} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: L A VIDA DEL CRISTIANO (Rasgos 2)

miércoles, 11 de junio de 2014

L A VIDA DEL CRISTIANO (Rasgos 2)




En la Biblia, versión Palabra de Dios para Todos, podemos leer en Mateo 5:19-48

 19  "Así que cualquiera que desobedezca alguno de los mandamientos más pequeños y les enseñe a otros a desobedecerlo, será llamado el más pequeño en el reino de Dios. En cambio el que los obedezca todos y enseñe a obedecerlos, será llamado grande en el reino de Dios. 20  Porque les digo, no tendrán parte en el reino de Dios a menos que hagan lo que Dios quiere de una manera mejor que los maestros de la ley y los fariseos. 21  "Ustedes saben que se les dijo a sus antepasados: 'No mates, y el que cometa un asesinato tendrá que presentarse ante un juez'.  22  Pero, ahora yo te digo que aun si te enojas contra alguien, serás juzgado, porque esa persona es tu hermano. Si insultas a alguien, tendrás que presentarte ante el Consejo. Y si maldices a alguien, tendrás que responder por eso en el fuego del infierno.  23  "Así que si vas a dar una ofrenda a Dios y te acuerdas de que alguien tiene algo contra ti,  24  deja ahí tu ofrenda y ve a hacer las paces con esa persona. Luego sí, regresa para dar tu ofrenda a Dios. 25  "Reconcíliate pronto con tu enemigo. Llega a un acuerdo con él mientras van hacia el juzgado, porque si no, él te entregará al juez, y el juez te entregará al guardia para que te meta a la cárcel. 26  Te digo la verdad: no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último centavo.  27  "Ustedes saben que a nuestro pueblo se le dijo: 'No tengas relaciones sexuales con quien no sea tu cónyuge'. 28  Pero ahora yo te digo que si alguno mira a una mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, en su mente ya ha cometido pecado con ella.  29  Así que si tu ojo derecho te hace pecar, sácalo y tíralo. Es mejor que pierdas parte de tu cuerpo a que todo el cuerpo sea echado al infierno.  30  Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala. Es mejor que pierdas parte de tu cuerpo a que todo el cuerpo sea echado al infierno. 31  "También se dijo antes: 'Cualquiera que se divorcie de su esposa, debe darle un certificado de divorcio'. 32  Pero ahora yo digo que el hombre que se divorcie de su esposa, a no ser que ella le sea infiel, hace que el la cometa adulterio. El hombre que se case con una mujer divorciada también está cometiendo adulterio. 33  "Ustedes también saben que antiguamente se le dijo a nuestro pueblo: 'No dejes de cumplir ningún juramento, sino cumple tus juramentos a Dios'. 34  Pero ahora yo te digo que es mejor no jurar por nada. No jures por el cielo, porque es donde está sentado Dios. 35  No jures tampoco por la tierra, porque es de Dios. No jures por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36  Tampoco jures por tu cabeza, porque ni siquiera puedes hacer que un cabello sea negro o blanco.  37  Si quieres decir 'sí', solamente di 'sí', y si quieres decir 'no', solamente di 'no'. Todo lo que se diga además de eso, viene del maligno. 38  "Ustedes saben que se le dijo a nuestro pueblo: 'Ojo por ojo y diente por diente'. 39  Pero ahora yo les digo: no te pongas en contra de una persona mala. Mejor, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, deja que te pegue en la otra. 40  Si alguien trata de ponerte una demanda para quedarse con tu camisa, entrégale también tu abrigo. 41  Si alguien te obliga a caminar un kilómetro con él, camina dos. 42  Al que te pida algo, dáselo; y al que te pida algo prestado, préstaselo. 43  "Ustedes también saben que se dijo: 'Ama a tus amigos pero odia a tus enemigos'.  44  Pero ahora yo les digo que amen a sus enemigos y pidan en sus oraciones por los que los persiguen. 45  De esta forma, ustedes serán hijos del Padre que está en el cielo. Él hace que el sol salga tanto para los malos como para los buenos. Él es también quien hace que la lluvia caiga tanto para los que hacen el bien como para los que hacen el mal. 46  Si ustedes solamente aman a quienes los aman, ¿creen que merecen alguna recompensa por eso? Incluso los cobradores de impuestos aman a sus amigos. 47  Y si ustedes sólo son buena gente con sus amigos, ¿creen que están haciendo algo fuera de lo común? Hasta los que no están con Dios, son buena gente con sus amigos.  48  Por esto, ustedes deben ser perfectos como su Padre que está en el cielo.

Dios nos dio las leyes morales y ceremoniales para ayudarnos a amarle con todo el corazón. A través de la historia de Israel, sin embargo, estas leyes fueron citadas inexactamente y aplicadas erróneamente. En el tiempo de Jesús, los líderes religiosos habían convertido la Ley en una masa confusa de reglas. Cuando Jesús se refirió a una nueva forma de comprender la Ley de Dios, no estaba sino llevando a la gente a su propósito original. No habló contra la Ley en sí misma, sino contra los abusos y excesos a los que ella estaba sujeta. Si Jesús no hubiera venido a abolir la Ley, ¿estarían todas las leyes del Antiguo Testamento todavía en vigencia?

 En el Antiguo Testamento, había tres categorías de Ley: ceremonial, civil y moral. 
1) La ley ceremonial estaba relacionada específicamente con la adoración de Israel ( Levítico 1:2-3, ejemplo). Su propósito primario fue señalar a Cristo Jesús. Estas leyes, sin embargo, dejaron de ser necesarias después de la muerte y resurrección de Jesús. Si bien es cierto que ya no estamos atados por las leyes ceremoniales, los principios que los respaldan, adorar y amar al Dios santo, son todavía aplicables. Los fariseos con frecuencia acusaban a Jesús de violar las leyes ceremoniales.
(2) La ley civil era la Ley de Dios que tenía que ver con el vivir diario de Israel ( Deut. 24:10-11, por ejemplo).
Por el hecho de que la cultura y la sociedad modernas son radicalmente diferentes, todas estas directivas no pueden seguirse al pie de la letra. Pero los principios que las sustentan no tienen fin y deben guiar nuestra conducta. Jesús los cumplió para dar el ejemplo.
(3) La ley moral (como los Diez Mandamientos) es mandato directo de Dios y requiere obediencia estricta (Exo 20:13, ejemplo). Como revela la naturaleza y la voluntad de Dios, se aplica todavía hoy. Jesús obedeció la ley moral en su totalidad.
Algunos en el grupo eran expertos en decir a los demás lo que debían hacer, pero pasaban por alto lo más importante de las Leyes de Dios. Jesús clarificó que obedecer la Ley de Dios era más importante que explicarla. Es mucho más fácil estudiar la Ley de Dios y decir a otros que la obedezcan que ponerla en práctica. 

¿Cómo va nuestra obediencia a Dios?

Los fariseos eran exigentes y escrupulosos en el cumplimiento de la Ley. ¿Cómo puede Jesús, razonablemente, llamarnos a una mayor justicia que la de ellos? La debilidad de los fariseos radicaba en que se sentían satisfechos obedeciendo la Ley en lo exterior sin permitir que cambiara sus corazones (actitudes).
Jesús dijo que la calidad de nuestra piedad tiene que ser superior a la de los fariseos. Podemos aparentar piedad y seguir lejos del Reino de Dios. El juzga nuestros corazones y nuestras obras. Es en el corazón donde en verdad radica la sumisión. Cuidemos nuestras actitudes, que la gente no ve, y las acciones que todos ven.

 Jesús decía a sus oyentes que necesitaban una piedad totalmente distinta (amor y obediencia), no una versión más intensa de la piedad de los fariseos.
Nuestra bondad debe:
 (1) Proceder de lo que Dios hace en nosotros, no de lo que podemos hacer nosotros mismos.
 (2) Estar centrada en Dios, no en nosotros.
 (3) Estar basada en la reverencia a Dios, no en la aprobación de la gente, (4)  Ir más allá del solo hecho de cumplir con la Ley amando los principios que la respaldan.

 Cuando Jesús dijo: "Pero yo os digo" no estaba aboliendo la Ley ni agregando sus propias opiniones. Más bien estaba ofreciendo una explicación completa de por qué Dios hizo tal Ley.
Por ejemplo, refiriéndose a que Moisés dijo: "No matarás", Jesús enseñó que "cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio". Los fariseos leían esta Ley y, como jamás habían matado, se sentían muy rectos. Sin embargo estaban tan enojados con Jesús que ya pronto estarían planeando matarlo, aunque no con sus propias manos.

 Perdemos la verdadera intención de la Palabra de Dios cuando leemos sus normas para la vida sin procurar comprender por qué las dio. 

¿Cuándo guarda uno las normas de Dios pero pasamos por alto su verdadera intención?

Asesinar es un pecado terrible pero la cólera es un gran pecado también porque viola el mandato de Dios de amar. La ira, en este caso, se refiere a la amargura creciente en contra de alguien. Es una emoción peligrosa que puede llevar a la pérdida de dominio propio, y puede conducir a la violencia, al daño emocional, a una tensión mental creciente y a otros resultados destructivos. La cólera impide que desarrollemos un espíritu agradable para Dios. 

¿Alguna vez te has sentido orgulloso de no haber cometido el error de decir lo que tenías en la mente? 

El dominio propio es bueno pero Cristo quiere que dominemos también nuestros pensamientos. Jesús dijo que seremos juzgados aún por nuestras actitudes.
Cualquier ruptura de relaciones puede afectar nuestra relación con Dios. Si tenemos un problema con un amigo, debemos resolverlo lo antes posible. Somos hipócritas si manifestamos tener buenas relaciones con Dios mientras no las tenemos con otra persona. Nuestras relaciones con los demás reflejan nuestra relación con Dios.

 En los días de Jesús, si alguien no podía pagar sus deudas, iba a la cárcel hasta que la deuda fuera saldada. A menos que alguien pagara la deuda, el prisionero moría preso.
Es un consejo sabio resolver nuestras diferencias con nuestros enemigos antes de que su cólera cause más problemas (Prov.25:8-10).
 Sus desacuerdos pudieran no llevarlo hasta el tribunal, pero aun los conflictos pequeños se solucionan más fácilmente si tratamos de arreglarlos de inmediato. En un sentido amplio, estos versículos nos aconsejan arreglarnos con nuestro prójimo antes de presentarnos delante de Dios.
La Ley del Antiguo Testamento dice que no se puede tener relaciones sexuales con otra persona que no sea su cónyuge (Éxodo 20:14).

 Pero Jesús dijo que el deseo de tener relaciones sexuales con otra persona es adulterio mental y pecado. Jesús enfatizó que si el acto es equivocado, también lo es la intención. Ser fiel al cónyuge con el cuerpo y no con la mente es romper la confianza que es vital para un matrimonio sólido. Jesús no está condenando el interés natural en el sexo opuesto ni el deseo sexual sano. Está condenando el dejar deliberada y repetidamente que la mente se llene de fantasías que serían malas si se hicieran realidad.
 Algunos creen que si los pensamientos lujuriosos son pecado, ¿por qué no consumarlos de una vez?
 Porque es peligroso en varios sentidos:
(1) Sería excusar el pecado en vez de buscar formas de evitarlo.
 (2) Destruye matrimonios.
(3) Es una rebelión deliberada contra la Palabra de Dios.
 (4) Siempre hiere a otro, además de a uno mismo.

El acto pecaminoso es más peligroso que el deseo pecaminoso, y por eso no debe consumarse. Sin embargo, los deseos pecaminosos son igualmente dañinos a la virtud. Descuidarlos podría traer como consecuencia acciones erróneas y alejamiento de Dios.

El divorcio es tan hiriente y destructivo hoy como lo fue en los días de Jesús. Dios quería que el matrimonio fuera una entrega de por vida (Gen 2:24).
Cuando se opta por el matrimonio, las personas nunca deben tener el divorcio como una opción para resolver sus problemas ni como una forma de escapar de una relación que aparentemente está muerta.
En estos versículos, Jesús también está atacando a los que a propósito quebrantan el contrato matrimonial, y se divorcian para satisfacer sus deseos lujuriosos contrayendo matrimonio con otra persona. 

¿Están nuestras acciones fortaleciendo nuestro matrimonio o lo están desgarrando?

Jesús dijo que el divorcio no es permitido "salvo por causa de fornicación". Esto no significa que el divorcio debiera ocurrir al instante en que uno se entera de la infidelidad del cónyuge. Uno debiera primero intentar perdonar, reconciliarse y restaurar las relaciones. Debemos buscar maneras de restaurar nuestro matrimonio en vez de buscar excusas para romperlo.
Jesús enfatiza la importancia de decir la verdad. La gente rompía sus promesas y empleaba un lenguaje sagrado ligero y descuidado. Mantener los votos y las promesas es importante, porque ayuda a establecer confianza y hace posible las relaciones humanas serias. La Biblia condena el hacer votos a la ligera, el dar la palabra y no cumplirla y el jurar en vano por el nombre de Dios.
El juramento es necesario en ciertas situaciones solo porque vivimos en una sociedad pecaminosa que engendra desconfianza.

¿Se nos conoce como una persona de palabra? 

La veracidad parece ser algo tan raro que sentimos que debemos finalizar nuestra declaración con un "lo juro". Si decimos siempre la verdad, no tendremos necesidad de respaldar nuestras palabras con una promesa o juramento.
Cuando somos agraviados, con frecuencia nuestra primera reacción es buscar desquite. Jesús nos dice que debiéramos hacer el bien a los que nos causan daño. No debemos guardar resentimientos, sino amar y perdonar. Esto no es natural: es sobrenatural, y solo Dios puede darnos la fuerza para amar como El lo hace. En lugar de buscar venganza, oremos por los que nos hieren.
Para muchos judíos de ese tiempo, estas declaraciones eran ofensivas. Un mesías que daba la otra mejilla no podía ser el líder militar que esperaban que encabezara una revuelta contra Roma. Como estaban bajo la opresión romana, soñaban con represalias contra sus enemigos. Pero Jesús sugirió una nueva respuesta a la injusticia. En lugar de demandar nuestros derechos, debemos cederlos. La declaración radical de Jesús dice que es más importante impartir justicia y misericordia que demandarlas.

Al llamarnos a no tomar represalias, Jesús nos libra de tomar la justicia en nuestras manos. Al orar y amar a nuestros enemigos en lugar de buscar represalias podemos vencer el mal con el bien.
Los fariseos interpretaban que Levítico 19:18 enseñaba que se debía amar a los que amaban,  instaba a odiar a los enemigos. Pero Jesús les dijo que debían amar a sus enemigos. Si amas a tus enemigos y los tratas bien, demuestras que Jesús es el Señor de tu vida. Esto lo logran los que se dan totalmente a Dios, porque solo Él puede liberar al hombre de su egoísmo natural. Debemos confiar en que el Espíritu Santo nos ayuda a amar a aquellos por quienes no sentimos amor.

 ¿Cómo podemos ser perfectos? 

(1) En carácter. En esta vida no podemos ser impecables, pero podemos aspirar a ser más semejantes a Cristo.
 (2) En santidad. Como los fariseos, debemos separarnos de los valores pecaminosos del mundo.
(3) En madurez. No podemos lograr tener el carácter de Cristo y vivir en santidad de golpe y porrazo, pero podemos luchar por la perfección. Así como esperamos una conducta diferente de un bebé, de un niño, de un adolescente y de un adulto, Dios espera actitudes diferentes de nosotros, según nuestro nivel de desarrollo espiritual.
 (4) En amor. Podemos buscar amar a los demás como Dios nos ama. Uno es si su conducta es apropiada para su nivel de madurez: perfectos, pero aún con mucho espacio para crecer. Nuestra tendencia a pecar nunca debe detenernos en el empeño de ser cada vez más semejantes a Cristo. Él llama a todos los cristianos a la excelencia, a superar el nivel de mediocridad y a madurar en todo, hasta llegar a ser como Él es.
Los que nos esforzamos por llegar a la perfección un día lograremos ser perfectos como Jesús es perfecto.  

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