} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL VERDADERO EVANGELIO DE JESÙS 4

sábado, 7 de junio de 2014

EL VERDADERO EVANGELIO DE JESÙS 4



«El suplicio más cruel y más repugnante» (Cicerón). Leyendo de nuevo ese comentario de Cicerón, vino a mi mente todo lo que está ocurriendo en la actualidad, pues han surgido muchos discípulos ciceronianos predicando un evangelio adulterado, muy light, donde todo vale para atraer multitudes. Donde se habla de prosperidad, donde dicen: “Acepta a Jesús y todo te irá bien en tú negocio; tendrás riquezas, todo lo que le pidas te dará”. Predican un evangelio tan diluido que ahora parecen charlas de auto ayuda, y los que oyen dicen ¡amén! El Evangelio de Arrepentimiento no lo mencionan.

Veamos en Lucas 13:1-9 lo que dice la Palabra de Dios en la Biblia: 1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 

 
Y en Mateo 4:17:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

El mensaje del verdadero Evangelio de Jesús, no es un ruego pidiendo por favor, ni llamando a la puerta de tu corazón diciendo: “si te arrepientes te daré lo que me pidas”. No, el mensaje de Jesús es un mandato, es una orden ¡Arrepentíos!
Mientras que tú o yo no nos arrepintamos de nuestros pecados, no sintamos el peso y el agobio que produce saber que estás así no seremos perdonados. No habrá conversión.

Podemos ver lo que dice Jesús en Lucas 5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

Todos los hombres y mujeres que hemos tenido un encuentro personal y vital con Jesús, hemos tenido un cambio radical, total en nuestras vidas desde el mismo momento en que creímos en el Señor Jesús como Salvador. 
Así puede decirse que fue, mi conversión. Desde ese momento nunca más volví a ser el mismo de antes. Ese cambio, corrige tu vida, la orienta en un proceso de santificación diario que durará mientras nos encontremos en este cuerpo físico o seamos arrebatados en la Segunda Venida del Señor Jesús.  

El que escucha el Evangelio de Jesús y permanece  como si tal cosa, me asusta. Veamos el poder de la Palabra de Jesús en Mateo 9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió
 Jesús, no le pidió, le mandó que le siguiera. A Mateo le pasó lo que a ti o a mí. Cuando estábamos agotados, éramos enfermos espirituales nos llamó: ¡¡Arrepentíos!! Y obedecimos, renunciando a nuestro pasado, rechazando al mundo poniendo en primer lugar a Dios y las cosas de Dios. De otro modo no habría conversión. No habría nuevo nacimiento, no seriamos salvos. Cristo nos llamó para arrepentirnos, para cambiar nuestra actitud hacia el pecado. Jesús recibe a los que reconocen sus pecados, su condición de pecadores; pero a los que se creen mejor que nadie, a los que nunca rompen un plato, los que actúan como los hipócritas, no puede hacer nada por ellos y ellos mismos se condenan al infierno.

Podemos leer en Lucas 18:9-14: 9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Jesús hablaba en parábolas, de este modo con un ejemplo terrenal ilustraba una verdad espiritual. Quien no se arrepiente no puede ver el Reino de Dios.
El verdadero Evangelio de Jesús dice como somos, nos cala hasta lo más profundo, nos incomoda y nos miramos en Él como si fuera un espejo. No podemos esconderle nada, nos refleja tal cual somos, pues todo lo ilumina y lo muestra a la luz para que no quede nada que nos perturbe. Bendita locura el Evangelio de la Cruz. Si estamos locos es para Cristo. Porque arreglarse, prepararse interiormente para asistir al templo todos los domingos para estar en comunión con los hermanos en la fe,  escuchar Su Palabra, cantar alabanzas, alabarle, glorificarle, participar de la Cena del Señor, ofrendar para la divulgación del Evangelio, todo eso para los cristianos es una Fiesta. Somos, por así decirlo, muy festeros. “Dime con quién te juntas y te diré como eres” un refrán muy acertado para el caso.

En los tiempos de Pablo había más de cincuenta filosofías y creencias. Un día llega a Atenas y se planta ante los filósofos para hablarles de ese “Dios desconocido” al que ellos sin querer adoraban. Les predica el verdadero Evangelio de Jesús. Este discurso de  Pablo a los griegos, pronunciado en Atenas, y en el Areópago, ante uno de los auditorios más cultos que entonces había en la tierra, puede considerarse como la presentación oficial del Cristianismo a los filósofos. Algo así como si él hubiera dicho a los atenienses: la verdad que buscáis como filósofos a pesar de vuestros estudios e indagaciones, os es desconocida, no está en ninguno de los sistemas filosóficos que hasta ahora han expuesto los que el mundo considera sabios. 

No se halla en los Vedas, ni en el Brahmanismo, ni en el Budismo de la India. No está en el Taoísmo, ni en el Confucionismo de la China. No se encuentra en el Mazdeísmo de Persia. Es inútil buscarla en las escuelas que han florecido entre los helenos: la Jónica antigua, la Pitagórica, la Eleática, la Jónica nueva, la Sofística, la Socrática, la Académica, la Peripatética, la Estoica, la Epicúrea, la Escéptica, la Ecléctica... y esto porque todas estas escuelas tienen algo por lo menos erróneo no enseñan solamente la verdad; porque las doctrinas que ellas exponen son incompatibles en orden a lo que los hombres necesitan conocer respecto a Dios, al mundo y a sí mismos, y para ser felices, primero y en cuanto cabe, aquí en la tierra y después allá en la vida futura, que no ha de terminar jamás; y porque aún aquello verdadero que esas escuelas enseñan no se haya propuesto con la claridad y sencillez que son precisas para que todos lleguen a comprenderlo y admitirlo fácilmente. La verdad que buscáis y que, no obstante, desconocéis, está toda ella, íntegra y perfecta, en la doctrina que en Judea y Galilea enseñó un varón llamado Jesús, a quien Dios resucitó y a quien ha constituido maestro y juez universal de los hombres de todos los tiempos, naciones y razas.

Las burlas al verdadero Evangelio de Jesús no se hicieron esperar. Pablo se mantuvo fiel y no diluyó lo que del mismo Señor Jesús recibió. Y fue así como algunos creyeron. Siempre hay alguien que cree. 
No es el mensajero quien por su elocuencia, verborrea, don de gentes, simpatía, obra y convence al que escucha; es el poder del Espíritu Santo que actúa con la Palabra, con el mensaje verdadero del Evangelio de la Cruz quien transforma al oyente. Es algo instantáneo, que rompe como una espada el corazón en dos convenciendo del pecado. No hay filosofía, ni pensamiento en el mundo que tenga poder para cambiar y transformar a una persona alcohólica, adultera, idolatra, mentirosa. 

El verdadero Evangelio de Jesús tiene el poder para romper el corazón más duro, limpiar la mente más pervertida, ordenar los pensamientos en estados de locura, curar el mal de todo hombre, el pecado. 
 Durante los dos mil últimos años,  el verdadero Evangelio de Jesús ha sido atacado sistemáticamente por todas las religiones y formas de pensamiento. 

Si repasamos la historia podemos ver la cantidad de aberraciones que se han llevado a cabo, supuestamente, en el nombre de Dios. La persecución de los primeros cristianos de la iglesia primitiva fue atroz.
(Este será un tema que trataré, si Dios quiere, en otro momento)
Cierro los ojos y puedo ver el gozo y la paz de mis hermanos que dieron testimonio fiel al Señor, cantando mientras eran quemados en las hogueras, cuando eran devorados por las fieras, cuando eran descuartizados por el príncipe de este mundo.

  -Satanás no puede soportar que seas fiel a Jesús, y hará todo lo posible para que te conviertas en un apóstata.-

Por mucha imaginación que ponga, no llegaré a ver aquello como lo vivieron. Pero me hago una idea, al ver en la actualidad, lo que le ocurre a mis hermanos de fe en otros países por permanecer fieles a Jesús. La represión se está llevando a cabo de forma silenciosa contra  ellos en muchos países. En otros con el beneplácito de las autoridades que miran hacia otro lado. Pero la peor parte viene de los países donde el fundamentalismo islámico ha cobrado fuerza. 

-Alguien recuerda lo que ocurrió cuando el Papa de Roma habló mal del Islam, tuvo que retractarse por miedo le enviaran aviones al Vaticano y se les acabara el chollo-.

Esta forma sutil de los gobiernos para eliminar y silenciar la propagación del verdadero Evangelio de Jesús, es otra artimaña más de Satanás que utiliza el poder político- religioso para llevar a cabo su misión, es su papel a través de la historia y lo va representar hasta que sea lanzado al Lago de Fuego.
Cómo un hombre puede matar a otro porque no cree lo mismo, masacrar mujeres y niños dentro de un templo cristiano; secuestrar niñas cristianas para abusar y negociar con ellas. Cómo en países latino-americanos comunidades cristianas, Chaco, Chiapas, son privadas de agua, alimentos y derechos mínimos por parte de caciques religiosos que ven como el verdadero Evangelio de Jesús se extiende en su territorio,  confrontándolos y poniendo en evidencia a quien sirven, al señor de las tinieblas. 

La evangelización en muchas regiones de esos países, se enfrenta con el león rugiente del romanismo que ve como las gentes, los indianos son buscados por Jesús,  iluminando su entendimiento, entregándose al Señor, saliendo de las tinieblas de una religión que los tenia prisioneros del pecado, las costumbres y ritos idólatras; del besa manos al monseñor,  de la adoración a los hombres, de postrarse ante imágenes de madera, yeso y cartón piedra, dioses inanimados que ni ven , ni oyen, ni sienten, ni hablan; tal adoración producía en ellos ceguera, sordera, dureza de corazón,  orgullo, amargura, mudez espiritual. Estaban velados, las tinieblas eran tales que no les permitían ver la luz del verdadero Evangelio de Jesús. Cuándo escucharon que Jesús decía: ¡Arrepentíos! Obedecieron. 
Y tú que lees esto, ¿escuchas el verdadero Evangelio de Jesús?
Ahora ya sabes, sólo hay un verdadero Evangelio, el de Jesús Hijo de Dios.



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