Cuando leemos de que "la tierra estaba
desordenada y vacía", nos pinta el entorno para la narración de la
creación que aparece a continuación. Durante el segundo y tercer días de la
creación, Dios dio forma al universo; durante los tres días siguientes,
Dios llenó la tierra con seres vivientes. "Las tinieblas sobre la
faz del abismo", se disiparon el primer día cuando Dios creó la luz.
La imagen del Espíritu de Dios que se movía
sobre la faz de las aguas es similar a un gallina que protege a sus polluelos (
Deut_32:11-12 Como el águila que excita su nidada, Revolotea
sobre sus pollos, Extiende sus alas, los
toma, Los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, Y con él no hubo dios
extraño).
El Espíritu de
Dios estaba activamente involucrado en la creación del mundo ( Job_33:4; El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me
dio vida).
Su cuidado y
protección siguen estando activos.
Creó,
bara viene del hebreo (בָּרָא bara raíz primaria; (absolutamente) crear. Formar,
hacer, producir, crear. Originalmente este verbo encerraba la idea de «tallar» Por
lo tanto, baraes la palabra apropiada para describir tanto el proceso de
crear algo de la nada como el de moldear lo existente para crear algo nuevo,
tal cual hizo Dios al crear al hombre del polvo de la tierra. Dios es siempre el
sujeto del verbo baraen su forma común; el crear es, por lo tanto, un
atributo divino.
;Dijo Dios ;: Esta frase, confirmada
por la frase complementaria ;Y fue así ; pone de relieve el poder creador de la palabra
de Dios. La orden divina se cumple en forma inmediata, y el efecto producido
coincide con el pensamiento y la voluntad del Creador (Salm
33.6-9 Por la palabra de Jehová fueron hechos los
cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. El junta como
montón las aguas del mar; El pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de
él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y
existió.)
(Salm 148.5 Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron
creados.)
(Isaias 48.13; Mi mano fundó también la
tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo,
comparecieron juntamente)
(Isaias 55.10-11;
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da
semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi
boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada
en aquello para que la envié.)
(Hebr 11.3; Por la fe entendemos
haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.)
En el principio
creó Dios:
La
Biblia en Génesis nos enseña aquí de las consecuencias del primer acto creador
de Dios: la tierra estaba desordenada (carente del orden que reinaría en
ella cuando se completara el mandato de Dios) y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo (una referencia a la ausencia del orden y la belleza que
aparecerían dentro de seis días). Ambas enseñanzas revelan que la creación
constituyó un reflejo del proceso normal utilizado por Dios para introducir el
orden en el caos. El abismo es el océano primitivo que se hallaba bajo la
tierra Se movía sugiere algo que no permanece permanente.
El Espíritu Santo es el «brazo ejecutivo» de la Trinidad, por lo que se
mantenía activo mientras Dios pronunciaba cada una de sus palabras.
La palabra
hebrea traducida por espíritu puede significar también viento, soplo
o aliento.
La parte final de este versículo puede
significar un fuerte viento iba y venía sobre las aguas.
Cabe
la posibilidad de que la creación inicial haya sido alterada (posiblemente a
causa de la caída de Lucifer), es mi
humilde opinión nada más.
Las
tinieblas... sobre la faz del abismo: Otra posible
traducción: Todo era un mar profundo cubierto de oscuridad. Según una
idea muy difundida entre los pueblos del antiguo Oriente, antes de la creación
solo había un caos de tinieblas que lo cubrían todo como aguas amenazantes (Salm 104.6-9 Con el abismo, como con vestido, la
cubriste; Sobre los montes estaban las aguas. A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes,
descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste. Les pusiste término, el
cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra. )
Por lo tanto, una de las primeras acciones del
Creador consistió en separar las aguas de arriba y las de abajo,
poniendo como línea divisoria la expansión o bóveda celeste. De este
caos primitivo se formaron los mares, tanto los que están sobre la superficie
de la tierra como los que están debajo de ella. (Salm
18.15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al
descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová,
Por el soplo del aliento de tu nariz.)
Y en (Salm 24.2. Porque él la fundó sobre los mares, Y
la afirmó sobre los ríos.)
El
primer mandato divino da inicio al proceso de transformar el caos. Dijo Dios
se repetirá como medio de hacer surgir el orden y la vida.
La luz alude al efecto luminoso
en general, porque los cuerpos celestes son creados en el cuarto día.
Dios,
el hacedor de pactos. Desde el principio, Dios se revela
como autor de pactos. Jeremías se refirió a esa actividad de Dios en la
creación (Jer_33:20 Así
ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la
noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo),
al hablar del «pacto con el día y la noche». Así se destaca el inalterable
carácter de la naturaleza divina y representa su relación con lo creado como
una unión inmutable bajo el soberano gobierno de Dios. ( Gen_8:20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó
de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.)
¿Cuánto tiempo
le tomó a Dios crear el mundo? Hay dos puntos de vista respecto de los días de
la creación: cada día fue un período literal de veinticuatro horas; cada día
representa un período indefinido (hasta millones de años). Para los
hebreos cada nuevo día comenzaba con el crepúsculo. Esta forma de
calcular el tiempo, junto con el recuento de los días y el descanso sabatino en
el séptimo día, muestra que el autor ve la creación como algo que ocurre en el
transcurso de seis períodos consecutivos de 24 horas, seguido de un séptimo
período de descanso divino.
El relato bíblico distribuye las acciones
creadoras de Dios en el marco de una semana, con seis días de trabajo y uno de
descanso. En esos seis días están repartidas ocho obras: Las
cuatro primeras consisten en separar y delimitar las zonas o regiones que
configuran el mundo visible; las cuatro restantes están destinadas a poblar
esas regiones con seres dotados de movimiento.
La Biblia no
aclara cuál teoría es la correcta. Pero la pregunta real no es cuánto tiempo le
tomó a Dios, sino cómo lo hizo. Dios creó al mundo de una manera ordenada (no
creó las plantas antes que la luz); y creó al hombre y a la mujer como seres
singulares capaces de comunicarse con El. Ninguna otra parte de la creación
puede reclamar ese maravilloso privilegio. El punto importante no es cuánto
tiempo le tomó a Dios crear el mundo, ya sean unos pocos días o unos pocos
miles de millones de años, sino que lo creó tal cual quiso hacerlo.
Este relato de
la creación insiste en afirmar que la obra realizada por Dios es buena El
adjetivo bueno en el AT tiene varios significados, que comprenden desde
lo moralmente correcto hasta lo bello, agradable y útil.
En este pasaje se afirma que todo lo que existe es bueno, porque procede
de Dios y corresponde a su propósito. Esta idea está en abierto contraste con
los mitos paganos que hablan de un mundo creado por dioses caprichosos, o de un
universo que existe sin propósito alguno o tiene incluso un carácter maligno.
Dios vio que su obra era buena. En ocasiones,
la gente se siente culpable por pasar un rato agradable o por sentirse bien por
un logro. Esto no debe ser así. Así como Dios estaba complacido con su obra,
podemos estar complacidos con las nuestras. Sin embargo, no podemos estar
complacidos con nuestra obra si Dios no lo está también.
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