Jeremías 23:29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová,
y como martillo que quebranta la piedra?
Colosenses 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia
en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales
2 Timoteo 3; 16-17
16 Toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Hebreos 4; 12
Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón.
Continuación:
4.
Nos beneficiamos de la Palabra cuando aprendemos por medio de ella la verdadera
naturaleza de las buenas obras. Esto es algo sobre lo cual los no
regenerados están en completa ignorancia. A juzgar por lo meramente externo,
evaluando las cosas sólo por los stándards humanos, son completamente
incompetentes para determinar qué obras son buenas en la estima de Dios y
cuáles no. Los tales suponen que lo que el hombre considera buenas obras, Dios
lo aprueba también, y por ello permanecen en oscuridad total porque su
entendimiento está cegado por el pecado, hasta que el Espíritu Santo los
vivifica para nueva vida, sacándolos de la oscuridad a la maravillosa luz de
Dios. Entonces ven que sólo son buenas obras las que son hechas en obediencia a
la voluntad de Dios (Romanos 6:16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para
muerte, o sea de la obediencia para justicia? ), basadas en un principio de amor a Él
(Hebreos 10:24 Y
considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras),
en el nombre de Cristo (Colosenses 3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo
todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.),
y para la gloria de Dios por El (1ª
Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o
hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.). La verdadera naturaleza de las «buenas obras»
fue ejemplificada perfectamente por el Señor Jesús. Todo lo que hizo, lo hizo
en obediencia a su Padre. «Porque ni aun Cristo se
agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te
vituperaban, cayeron sobre mí.» (Romanos
15:3), sino que en todo momento estuvo haciendo la voluntad de Aquel que
le había enviado (Juan 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió.).
Podía decir: «Porque yo hago siempre lo que le agrada» (Juan 8:29 Porque el que me envió,
conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le
agrada.). No hubo límites en la
sujeción de Cristo a la voluntad del Padre: Cristo se hizo «y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.» (Filipenses 2:8). Así que todo lo que hizo procedió
del amor del Padre y del amor a su -prójimo. El amor es el cumplimiento de la
Ley; sin amor, el cumplimiento de la Ley no es nada sino sujeción servil, y
esto no puede ser aceptable a Aquel que es amor. La prueba de que toda la
obediencia de Cristo procedió del amor se encuentra en sus palabras: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está
en medio de mi corazón» (Salmo 40:8).
De modo que todo lo que Cristo hizo tenía como propósito la gloria del Padre: «Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo:
Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. » (Juan 12:28) revela el propósito que tenía delante
constantemente.
5. Nos beneficiamos de
la Palabra cuando nos enseña la verdadera fuente de nuestras buenas obras.
El hombre no regenerado es capaz de ejecutar obras que en un sentido civil y
natural, aunque no en el sentido espiritual, son buenas. Pueden hacer cosas
que, externamente, en cuanto a su materia y sustancia, son buenas, tales como
la lectura de la Biblia, el ayudar al ministerio de la Palabra, dar limosna al
pobre; sin embargo, el móvil
principal de estas acciones, su falta de piedad, las hace harapos a la vista del
Dios Trino. El hombre no regenerado no tiene poder para ejecutar obras
en un sentido espiritual, y por tanto, está escrito: «Todos
se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno» (Romanos 3:12). No, no
pueden: no están «Por cuanto los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden; » (Romanos 8:7). Por tanto,
incluso «Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y
pensamiento de impíos, son pecado.» (Proverbios
21:4). Ni son los creyentes capaces de pensar un buen pensamiento o
ejecutar una buena obra por sí mismos (2ª Corintios
3:5 no que seamos competentes por nosotros
mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios,): es Dios que obra en ellos «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como
el hacer, por su buena voluntad. » (Filipenses
2:13). «¿Podrá mudar el etíope su piel o el
leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando
habituados a hacer el mal?» (Jeremías 13:23).
Los hombres no pueden esperar uvas de los abrojos o higos de los cardos, ni
tampoco buen fruto, o sea, buenas obras del hombre no regenerado. Hemos de ser
creados primero en Jesucristo (Efesios 2: 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.), tener el Espíritu Santo
dentro de nosotros (Gálatas 4:6Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! ), y su gracia implantada en nuestro
corazón (Efesios 4:7Pero
a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de
Cristo. ; 1ª Corintios 15: 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.),
antes de tener ninguna capacidad para hacer buenas obras. Incluso entonces no
podemos hacer nada aparte de Cristo (Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer). Con frecuencia deseamos hacer lo bueno; con todo, no sabemos
cómo hacerlo (Romanos 7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien;
porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.). Esto nos hace
poner de rodillas pidiendo a Dios que nos haga «perfectos en toda buena obra»,
obrando en nosotros «lo que es agradable a la vista, por medio de Jesucristo» (Hebreos 13:21 os haga
aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros
lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén). De este modo somos vaciados de nuestra
autosuficiencia, y comprendemos que todas nuestras fuentes se hallan en Dios (Salmo 87:7 Y cantores y
tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes están en ti.); y con ello
descubrimos que podemos hacer todas las cosas por medio de Cristo que nos
fortalece (Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.).
6. Nos beneficiamos de
la Palabra cuando nos enseña la gran importancia de las buenas obras.
Condensándolo todo lo posible: «las buenas obras» son de gran importancia
porque por ellas glorificamos a Dios (Mateo 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos ),
por medio de ellas cerramos la boca de aquellos que hablan contra nosotros (1ª Pedro 2:12 manteniendo
buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación,
al considerar vuestras buenas obras ), por medio de ellas damos evidencia
de la autenticidad de nuestra profesión de fe (Santiago
2:13-17 Porque juicio sin misericordia se hará
con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el
juicio. 14 Hermanos míos, ¿de qué
aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? 15 Y si un hermano o una
hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz,
calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así
también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. ). Es en extremo conveniente que «en
todo adornemos la doctrina de Dios nuestro Salvador» (Tito
2:10 no defraudando, sino mostrándose fieles en
todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.).
Nada
da más honor a Cristo que el que los que llevan su nombre sean hallados viviendo
constantemente a semejanza de Cristo y en su espíritu, por medio de su ayuda.
No sin razón el mismo Espíritu, que hizo que el apóstol pusiera un prefacio
concerniente a la venida de Cristo al mundo para salvar a los pecadores con
«Palabra fiel y digna», etc., le dictó: «Palabra fiel es ésta, y en estas
cosas... para que los que han creído a Dios procuren ocuparse de buenas obras»
(Tito 3;8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas
con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.
Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.). En realidad espera
incluso que seamos «celosos de buenas obras» (Tito
2:14 quien se dio a sí mismo por nosotros para
redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras.).
7. Nos beneficiamos de
la Palabra cuando nos enseña el verdadero alcance de las buenas obras.
Este es tan extenso que incluye el cumplimiento de nuestros deberes en toda
relación en que Dios nos ha colocado. Es interesante e instructivo notar la
primera «buena obra» (así descrita) en la Sagrada Escritura, a saber, el que
María de Betania ungiera al Salvador (Mateo 26: 10
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a
esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra). Indiferente a la
censura o a la alabanza de los demás, con los ojos sólo en el «mayor entre diez
mil», María derramó sobre el Maestro su precioso perfume. Otra mujer, Dorcas (Hechos 9:36 Había entonces
en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta
abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. ), se menciona también como «llena de
buena obras ». Después de la adoración viene el servicio glorificando a Dios
entre los hombres y beneficiando a otros. «Para que andéis como es digno del
Señor agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra» (Colosenses 1: 10 para que
andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda
buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;). El criar a los
niños el hospedar extraños, el lavar los pies a los san tos (ministrar para el
confort físico), el socorrer a los afligidos (1.Timoteo
5: 10 que tenga testimonio de buenas obras; si
ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los
santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.), es calificado como buenas obras. A menos que
nuestra lectura y estudio de las Escrituras nos haga mejores soldados de
Jesucristo, mejores ciudadanos del país en el cual vivimos, mejores miembros de
nuestros hogares terrenales (más amables, cariñosos generosos), «plenamente
dispuestos para toda buena obra», esta lectura nos ha aprovechado muy poco o
nada.
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