Romanos 1; 24-32
24 Por
lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
25 ya
que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las
criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por
esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el
uso natural por el que es contra naturaleza,
27 y de
igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se
encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos
hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su
extravío.
28 Y
como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen;
29
estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades;
30
murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios,
altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
31
necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
32
quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican
tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican.
(Desde
estos versículos de Romanos 1; 16 al 32 marcaron un antes y un después en mi vida,
aquel día 14 enero de 1984 tras escuchar por la radio una emisora, La Voz de
Salvación, que estaba predicando sobre la condición de todos los seres humanos
delante de Dios, y cómo por el pecado estábamos muertos, recayendo sobre
nosotros la Ira de Dios. Después hablaba sobre Jesucristo, un Cristo que no
había conocido en todos mis años de vida religiosa bajo las enseñanzas de la
orden de los Paules de la iglesia romanista).
Sería difícil encontrar unos versículos que nos presentara con más
claridad lo que le sucede a la persona que no tiene en cuenta a Dios. No es
tanto que Dios le envía el juicio como que esa persona se lo atrae sobre sí al
dejar a Dios fuera de su esquema de vida.. Cuando uno destierra a Dios de su
vida se convierte en cierta clase de persona, y en este pasaje tenemos una de
las descripciones más terribles de ninguna literatura de la clase de persona
que llega a ser.
Tales personas hacen cosas que son impropias
de un ser humano. Los estoicos tenían una expresión: llamaban kathékonta a lo
que es propio de una persona. Ciertas cosas son esencial e inherentemente parte
de la humanidad, y otras no. Como dice Shakespeare en Macbeth:
“Osaré hacer todo lo que compete a un hombre;
El que pretende hacer más, no lo es.”
El que destierra a Dios no pierde sólo la
piedad; pierde también la humanidad.
“ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira” Esto puede entenderse de varias maneras:
(1) la
auto-deidificacion de la humanidad (2 Tesalonicenses
2:4,11 el cual se opone y se levanta contra todo
lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de
Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.// Por esto Dios les envía un poder
engañoso, para que crean la mentira,)
(2) la
adoración de la humanidad de aquello que ella misma ha hecho-los ídolos (Isaías. 44:20 De ceniza
se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga:
¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?; Jeremías 13:25 Ésta es tu suerte, la parte que te asigno- oráculo de Yahvéh
-, porque me has olvidado y has confiado en la mentira.; 16:19 Yahvéh, mi fuerza y mi fortaleza, mi
refugio en el día de apuro, a ti vendrán naciones de los confines de la tierra
y dirán: Sólo mentira heredaron nuestros padres, vanidad que de nada sirve. ) en vez de a YHWH Quien creó todas las cosas
(3) el
rechazo máximo por parte de la humanidad de la verdad del evangelio (Juan.14:17 el Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.; 1 Juan 2:21 No os he
escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna
mentira procede de la verdad., 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en
vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción
misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os
ha enseñado, permaneced en él.).
Dios
los entregó, a manera de justo juicio, como el justo castigo de su idolatría,
quitándoles las riendas de la gracia restrictiva, dejándolos solos; porque su
gracia es suya, no es deudor de nadie, puede dar o negar su gracia a su antojo.
Si este abandono es un acto positivo de Dios o sólo privativo, se lo dejamos a los
teólogos para que lo discutan; pero de esto estamos seguros de que no es nada
nuevo que Dios entregue a los hombres a las concupiscencias de sus propios
corazones, para enviarlos fuertes engaños, para soltar a Satanás sobre ellos,
es más, para ponerles tropiezos. Y, sin embargo, Dios no es el autor del
pecado, sino infinitamente justo y santo en esto; porque, aunque la mayor
maldad sigue a este abandono, la culpa de eso ha de recaer sobre el corazón
malvado del pecador. Si el paciente es obstinado, y no se somete a los métodos
prescritos, sino que deliberadamente toma y hace lo que es perjudicial para él,
el médico no debe ser culpado si lo abandona como si estuviera en una condición
desesperada; y todos los síntomas fatales que siguen no deben imputarse al
médico, sino a la enfermedad misma ya la locura y obstinación del paciente.
Aquellos que no aceptaron los avisos más puros
y refinados de la luz natural, que tienden a preservar el honor de Dios,
perdieron con justicia esos sentimientos más groseros y palpables que preservan
el honor de la naturaleza humana. El hombre, estando en honor, y rehusando
entender al Dios que lo hizo, se vuelve así peor que las bestias que perecen, Salmo 49 20 El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen.
El plan divino en cuanto a las relaciones
sexuales normales es el ideal de Dios para su creación. Es lamentable, pero el
pecado distorsiona el uso natural de los dones de Dios. A menudo, el pecado no
solo implica negar a Dios, sino también negar la forma en que nos hizo. Cuando
una persona dice que cualquier acto sexual es aceptable siempre que no hiera a
nadie, se está engañando. A la larga (y por lo general en breve) el pecado
hiere a la gente: individuos, familias, sociedad. ¡Qué lamentable que la gente
adore las cosas que Dios ha hecho en lugar de rendir culto al Creador, al grado
que muchas veces distorsione y destruya las cosas que realmente valen! Sin
embargo, es imposible comprender el plan natural de Dios sin llegar a conocer
al Creador mismo.
Este era el peor juicio posible. Dios estaba
diciendo: “Dejemos que la humanidad caída se salga con la suya” (Salmo 81:12 Los dejé, por
tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos; Oseas 4:17 Efraín es
dado a ídolos; déjalo; Hechos 7:42 Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al
ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de
Israel? ). ¡El paganismo era y es
caracterizado por la perversión y explotación sexual!
La homosexualidad es un ejemplo de la vida
apartada de la clara voluntad de Dios en la creación. La homosexualidad es
mencionada probablemente como un ejemplo de la vida caída en pecado debido a la
orientación completa del contexto de Génesis 1-3. La humanidad fue creada en la
imagen de Dios (Génesis 1:26-27 Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó. ; 5:1,3 Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó
Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. 2
Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán,
el día en que fueron creados. 3 Y vivió
Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su
imagen, y llamó su nombre Set.).
La
humanidad fue formada hombre y mujer (Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó). El mandato de Dios fue que se multiplicaran y
fructificaran (Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra.). La
humanidad caída ( Génesis 3) interrumpió la voluntad y el plan de Dios. La homosexualidad
es obviamente una violación a Su voluntad y plan. Sin embargo, debe decirse
aquí que este no es el único pecado mencionado en el contexto. Todos los
pecados muestran la separación de la humanidad de Dios y su merecido castigo.
Todos los pecados, especialmente los de un estilo de vida de pecado, son
aborrecidos por Dios.
Existe una gran presión cultural moderna para
aceptar la homosexualidad como un estilo de vida alternativo apropiado. Sin
embargo, la Biblia lo condena como un estilo de vida destructivo, fuera de la
voluntad de Dios para Su creación.
1.
viola el mandato de Dios en Génesis 1 de multiplicarse y fructificarse
2.
caracteriza la adoración y cultura pagana (Levítico
18:22 No te echarás con varón como con mujer; es
abominación; 20:13 Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación
hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre; Romanos 1:26-27; y Judas 7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades
vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido
en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el
castigo del fuego eterno.)
3. revela
un vida centrada en el yo independiente de Dios (1
Corintios 6:9-10 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No
erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, 10
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. )
Todos los pecados sexuales, y no solo este,
son una abominación para Dios y llevan al juicio. La sexualidad es un don de
Dios para el bienestar de los seres humanos y para una sociedad estable. Pero
esta urgencia natural dada por Dios con frecuencia es convertida en un estilo
de vida rebelde, centrada en si misma, que busca solo su propio placer cueste
lo que cueste .
En el mundo de hoy, muchos consideran
aceptable esta práctica, incluso algunas iglesias. Pero la sociedad no es la
que establece el patrón para las leyes de Dios. Muchos homosexuales creen que
sus deseos son normales y que tienen el derecho de expresarlos. Pero Dios no
nos obliga ni anima a satisfacer todos nuestros deseos (aun los que son
normales). Los deseos que violan sus leyes son indebidos y deben controlarse.
Si usted tiene estos deseos, puede y debe resistirlos. Conscientemente evite
lugares o actividades que sabe inflamará tentaciones de esta naturaleza. No
menosprecie el poder de Satanás para tentarlo ni el potencial para causarle un
daño serio si cede a esas tentaciones. Recuerde, Dios puede y perdonará pecados
sexuales así como perdona otros pecados. Ríndase a la gracia y a la
misericordia de Dios pidiéndole que le muestre el camino para salir del pecado
e ir a la luz de su libertad y amor. La oración, el estudio de la Biblia y el
firme compañerismo de los cristianos en una iglesia centrada en la Biblia
pueden ayudarle a cobrar energías para resistir estas tentaciones poderosas. Si
usted es una persona que anda en este pecado, tendrá que buscar la ayuda de un
pastor que sea confiable, profesional y buen consejero.
Veamos el catálogo de cosas horribles que
entran en la vida sin Dios. Vamos a considerarlas una por una.
(a) Maldad
(adikía). Adikía es precisamente lo contrario de dikaiosyné, que quiere
decir justicia, integridad; y los griegos definían la justicia como darle a
Dios y al hombre lo que les es debido. El malvado es el que despoja de sus
derechos al hombre y a Dios. Se ha erigido un altar a sí mismo en el centro de
todo, de manera que se rinde culto a sí mismo excluyendo a Dios y al hombre.
(b) Villanía
(ponéría). La palabra griega quiere decir más que maldad. Hay una clase de
maldad que, por lo general, no hace daño nada más que al que la tiene. No es
una maldad transitiva. Cuando perjudica a otras personas, como es natural que
suceda con la maldad, no lo hace intencionadamente. Puede ser insensatamente
cruel, pero no tiene una crueldad encallecida. Pero los griegos definían
ponéría como el deseo de hacer daño. Es la voluntad activa e intencionada
de corromper y de infligir una injuria. Cuando los griegos definían a una mujer
como ponérá querían decir que seducía deliberadamente a los inocentes. Uno de
los títulos más corrientes de Satanás en griego es ho ponérós, el malvado, el
que ataca a propósito la bondad para destruirla. Ponérós describe al hombre que
no sólo es malo, sino que quiere hacer a los demás tan malos como él. Ponéría
es una maldad destructiva.
(c) El
ansia de poseer (pleonexía). La palabra griega es compuesta de otras dos
que quieren decir tener más. Los mismos griegos definían pleonexía como un
maldito amor a tener. Es un vicio agresivo. Se ha descrito como el espíritu
que persigue el interés propio sin tener en absoluto en cuenta los derechos de
los demás, y hasta sin la menor consideración para con la común humanidad. Su
característica es la rapacidad.
Teodoreto, el prolífico teólogo sirio del
siglo V, lo describe como el espíritu que se apropia y retiene cosas a las que
no tiene ningún derecho. Puede operar en cualquier esfera de la vida: en cuanto
a cosas materiales quiere decir apropiarse de dinero y bienes sin respeto ni
honradez; en la esfera ética se refiere a la ambición que lo pisotea todo para
ganar algo que no le corresponde; en la esfera moral indica la concupiscencia
incontrolada que encuentra placer donde no tiene ningún derecho. La
pleonexía es el deseo que no respeta ninguna ley.
(d) La
depravación (kakía). Kakía es la palabra griega más general para maldad.
Describe la situación del que está desprovisto de toda cualidad positiva. Por
ejemplo, un kakós krités es un juez que no tiene ningún respeto a las leyes, ni
tampoco el menor sentido moral ni la rectitud de carácter que no pueden faltar
en un buen juez. Teodoreto describe esta condición como «la tendencia del alma
a lo peor.» La palabra que usa para tendencia es ropé, que quiere decir la
inclinación de la balanza. Un hombre que es kakós es el que siempre tiende
hacia lo peor. Kakía se ha descrito acertadamente como la depravación total
que incluye todos los vicios e introduce todos los pecados. Es la degeneración
de la que crecen y en la que florecen todos los pecados.
(e) Envidia
(fthonos). Hay envidia buena y mala. Existe una envidia que le revela a una
persona sus debilidades e incapacidades, y la predispone a seguir buenos
ejemplos; y existe otra que sencillamente se entristece por el bien ajeno y, si
lo desea para sí, tendría que ser sin que le costara el menor esfuerzo, aunque,
a veces puede llegar hasta el crimen.
Es la más destructiva y retorcida de las
emociones humanas.
(f) Asesinato (fonos). Debemos tener
presente siempre que Jesús amplió inconmensurablemente el sentido de esta
palabra cuando enseñó que no son solamente los actos de violencia los que
debemos evitar, sino también el espíritu de odio y de ira (Mateo 5:21-22 y ss 21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No
matarás;(M) y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje
contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su
hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de fuego.).
Debemos desterrar de nuestro corazón toda malquerencia o desprecio hacia otras
personas. Tal vez no hayamos golpeado nunca a nadie; pero, ¿podemos decir que
no le hemos deseado nunca el mal? Como decía Tomás de Aquino hace mucho tiempo:
«El hombre mira los Hechos; pero Dios ve las intenciones.»
(g) Contienda
(eris). Indica la rivalidad que nace de la envidia, de la ambición, del
deseo de prestigio, puestos y superioridad. Si nos limpiamos de los celos ya
hemos hecho algo para librarnos de muchas peleas y contiendas. Es un don de
Dios el ser capaces de experimentar tanto placer ante el éxito de los otros
como ante el nuestro.
(h) Falsedad
(dolos). Como mejor comprendemos el sentido de esta palabra es a partir del
verbo correspondiente, dolún. Dolún quiere decir corrientemente mezclar un
metal precioso con otro de menos valor, o aguar el vino. Dolos es falsedad; describe la cualidad de la persona de
inteligencia tortuosa y retorcida, que no sabe actuar con rectitud y que se
escora hacia métodos astutos y disimulados para salirse con la suya; que
siempre actúa con segundas. Describe la cualidad del intrigante nato que se
encuentra en todas las comunidades y sociedades.
(i) El
espíritu que atribuye siempre lo peor (kakoétheía). Kakoétheía quiere decir
literalmente de mala naturaleza. En el sentido más amplio quiere decir
malignidad. Aristóteles lo definía en un sentido más restringido que siempre ha
conservado. Decía que era "el espíritu que siempre piensa lo peor de los
demás.» Plinio lo llamaba «malignidad en la interpretación.» Jeremy Taylor
decía que es «la bajeza de la naturaleza que nos hace tomarlo todo por el lado
malo, y atribuirle a todo la peor intención.» Puede que este sea el más
corriente de todos los pecados, el que se recomienda en el horrible dicho
español: «Piensa mal, y acertarás.» Es terrible pensar en la cantidad de
reputaciones que se han asesinado mientras se tomaban unas cañas o unos cafés,
cuando se ha atribuido la peor intención a una acción completamente inocente. Cuando
nos den ganas de hacerlo, debemos recordar que Dios oye y recuerda cada palabra
que decimos.
(j) Chismosos
y criticones (psithyristés y katálalos). Estas dos palabras describen a los
de lengua de víbora; pero hay diferencia entre ellas. Katálalos, denigrante,
describe al que va pregonando sus maledicencias por todas partes, al que hace
sus críticas y cuenta sus cuentos abiertamente. Psithyristés describe al que
cuenta sus historias al oído, llevándose a su interlocutor a un rincón para
susurrarle una confidencia que destruye un carácter. Los dos son malos; pero el
confidente es el peor. Uno puede por lo menos defenderse de una acusación
pública; pero es impotente frente al cuchicheo confidencial que se deleita en
destruir reputaciones.
(k) Aborrecedores
de Dios (theostygués). Esta palabra describe al que odia a Dios porque sabe
que Le está desafiando. Dios es la barrera que se interpone entre él y sus
placeres, la cadena que le impide hacer lo que le dé la gana. De buena gana
eliminaría a Dios si pudiera, porque el mejor de todos los mundos posibles
sería para él uno en el que su vicio no tuviera cortapisas.
(l) Personas
insolentes (hybristés). Hybris era para los griegos el vicio que más
atraía su propia destrucción a manos de los dioses. Representa dos líneas
de pensamiento:
(i) Describe
el espíritu de la persona que desafía a Dios movida por el orgullo; la
soberbia insolente que precede a la caída. La criatura humana se olvida de su
criaturidad. Es el espíritu del que está tan confiado en su riqueza, poder y
habilidad, que cree que no tiene que depender de nadie.
(ii) Describe
a la persona que es desenfrenada y sádicamente cruel e injuriosa.
Aristóteles lo describe como el espíritu que hiere y ofende a los demás, no por
venganza ni para obtener ninguna ventaja, sino simplemente por el placer de
hacer daño. Hay personas que disfrutan viendo a uno estremecerse al oír una
palabra cruel. Hay personas que sienten un placer diabólico al infligirle a
otros un dolor mental o físico. Eso es hybris. Es el sadismo que se deleita
haciendo daño a los demás solamente por hacer daño.
(m) Personas
arrogantes (hyperéfanos). Esta es una palabra que se usa tres veces en la
Escritura cuando se dice que «Dios resiste a los soberbios» (Proverbios_3:34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia; Santiago_4:6 Pero él da
mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes ; 1Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos,
sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los
soberbios, Y da gracia a los humildes.).
Teofilacto lo llamaba "la cumbre de todos los pecados.» Teofrasto,
filósofo griego que escribió una serie de bocetos de caracteres, definía
hyperéfanía como «un profundo desprecio por todo lo que no sea uno mismo», y
señala las cosas de la vida diaria que son señales de esta arrogancia: cuando
se le pide a uno que acepte un cargo y rehúsa porque dice que no tiene tiempo
para esas cosas; nunca dirige la mirada a nadie en la calle a menos que le produzca
algún placer; invita a comer a una persona y luego no aparece él, y le manda a
un esclavo para que le haga compañía. Está rodeado de una atmósfera de
desprecio, y se complace en hacer que los demás se sientan insignificantes.
(n) Fanfarrones
(alazón). Alazón es una palabra que tiene una historia interesante.
Literalmente quiere decir vagabundo. De ahí pasó a designar a charlatanes
ambulantes que presumen de haber realizado curas extraordinarias, o
quincalleros que aseguran que sus quincallas tienen propiedades maravillosas. Los
griegos definían alazonía como el espíritu que pretende tener lo que no tiene.
Jenofonte decía que se da este nombre a los que presumen de ser más ricos o más
valientes de lo que son, y se comprometen a hacer para obtener alguna ganancia
o provecho lo que no son capaces de hacer. Teofrasto tiene aquí también un
estudio de una persona así: el presumido, el esnob. Es la clase de persona que
pretende tener negocios, estar en relación con gente importante, haber hecho
obras de caridad y haber prestado servicios públicos que no existen más que en
su imaginación. Dice que su casa es demasiado pequeña para él/ella, y que tiene
que comprarse otra mayor. La persona presumida sólo pretende impresionar a las
demás, y quedan muchas de las tales en el mundo.
(ñ) Inventores
de males (efeuretés kakón). La frase describe a la persona que, digamos, no
tiene bastante con las maneras ordinarias y corrientes de pecar, sino que
descubre o inventa vicios nuevos y recónditos, porque ya está hastiada y anda
buscando nuevas emociones en nuevos pecados.
(o)
Desobedientes a los padres (goneúsin apeithés). Tanto los judíos como los
Romanos colocaban la obediencia a los padres muy alta en la escala de las
virtudes. Era uno de los Diez Mandamientos el respetar a los padres. En los
primeros tiempos de la República Romana, la patria potestas -es decir, la
autoridad paterna- era tan absoluta que el padre tenía poder de vida o muerte
sobre su familia. La razón para incluir aquí este pecado es que, una vez que
se relajan los lazos familiares, se produce una degeneración total en cadena.
(p) Insensatos
(asynetos). Esta palabra describe a la persona que carece de sentido común,
que no aprende por experiencia, que se niega a usar la cabeza que Dios le ha
dado.
(q) Que
no tienen palabra (asynthetos). Esto sería especialmente grave para los romanos;
porque, en los buenos tiempos de la historia de Roma, la honradez era clave e
importantísima. La palabra de un hombre era suficiente garantía. En realidad,
en eso se distinguían los romanos de los griegos, que eran unos tramposos
redomados. Los griegos decían que si se le confiaba un talento -una suma
importante de dinero- a un gobernador o a un funcionario, aunque estuvieran
presentes diez secretarios o contables, ya se las arreglaría para hacer un
desfalco; mientras que un romano, ya fuera un magistrado en su jurisdicción o
un general en una campaña, podía hacerse cargo de miles de talentos con la sola
garantía de su palabra, sin que faltara luego ni una blanca. Al usar esta palabra,
Pablo estaba recordándoles a los romanos no sólo la ética cristiana, sino
los principios de honradez de sus mejores días como nación.
(r) Sin
afecto natural (ástorgos). Storgué era la palabra griega para el amor de la
familia. Es verdad que el amor de la familia estaba desapareciendo en aquella
época, como ahora. Nunca ha sido la vida de un niño tan precaria como entonces.
Los hijos se consideraban una desgracia. Cuando nacía un bebé, se le ponía a
los pies de su padre: si le levantaba, eso quería decir que le reconocía; pero
si se marchaba dejándole ahí, se le echaba a la basura literalmente. Todas las
noches había treinta o cuarenta bebés abandonados en el foro romano. Hasta
Séneca, que fue un gran hombre en muchos sentidos, escribía: «Matamos a un
perro rabioso; sacrificamos a un toro acorneados; aplicamos el cuchillo a las
reses enfermas para que no contaminen el rebaño; a los bebés que nacen deformes
o débiles, los ahogamos.» Los lazos de amor humano estaban desapareciendo.
(s) Despiadados
(aneleémón). Nunca ha tenido menos valor la vida humana. Un amo podía matar
o torturar a un esclavo si quería; al fin y al cabo no era más que una cosa, y
la ley le concedía al amo un poder ilimitado sobre el esclavo. Una vez, en una
casa de lujo, un esclavo que llevaba una bandeja de copas de cristal tropezó, y
se le cayó una; inmediatamente el amo hizo que echaran al esclavo en un
estanque que estaba lleno de voraces lampreas que se le comieron vivo. Era una
época despiadada en sus mismos placeres, la de las luchas de gladiadores que le
encantaba presenciar a la gente para ver cómo se mataban. Era una época en la
que se desconocía la compasión.
Pablo termina su catálogo de vicios diciendo
que aquella gente había desterrado de su vida a Dios. Sucede a menudo que una
persona sabe que es pecadora, y que está mal lo que hace, y lo reprocha en los
demás. Pero en aquel tiempo, la gente había llegado a tal grado de maldad que
no le daba ninguna importancia y animaba a otros a que hicieran lo mismo.
George Bemard Shaw dijo una vez: "No hay nación que sobreviva a la pérdida
de sus dioses.» Aquí nos da Pablo una descripción terrible de lo que pasa
cuando desterramos deliberadamente a Dios de nuestra vida. A su debido tiempo,
Roma pereció. El desastre sigue irremisiblemente a la degeneración.
El pecado de la humanidad fue que ellos
escogieron vivir separados de Dios. El infierno es esa existencia hecha
permanente. ¡La independencia de Dios es una verdadera tragedia! La humanidad
necesita de Dios, el hombre está perdido insuficiente e insatisfecho aparte de
Dios. La peor parte de un infierno eterno es la ausencia de una relación con
Dios. Los humanos son llenados y caracterizados por lo que piensan o meditan.
Los rabinos decían que en cada corazón humanos existe un perro negro (yetzer
malo), y un perro blanco (yetzer bueno). El perro que fuera alimentado mas es
el que crecería más. Estos son los resultados y síntomas de la vida sin Dios.
Esto caracteriza a individuos y sociedades que escogen rechazar al Dios de la
Biblia.
A la miseria le encanta la compañía. La humanidad
caída usa el pecado de los demás como una excusa, diciendo: “todos lo hacen.”
¡Las culturas se caracterizan por sus pecados particulares!
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