«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder. Porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad eran y fueron creadas.» (Apocalipsis. 4:11)
La
Biblia enseña que Dios es soberano. Él es soberano en el uso de su poder y en
el otorgamiento de su gracia y misericordia. Todo lo que Dios ha hecho muestra
que Él es soberano y que tiene control completo sobre su creación. Trate de
pensar acerca del tiempo antes de que Dios creara el mundo. Desde entonces Él
era Soberano, y fue enteramente una decisión de su voluntad el crear algo o no
crear nada. También fue enteramente cosa de Él, el cómo hacerlo. Pudiera haber
hecho un mundo tan grande, que nadie pudiera imaginar su tamaño, o pudiera
haber hecho un mundo tan pequeño que nadie pudiese verlo. Cuando Dios creó el
universo, no pidió ayuda ni consejo de nadie. Ahora bien, piense acerca del
mundo que Dios hizo. ¿Por qué debería haber más agua, que tierra seca? ¿Por qué
habría de existir tanta tierra inútil para el uso humano y otros lugares muy
útiles? ¿Por qué hay lugares buenos para vivir y otros malos? ¿Por qué algunos
países están sujetos a tantos desastres naturales (temblores, huracanes,
tomadas, sequías, etc.) y otros no? La respuesta a todas estas preguntas es que
así lo ha decidido Dios, porque así se cumplen sus propósitos. Piense ahora en
las diferencias que hay entre los animales: corderos y osos, elefantes y
ratones. Algunos animales, como por ejemplo los perros, parecen inteligentes y
otros parecen ser tontos. Las mulas y los burros soportan pesadas cargas, pero
los leones y los tigres están sueltos para correr libremente. Considere las
aves en el cielo, los animales de la tierra y los peces de la mar. ¿Por qué hay
tantas diferencias entre ellos? La respuesta es, porque a Dios le agradó
hacerlos así. Considere también las plantas. Algunas dan un bonito aroma pero
otras no. Algunos árboles producen un fruto sabroso, pero otros dan un fruto
venenoso. ¿Por qué es así? Porque Dios hizo lo que le plugo en el cielo, en la
tierra y en el mar. Ahora piense acerca de los ángeles. Ellos no son todos
iguales, algunos son más importantes que otros, unos son más poderosos que
otros, algunos están más cerca de Dios que otros. ¿Por qué existen estas
diferencias entre los ángeles? Todo lo que podemos decir es que el Dios
soberano, quien habita en el cielo, ha hecho todo lo que quiso. Todo lo que Dios ha hecho nos muestra su
soberanía, porque El hace todo como mejor le parece. Entonces, no deberíamos
estar sorprendidos de que también existan diferencias entre los seres humanos.
Algunas personas son muy inteligentes y otras no. Algunas disfrutan de salud
mientras que otras viven muy enfermas. Todas las personas tienen un
temperamento diferente: Unas son aptas para dirigir y gobernar y otras para ser
seguidores y servidores. No deberían sorprendemos estas diferencias entre las
personas, porque Dios hace a cada persona distinta de las demás. ¿Por qué?
Porque así le parece mejor al Dios soberano. Dios quien hizo todas las cosas es
absolutamente soberano. El hace lo que le place y efectúa su propia voluntad.
El hizo todas las cosas para sí mismo, y posee también el derecho de hacerlo
así, porque Él es el Dios todopoderoso. Pero Dios no solo hizo todas las cosas
por su propio poder soberano, sino que también
gobierna todo. Imagine solamente, ¿qué ocurriría si Dios no controlara lo
que El creó? Suponga que Dios hizo el mundo, y luego lo abandonara para que se
gobernase por las así llamadas “leyes de la naturaleza”. Si Dios lo hiciera
así, entonces no tendríamos certeza de que el mundo no pudiera ser destruido.
Si tan sólo las leyes de la naturaleza controlaran el mundo, entonces un
poderoso tornado podría arruinar todo, o un gran huracán podría inundar todo, o
un gran temblor podría acabar con todo. Entonces, ¿cómo podríamos estar seguros
de que estas cosas no fueran a ocurrir? Si nos atrevemos a decir que Dios no
está controlando el mundo, entonces perderíamos toda la certeza de
estabilidad. Si Dios no está controlando todo, entonces todo acontece por pura
casualidad. Imagínese que sucedería si Dios no pusiera límites a las cosas
malas que hacen los hombres. Imagínese como sería el mundo si la gente fuera
completamente libre para hacer lo que quisiera. Entonces toda la bondad en el
mundo desaparecería y la maldad y la confusión reinarían. Esto pone de
manifiesto la necesidad de que Dios gobierne el mundo y Él también lo hace a
fin de que ninguna cosa salga de control y no venga el caos. Dios está
controlando aún todas aquellas cosas que no tienen vida como el clima, el
viento y el mar. Cuando Dios dijo, "Hágase la luz", la luz se
hizo. Cuando Dios dijo que enviaría un diluvio sobre el mundo antiguo debido a
la depravación de sus habitantes, entonces el diluvio vino. Cuando Dios trajo
las plagas sobre Egipto, la luz se tomó en obscuridad, las aguas se
convirtieron en sangre y grandes piedras de granizo cayeron. Dios estaba
controlando todos estos eventos. Hay muchos ejemplos en la Biblia de cómo
Dios ha controlado todas aquellas cosas que no tienen vida. El horno del
rey Nabucodonosor fue calentado siete veces más de lo acostumbrado, y tres de
los hijos de Dios fueron arrojados dentro de él, y el fuego ni siquiera quemó
sus vestidos aunque sí mató a los hombres que los lanzaron al horno. Cuando los
discípulos iban con el Señor Jesucristo en un pequeño bote y la tormenta
atemorizó a los discípulos, Jesús dijo a la tormenta, "Sea la paz', y
entonces el viento cesó y el mar se calmó. Dios controla el clima, porque Él
envía el hielo, la nieve y el viento. También Él envía y detiene la
lluvia. Todas estas cosas inanimadas obedecen a la voz de Dios y así
ejecutan su soberana voluntad. Cuando nos quejamos del clima, con el cambio climático o la calentología ¡En realidad
estamos quejándonos de la voluntad de Dios! Dios hizo el mundo y continúa controlándolo.
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