} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA FE VERDADERA EN JESUCRISTO 2

lunes, 16 de junio de 2014

LA FE VERDADERA EN JESUCRISTO 2




La Biblia, versión Traducción Lenguaje Actual, dice en: 1 Cor.3:1-17

1Co 3:1 Hermanos míos, antes de ahora no les pude hablar como a quienes ya tienen el Espíritu de Dios, porque ustedes se comportaban como la gente pecadora de este mundo. Por eso tuve que hablarles como si apenas comenzaran a creer en Cristo.
1Co 3:2  En vez de enseñarles cosas difíciles, les enseñé cosas sencillas, porque ustedes parecen niños pequeños, que apenas pueden tomar leche y no alimentos fuertes. En aquel entonces no estaban preparados para entender cosas más difíciles. Y todavía no lo están,
1Co 3:3  pues siguen viviendo como la gente pecadora de este mundo. Tienen celos los unos de los otros, y se pelean entre ustedes. Porque, cuando uno dice: «Yo soy seguidor de Pablo», y otro contesta: «Yo soy seguidor de Apolo», están actuando como la gente de este mundo. ¿No se dan cuenta de que así se comportan los pecadores?
1Co 3:5  Después de todo, Apolo y yo sólo somos servidores de Dios para ayudarlos a creer en Jesucristo. Cada uno de nosotros hizo lo que el Señor nos mandó hacer:
1Co 3:6  yo les anuncié a ustedes la buena noticia de Jesucristo, y Apolo les enseñó a seguir confiando en él, pero es Dios quien los ha hecho confiar más en Cristo.
1Co 3:7  Así que lo importante no es quién anuncia la noticia ni quién la enseña; el único importante es Dios, que es quien aumenta nuestra confianza en Cristo.
1Co 3:8  Tanta importancia tienen los que anuncian la noticia como los que la enseñan. Cada uno de ellos recibirá su premio, según el trabajo que haya hecho.
1Co 3:9  Apolo y yo somos servidores de Dios, y ustedes son como un campo de trigo, como un edificio construido por Dios, del cual Dios es el dueño.
1Co 3:10  Dios, por su bondad, me permitió actuar como si yo fuera el arquitecto de ese edificio. Y yo, como buen arquitecto, puse una base firme: les di la buena noticia de Jesucristo. Luego, otros construyeron sobre esa base. Pero cada uno debe tener cuidado de la manera en que construye,
1Co 3:11  porque nadie puede poner una base distinta de la que ya está puesta, y esa base es Jesucristo.
1Co 3:12  A partir de esa base podemos seguir construyendo con oro, plata, piedras preciosas, madera, paja o caña.
1Co 3:13  Pero, cuando llegue el fin del mundo, Dios pondrá a prueba lo que cada uno enseñó. Será como probar con fuego los materiales que usamos para la construcción.
1Co 3:14  Si lo que uno enseñó pasa la prueba del fuego, recibirá un premio.
1Co 3:15  En cambio, si no pasa esa prueba, lo perderá todo, aunque él se salvará como si escapara del fuego.
1Co 3:16  ¿Acaso no saben que ustedes son un templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?
1Co 3:17  Ustedes son el templo santo de Dios. A cualquiera que destruya su templo, Dios también lo destruirá.
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Las verdades más claras del evangelio, en cuanto a la pecaminosidad del hombre y la misericordia de Dios, el arrepentimiento para con Dios y la fe en Nuestro Señor Jesucristo, expresadas en el lenguaje más sencillo, le vienen mejor a la gente que los misterios más profundos. Los hombres pueden tener mucho conocimiento doctrinal, pero ser sólo principiantes en la vida de fe y experiencia.
Las discusiones y las peleas sobre la doctrina son tristes pruebas de carnalidad.
La sana doctrina hace pacíficos a los hombres, no belicosos. Hay que lamentar que muchos que debieran andar como cristianos, vivan y actúen demasiado como los otros hombres. Muchos profesantes y predicadores también, muestran que son carnales aún por discordias vanagloriosas, la ansiedad por entrar en debate, y la facilidad para despreciar a otros y hablar mal de ellos.

El verdadero crecimiento espiritual requiere de la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios  en 1Co_2:10  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu,  porque el Espíritu todo lo escudriña,  aun lo profundo de Dios, Pablo comienza a examinar nuestra necesidad de sabiduría y revelación dadas por el Espíritu Santo, y la relaciona estrechamente con el hecho de que hemos recibido las palabras «que enseña el Espíritu» (1Co_2:13 De estas cosas hablamos,  no con palabras enseñadas por la sabiduría humana,  sino con las que enseña el Espíritu,  acomodando lo espiritual a lo espiritual). Tras estas lecturas, pasa a una franca confrontación con la carnalidad de los corintios, la cual atribuye a que sólo habían conocido superficialmente la Palabra de Dios.
La verdad que plantea  este pasaje es que ninguna cantidad de supuesta riqueza o experiencia espiritual refleja un genuino crecimiento espiritual, si este conocimiento está separado de nuestro crecimiento básico en el conocimiento de la Palabra de Dios. Sin conocimiento en la palabra, podemos estar engañados acerca de nuestro crecimiento. Este «enraizar» es en verdad y amor, y no tan solo en un conocimiento aprendido o en un estudio realizado. A fin de experimentar verdadero crecimiento espiritual, debemos dedicar tiempo a la lectura de la Palabra y separarnos de los impedimentos de la falta de amor, rivalidad y contienda.

Con tres ejemplos Pablo coloca dentro de una perspectiva correcta a los líderes religiosos de que los corintios se vanagloriaban   Vosotros sois labranza de Dios: El primer ejemplo, tomado de la agricultura, rechaza la supuesta superioridad de alguno de ellos, y destaca que ninguno tiene motivos de jactancia puesto que Dios es el que da el crecimiento. Les corresponden reconocimientos individuales, pero en términos de metas y servicio son uno solo.
    Sois templo de Dios: La segunda metáfora también muestra la relativa insignificancia de los líderes religiosos, pero destaca su responsabilidad. Los ministros son como constructores con permisos restringidos para edificar sólo sobre un determinado fundamento.
 La originalidad se reduce en arquitectura al diseño del plano básico; así sucede con el evangelio, ningún ser humano es el autor de la revelación original, sino sólo Dios, a través del sabio plan del Padre, por medio de la diligente obediencia del Hijo y la poderosa obra del Espíritu Santo. “Porque otro fundamento nadie puede poner que el que está puesto (por Dios), Jesucristo,” la persona, no la mera doctrina abstracta acerca de él, aunque ésta está incluida; Jesús, Dios-Salvador: Cristo, el Mesías, o Ungido nadie puede poner otro fundamento—porque el único reconocido por Dios ya ha sido puesto.
La figura implica una edificación sobre sólido fundamento, en parte compuesta de materiales duraderos y preciosos, y en parte de perecederos.
El “oro, plata, piedras preciosas,” los cuales pueden soportar el fuego  representan las enseñanzas que pueden resistir la ardiente prueba del juicio; “madera, heno, hojarasca”, representan aquellas que no la pueden soportar; no la herejía positiva, puesto que tal cosa destruiría el fundamento, sino la enseñanza mezclada con la filosofía humana y el judaísmo, la cual era atractiva, más bien que provechosa. Además de las enseñanzas, la sobre-edificación representa las personas que se han unido a la iglesia para ser instrumentos de los maestros, la realidad de cuya conversión será puesta a prueba en el último día.
Donde haya el más insignificante granito de oro de la verdadera fe, nunca será destruido. Por otra parte, la paja más liviana será abrasada.

El fundamento de la Iglesia -de todos los creyentes- es Jesucristo, y este es el fundamento que Pablo estableció (al predicar a Cristo) cuando empezó la iglesia en Corinto. Cualquiera que edifica la iglesia -maestros, predicadores, padres y otros- debe construir con materiales de alta calidad (sana doctrina y testimonio) que encaje en las normas de Dios. Pablo no está criticando a Apolos, sino desafiando a los futuros líderes de la iglesia a tener una predicación, así como una enseñanza, sana y sólida.  Un edificio será sólido tanto como lo sea su fundamento. El fundamento de nuestras vidas es Jesucristo, El es nuestra base, nuestra razón de ser. Cada cosa que somos y hacemos debe encajar en el molde que se ha dado por medio de Cristo.

¿Estamos  edificando nuestra vida en el único fundamento real y duradero o estamos edificando en un fundamento falso como la riqueza, la seguridad o el éxito?

Para construir sobre el fundamento de un edificio con materiales resistentes (oro, plata, piedras preciosas) es necesario enseñar una sana doctrina y vivir siendo fieles a la verdad, y de esa manera conducir a los conversos hacia la madurez espiritual. Construir con materiales perecederos (madera, heno, hojarasca) equivale a impartir enseñanzas inadecuadas y superficiales, o comprometer la verdad con un estilo de vida que la contradice, o que falla a la hora de ponerla en práctica.
Después que el trabajo de los predicadores ha sido completado, Dios continúa haciendo crecer a los cristianos. Nuestros líderes, ciertamente, deben ser respetados, pero nunca debemos colocarlos en pedestales que creen barreras entre las personas o levantarlos como sustitutos de Cristo.
La obra de Dios involucra a muchos individuos con una variedad de dones y habilidades. No hay superestrellas en esta tarea, sólo miembros de equipo que desarrollan sus funciones específicas. Nos convertimos en miembros útiles del equipo de Dios al poner a un lado el deseo de recibir gloria por lo que hacemos. La alabanza que viene de la gente es comparativamente sin valor, la aprobación de Dios es la que cuenta
La calidad del trabajo de cada constructor será sometida a prueba el día del regreso del Señor. Todo líder tendrá que comparecer ante el Señor Jesucristo, constructor de la iglesia
Dos maneras seguras de destruir un edificio son: dañar el fundamento o construir con material de mala calidad. La iglesia debe ser edificada sobre Cristo, no sobre alguna persona o principio. El evaluará la contribución de cada ministro a la vida de la iglesia y el día del juicio revelará la sinceridad de la obra de cada persona. Dios determinará si una persona fue o no fiel a las instrucciones de Jesús. El buen trabajo será recompensado, el trabajo infiel o inferior será descartado. El que edifica "será salvo, aunque así como por fuego" significa que el trabajador infiel será salvo, pero como alguien que escapa de un edificio en llamas. Todas sus posesiones (logros) se perderán.

La recompensa no es la salvación, que la Escritura enseña constituye una dádiva gratuita, sino un premio a la fidelidad en el servicio.
La pérdida se refiere a la recompensa que este constructor pudo haber recibido, no a su salvación. Como por fuego: Esta persona tendrá una salida estrecha, como alguien que escapa de un edificio en llamas, pierde todas sus posesiones y sólo logra salvar su vida.
El edificio es identificado como el templo de Dios, santificado por la presencia del Espíritu Santo. Aquí el templo de Dios es la iglesia local.

Pablo no especifica cómo se puede destruir el templo de Dios, esto es, la iglesia. La frase alude a arruinarlo por medio de «la corrupción o la seducción», lo cual significa que con ese propósito pueden emplearse todo tipo de medios indignos y ruines, ya se trate de falsas doctrinas, orgullo, resentimiento o inmoralidad. Pero Pablo sí aclara que quien lo intente encontrará su ruina.
Así como nuestro cuerpo es "templo del Espíritu Santo" la iglesia local o la comunidad cristiana es el templo de Dios. Así como el templo de los judíos en Jerusalén no debía ser destruido, de igual manera la iglesia no debía ser estropeada y arruinada por las divisiones, controversias u otros pecados cuando los miembros se reunían para adorar a Dios.
 Pablo llama a los corintios niños en la vida cristiana, porque aún no eran espiritualmente saludables y maduros. La prueba era que se peleaban como niños, permitiendo que las divisiones los distrajeran. Los cristianos inmaduros son "carnales", controlados por sus propios deseos; los creyentes maduros están a tono con los deseos de Dios. 

¿Cuánta influencia ejercen nuestros propios deseos en la vida? Nuestra meta es permitir que los deseos de Dios sean los nuestros. Ser controlados por nuestros propios deseos impedirá nuestro crecimiento.

Pablo dice que tanto la vida como la muerte son nuestras. ¿Cómo puede ser posible esto? Mientras los incrédulos son víctimas de la vida, arrastrados por su corriente y preguntándose si hay sentido en ella, los creyentes usan la vida bien porque comprenden su verdadero propósito. Los incrédulos sólo pueden temer a la muerte. Para nosotros, los creyentes, sin embargo, la muerte no es motivo de temor porque Cristo la ha derrotado.
 La muerte es sólo el comienzo de la vida eterna con Dios.












 

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