} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA FE VERDADERA EN J ESUCRISTO

sábado, 14 de junio de 2014

LA FE VERDADERA EN J ESUCRISTO




En la Biblia, versión Reina Valera 1960, podemos leer en Santiago capítulo 2 :

2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
2:20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
2:21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
2:22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
2:24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
2:25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

   La fe es cosa espiritual; las obras son materiales. Se podría pensar, pues, que la fe corresponde al espíritu, y las obras al cuerpo.
   La vida religiosa consiste en realizar actos externos basados en ritos, tradiciones y pensamientos de los hombres porque así creen que Dios los aceptará.
   La fe verdadera te lleva a demostrar lo que crees internamente por medio de lo que haces, por la voluntad de Dio, basada en Su Palabra, por lo tanto podríamos decir qué, las obras son la manifestación de la fe que nos salvó.

   Somos salvos por el don de Dios (gracia) mediante la fe, no por guardar la ley. Pero también se nos exige que obedezcamos a Cristo. El apóstol Pablo enseñó que "es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2Cor 5:10) a fin de ser juzgados por nuestra conducta. La gracia de Dios no elimina nuestra necesidad de obedecerle; le otorga a la obediencia un nuevo fundamento. La ley no es más un conjunto de reglas externas sino "la ley de la libertad", la que con gozo y buena voluntad podemos acatar, porque amamos a Dios y porque obra en nosotros el poder del Espíritu Santo para cumplirla. Nuestros pecados son perdonados solo por la misericordia de Dios. No podemos ganar perdón por perdonar a otros. Pero cuando nos resistimos a perdonar a los demás después de haber sido perdonados, demostramos que no entendemos o no apreciamos la misericordia de Dios hacia nosotros (Mat_6:14-15; Mat_18:21ss).

   Cuando alguien afirma que tiene fe, eso puede ser una aprobación intelectual, pensamiento fugaz al estar de acuerdo con una serie de enseñanzas cristianas, y por lo tanto sería una fe incompleta. 
La verdadera fe transforma nuestra conducta y nuestros pensamientos. Si nuestra vida no cambia, en realidad no creemos las verdades que decimos creer.
No podemos ganar nuestra salvación por el servicio y la obediencia a Dios; pero tales actos demuestran que nuestra entrega a Dios es genuina. Obras de servicio con amor no reemplazan a la fe pero sí son una prueba de nuestra fe en Cristo.

  A primera vista, el versículo 18  parece contradecir lo que dice (Rom_3:28) : "El hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley". Una investigación profunda, sin embargo, muestra que las enseñanzas de Santiago y Pablo no se contradicen. Mientras que por un lado es verdad que nuestras buenas obras no podrán darnos salvación, por otro lado la verdadera fe siempre resulta en una vida transformada y en buenas obras. Pablo habla en contra de quienes procuran ser salvos por las obras y no por la verdadera fe. Santiago habla en contra de quienes confunden la simple aprobación intelectual con la verdadera fe. Después de todo, aun los demonios saben quién es Jesucristo, pero no le obedecen (Rom_2:19). La verdadera fe implica una entrega total de su ser a Dios.

Santiago expresa que Abraham fue "justificado" por lo que hizo y Pablo dice que fue por lo que creyó (Rom_4:1-5).  Santiago y Pablo no se contradicen; más bien se complementan. Debemos llegar a la conclusión de que la verdad es una combinación de esas dos declaraciones. De ninguna manera somos justificados por lo que hacemos. La verdadera fe siempre resulta en obras, pero las obras no nos justifican. El creer nos depara salvación; la obediencia actúa  prueba que nuestra fe es genuina. Las obras son la certificación de la fe que salva. La fe que descansa en Dios tiene frutos.
 La fe religiosa es un acto externo que quiere agradar a Dios con ceremonias, rezos, ritos.
La fe salvadora está basada en Jesucristo el Hijo de Dios y vamos a dar muestra de ella, si es genuina, por cómo vivimos el día a día. Es cuando estás a solas ante la presencia de Dios, cuando de verdad se muestra la fe verdadera.


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