Romanos 1; 18-23
18
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
19
porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó.
20
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de
las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido.
22
Profesando ser sabios, se hicieron necios,
23 y
cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
(Estos versículos en adelante, marcaron
un antes y un después en mi vida, aquel día 14 enero de 1984 tras escuchar por
la radio una emisora, La Voz de Salvación, que estaba predicando sobre la
condición de todos los seres humanos delante de Dios, y cómo por el pecado estábamos
muertos, recayendo sobre nosotros la Ira de Dios. Después hablaba sobre Jesucristo,
un Cristo que no había conocido en todos mis años de vida religiosa bajo las
enseñanzas de la orden de los Paules de la iglesia romanista).
En el pasaje anterior Pablo estaba pensando en la relación con Dios en
que el hombre puede entrar mediante una fe que es absoluta confianza y entrega.
En contraste con esa relación pone ahora la ira de Dios en la que se incurre
cuando se es deliberadamente ciego a Dios y se adoran los propios pensamientos
e ídolos en vez de a Él.
Esto es difícil y nos exige pensar en serio,
porque aquí nos encontramos con la concepción de la ira de Dios, una frase
alarmante y aterradora. ¿Qué quiere decir? ¿Qué tenía Pablo en la mente cuando
la usaba? Porque la ira de
Dios se revela - El apóstol ahora ha terminado su prefacio, y llega al gran
tema de la epístola; a saber, mostrar la necesidad absoluta del Evangelio de
Cristo, a causa de la corrupción universal de la humanidad; que fue tan grande
como para incendiar la justicia de Dios, y llamar en voz alta al castigo del
mundo
1. Muestra que todas las naciones paganas
estaban completamente corruptas y merecían este castigo amenazado. Y este es el
tema del primer capítulo, desde Rom_1:18 hasta el final (Rom_1:18-32).
2. Muestra que los judíos, a pesar de la
grandeza de sus privilegios, no eran mejores que los gentiles; y por tanto la
ira de Dios se manifestó contra ellos también. Este tema lo trata en Romanos
2:1-29 y Romanos 3:1-19.
3. Vuelve, por así decirlo, sobre ambos,
Rom_3:20-31, y prueba que, siendo judíos y gentiles igualmente corruptos, no
podían ser salvos por las obras de ninguna ley; que estaban igualmente en
necesidad de esa salvación que Dios había provisto; que ambos tenían el mismo
derecho a esa salvación, porque Dios era el Dios de los gentiles así como de
los judíos.
Por οργη θεου, la ira de Dios, no debemos
entender ninguna pasión inquieta en el Ser Divino; sino el desagrado de su
justicia, que se expresa en los castigos infligidos a los impíos, los que no
retienen a Dios en su conocimiento; y los injustos, aquellos cuya vida es
derrochadora.
Así como en el Evangelio se revela la justicia
de Dios para la salvación de los impíos, así se revela la ira de Dios contra
los obradores de iniquidad. Aquellos que rehúsan ser salvos en la forma
revelada por su misericordia deben ser consumidos en la forma revelada por su
justicia.
Los que retienen la verdad con injusticia -
¿En qué sentido podría decirse que los paganos retuvieron la verdad con
injusticia, cuando en realidad no tenían esa verdad? Algunos piensan que esto
se refiere a la conducta de sus mejores filósofos, como Sócrates, Platón,
Séneca, etc., quienes sabían mucho más de la naturaleza divina de lo que creían
seguro o prudente descubrir; y quienes obraron en muchas cosas contrarias a la
luz que disfrutaban. Otros piensan que esto se refiere a los gentiles en
general, quienes sabían, o podrían haber sabido, mucho de Dios por las obras de
la creación, como lo insinúa el apóstol en los siguientes versículos. Pero
Rosenmuller y algunos otros sostienen que la palabra κατεχειν aquí no significa
sujetar, sino obstaculizar; y que el lugar debe ser trasladado, los que con
malicia impiden la verdad; es decir, impedir que se apodere de sus corazones y
gobierne su conducta. Ésta es ciertamente una acepción muy habitual del verbo
κατεχειν, que Hesiquio interpreta κρατειν, κωλυειν, συνεχειν, retener,
estorbar, etc.; estos hombres impidiendo, por su conducta viciosa, que la
verdad de Dios se propague en la tierra.
En las partes más antiguas del Antiguo
Testamento la ira de Dios se relaciona especialmente con la idea del pueblo del
pacto. El pueblo de Israel estaba en una relación especial con Dios, Que le
había escogido y ofrecido una relación especial que se obtendría y mantendría
siempre que guardara la Ley (Éxodo 24:3-8 3 Y Moisés
vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo
el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha
dicho. 4 Y Moisés escribió todas las
palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte,
y doce columnas, según las doce tribus de Israel. 5 Y
envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y
becerros como sacrificios de paz a Jehová. 6 Y
Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra
mitad de la sangre sobre el altar. 7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos
del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
8
Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí
la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas. ).
Eso quería decir dos cosas:
(a) Quería decir que, dentro de la nación,
cualquier desobediencia a la Ley provocaba la ira de Dios, porque quebrantaba
la relación con El. Números 16 nos habla de la rebelión de Coré, Datán y
Abiram, y que al final Moisés le dijo a Aarón que hiciera expiación por el
pecado del pueblo, «porque el furor ha salido de la presencia del Señor» (Números_16:46 Y dijo
Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon
incienso, y vé pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el
furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.).
Cuando los israelitas se desviaron para dar culto a Baal, "el furor del
Señor se encendió contra Israel» (Números_25:3 Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se
encendió contra Israel.).
(b) Además, como la nación de Israel estaba en
una relación exclusiva con Dios, cualquier otra nación que la tratara con
crueldad o injusticia incurría en la ira de Dios. Babilonia había maltratado a
Israel, y «por la ira del Señor no será habitada» (Jeremías_50:13
Gritad contra ella en derredor; se rindió; han
caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová.
Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo. ).
En los profetas aparece la idea de la ira de
Dios, pero con un nuevo hincapié. El pensamiento religioso judío a partir de
los profetas estaba dominado por la idea de las dos edades, la presente y la
por venir: la presente es esencialmente mala, y la edad dorada por venir será
esencialmente buena. Entre ambas estará el Día del Señor, que será un día
terrible de juicio y retribución en el que el mundo será sacudido, los
pecadores destruidos y el universo rehecho antes de que venga el Reino de Dios.
Será entonces cuando entre en acción la ira del Señor de una manera aterradora.
"He aquí el Día del Señor viene, terrible, y de indignación y ardor de
ira, para convertir la Tierra en soledad» (Isaías_13:9 Mirad que el día de Yahvéh llega implacable, con enojo y
ardor de ira, para hacer de la tierra un desierto y exterminar de ella a los
pecadores.). «Por la ira de Yahvéh Sebaot se enciende el país, el pueblo es como
alimento de fuego. Nadie tiene piedad de su hermano» (Isaías_9:19 ). "Su
plata tirarán en las calles, y su oro de estiércol servirá. Su plata y su oro
no podrán salvarlos en el día de la ira de Yahvéh. No saciarán su apetito ni
llenarán su vientre, porque fueron ocasión de su pecado.» (Ezequiel_7:19
). Dios derramará sobre las naciones su enojo, todo el ardor de su ira; por el
fuego de su celo será consumida toda la Tierra (Sofonías_3:8
Por eso, esperadme - oráculo de Yahvéh -el día
en que me levante para dar testimonio, pues he decidido reunir a las naciones,
congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi cólera, todo el ardor de
mi ira: por el fuego de mi celo será devorada toda la tierra. ).
Pero los profetas no consideraban que la ira
de Dios se posponía hasta ese terrible Día del Juicio. La veían constantemente
en acción. Cuando Israel se alejaba de Dios, cuando era rebelde e infiel, la
ira de Dios operaba en su contra y le envolvía en ruina, desastre, cautividad y
derrota.
Para los profetas, la ira de Dios estaba
obrando continuamente, aunque alcanzaría su clímax de terror y destrucción en
el Día del Señor.
Un investigador moderno lo expresa de la
siguiente manera: Porque Dios es Dios, y es esencialmente santo, no puede
tolerar el pecado, y la ira de Dios es su «reacción aniquiladora» contra el
pecado.
Esto nos es difícil de entender y de aceptar.
Es de hecho la clase de religión que identificamos con el Antiguo Testamento
más que con el Nuevo. Hasta Lutero lo encontraba difícil, y hablaba del amor
como la obra característica de Dios, y de la ira como la extraña acción de
Dios. Para la mentalidad cristiana es una cosa sorprendente.
Vamos a tratar de ver cómo lo entendía Pablo.
C. H. Dodd escribió con mucha profundidad y sabiduría sobre este tema. Pablo
habla a menudo de la idea de la ira; pero no dice nunca que Dios esté airado.
Habla del amor de Dios, y dice que Dios ama; habla de la gracia de Dios, y de
Dios actuando por gracia; habla de la fidelidad de Dios, y de que Dios es fiel
con su pueblo... Pero, aunque nos parezca extraño, habla de la ira de Dios,
pero no dice nunca que Dios esté airado o se aíre, expresión que sí encontramos
en el Antiguo Testamento; así es que hay una diferencia entre el amor y la ira
de Dios.
Además, Pablo habla de la ira de Dios
solamente tres veces: aquí, en Efesios_5:6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas
viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. y en Colosenses
_3:6 cosas por las cuales la ira de Dios viene
sobre los hijos de desobediencia,. Habla a menudo de la ira, sin decir
que es la ira de Dios, como si debiera escribirse con mayúscula -La Ira-, y
fuera una clase de fuerza impersonal que actúa en el mundo. La traducción
literal de Rom_3:5
es: «.. . Dios, que trae sobre los
hombres la Ira» (R-V: «que da castigo»). En Rom_5:9 habla de ser salvos de la Ira. En
Rom_12:19 avisa a los humanos que no se
venguen, sino que dejen a los malhechores para la Ira (R-V añade "de
Dios»). En Rom_13:5 habla de la Ira como
una razón de peso para hacer a los hombres obedientes a las leyes (R-V "el
castigo»). En Rom_4:15 dice que la Ley
produce Ira. Y en 1Tesalonicenses_1:10
dice que Jesús nos ha librado de la Ira venidera. Ahora bien, aquí hay
algo muy importante: Pablo habla, sí, de la Ira, pero nos dice que Jesús nos
salva de esa misma Ira.
Volvamos
a los profetas. Muy a
menudo su mensaje equivale a: «Si no obedecéis a Dios, su ira os acarreará
ruina y desastre.» Ezequiel lo dice de una manera lapidaria: "He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre,
así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. » (Ezeq 18:4). Hay un orden moral en este mundo, y el
que lo quebranta tiene que sufrir más tarde o más temprano. Eso es exactamente
lo que dijo el gran historiador J. A. Froude: " Hay una lección, una sola, que podemos decir que la Historia repite con
claridad; y es que el mundo está basado en un fundamento moral, y que, a la
larga, les va bien a los buenos y, a la larga, les irá mal a los malvados.»
La esencia del mensaje de los profetas Hebreos es que hay un orden moral en el
mundo. La conclusión es clara: Ese orden social es la operación de la ira de
Dios. Dios ha hecho este mundo de tal manera que, si quebrantamos sus leyes,
sufrimos las consecuencias. Ahora bien: si estuviéramos solamente a merced de
ese inexorable orden moral, no podríamos esperar más que muerte y destrucción.
El mundo está hecho de tal manera que el alma que peque tendrá que morir -si no
hay más que ese orden moral. Pero en
este dilema de la humanidad llega el amor de Dios, y en un acto de gracia
indescriptible rescata al hombre de las consecuencias del pecado y le salva de
la ira en que ha incurrido.
Pablo continúa insistiendo en que el hombre no
puede alegar ignorancia de Dios. Puede ver cómo es por Su obra. Se puede
conocer bastante a una persona por lo que ha hecho, e igualmente a Dios por Su
creación. El Antiguo Testamento ya lo afirma. En Job
38;41 ¿Quién prepara al cuervo su alimento, Cuando
sus polluelos claman a Dios, Y andan errantes por falta de comida? se nos
presenta esta misma idea. Pablo lo
sabía; cuando habla de Dios a los paganos de Listra, empieza por Su obra en la
naturaleza (Hechos_14:17 si bien no se dejó a
sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos
fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. ). Tertuliano, el gran teólogo de la
Iglesia Primitiva, tiene mucho que decir acerca de la convicción de que a Dios
se Le puede conocer en la creación: "No
fue la pluma de Moisés la que inició el conocimiento del Creador... La inmensa
mayoría de la humanidad, aunque no han oído nada de Moisés, y no digamos de sus
libros, conocen al Dios de Moisés.» «La
naturaleza es el maestro, y el alma, el discípulo.» «Una florecilla junto a la
valla, y no digo del jardín; una concha del mar, y no digo una perla; una pluma
de alguna avecilla, no tiene que ser la de un pavo real, ¿os dirán acaso que el
Creador es mezquino?» "Si te ofrezco una rosa, no te burlarás de su
Creador.»
En la creación podemos conocer al Creador. El
argumento de Pablo es totalmente válido: si observamos el mundo vemos que el
sufrimiento sigue al pecado. Si quebrantas las leyes de la agricultura, la
cosecha no grana; si las de la arquitectura, el edificio se derrumba; si las de
la salud, se presenta la enfermedad. Pablo estaba diciendo: "¡Observad el
mundo, y veréis cómo está construido! Fijándonos en cómo es el mundo, podemos aprender
mucho de cómo es Dios.» El pecador no
tiene disculpa.
Lo que de Dios se conoce: el Dr. Taylor
parafrasea este versículo y el siguiente de la siguiente manera: “Aunque los
gentiles no tenían revelación escrita, sin embargo, lo que de Dios se conoce se
manifiesta en todas partes entre ellos, habiendo Dios hecho un claro
descubrimiento de sí mismo. a ellos Porque su ser y perfecciones, invisibles a
nuestros ojos corporales, han sido, desde la creación del mundo, evidentemente
visibles, si se consideran atentamente, en la belleza visible, el orden y las
operaciones observables en la constitución y partes del universo. ;
especialmente su poder eterno y dominio universal y providencia: para que no
puedan alegar ignorancia como excusa de su idolatría y maldad.”
Las cosas invisibles de él - Sus perfecciones
invisibles se manifiestan por sus obras visibles, y pueden ser aprehendidas por
lo que ha hecho; su inmensidad mostrando su omnipotencia, su vasta variedad y
artificio, su omnisciencia; y su adecuación a los fines más benéficos, su
infinita bondad y filantropía.
Su poder eterno - αιδιος αυτου δυναμις, Esa
energía todopoderosa que siempre existió y siempre existirá; de modo que, desde
que hubo una creación para ser encuestada, ha habido seres inteligentes para
hacer esa encuesta.
Y Deidad - θειοτης, Su actuación como Dios en
el gobierno y apoyo del universo. Sus obras prueban su ser; el gobierno y apoyo
de estas obras lo prueban igualmente. La creación y la providencia forman una
doble demostración de Dios, 1ro. en las perfecciones de su naturaleza; y, 2º.
en el ejercicio de esas perfecciones.
Porque cuando conocieron a Dios, cuando
adquirieron así un conocimiento general de la unidad y las perfecciones de la
naturaleza divina, no lo glorificaron como Dios, no lo proclamaron al pueblo,
sino que encerraron su gloria en sus misterios, y dio al pueblo, a cambio de un
Dios incorruptible, una imagen hecha semejante a la del hombre corruptible. Por
lo cual Dios, en castigo de sus pecados, convirtiendo así su verdad en mentira,
permitió que incluso sus misterios, que habían erigido como escuela de virtud,
degeneraran en odioso sumidero de vicio e inmoralidad; entregándolos a toda
inmundicia y pasiones viles.
No lo glorificaron - No le dieron la adoración
que requerían sus perfecciones.
Tampoco fueron agradecidos - No manifestaron
gratitud por las bendiciones que recibieron de su providencia, sino que se
envanecieron en sus imaginaciones, διαλογισμοις, en sus razonamientos. Esto
ciertamente se refiere a la manera tonta en que incluso los más sabios de sus
filósofos disertaron sobre la naturaleza divina, sin excepción de Sócrates,
Platón o Séneca. ¿Quién puede leer sus obras sin asombrarse de la vanidad de
sus razonamientos, así como de la estupidez de sus disparates, al hablar de
Dios? Podría llenar mi página con pruebas de esto; pero no es necesario para
los que están familiarizados con sus escritos, y para otros no sería útil. En
resumen, sus mentes necias y entenebrecidas no buscaron a Dios en ninguna parte
sino en el lugar en el que nunca se le encuentra; verbigracia. Las pasiones
viles, corrompidas y corruptoras de sus propios corazones. Como no lo
encontraron allí, apenas lo buscaron en otro lugar.
Pablo avanza aún otro paso. ¿Qué hace el pecador? En lugar de mirar
hacia Dios, se mira a sí mismo. Se enreda en vanas especulaciones y se cree
sabio, cuando en realidad no es más que un necio.
Profesando ser sabios - Esto es más
sorprendentemente cierto de todos los filósofos antiguos, ya sean griegos o
romanos, como sus obras, que se conservan, lo atestiguan suficientemente. La
palabra φασκοντες significa no meramente la profesión sino la asunción del
carácter filosófico. En este sentido la palabra φασκειν es utilizada por los
mejores escritores griegos. Un examen desapasionado de la doctrina y la vida de
los más famosos filósofos de la antigüedad, de todas las naciones, mostrará que
estaban oscurecidos en su mente e irregulares en su conducta. Sólo del
cristianismo brotaron la verdadera filosofía y los genuinos filósofos. ¿Por
qué? Porque hace de sus ideas, sus opiniones y sus especulaciones, en lugar de
la voluntad de Dios, el principio y la ley de la vida. La necedad del pecador
consiste en hacer "al hombre dueño y señor de las cosas.» Basa sus
principios en sus propias opiniones en lugar de en las leyes de Dios. Vive en
un universo del que él es el centro, en lugar del universo del que el centro es
Dios. En lugar de caminar con la mirada fija en Dios, no se mira nada más que a
sí mismo y, por no mirar por dónde ni adónde va, cae.
El resultado es la idolatría. Se cambia la
gloria de Dios por imágenes de formas humanas y animales. Cambiaron la gloria,
etc. - La mejor representación de sus deidades estaba en la figura humana; y en
tan representativas figuras gastaron los escultores toda su destreza; de ahí el
Hércules de Farnesio, la Venus de Médicis y el Apolo de Belvidere. Y cuando hubieron
formado sus dioses según la forma humana, los dotaron de pasiones humanas; y
como los revistieron de atributos de extraordinaria fuerza, hermosura,
sabiduría, etc., no teniendo los verdaderos principios de la moralidad, los
representaron como esclavos de las más desordenadas y vergonzosas pasiones;
sobresaliendo en irregularidades al más derrochador de los hombres, como
poseedor de poderes ilimitados de gratificación sensual.
Y a las aves: como el águila de Júpiter entre
los romanos, y el ibis y el halcón entre los egipcios; que eran todos animales
sagrados.
Bestias de cuatro patas - Como el apis o buey
blanco entre los egipcios; de donde los israelitas idólatras tomaron su becerro
de oro. La cabra, el mono y el perro también eran animales sagrados entre el
mismo pueblo.
Cosas que se arrastran: como el cocodrilo y el
escarabajo, o escarabajo, entre los egipcios.
En este
pasaje nos encontramos cara a cara con el hecho de que la esencia del pecado es
ponernos a nosotros mismos en el lugar de Dios.
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