También
se hace mención de los ángeles que acompañan a Jesucristo cuando él se sienta a
juzgar y se efectúa la separación del “trigo” y la “mala hierba” y la de las
“ovejas” y las “cabras”. De igual manera, los ángeles se unen a Miguel en su
guerra contra el dragón y sus fuerzas demoniacas al tiempo en que es dado a luz
el reino de Dios en los cielos. Además, lucharán al lado del Rey de reyes
cuando se inicie la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso. (Mt 13:41; 25:31-33; Apoc 12:7-10; 19:14-16.)
¡Maranatha!
¡Maranatha!
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